Años atrás, cuando aún los MENEM-MANZANO-DROMI no habían rifado el patrimonio nacional que significaban las Empresas del Estado (YPF, GAS DEL ESTADO, SOMISA, Agua y Energía, Aguas del Dionisio, etc., etc., etc.), que eran empresas que representaban la presencia del Estado en las grandes decisiones económicas del país. Por ese entonces tuve la suerte de conocer el cauce del Río Grande, desde Bardas Blancas hasta sus nacientes, trabajando para Agua y Energía, empresa nacional que desde 1947 había sembrado de obras hidráulicas el país y que, en su área de estudios y proyectos, tenía perfectamente establecido un aprovechamiento integral del Río Grande.
Estos estudios confirmaban la ventaja de realizar pequeñas obras desde las nacientes, siendo la más importante, aquella que permitía con un corto túnel, volcar al Río Atuel los 34 M3 de agua que nos correspondían como trasvase del Grande al Atuel.
Por supuesto, cumpliendo las indicaciones del Consenso de Washington y con la complicidad de los dirigentes sindicales de cada Empresa, los Menem – Manzano – Dromi remataron prolijamente lo que el Dr. Manzano, con toda liviandad llamó “las joyas de la abuela”, entre ellas Agua y Energía Eléctrica. Así nos fue: hoy pagamos tarifas del primer mundo (hay accionistas extranjeros que así lo exigen), pero los consumidores tenemos sueldos del tercer o cuarto mundo.
Lo mismo hicieron con Y.P.F. y los estudios de perforaciones que esta gran empresa nacional había efectuado en todo el país, pasaron a mano de comerciantes de la información y encontraron que en el sur de Mendoza, a mil metros de profundidad, había yacimientos de sales con elevado porcentaje de potasio. Con esos estudios en la mano, vieron que solo se podían sacar en forma rentable si contaban con una gran cantidad de agua para disolverlas en el subsuelo y traerlas a la superficie para su separación.
La gran telaraña que siempre tejen las grandes empresas mineras, llevó a que la Legislatura Mendocina les asignara para este proyecto, un (1) metro cúblico de los que teníamos asignados para el trasvase, pero aún quedaba pendiente la solución técnica para llevar esos 80 millones de litros diarios a la zona de extracción.
Y acá sacaron de la galera a Portezuelo del Viento, con una altura de presa suficientemente alta como para escurrir esa masa de agua hacia el yacimiento, aunque eso implicara anegar áreas de producción caprina, con centenares de puesteros arraigados desde siempre y cubriendo de agua hasta el centenario pueblo de Las Loicas.
Gran campaña mediática para justificar la obra; gran apoyo de empresarios vinculados al tema como empresas de transporte; metalmecánicas; de servicios médicos, de catering, etc. y gran despliegue de políticos hablando de puestos de trabajo, especialmente para Malargüe.
Todo “casi” abrochado para que los mendocinos pagáramos el costo de esa obra, que en el fondo era pensada para beneficiar un proyecto minero, cuando imprevistamente y por razones tomadas en los grandes centros de la megaminería mundial, el llamado proyecto Sales de Potasio se cae. La provincia va con sus dóciles políticos a hacerse cargo de las pocas instalaciones construidas y la obra del siglo, la presa Portezuelo del Viento, ahora no es prioritaria y los mismos medios que la ensalzaban, propalan a los cuatro vientos la conveniencia de dejarla sin efecto.
Conclusión: La pérdida de soberanía que significó el desguace de las grandes empresas nacionales, tiene consecuencias en toda la sociedad. Este es solo un ejemplo. Tomemos nota y seamos capaces de mirar debajo del agua cuando aparezca otra campaña mediática de desinformación.
Columnista invitado
Alberto Lucero
Ingeniero Electricista – UTN – Fac. Reg. Mendoza.
Titular de “LENIX PUBLICIDAD”. Titular de “INFO POINT SYSTEM”.
Co-fundador de A.M.P.A.P. (Asambleas Mendocinas por el Agua Pura), en Tunuyán.
Muy buen artículo, Alberto una vez más nos demuestra que es un estudioso, Muchas Gracias, por compartirla con nosotros!!! Abrazo Grande!!!