Solsticio de invierno
Otro viaje al fin de la noche
Parte 5
(viene de la edición anterior)
Fíjense en Menem, había descripto la politóloga francesa. ¿Qué prometió sino solo humo: el salariazo y la revolución productiva? Ahora vemos a Figuretti aprendiendo del tema cada vez más.
Con el tema de los abusos sexuales en el Uruguay, es para analizar qué pasa akí. NADA. Cuando se analiza que es un delito de LESA HUMANIDAD. Imprescriptible. Porque atenta contra el derecho a la VIDA. Porque jamás será como si entonces hubiera tenido amor.
TODAS LAS FFAA Y DE REPRESIÓN DE TODA AMÉRICA LO TUVIERON COMO PRÁCTICA CORRIENTE. Al igual que absolutamente todos los ejércitos a lo largo de toda la historia del mundo.
Porque ya se sabe, estudiando la historia del ejército romano y más atrás, de los espartanos que fueron sus maestros: El territorio conquistado era para el Estado. El botín, las riquezas y las mujeres, para la soldadesca. Los jefes elegían a las princesas, los oficiales se quedaban con las más jóvenes y bellas y luego de la primera noche, los soldados se las pasaban entre todos.
A los hijos se los sortearían a los dados, supongo, o algo así. Como hoy, akí y ahora. En una simple noche de pedo glorioso luego de la previa y el boliche…
Aún no he podido sacar el número de los integrantes de las FFAA y de seguridad que siguieron multiplicando semejante política, totalmente implícita, del botín de guerra.
Y para no entrar en la morbosidad de las características y consecuencias de semejantes crímenes de lesa humanidad, mejor me fui a terminar uno de los juegos lógicos del puzzle japonés, que desarrollan los dos hemisferios cerebrales, haciendo esos dibujos que unen el hemisferio racional y lógico, con el hemisferio cerebral del arte. AKÌ CROMPRENDO QUE MEJOR NO VOY NADA… NO VAYA A SER QUE ME PASE ALGO… Y QUE NO PUEDA LLEGAR A TIEMPO AL BONDI… PORQUE ES TAN EXTRAÑO ESO DE QUE A “TRAPITO-LAS GRUTAS” NO LLEGUE NINGUNA DE LAS REVISTAS DE JUEGOS QUE SÍ HAY EN “TRAPITO-SAO”…Y PITÁGORAS, SABIAMENTE SE HABÍA QUEDADO PARADO EN ESTAS TECLAS…
Porque recordaba a esa adolescente, flaquísima y morocha de ojos terriblemente tristes de la cárcel de Olmos en septiembre del ‘76. Sobreviviente de “La noche de los lápices”, imaginé, luego. Además hubo de haber sido violada en su detención, me contaron, se le murió su bebé. O se lo arrancaron, supuse, al ver “La historia oficial”, años después.
La recordé cuando mi gran amiga me contó el extraño fallecimiento de su bebé, recién nacido. Conocí, luego, de otros bebés fallecidos, también, al nacer. Inclusive un hijo del intendente. Tenían características comunes, madres evangélicas, eran algunas, muy buenas madres, seguro, esperando con amor a su hijo. Seguro irán al mercado negro del tráfico de bebés, imaginé, paranoica. Debe ser que me desperté recordando a la novia de Pablito feliz cuando me contó su embarazo. Después se cortó la comunicación. Supongo que algo extraño hay en su pareja, tan parecido al padre de la hija de mi compañera de la carrera en la Universidad del Comahue de SAO. El chabón se borró y la dejó a la piba con su embarazo, conociendo que estaba con un tratamiento psi. Y ahora otra situación similar. La ex novia de mi hermano Pablito, con añares de tratamiento psi en el Neuropsi de Mendoza, cada tanto me llama, feliz, y después se corta toda comunicación. Una vez, que estaba de novia, feliz… Inclusive me envió una foto con él, contándome que vendrían a visitarme. Y después mutis por el foro… Cuando me llamó la compañera de la universidad, peguntándome si había visto al papá de su nieto, que ya había hecho la denuncia por alimentos al Juzgado de Viedma, justo en esos días me llama la novia de Pablito contándome de su embarazo. Me pareció que su novio era muy parecido al missing del bb de la hija de mi compañera de estudios. Y cuando me desperté recordando a mi gran amiga, me pregunté por ella, que siempre está en esa foto con Pablito y su abrazo con mi vieja roana, aquí, en el mar.
Era cuando se hizo en San Antonio Oeste una larga marcha para la construcción del edificio materno-Infantil del hospital. Fuimos con la Hiki y era emocionante la participación popular.
