Tropilla de otro pelo; aves de plumaje diverso; traidores todos; indignos y rastreros; llevan la colonia en el alma; peor. Bajaron de los barcos; es cierto. No se argentinizaron nunca. Nacieron acá, mezclados con nosotros, pero extranjeros, siempre. Sin remedio; sin posibilidad alguna de cambiar. Son la total metamorfosis, sin cambiar; solo son el cinismo y la hipocresía; camaleónica y gatopardista. Como el alacrán, mordiendo a quien lo salva; al que lo coloca en un lugar al que nunca hubiesen llegado y su forma de arrastrarse y prosternarse, ante el poder, es su naturaleza.
Decía ayer que estábamos todos presos; también ellos lo están; presos de su codicia y su servidumbre. Alientan al santo oficio; a la inquisición, que habrá de terminar con ellos mismos. Sirven a la mafia y son la mafia. Esa misma mafia, que hoy los usa -sirviéndoles-, pero que suele cobrar muy caros sus servicios. Como el creador de la picana, mueren picaneados.
Su grado de mediocridad y miseria, es absoluto. Son mediocres, de una mediocridad infinita. Su grado de impunidad, no tiene límites. Mas supo haber un Rigoberto López Pérez que -tal vez-, esté -también-, a nuestro lado. Quizá sean muchos, los López Pérez que nos liberarán de esta debacle. Mil veces, lo voy a recordar. Porque fue un capitulo de dignidad, en la vida de los argentinos.
Nelson Rockefeller, visitaba el país, para darle directivas, personalmente, a ese Ilustre y gran Presidente, que fue Arturo Humberto Illia. Lo visitó en su despacho de la Casa Rosada. Illia lo escuchó -con calma-, solo unos minutos. De pronto, se puso de pie y le sugirió, con firmeza, que se retirara y se fuera del país, porque sino lo obligaría a que lo echen violentamente. Cabe agregar que fue el mismo Illia que expulsó al embajador norteamericano de entonces. Eso se llama dignidad y patriotismo, en serio. Que lejos nos hallamos de ese ejemplo.
El canalla de Stanley toma posesión del país -desde el Consejo de la Américas- y una caterva de viles personajes le rinden pleitesía. Reciben las órdenes. Las ratifican, desde la tribuna. Y manifiestan, de común acuerdo -palabra mas, palabra menos-, que -ya-, tienen que concretar un gobierno de coalición, de eunucos (que son ellos mismos). Lo fundamental es que lo constituyan solo ellos, los extranjeros (nacidos acá, pero extranjeros, por siempre).
El carroñero embajador, de la potencia más genocida de la historia, les ordena que lo hagan ahora, ¿para qué aguardar hasta el 2023?. En tanto ello ocurre, la mafia judicial, hace su parte y un par de fecales, vomitan mentiras, verborrágicamente, mientras que un Giudice , miserable, mal parido y lambec… del imperio y sus acólitos, tiene una sentencia -dictada por la misma societá-, para tratar de humillar, a quien planea, por encima de tanta mugre.
Invicta y en la cumbre del mundo, se encuentra ella, quien es el pueblo mismo. De quien es la Patria y la Democracia. Porque, en el fondo, de eso se trata. Hay que proscribir a los más capaces; a los más probos; a los humildes hijos de esta tierra de promisión y de paz. Porque es, también, parte vital de una Patria Grande (Latinoamérica y el Caribe), que posee una inmensa riqueza humana y que, además, tiene una gran cantidad de recursos naturales del planeta.
La proscripción del mas grande Frente, Nacional, Popular y Revolucionario y de su columna vertebral, el peronismo, significaría una tremenda amputación, a la soberanía; a la independencia; a la libertad y a la justicia, que posibilitaría la posesión de toda la potencialidad, de la mejor dotada región de la tierra.
Y la esclavitud -sin cadenas a la vista-, que vivimos hoy, se convertirá en un destino para los tiempos. Lo digo una vez mas: los argentinos -no importa su ideología-, pueden perder, para siempre, su condición humana; la Patria; la vida y el futuro. Mi interés son ustedes; porque la Patria es el otro y yo, a mis 85 años, poco mas he de vivir, seguramente.
22 de agosto de 2022 (Hoy es el día, mañana será tarde)
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


