Tantos años han debido pasar para que los militares chilenos comiencen a desandar el camino que los llevó a ocupar un buen lugar en el triste podio de las fuerzas de ocupación de los países de la región. Te hablo de las dictaduras que asolaron nuestro subcontinente en las décadas de los ’70 y ’80. Por aquellos años se entregaron sin más a los designios imperiales, degradándose.
Juramentados en el silencio cómplice llevaron a cabo la eliminación de una generación de chilenos, a los que redujeron torturando, matando, enviando al exilio, encarcelando y robando bienes e identidades. Ese lugar al que fueron llevadas por sus jefes, no les reportó más que algunos cuantos buenos negocios a expensas del gobierno con el que concretaron el golpe de Estado a Salvador Allende.
El máximo exponente de tan demencial andanada de violencia y muerte fue el dictador Augusto Pinochet, ladrón y asesino a tiempo completo, quien además de todo lo que se sabe (como de todo lo que aún no se conoce) entregó la economía de su país a los norteamericanos y a los ingleses. Una verdadera cesión de soberanía que lo puso al tope de los lacayos imperiales desde el sur.
“Los calificó como una “vergüenza institucional”
“El Ejército de Chile reconoció crímenes de lesa humanidad
“El Ejército chileno divulgó un reciente informe sobre violaciones a los derechos humanos perpetrados bajo la dictadura de Augusto Pinochet donde estos delitos de lesa humanidad fueron calificaron como una “vergüenza institucional”. Luego de dar a conocer el informe, el comandante en jefe, el general Ricardo Martínez, renunció a su cargo.
“Según sostuvo la prensa local, es la primera vez que una institución castrense chilena reconoce y condena su rol en los crímenes, torturas, ejecuciones sumarias y desapariciones forzadas. Sucede bajo los nuevos vientos que corren con el cambio de gobierno tras la asunción de Gabriel Boric, que nombró a Maya Fernández Allende, la nieta del expresidente socialista, como ministra de Defensa.
““Uno de los episodios más condenables fue el paso (a fines de 1973) del General Sergio Arellano Stark y su comitiva, conocida como la Caravana de la Muerte hasta nuestros días, que hizo un recorrido por diversas guarniciones del norte y sur del país, dejando una huella de ejecuciones que afectó gravemente a la Institución”, reconoce el informe de 120 páginas.
“Esta Caravana de la Muerte fue la responsable de asesinar y desaparecer a un centenar de presos políticos, según informó la Comisión Nacional de la Verdad y la Justicia chilena.
““Existió una conducta previa que buscaba producir temor e involucrar a integrantes de todas las unidades que visitaban, entregándoles la responsabilidad de enfrentar a los familiares de los afectados y así, dejar a esos jóvenes oficiales y suboficiales de aquellos regimientos, como la cara visible de las ejecuciones”, resalta el informe.
“Titulado “Reflexión sobre las actuaciones del Ejército y sus integrantes en los últimos 50 años y sus efectos en el ethos militar”, el documento afirma que “las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el periodo 1973-1990 y en la que los miembros del Ejército tuvieron participación fueron una profunda herida ocasionada al deber ser militar”.
““El elemento fundamental para mantener la disciplina militar radica en que las órdenes que imparte un superior deben ser legales y allí radica el imperativo que deben ser cumplidas por los subordinados. La disciplina en las relaciones entre militares no es un acto de sumisión”, agrega.
“Martínez renunció a su cargo justo el mismo día en que se dio a conocer el documento. Este mismo jueves, el militar debía responder ante la Justicia en el marco de una causa por desvíos de fondos del Ejército.
“Página 12
“3 de marzo de 2022”.