El desafío que plantea el autor de la nota, uno de los más prestigiosos pensadores de la actualidad acerca del devenir político y social del sub continente, estremece a la vez que llama la atención. Uno presuponía, erróneamente, que la lucha de Assange era una bandera de las izquierdas, los movimientos populares y las más destacadas figuras de la comunidad internacional. Muy por el contrario.
De allí la importancia de compartir estas líneas, que dejan claro la tarea pendiente que deberíamos asumir con más enjundia aún y una valentía que, medianamente y con mucha humildad, rinda homenaje a la que exhibió este gran periodista e investigador que tanto dio a lo mejor de la historia de las naciones. Que echara luz sobre las actividades del principal país terrorista, es algo para agradecer in aetérnum.
Luego de su descubrimiento, las noticias falsas perdieron catadura, ya que cuando se las contrapesa frente a los hechos crudos que puso a disposición de todos con los WikiLeaks, el ejercicio de aprendizaje fue fantástico. A la vez se trató de una bocanada de aire fresco que todavía se siente, porque los mercaderes del templo quedaron desnudos y a la vista. De eso no se vuelve y Assange ya lo sabe.
“La imperdonable soledad de Julian Assange
“Julian Assange, librando en soledad una batalla contra el imperio y sus secuaces. ¿Qué ocurre que la izquierda y los movimientos populares no hacen suya la causa del gran luchador antiimperialista?
“Assange es enterrado por la «Justicia» inglesa en una prisión de máxima seguridad. “Buried” no es una apelación tramposa a una palabra que nos estremece sino una sobria descripción de la celda en la que –poco a poco, hora tras hora– el fundador de Wikileaks cumple la pena de muerte que le tienen reservada. ¿La razón? Habiendo filtrado a la prensa cientos de miles de documentos que prueban los innumerables asesinatos, torturas, bombardeos y atrocidades que Washington perpetró en Irak, Afganistán y otros países, algo que había sido cuidadosamente ocultado.
“Ese fue el crimen de Assange: informar, decir la verdad. Y tal cosa constituye una afrenta imperdonable al imperio que persiguió al periodista durante años. La valentía del presidente Rafael Correa (ya manifestada cuando expulsó a las tropas estadounidenses de la base de Manta) salvó a Assange de esa amenaza, otorgándole no solo asilo en la embajada ecuatoriana en Londres sino también la ciudadanía ecuatoriana. La nauseabunda incapacidad moral de su corrupto sucesor, Lenin Moreno, privó a Assange de ambos y lo entregó a las autoridades británicas; es decir, a manos de uno de los lugartenientes más despreciables de la Casa Blanca. Y ahí sigue, a la espera de lo que parece un final ineludible: su extradición a Estados Unidos.
“Allí el periodista será exhibido como un trofeo, torturado psicológica y físicamente hasta lo indecible y luego, con maldita astucia, condenado a una dura pena, aunque menor a los 175 años que pide el fiscal y enviado a una cárcel. donde poco después morirá, apuñalado en una bien orquestada «pelea de reclusos». En un alarde infinito de hipocresía, Washington se apresurará entonces a declarar su pesar por tal desenlace y el presidente enviará sus condolencias a sus familiares. Moraleja que el imperio desea quemar en una piedra: «quien revele nuestros secretos lo pagará con su vida».
“Hablamos de la soledad de Assange en estos últimos días del fatídico 2021 y la calificamos de imperdonable. ¿Por qué? Porque el calvario que ha martirizado al australiano no ha provocado, salvo en Londres, manifestaciones multitudinarias de solidaridad y apoyo a su causa. Sorprende y preocupa que no haya sido asumido como propio por la izquierda y los movimientos populares que sí libraron grandes batallas a finales del siglo pasado y principios de este contra el Acuerdo Multilateral de Inversiones -abortado, como pronto-. como se revelaron sus cláusulas secretas leoninas, por hackers canadienses- o contra el neoliberalismo y los tratados de libre comercio hoy no se movilizan para exigir la liberación inmediata de Assange.
“Creo que esta lamentable situación se debe a varios factores: primero, el debilitamiento y/o desorganización de las fuerzas sociales que libraron aquellas grandes batallas, producto del permanente ataque sufrido a manos de los gobiernos neoliberales; segundo, por la exclusividad suicida que tienen los temas económicos en la construcción de la agenda de los movimientos radicales, ya que estos no pueden ser el único tema que convoca a su militancia. La lucha anticapitalista y antiimperialista tiene varias facetas, y la batalla por la información y publicidad de las acciones gubernamentales es una de ellas. Y en ella Assange es nuestro héroe, que resiste en la soledad.
“A esto hay que sumar un tercer factor: el nefasto papel de la «prensa libre», es decir, la antidemocrática concentración de poderes mediáticos que nunca asumieron, y mucho menos la defensa, de un periodista real como Assange, sino que hizo todo lo posible para ocultar la información sobre el caso. El «canalla mediático», que nada tiene que ver con el noble oficio del periodismo, se alineó voluntariamente para ocultar los crímenes denunciados por Assange y justificar su encarcelamiento. En otras palabras, los medios hegemónicos se convirtieron en cómplices de sus verdugos.
“Ojalá la izquierda y los movimientos populares reaccionen a tiempo y abandonen su apatía en este tema. Todavía se puede hacer mucho para salvar la vida de Assange: desde un tuit mundial apoyando su causa hasta promover una cibermilitancia masiva en las redes sociales y organizar manifestaciones callejeras masivas en las principales ciudades del mundo exigiendo su libertad y presionando a los gobiernos para que muestren solidaridad. con el periodista amordazado. Todavía hay tiempo. Las grandes organizaciones populares no pueden ni deben ser cómplices de su martirio. ¡No sueltes la mano de Assange, no lo dejes solo!
“Atilioboron.com.ar
“Atilio Boron
“30 de diciembre de 2021”.