Fueron amos y señores de la vida “y la hacienda” de miles de ciudadanos. Desde 1976 en adelante llevaron adelante una cacería perfectamente orquestada para arrancar a los mejores hombres y mujeres de una generación que diezmaron. Tenían órdenes de las usinas del Poder real mundial y de “nuestra” oligarquía.
Hicieron un golpe de Estado cuando ya se había llamado a elecciones generales, porque hubo un plan de orden regional en ese sentido. Ilustremos a los más jóvenes, entonces, sobre todos los retrocesos que cometieron en la Nación. Nos endeudaron como nunca hasta ese momento y destruyeron el aparato productivo. Robaron todo.
Provocaron casi un millón de represaliados en todas las formas posibles. Podrían haber encarcelado a los 30.000 o más que decidieron desaparecer. Pero no, había que zanjar vidas y almas, quebrar voluntades y quitar la dignidad de quienes militaban por un mundo mejor. Fueron ruines en todas las formas posibles. Memoria y más.
“Condenan al Tigre Acosta por delitos de violencia sexuales en la ESMA
“Fue condenado a 24 años que se computaron a penas anteriores. Alberto González también fue condenado.
“El Tribunal Oral Federal N° 5 condenó al ex miembro de la Armada Jorge Eduardo “El Tigre” Acosta a 24 años de cárcel y a Alberto “El gato” Eduardo González a 20 años por los delitos de violencia sexual cometidos en el centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (EX Esma). Las condenas serán unificadas en prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por sentencias anteriores.
“La agrupación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio recordó que en ambos casos la Fiscalía había pedido la condena de 25 años de prisión. El 12 de octubre se conocerán los fundamentos de las condenas ordenadas por el tribunal integrado por Daniel Obligado, Adriana Palliotti y Adrián Grünberg.
“En este juicio fueron juzgados los hechos de violencia sexual cometidos contra Silvia Labayrú, Mabel Lucrecia Luisa Zanta y María Rosa Paredes, quienes prestaron el consentimiento a la fiscalía para la difusión pública de sus nombres. Según informó el sitio La Imposible, aún se registran otros casos de violencia sexual, pero todavía permanecen en la etapa instructora.
“Los delitos por los que son juzgados fueron cometidos entre 1977 y finales de 1978 en la ESMA. Al Tigre Acosta en este caso lo acusan de delitos de violación agravada, abuso deshonesto, privación ilegal de la libertad e imposición de tormentos. A González en este caso lo condenaron por considerarlo coautor penalmente responsable del delito de violación agravada.
“Delitos de lesa humanidad: nuevo fallo absuelve a cómplices económicos de la dictadura
“Un fallo de la Sala IV de la Cámara de Federal de Casación Penal absolvió a los hermanos Julio y Emilio Méndez, condenados en 2012 por su participación como cómplices del secuestro y asesinato del abogado laboralista de Olavarría, Carlos Alberto Moreno en 1977.
“La Provincia de Buenos Aires marcó que esto significa un retroceso en el juzgamiento de civiles por crímenes de lesa humanidad. La decisión replica el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de diciembre pasado. “La justicia federal plantea un doble estándar respecto del juzgamiento a civiles acusados por su participación en la comisión de crímenes de lesa humanidad. Esta resolución implica un límite en el juzgamiento de estos delitos: los actores económicos (empresariales y técnicos) que contribuyeron y/o buscaron beneficiarse durante el período de la dictadura cívico-militar, aportando apoyo económico, técnico, político, logístico o de otra naturaleza”, destacan desde la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense a través de un comunicado.
“Al respecto, Matías Facundo Moreno, el hijo de Carlos Alberto Moreno (desaparecido en 1977), indicó: “Hoy prefiero decir que estamos en un proceso de Memoria, Verdad y Justicia muy incompleto, sobre todo todo en lo que tiene que ver con el juzgamiento, la investigación y la condena de los sectores civiles que fueron parte necesaria en el entramado del sistema nacional de represión.”
