Noticias que nos llegan desde Toronto, Canadá
Como si fuera un enero igual a los de siempre, subí al auto para buscar a mi compañera. Atravesar la ciudad de Toronto ha sido mi rutina de veinte años, me gusta y disfruto los tránsitos por calles aledañas, tranquilas de vida barrial. Escapo de las avenidas donde se agolpan los apurados que deben frenar en cada esquina, en medio de un embrollo de camiones y autos. Cada vez hay más vehículos en esta ciudad. O es mi sensación después de mucho tiempo de solo ir de la cama al living. Por comparación con mis anteriores excursiones al exterior en pandemia, veo un cierto grado de relajación en la comunidad. Pocas caras cubiertas, aglomeración en varias esquinas, no parece que fuera invierno. Me pregunto si se acatan las medidas impuestas o si se hace como en la época de la colonia española: se acata, pero no se cumple.
En la radio un oyente pregunta qué es más contaminante, si el auto con motor tradicional o el eléctrico. La respuesta no es fácil, se deben tener en cuenta muchas variables, al final sale ganando el eléctrico y el híbrido con muy buenas calificaciones. Pero si no quiere contaminar no maneje, dice el profesional consultado.
Luego vienen las noticias en el top de la hora, suena en la radio la cortina musical característica que eriza los pelos de la nuca, ya sé con lo que me encontraré: crónicas sobre la cantidad de contagios, la virulencia de Ómicron y el impacto en el sistema de salud. Estos temas son la prioridad informativa, no hay palabras para otra cosa. Pienso como se hace para soportar la carga noticiosa informativa en las vísperas de cumplir dos años de pandemia. La sensación de hartazgo es tan grande que muchas de las respuestas de la población frente a las indicaciones de los responsables de salud pública, encuentran un fundamento allí.
Hay que delimitar el espacio, poner límites racionales a la realidad y en función de eso avanzar. Seguir la guía que nos da la ciencia y la experiencia. Estas herramientas nos permiten entender los procesos y prever escenarios. En función de esos parámetros, la actividad de la sociedad en su conjunto y con cada uno de sus actores podrán seguir un rumbo. No digamos preciso, pero sí al menos contenido por políticas públicas y acciones de la sociedad toda.
Tratando de sumar y no restar, desde Línea Uno se ha incorporado en esta edición un podcast “En resumen”, que se puede escuchar aquí, en el que Sandra Farias nos relata rápidamente los detalles y el impacto de las decisiones en materia de Covid-19, Ómicron y sus variantes. También Edna Amador se aboca en la nota que se puede leer aquí a encontrar los fundamentos para mirar el año que recién comienza con optimismo. Siempre como decíamos antes, basados en la ciencia y la experiencia.
Dijimos que vamos para el segundo año, entonces ya sabemos como enfrentar estos desafíos, no hay que estar improvisando o buscando respuestas “outside de box”, porque al final terminamos todos en la caja. Es llamativo cómo es que aún no hayamos aprendido que las vacunas se ponen con jeringas, que se inyectan en el brazo y que hace falta tener los datos de a quien y qué se inyecta, sobre todo cuando tenemos varias posibilidades de vacunas y de dosis a colocar. Sumo aquí mi cuota de frustración por las dos horas y media largas que me demandó el trámite de colocación de la tercera dosis. Una pena que no hayamos encontrado el sistema, o que hayamos desechado los formatos que se usaron y que fueron adecuados, acertados y exitosos para administrar las vacunas.
Como en el caso de las clases presenciales, en esto de armar la infraestructura de vacunación, pareciera que estamos tratando de innovar -pensando en nuevas estrategias- o es que no hemos encontrado aun el camino de regreso a la racionalidad, la ciencia y la experiencia.
El segundo año en que tenemos que brindar sacándonos las máscaras, practicando distanciamiento y restricciones. Muy difícil de aceptar y acatar. Pero como la vida continua, hay que tomar valor y asumir las condiciones que la realidad impone. El tremendo problema es que hay que comunicarlo, y desde que las fuentes de información se multiplicaron exponencialmente estamos frente a dos desafíos: uno, la posibilidad de obtener información de diversas fuentes. El otro es encontrar fuentes verídicas y confiables. Desde el inicio de la pandemia hemos venido afirmando que la vacuna será una gran aliada para contener la expansión de Covid-19 y sus variantes, todo parece indicar que ese es el camino. Los números de enfermos e internados en relación con la población total dan la razón al resguardo y protección de la vacuna.
