Cuarteto Zupay
Un desafío para la música popular argentina
Quinta entrega
Hay una larga y sólida tradición de excelentes grupos vocales en la Argentina y aquí estamos en presencia de uno de los puntales de esa tradición. Desarrollaron una abigarrada disciplina de ensayos, con voces muy trabajadas más arreglos sencillos pero efectivos, que a veces simulaban ser los de más de cuatro integrantes.
La selección del repertorio es un dato en estos músicos, por entrar y salir del tango y el folclore, tendiendo puentes con el llamado rock nacional, que fue creciendo en paralelo con la trayectoria del grupo. Cantaron con Piero y grabaron un disco con Litto Nebbia, que es casi una obra conceptual, además de muy bella.
Nacidos y criados entre “golpes de Estado y salidas electorales” como alguna vez retrató la época el historiador y escritor Félix Luna, los Zupay cada vez fueron ganando más predicamento con canciones de protesta. La libertad era un bien escaso y cientos de miles de argentinos lo deseaban en forma permanente.
(viene de la edición anterior)
“A fines de 1981 y principios de 1982 se realizaron manifestaciones multitudinarias contra la dictadura militar y luego se produce la Guerra de las Malvinas que finaliza con la derrota argentina y el colapso del régimen, que se vio obligado a convocar a elecciones para fines de 1983, sin poder para establecer condicionamientos.
“En ese marco el Cuarteto Zupay lanzó su décimo álbum, La armonía del Diablo. El título del disco, en el que se utiliza la palabra “Diablo” para autorreferenciarse, tiene variedad de significados. El más obvio alude, casi literalmente, a la música de los Zupay. Pero la expresión «armonía del Diablo», también se refiere al tritono o intervalo de cuarta aumentada, una armonía disonante de tres tonos enteros, prohibida en la Edad Media por la Iglesia católica por atribuírsela al Diablo. Finalmente, el grupo sugiere un tercer significado al decir en la contratapa que “armonía”, en sentido figurado, quiere decir “amistad y buena correspondencia”.
“El disco incluye doce temas, cada uno de los cuales es interpretado con un artista invitado. El álbum abre con Zamba del nuevo día, uno de los temas emblemáticos del cancionero Zupay, ya incluido en el primer álbum, que en esta oportunidad cuenta con el autor de la música Oscar Cardozo Ocampo, en la ejecución de la guitarra y el piano. Luego interpretan El sueño grande (“somos Latinoamérica, no lo olvidemos nunca más”), de Sergio Denis con él mismo acompañando el canto. El tercer tema del lado A es la Vidala del nombrador, de Falú y Dávalos, con el recitado del poeta salteño Jaime Dávalos. La banda cuatro la ocupa Fuego en Animaná (“ayer nomás salió el pueblo”) de Isella y T. Gómez, con el recitado de Armando Tejada Gómez, para continuar con otro de sus éxitos, El viejo Matías, con la voz de su autor, Víctor Heredia, en su regreso al país anticipando los recitales conjuntos que realizarían ese año y en 1984. El lado A cierra con Riu riu chi, un anónimo español del siglo XVI ―infaltables en cada presentación del grupo―, que ejecutan junto al conjunto medievalista Danserye. El lado B abre con el tango Chiquilín de Bachín de Astor Piazzolla y Ferrer, con Leopoldo Federico en el bandoneón. Luego sigue Canción de cuna para gobernante (“que ya te están velando los estudiantes”) de María Elena Walsh, con el grupo instrumental Gente de Buenos Aires (Horacio Malvicino, Daniel Binelli, Adalberto Cevasco y Enrique Roizner). El tema 4 es La baguala que cantan junto al Chango Farías Gómez, inspirador histórico de los grupos vocales sudamericanos. Como pista 5 se encuentra La añera de A. Yupanqui, con Manolo Juárez en el piano y el disco cierra con Triunfo del pueblo, uno de los temas más vibrantes de El inglés, cantándola junto al actor Pepe Soriano.