“Eldestapeweb.com
“13 de agosto de 2021”.
“Entrevista a Mabel Zanta
“Condena al Tigre Acosta por los abusos sexuales en la ESMA: una de las víctimas cuenta su historia
“Algunas experiencias suceden y pasan, se van. Pero otras quedan en quienes las viven: como un tesoro o como “un lastre” que, aunque se niegue, se esconda, se oculte; resurge. Y Mabel Zanta sabe de eso. Cada septiembre, lo recuerde conscientemente o no, su paso por la ESMA se le interponía. “Por h o por b me lastimaba con algo, me quemaba en la cocina, me caía, me golpeaba. Era mi cuerpo hablando, sacando a la luz las heridas que me dejaron”, dice, a la espera de que esta vez sea diferente. Mabel es una de las tres víctimas en el juicio por delitos sexuales que tuvieron lugar en el centro clandestino que funcionó en el predio porteño de la Armada durante la última dictadura cívico eclesiástica militar y que este viernes, tras diez meses de juicio oral, cerró con la histórica condena de Jorge “Tigre” Acosta y Alberto “Gato” González a 24 y 20 años de prisión.
““El juicio tiene ese aspecto reparador que calma. Que haya justicia es que una pueda vivir sin el lastre que cargamos durante tanto tiempo”, propone Zanta, que tiene 81 años y la espalda “cansada” de cargar con el peso de aquello que sufrió en septiembre de 1978 en la Esma.
“Su paso por la Esma
“Zanta tenía tenía 39 años y dos hijos adolescentes cuando fue secuestrada, torturada, acusada de montonera y violada en un baño del centro clandestino y tenía planeado escuchar desde la casa de su hija, Georgina Andino, el fallo del Tribunal Oral Federal número 5 de la Ciudad de Buenos Aires, que dirigió el juicio de lesa humanidad por los hechos que sufrieron ella y otras dos mujeres prisioneras del grupo de tareas 3.3.2 contra uno de sus jefes, Jorge “Tigre” Acosta, y uno de sus integrantes, Alberto “Gato” González.
“Es la primera vez que los delitos que sufrió Zanta durante la última dictadura cívico militar eclesiástica son eje de un juicio oral y público. Lo contó por primera vez ante la Justicia en 2014, cuando fue convocada por el Ministerio Público Fiscal para ampliar la denuncia que había radicado en 1983 ante la Conadep. Tras su relato, su “caso” se sumó al de Silvia Labayrú y al de María Rosa Paredes, sobrevivientes de la Esma que forman parte de la megacausa desde hace décadas y cuyas situaciones fueron analizadas en debates orales previos, aunque por primera vez son tenidas en cuenta exclusivamente como víctimas de delitos de índole sexual.
“El horror que se expande
“En 1978, Mabel estudiaba Psicología Social, cuidaba de sus padres “ya viejitos”, criaba dos hijos adolescentes –Georgina de 12 y Marcelo de 19– y “ayudaba” en el negocio que encabezaba su marido, Jorge Andino, una juguetería en el barrio porteño de Barracas. Vivían los cuatro en Uriburu al 500, en el barrio porteño de Balvanera. No eran militantes orgánicos de ninguna agrupación, pero sabían de la cacería de las fuerzas de seguridad por todas las calles de la ciudad y del país. Y ellos fueron “solidarios y cobijantes” ante tanta persecución, definió Georgina en diálogo con este diario. “Mi hermano y yo tuvimos muchos tíos por horas que pasaban por casa y se iban”, contó.
“La primera “visita” de la patota de la Esma a la casa de sus padres fue en febrero de ese año, pero no los encontraron. No fallaron la segunda. Fue en los primeros días de septiembre.