Otra cosa es arrastrar la pesada carga de la información. El resultado es la actitud que se verifica en el cumplimiento de las disposiciones en ámbitos públicos: distancia física y uso de mascarillas. Luis Carrillos nos relata lo que ha visto en el transporte público, que puede leerse aquí, en la Viñeta de esta semana. Luis abre su relato con una cuota de esperanza también, cuando nos cuenta acerca de la continuidad de la labor de una trabajadora social comunitaria. De paso y para el récord, Luis tiene capicúa de vacunas: Pfizer-Moderna-Pfizer. En mi caso parece como en el cuento, de cada pueblo un paisano: Astra Zeneca, Pfizer y Moderna.
En la madrugada del jueves, mientras esperaba “entrar al aire” para hacer mi habitual intervención radial, repasaba mis apuntes para el tema que había elegido. En ese momento, me llega un mensaje de texto de un adulto mayor dando cuenta que estaba recibiendo desde temprana hora más de 230 mensajes de WhatsApp provenientes de una compañía de inversiones. Mi rápida respuesta fue, que lo ignorara y que más tarde lo resolveríamos juntos y virtualmente. Era el segundo ataque en menos de una semana. Los estafadores anónimos se aprovechan de la vulnerabilidad de un sector de la población que ha quedado a merced de los amigos de lo ajeno. La brecha digital afecta a los adultos mayores y los deja expuestos.
Entonces cambié el tópico de mi intervención radial y di un pantallazo sobre los ciberataques, pero donde se encuentra el grueso de este tema es en la nota que se puede leer aquí, en la que Sandra Farias nos habla sobre cómo protegernos de los ataques en las redes.
Quienes trabajamos en medios de comunicación nos podemos dar ciertas licencias, por ejemplo, cambiar el tópico de una intervención radial. O cambiar el tono de una nota que debemos presentar al editor antes de que caiga el sol. El que eligió el camino de la política, con aspiración a ocupar cargos públicos, debe atenerse a ciertos parámetros, por dar un ejemplo: en caso de pandemia seguir a la ciencia y a la experiencia. El seguimiento de estas dos variables, por ahora digamos que sólo estas dos, hubiera prevenido al responsable de turno de evaluar nuestra actual situación como de víctimas de un tsunami.
Quiero dejar a propósito un video de algo que dijo el Papa Francisco el 5 de noviembre de 2016. Fue durante la audiencia que concedió en el Aula Pablo VI, en Roma, a los participantes en el tercer encuentro mundial de Movimientos Populares
Columnista invitado
Rodrigo Briones
Nació en Córdoba, Argentina en 1955 y empezó a rondar el periodismo a los quince años. Estudió Psicopedagogía y Psicología Social en los ’80. Hace 35 años dejó esa carrera para dedicarse de lleno a la producción de radio. Como locutor, productor y guionista recorrió diversas radios de la Argentina y Canadá. Sus producciones ganaron docenas de premios nacionales. Fue panelista en congresos y simposios de radio. A mediados de los ’90 realizó un postgrado de la Radio y Televisión de España. Ya en el 2000 enseñó radio y producción en escuelas de periodismo de América Central. Se radicó en Canadá hace veinte años. Allí fue uno de los fundadores de CHHA 1610 AM Radio Voces Latinas en el 2003, siendo su director por más de seis años. Desde hace diez años trabaja acompañando a las personas mayores a mejorar su calidad de vida. Como facilitador de talleres, locutor y animador sociocultural desarrolló un programa comunitario junto a Family Service de Toronto, para proteger del abuso y el aislamiento a personas mayores de diferentes comunidades culturales y lingüísticas. En la actualidad y en su escaso tiempo libre se dedica a escribir, oficio por el cual ha sido reconocido con la publicación de varios cuentos y decenas de columnas. Es padre de dos hijos, tiene ya varios nietos y vive con su pareja por los últimos 28 años, en compañía de tres gatos hermanos.
(Furgón de Cola 78, 5 de enero de 2022)