Hace veinticinco años publiqué una nota en el diario Los Andes con este mismo título, puesto que funcionarios de turno y empresarios de la construcción contratados, habían empezado una serie de “obras” en plazas, parques y paseos de nuestra ciudad priorizando los senderos hormigonados, muros y columnas. Como contrapartida y istemáticamente se fueron eliminando sectores de césped y de árboles, olvidando completamente el propósito de los espacios verdes, por el que nuestros abuelos hicieron de este desierto un verdadero oasis.
Hoy, el delirio de funcionarios, la falta de respeto y ética profesional por parte de los que ejecutan los proyectos en los espacios verdes, ha llegado a límites realmente alarmantes. ¡Están destruyendo el patrimonio forestal de la ciudad!
En los espacios verdes donde han incursionado con remodelaciones se advierte un siniestro común denominador: aumento de la superficie hormigonada, abandono del riego tradicional y consecuentemente la pérdida de más del 30 % de los árboles de más de ochenta años.
Pareciera ser que el único objetivo que moviliza a los funcionarios de turno es “mostrar que hacen obras” destruyendo el objetivo principal de nuestros espacios verdes. Se trata de todo lo contrario: de proporcionar espacios que brinden salud y bienestar a la gente, a través de la sombra que nos dan los árboles, que además oxigenan el ambiente, retienen contaminantes atmosféricos en sus hojas y por su evaporación otorgan frescura en derredor.
La destrucción del patrimonio, en este caso forestal, es un delito.
Pero los proyectistas tienen en cuenta los espacios verdes, como corresponde. No tienen la más remota idea de las necesidades de los árboles de acuerdo a su especie. No evalúan parámetros específicos de evapotranspiración y almacenaje hídrico del suelo, a la hora de instalar el riego por aspersión.
Porque los árboles, por la falta de riego, van muriendo lentamente. Entonces, ante algún reclamo de cualquier ciudadano, suele ocurrir que muchas veces ni siquiera están los mismos funcionarios que hicieron semejante daño. Además, cuando hacen las remodelaciones cierran el perímetro de modo que nadie puede ver el desastre que ocurre adentro de los predios…
Francamente espero que los funcionario de turno alguna vez piensen en los intereses de salud y bienestar de la comunidad dejando de lado la obsesiva tendencia a hacer obras que destruyen y que se pagan con fondos del erario público.
Arnaldo Roatta
Ingeniero agrónomo, título otorgado por la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo. Desempeño profesional: Técnico en Paseos Públicos y Arbolado de la Municipalidad de Mendoza. Técnico en la ex Dirección Agropecuaria para la elaboración de la carta edáfica de la Provincia de Mendoza. Jefe del Vivero Forestal de la Dirección de Recursos Naturales Renovables. Técnico de la Administración de Parques y Zoológico de Mendoza. Proyecto y ejecución de mejoras en el bosque del Cerro de la Gloria y Zoológico.