Jean-Paul Marat fue un médico e investigador de prestigio en la Francia de Luis XVI. Ante la crisis económica por la bancarrota del Estado el Rey llamó a la reunión de los “Estados Generales”, fue entonces cuando donde dejó todo para ser uno de sus principales activistas. Creó un periódico popular que denominó “L’Ami du peuple” (El amigo del pueblo), desde donde combatió a la nobleza y al clero por sus privilegios y defendió a la revolución. Todos sus escritos tenían como objetivo decir la verdad, poniendo en claro qué pretendían los ricos y cuales debían ser las posiciones de la población en defensa de sí misma y del futuro. Abogó por la abolición de la monarquía, fue uno de los mentores de la Declaración de los Derechos del Hombre y uno de los principales forjadores de la República Francesa.
Tras el triunfo de la revolución, llamó a combatir a los “girondinos” (representantes de la incipiente gran burguesía francesa), asegurando que eran enemigos encubiertos de la República con sus posiciones acomodaticias y timoratas, que frenaban al gobierno revolucionario al oponerse a la distribución de la tierra de la nobleza y del clero a la población, y de esa forma, conspiraban contra el pueblo francés.
El 13 de julio de 1793, Marat fue asesinado en su bañera por la “girondina” Charlotte Corday, que lo sorprendió y apuñaló en el pecho, a lo que Marat expresó “A moi, ma chère amie”.
Vladimir Ilich Lenin publicó en 1894 “Quienes son los amigos del pueblo y como luchan contra la socialdemocracia”, es un texto donde trataba de demostrar que había muchos que se colocaban ese título pero en realidad trabajaban para los sectores más poderosos y buscaban engañar a la población. Es más, en ese libro, con una claridad digna de mención, sostiene que los capitalistas centrales (en esa época residentes y administradores de los Estados de Alemania, Inglaterra y Francia principalmente) buscaban la ganancia rápida y fácil por operaciones financieras, obligando a Rusia (y a otros países dependientes) a endeudarse, deuda que significa subordinación y que siempre es pagada por los pueblos.
Salvando las distancias y los años podemos ver que muchos hablan de generar una economía de trabajo y producción, pero no terminan de comprender el rol depredador del capital financiero y condicionante de la deuda, es más, creen por su posición acomodada en la sociedad pueden conciliar ambos intereses, que la Argentina puede crecer y con eso puede pagar los servicios de la deuda, sin entender que el FMI lo que busca es que no crezcamos, que no nos industrialicemos, que ajustemos permanentemente nuestros ingresos para generar el saldo suficiente para pagarles y sin importarle las consecuencias sobre nuestro pueblo, su presente y su futuro.
La lógica de mercado hace que se invierta donde tienen ganancia segura y potencial y prefieren llevar el capital de riesgo a donde ya existe una base de producción y de distribución con ventajas comparativas ya sea por la cantidad y calidad de mano de obra, por el manejo de la tecnología, por la dotación de capital e infraestructura, etc. etc., por lo tanto la única inversión que van hacer en el país es donde tienen mercado cautivo y donde tenemos ventajas innegables, pero el resto va a sucumbir ante la mezcla perversa del “carry trade” que implica altas tasas de interés y bajo tipo de cambio, que no es otra cosa que descapitalizar a los que dependen del crédito interno y obligar a la industria y a las economías regionales a una competencia desleal (por el sistemático atraso cambiario que abarata los productos de afuera y encarece la producción local).
Nuestra burguesía, los Macri, los Rocca, los Bulgheroni, los Roggio, los Pagani, los Blaquier, los Pérez Companc, los Magnetto, los Eurnekían, los Bagó, etc., todos ellos “Grandes Clientes” de los grandes bancos (y por ende beneficiados por el trato diferencial o VIPs de esos bancos) cuentan con la posibilidad de comprar los dólares que quieran y fugarlos, mientras tratan de obtener favores para preservar el patrimonio que tienen en el país e incluso, el apoyo para expandirse en el extranjero como fue el caso de Techint y la inauguración de su fábrica de tubos de acero sin costura para la industria de petróleo y gas no convencional que generará más de 1.500 puestos de trabajo en los EE. UU., junto a una inversión de U$s 2.000 millones para su construcción, a la par que piden todo tipo de medidas que impidan la competencia China en siderurgia en la Argentina, que le garanticen el precio de la energía que utilizan y protección arancelaria y paraarancelaria.
Porque lo hacen, porque obviamente saben que como sucedió otrora, en 1982, en 1989, en 1995, en el 2001 y 2002, dada la inconsistencia que implica un déficit fiscal que se acrecienta por los mayores intereses ante una deuda que representa más del 80 % del PIB[1] y, el déficit de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos[2] con lo cual, los bancos acreedores solo renuevan la deuda vieja por deuda nueva a cada vez más altas tasas que, sumado a la crisis en la producción y en el trabajo (por la política de ajuste permanente que significa menores salarios y menores jubilaciones y pensiones con lo que se reduce sistemáticamente el mercado interno, base principal de nuestra economía), generará en algún punto una corrida cambiaria y ellos que compran divisas y la fugan, van a adquirir por la mitad lo que vale el doble, asociados a los capitales internacionales.