““Mi hijo me llamó a casa preguntándome dónde estaba papá, que no había aparecido por el negocio todavía. Le dije que no sabía, me volvió a llamar más tarde y me contó que unos tipos que parecían ladrones o policías, mirá vos la descripción, preguntaban por mí. Le dije que se quedara tranquilo que iba para allá. Ni se me ocurrió pensar que podían llegar a ser secuestradores. A las 14 más o menos, 14.30 entré al negocio y detrás mío entró la patota comandada por el “Ángel Rubio”, resumió Mabel a través del teléfono. La subieron en el asiento de atrás de un auto, flanqueada por dos represores; uno más al volante y, en el asiento del acompañante, Alfredo Astiz le advertía que si no “cerraba la boca”, era “boleta”.
“No lo sabría hasta que fue liberada, 21 días después, pero la llevaron a la ESMA. Allí también tenían a su esposo. “Fui acusada de ser montonera y yo no tenía la más puta idea, si ni sé manejar un arma”, aseguró. Fue torturada, amenazada con la vida de sus hijos, a quienes tenían custodiados, conformó Georgina. Depositada en “capuchita”, como era conocido el altillo del casino de oficiales de la Esma. Y violada.
“El abuso sexual “no fue parte del interrogatorio”, relató Zanta. “Fue un verde’”, señaló en relación a los represores encargados de custodiar a les prisioneres en el centro clandestino. Lo único que supo del “tipo”, asegura la sobreviviente, es que se apodaba “Lobo” y que integraba una guardia de “lo más gritona, venían algún que otro turno, llegaban a los gritos desaforados, parecían borrachos”.
“Un día, estaba el “Lobo” a cargo de su custodia y le preguntó si quería ir al baño. “Yo le dije que sí porque siempre se quería ir al baño. Me acompañó y ahí me subió a la pileta y me violó a punto de pistola”, resumió. “La tortura fue terrible y la violación fatal porque más allá de la desposesión de la voluntad y del cuerpo de una, no terminó ahí en ese baño. ¿Y si estaba embarazada?, me preguntaba yo. El horror se expandía con el tiempo”, definió.
“Reparar 40 años después
“Cuando contó el episodio ante el TOF 5, el 30 de noviembre pasado, el abogado del “Gato” González la hostigó “hasta el hartazgo”, recordó Zanta: “Me preguntó si yo podía ubicar a qué altura estaba la pileta en la que me sentó el tipo, me preguntó cómo podía saber si me había apuntado con un arma si estaba encapuchada, y vuelta sobre lo mismo y vuelta otra vez. El presidente del Tribunal tuvo que ponerle un límite”.
“Ésa fue una de las dos o tres audiencias que Zanta presenció del debate al que señala como “fundamental” en el proceso de “reconstrucción de una misma” y sobre el cual depositó una “expectativa importante”. “Fueron muchos años durante los cuales tuve que rehacerme”, asegura. Parte de ese trabajo tuvo que ver con poder “contar” lo que había vivido, “sufrido” en el centro clandestino: “En aquellos años contar lo del secuestro no estaba dentro de lo posible entre la generalidad de la gente. Mucho menos la violación, imaginate”, señaló.
“Georgina, que “supo sin saber del todo” lo que había pasado desde el minuto uno, recién lo oyó de boca de Mabel “muchísimos años después”. “Es importante que la Justicia haya hecho lugar a lo que las y los sobrevivientes denunciaban, a los abusos y violaciones, de manera autónoma. Pero aún falta, aún resta que muchos y muchas cuenten lo que sufrieron”, confía la mujer, militante de los derechos humanos, trabajadora en el sitio de memoria Virrey Ceballos y “sostén principal” de Mabel en la búsqueda de Justicia. “La acompaño porque es mi vieja y la amo, pero también porque sé que su testimonio abre caminos a otros”, sostuvo.
“Esperaron el fallo juntas, con la expectativa de que “sea la Justicia la que repare ahora”, subrayó Zanta, para quien “es lo mismo si le dan 15 años, 25 o cadena perpetua” a los acusados: “Lo que espero es que sean condenados”. Lo fueron.
“*La entrevista desarrollada en esta nota se publicó por primera vez en 11 de agosto, antes del histórico fallo sobre los crímenes sexuales en la ESMA.
“Página 12
“Ailín Bullentini
“11 de agosto de 2021”.