“Armonía del Diablo también fue presentado ese año como espectáculo musical-coreográfico con la bailarina Teresa Duggan y coreografía de Ana Itelman.
“Ese mismo año de 1982 la Organización de Estados Americanos editó un disco completamente dedicado al Cuarteto Zupay, como parte de su colección Ediciones Interamericanas de Música, incluyendo en la portada un cuadro del pintor Raúl Russo, sobre la base de temas incluidos en los álbumes anteriores. Finalmente se presentaron junto a Víctor Heredia en el Estadio Obras Sanitarias, en un recital histórico y de alta emotividad porque marcó el retorno al escenario del primero, luego del exilio. Víctor Heredia, que había sufrido la desaparición de su hermana María Cristina, una activista sindical, se convirtió en uno de los autores que mejor expresaron la tragedia de la dictadura. Dos años después el Cuarteto Zupay incluiría su canción Informe de la situación dentro del álbum Memoria del pueblo.
“También durante ese año se publicó una nueva versión del álbum “Canciones que canta el viento”.
“En enero de 1983 repusieron, junto a Juan Carlos Gené y Pepe Soriano, El inglés, la obra que habían tenido que levantar al momento de tomar el poder la dictadura militar siete años antes. El reestreno se realizó en el Teatro Regina de Buenos Aires y luego fue llevada a todo el país en una gira nacional, siendo presentada incluso en el festival de Cosquín. El éxito y la convocatoria que obtuvo, así como el hecho del retorno al teatro argentino de Juan Carlos Gené, uno de los dramaturgos más importantes de América Latina, exiliado por entonces en Venezuela, convirtió a la puesta en escena de la obra en uno de los sucesos culturales más representativos de la post Guerra de Malvinas y la retirada de la dictadura.
“La obra recibió el Premio Prensario 1983 y fue grabada en disco por el sello Philips, con las participación de los siguientes músicos: Mauricio Cardozo Ocampo en guitarra española y guitarra de doce cuerdas; Babu Cerviño en sintetizador; Carmelo Saíta en campanas y aros de metal; Edgardo Rudnitzky en tam tam y timbales; José Luis Colzani en batería; Felipe Oscar Pérez en piano; Oscar Alem en bajo; Telmo Gómez y Horacio Viola en trompetas; Carlos Hugo Borgnia y Norberto Claudio Tavella en trombones.
“El inglés ha sido definida como:
“”una pieza fundamental del teatro argentino de todos los tiempos. La actuación y la música desentrañando los misterios de nuestra historia en la obra épica por excelencia de Juan Carlos Gené”.
“Recordando ese momento Pepe Soriano dijo:
“El éxito de la obra, nos llevó inclusive, al festival de Cosquín y fue la única obra de teatro que se presentó en un festival de música folclórica. Para mi resulta inolvidable aquella noche con el público de pie con los pañuelos blancos y las campanas de la iglesia echaron a vuelo. A mis amigos los Zupay, solamente les digo: ¡gracias!
“Ese mismo año sacan dos álbumes más, una recopilación en Brasil y un álbum de reencuentro con Litto Nebbia, fundador del «rock nacional». Este último lleva el título de Nebbia-Zupay, para que se encuentren los hombres y contiene once canciones que interpretaron juntos en diversas actuaciones. De ellas, ocho son de Nebbia (Nueva zamba para mi tierra, Yo no permito, etc.), dos son de María Elena Walsh (Serenata para la tierra de uno y Barco quieto), cerrando el álbum con el Ave María de Schubert. Entre los músicos que participan de la placa se destacan Oscar Moro, baterista de Los Gatos, en Nueva zamba para mi tierra, Lalo de los Santos en bajo, guitarra y coros, el baterista Norberto Minichillo, y el percusionista uruguayo Cacho Tejera en Ojos que ven, corazón que siente. En la contratapa del disco Litto Nebbia dice “tardamos una semana para grabarlo y 20 años de trayectoria profesional para poder hacerlo””.
(continuará)
Informe de la situación
Venceremos
Señora violencia
Te quiero
Yo no permito
(Texto encomillado, tomado de la red de redes)