Todo el déficit fiscal de la administración nacional y de varias provincias (autorizadas por el Poder Ejecutivo Nacional) se financia con deuda externa. Los Estados (Nacional y provincias) pagan en pesos a sus proveedores, contratistas, trabajadores, por ende los dólares tomados en deuda se lo dan al BCRA, quién a cambio de ellos emite pesos y con esos pesos pagan los Estados. Pero el BCRA es banco de bancos, por lo que en un marco donde el 70 a 75 % de las operaciones del mercado único y libre de cambio (MULC) de la Argentina lo realizan 10 -diez- bancos (JP Morgan, HSBC, Río, Francés, Galicia, Macro, ICBC, Patagonia, Provincia de Buenos Aires, y de la Nación Argentina), garantizando a esas grandes entidades y a su clientes VIP la compra de divisas, que en gran parte después fugan.
Déficit Fiscal y déficit comercial, empleo del “carry trade” y endeudamiento directo para que ingresen divisas y financiar dichos déficit, al solo efecto de que cuando llegue la hora de pagar, se vuelvan a emplear activos valiosos del Estado como son los yacimientos de Vaca Muerta, las acciones de empresas privadas en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS, reservas de Litio y otros minerales, de agua potable, etc., etc., que es como pretenden cobrar sus acreencias.
Columna: Horacio Rovelli, economista y docente de la UBA, 3 de enero de 2023
Un modelo de endeudamiento y beneficios para pocos que obliga al pueblo argentino a un sacrificio sin par y a la Nación privatizar sus mejores activos. Para que se produzcan menos bienes y servicios, se reduce el mercado interno porque se expulsa a trabajadores, se ahoga a las economías regionales y a las pequeñas y medianas empresas por la suba de las tarifas, de la energía, de los bienes de uso difundido (cemento, acero, aluminio, etc.) todos sectores altamente concentrados y que conforman el mercado cautivo, por un lado (con las consecuentes súper ganancias de sus propietarios), y por el sistemático atraso cambiario que los obliga a competir en forma desigual, generando una sustitución inversa (se importa en lugar de producir en el país), por otra parte.
La verdad que no se dice envenena, se podrá discutir y criticar muchos aspectos de la administración de los Kirchner, pero lo que es inobjetable es el fin último, lograr que la Argentina se recuperara de la crisis terminal a que la llevó el liberalismo más abyecto, que es el mismo que hoy en forma más refinada y sutil, con más marketing y mejor presentación en los medios, administra el país, para volver a repetir el ciclo perverso de endeudamiento que a su vez financia la fuga de capitales, con un Estado bobo garante de esa deuda y que a su vez por la regresiva legislación y política tributaria, se debe pagar religiosamente con el “hambre, sudor y lágrima de los argentinos” (que trabajan).
Marat ante la inminente invasión a París del ejército del Rey Luis XVI en septiembre de 1789, llamó al pueblo a “despertar de su letargo”, que la única manera de salvar la revolución era a ir al palacio de Versalles y traer al Rey y a su familia para que se los aloje en el Palacio de las Tullerías, con lo cual el rey como rehén era la garantía que no se invadiría París.
Nos falta Marat, pero más nos falta que nuestro pueblo tome consciencia de la situación, embrutecido por los medios y por la vida que hacen, repiten sin internalizar lo que los sectores dominantes quieren que piensen. La primer proclama de la Revolución francesa nos la dio la Enciclopedia y dice: “UNA SOCIEDAD CULTA QUE PIENSA POR SI MISMA ERA LA MEJOR MANERA DE ASEGURAR EL FIN DEL ANTIGUO REGIMEN”.
Decirnos la verdad es el primer paso para que pensemos por nosotros mismos.
Columnista invitado
Horacio Rovelli
Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires. Profesor a cargo de la asignatura Política Económica de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Miembro de la Comisión de Economía de la Fundación Estado, Trabajo y Producción (FETyP). Vocal de la revista Realidad Económica. Fue Director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación. Autor de numerosos trabajos publicados sobre los temas económicos y financieros.
Notas
[1] Y al ser básicamente en moneda extranjera puede ser incluso mucho mayor en caso de un derrape cambiario, como sucedió en el año 2002
[2] Si bien fruto del menor nivel de actividad se frenan las importaciones de mercaderías, los servicios reales (patentes, seguros, fletes, comunicación, turismo) y sobre todo los servicios financieros (pago de los intereses de la deuda pública y privada y, el giro de utilidades de las casas extranjeras a sus casas matrices) tornan el resultado final en negativo. Por ejemplo, en la carta de intención firmada con el FMI pronostican un déficit en la cuenta corrientes de la Balanza de Pagos del 2% del PIB en el año 2019 (unos 8.700 millones de dólares) y del 2,5% en los años subsiguientes, pero para que eso sea posible la Argentina debe acceder al financiamiento externo y a la inversión extranjera en la magnitud estimada para cubrir las necesidades de sus cuentas en dólares y, ponderar un incremento de las exportaciones no sólo superior al promedio mundial de los años recientes, sino que también deberían ubicarse en una dinámica que ha estado ausente en la economía argentina de Cambiemos, como lo demuestran los últimos datos disponibles que son los del primer semestre de 2019, en que el crecimiento de las exportaciones es negativo con respecto al año pasado


