El agua es el componente más importante de nuestro planeta, gracias al cual se ha producido la aparición de la vida tal cual la conocemos. Su volumen permaneció mas o menos constante y los 8.000 millones de habitantes que seremos en los próximos 25 años, deberán abastecerse con la misma cantidad de agua que disponían los 200 millones de seres humanos que vivían en la época de JC.
El contenido de agua en la Tierra (tanto salada como dulce) asciende a un total de 1.400 millones de km3, de los cuales el 97,5% es oceánica. El 2,5% restante (35 millones de km3) es agua dulce, de la cual casi un 70% (casi 24 millones de km3) está congelado; el 30% (11 millones de km3) es agua subterránea y sólo el 0,3% (105.000 km3) es accesible como agua superficial. De esa agua dulce disponible, la agricultura y ganadería consumen el 70% para generar nuestros alimentos; la industria, para continuar con este insostenible esquema de producción gasta el 22%; quedando para el uso doméstico solo el 8%, con lo cuál las exhortaciones a cuidar el agua en forma individual, no pueden tener ningún efecto visible.
En las civilizaciones antiguas, un habitante consumía 20 litros de agua por día. En la sociedad actual, el promedio de consumo de agua, en la mayoría de los países del mundo, asciende a los 450 litros diarios por habitante, con un deterioro de las reservas naturales de agua, ya que más de la mitad de los principales ríos del mundo se están secando o se encuentran contaminados; un tercio de los mayores sistemas de aguas subterráneas del mundo ya están en peligro y, se pueden generar conflictos entre naciones, si se tiene en cuenta que 300 de las cuencas más importantes y varios de los acuíferos subterráneos principales, cruzan fronteras nacionales.
America Latina está en alto riesgo hídrico a pesar de que la región cuenta con el 31% de las fuentes de agua del mundo, porque 160 millones de personas no tienen acceso seguro a servicios de agua potable o lo tienen en condiciones precarias y, si no se toman medidas para generar nuevas fuentes y recuperar el caudal ecológico de lagos, ríos y acuíferos, ciudades como Santiago de Chile, México DF, Lima y San Pablo podrían llegar a ser inhabitables en el próximo siglo.
Chile es uno de los países que más está padeciendo la carencia de agua; se estima que la cantidad de agua disponible en el país ha disminuido hasta un 37 por ciento en los últimos 30 años y se teme que para el año 2060, la cantidad de agua disponible en el norte y el centro del país se reduzca un 50 por ciento más. En su capital, Santiago, ya se aplican planes de alerta: el plan ‘alerta temprana, en la que se reduce la presión del agua por las noches, vigente desde agosto de 2021; le sigue la ‘alerta amarilla’, en la que se reduce la presión todo el día y se lanza una campaña comunicacional para ahorrar el preciado líquido, prevista para activarse desde diciembre de 2022 hasta abril de 2023 y la ‘alerta roja’, en la que se aplican cortes rotativos de 24 horas, sujetos a la gravedad de la situación. El presidente Gabriel Boric apuró la firma del nuevo Código de Aguas, que llevaba 11 años de trámites, el cuál prioriza los recursos hídricos para el consumo humano y, por primera vez, establece que el Cambio Climático es una amenaza. Recordemos que Chile es el único país del mundo que cuenta con sus aguas privatizadas; el Estado figura como dueño del recurso, pero distribuye gratuitamente los derechos a privados que, a su vez, pueden venderlos y este es uno de los temas más discutidos en la nueva carta magna que se someterá a plebiscito el próximo 4 de septiembre.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cabio Climático (IPCC) destaca que: “En la Cordillera de los Andes, desde la década de 1980, se ha perdido entre el 30 % y el 50 % del área glaciar y los Andes del Sur, muestran las tasas más altas de pérdida de masa glaciar en todo el mundo”.
Ante esta realidad golpeando a las puertas de nuestra querida Mendoza, ya que dependemos totalmente para nuestra supervivencia del agua que provee la nieve de la Cordillera, nos preguntamos:
Será posible que todavía quieran convencernos de dilapidar y contaminar nuestra poca agua con la Mega Minería?
Es creíble que actúan de buena fé, quienes dicen que la Mega Minería será la solución a todos nuestros problemas?
Hasta cuando tendremos dirigentes que, vaya a saber porqué, apoyan proyectos que van en contra de lo que la ciencia aconseja?
Arruinar millones de litros de agua por día, para sacar minerales que viajarán al extranjero para engrosar las bolsas de empresas gigantescas, es lo que nos conviene?
Tanto les cuesta entender que el AGUA VALE MÁS QUE EL ORO?
Todo esto nos preguntamos y, como siempre decimos, no se guien por nuestras opiniones y entren a cualquier buscador, como el Google y escriban: AGUA PARA EXTRAER ORO, repito: AGUA PARA EXTRAER ORO. Encontrarán más de 4 millones de páginas, para entender porqué decimos lo que decimos.
Hasta la próxima.
Columnista invitado
Alberto Lucero
Ingeniero Electricista, Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Mendoza. Titular de “LENIX Publicidad”. Titular de “INFO POINT SYSTEM”. Co-fundador de las A.M.P.A.P. (Asambleas Mendocinas por el Agua Pura), en Tunuyán.


