Donde mueren las palabras… nos hallamos en la víspera del ser o no ser… del optar por la vida o morir… ¡La hora ha llegao y es ya!
Los miserables mercenarios y sicarios, con un falso atuendo de fiscales y jueces, se hallan en acción -una vez mas-. Avanzan con la pretensión de ser una monarquía, dentro de la república y la democracia. Desde antes –es cierto-, pero, particularmente en los últimos siete años, han excedido todos los límites, con una falta de escrúpulos sin antecedentes, en este tipo de accionar y el de la prolongación de los ilícitos aberrantes.
Milagro, De Vido, Amado, D’Elía, Jaime y una lista interminable, lo han demostrado. Lo demuestran. Nadie está exento; nadie está a salvo. “Somos, todos, blancos móviles”. La mafia asesina y delictiva, todo lo domina. La “justicia” y los medios hegemónicos, son antropófagos, de la peor calaña.
Su perversidad es profunda, innata e inagotable. Ha avasallado el derecho, en todas sus formas. Ha pisoteado a la ciudadanía; a los gobiernos que se dicen “moderados” y -por ende-, a los poderes de la constitución y a las propias instituciones. Ahora es el propio pueblo el que debe actual… ¡y ya! En ello le va la vida, no hay opción.
No vienen por Cristina; vienen por todo y por todos; debemos hacerlo nosotros: el pueblo, ya que la traición y el carácter de «ajenos» del gobierno (que debía ser nuestro y ha demostrado responder al mismo amo de la víspera; cuando dejaron tierra arrasada), los muestra como el continuador de una obra desquiciante.
Se dedica a mirar para otro lado. En el fondo, no solo es lo mismo, sino que piensa lo mismo -de Cristina y de nosotros-. Los viles “dirigentes” cegetistas, también. “No estamos de acuerdo”; “estamos seguros de su inocencia, pero la justicia debe actuar” (¿qué justicia?), miserables. Si, se ponen en estado de alerta, pero para ver cómo arreglan -una vez mas-, con los enemigos de la Patria y del Pueblo. Porque ya lo hicieron de la mano de Cavallo y de Alsogaray; de Menem, de Duhalde y de Macri. Así nos fue.
Nada de lo que deba estar en manos del Estado, lo seguirá haciendo; todo se privatizará.
Además, todos ellos -con ellos-, vaciaron y entregaron al país. La Massacri, fue Massacri, sin lugar a dudas. Los votos con los cuales no contaban, aparecieron y los jubilados vivimos un baño de sangre con mayores, de mas de ochenta años, apaleados y presos, a merced de la Policía de la Ciudad, de Larreta, bajo las directivas de Patricia Bullrich, es decir, de Macri.
Pero las chicas y los muchachos del Frente Renovador, levantaron las dos manos, para que fuera realidad. Ahora, desembozadamente, a través de su Ministro de Transporte metió la 949, por la continuidad de la entrega (ni amagan con derogarla) y por medio de la Dirección de Ferrocarriles (su titular ya se está postulando para la Intendencia de Morón), se han robado 80 hectáreas ferroviarias, en Haedo, para fines inmobiliarios.
Los jubilados piden -desde hace muchos años-, en ese predio inmenso, un espacio -en comodato-, para un lugar de esparcimiento, cultura y producción. “No se puede”. En realidad “no hay ningún negocio de por medio”, porque continuará en manos del Estado. Bueno, el jefe del Frente Renovador y el presidente legalizaron el robo monstruoso, del mayor delincuente y asesino de nuestra historia. Antes, eran habitués de la embajada; hoy, de la secretaria de estado; del senado, etc.
La poblada (pacífica, pero contundente y hasta las últimas consecuencias, debe hacer sonar el escarmiento). Los desembozadamente delincuentes de la Justicia y de la CSJN, deben ser juzgados (como el empresariado genocida del Proceso, con Magnetto y Saguier a la cabeza), severamente; condenados y encarcelados, por todas las barbaridades cometidas en estas últimas décadas, que supera los antecedentes de un cuerpo que, desde el ’30, ha legalizado los golpes de Estado y los excesos de poder (Rodríguez Larreta, se llamaba uno de esos nefastos personajes, abuelo del Horacio Rodríguez Larreta que -con Vidal-, apretó el gatillo que terminó con la vida de René Favaloro). La memoria los condena; el pasado los condena.
Sintetizando, como expresa el título, las palabras ya han muerto; vamos por los hechos. No busquemos el pelo en el huevo, porque será tarde, nadie dude. Respecto a Daniel catalano, tiene razón. Tampoco Juan ramos Padilla y Luis D’Elía se equivocan; por encima de cualquier diferencia la tienen clara.
No es tiempo de jugar a las candidaturas, ni de cuestionar procedimientos. Los miembros del Opus Dei -por ejemplo-, ya se han manifestado, pero con la verónica en la mano -Riquelme hay uno solo-. No hay pirueta posible, están con el pueblo o contra el pueblo. No hay opción posible ni avenida del medio.
Que valga, la calle es nuestra y debemos barrerlos, por mafiosos y por ser súbditos de una potencia enemiga. A más tardar, el 6 de diciembre, todos los tribunales populares -con el Derecho y la Constitución Nacional-, deben ser (en todo el país pero, fundamentalmente, en Comodoro Py y luego en los tribunales en que se esconden los cortesanos) quienes condenen y expulsen «alos mercaderes del templo», diría Jesús.
La pueblada -por el tiempo que sea necesario-, debe hacerse «ahora o nunca». No es cuestión de paciencia y pan criollo, porque el tiempo se agotó (aunque haya quienes prefieren penar y llorar, que luchar. Queda mucho en el tintero, pero no es tiempo de hablar sino de actuar.
30 de noviembre de 2022
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