Obviamente lo que se necesita es la guita por la indemnización a las fuerzas de la ORGANIZACIÓN DEL ATLÁNTICO SUR, responsable del Operativo Cóndor. Y con toda esa guita, vaya si se pueden construir viviendas en cada terrenito de las FFAA…
Porque únicamente surgieron las dudas cartesianas, cuando fue el tema de las humaredas de las islas de Tigre, que salió, por esas noticias aisladas, que se cuelan en los intersticios de algunas noticias radiales, de la tele o algún diario, que el ejercito tenía soja en sus tierras. ¿Para alimentar a los soldados? ¿Para darles milanesas de soja? ¿SOJA TRASGÉNICA TAL VEZ? ¿Algún negoción con Monsanto de kiénes?
Como el negoción del mural, según me contaron. Los que compraron el terreno de la Delegación Municipal serían del Sindicato de Petroleros Ejecutivos de la Patagonia.
-¿Y sabe a cuánto?- me pregunta quién conocía del asunto.
-Ni idea- contesto mientras me atendían en la mejor verdulería local.
-A 4 palos y medio de los verdes-.
¿Y con el mural o sin él? pensé, luego. Vaya a saber si no hicieron una mejicaneada. A unos el terreno, para un edificio de cuatro pisos y a otros el mural.
Porque el otro día al comentarlo, me mostraron la página de internet donde estaba documentada la truchada. Pero ya había visto por el canal @ la excelente entrevista a Chiche Gelblung en “Un mundo con periodistas”.
-Cuente la historia de la foto de los pescados- lo apuró el conductor.
Fue absolutamente increíble. Resulta que lo habían enviado para el atolón de Mururoa cuando habían explotado allí una bomba atómica que destruyó ese paraíso que Margaret Mead había descripto en “Adolescencia y cultura en Samoa”. Cuando llegó, la marea se había llevado ya todos los pescados muertos de la playa. Entonces, Chiche compró pescado y armó la foto que recorrió el mundo.
-Todos lo hacen- dijo de lo más campante.
Recién entonces comprendí el dicho de los periodistas, “que no te vendan pescado podrido”, alguna noticia trucha.
Había ido a la verdulería porque necesitaba imperiosamente fruta fresca luego de la charla en el banco con un émulo de Boogie. Resulta que el chabón conversaba con el encargado de seguridad de la violencia de su barrio. los pibes que totalmente alcoholizados se agarran a los tiros luego del boliche. Aunque sonaba a una “intervención” del yuppie, esa técnica teatral de hacer una improvisación en espacios públicos, le pregunté dónde, en qué barrio.
-En San Antonio Oeste, en el barrio La Loma-.
-¿Donde está el Centro Cultural Néstor K?. Unos amigos artesanos me dijeron que estaba allí y era un lugar hermoso, pero no fui a conocerlo aún.
-Todos los días hay tiroteos, cerca, pero en ese lugar no. Porque tienen buena onda con los pibes.
Cuando leí sobre Medellín y los espacios culturales en los barrios marginales para evitar la violencia, había imaginado la tarea de voluntarios ad honorem dedicándole horas de trabajo, títeres para los nenes del barrio, clases de arte y…
Pero mientras haya una sola psikiatra para la zona, SAO, Las Grutas y Puerto del Este… Si adolescentes en pedo glorioso los llevan al hospital, ¿qué podrán hacer? Llamar a los padres… Y que todo siga como si nada… Peleas, aprietes a los doc. Si no me dan las pastillas, ya sabe.
Estaba escribiendo mirando canal@ cuando me invadió un ataque de pánico. Estaba el artista plástico Luis Felipe Noé explicando la obra de Goya y en los primeros planos me parecía verlo al padre de mi hija menor. Los ojos, las orejas, los gestos de las manos. La llamé para preguntarle si podía ver ese canal. Imposible, estaba en el colectivo.
Sentí otra vez esa confusión absurda y el ataque de pánico que me iba paralizando. No podía hacer absolutamente nada más que mirar, confundida. ¿Los sentidos nos engañan, como enseñaba Descartes en “El discurso del método”? ¿O como decía Arnheim en “Arte y percepción visual”, percibir es ser?.
Seguía mirando al celebérrimo artista… Y luego, una visita a su taller. algunas de sus obras y otra, suya, que mostraba, parecía tan infantil, lejos de la composición, precisa, de sus otras obras.
Me nubló la conmoción y dejé todo en stand by. No pude ni sikiera compartirlo. Me sentí en ese terreno pantanoso, la ciénaga, el agujero negro que me kita toda energía donde nunca sé qué es verdad y qué mentira. Porque ya me había resultado muy similar a la conductora de radio nacional, Cynthia García, por la foto de internet al abrir la radio, con Bob Marley, cuyo rostro tengo a mi lado en el cenicero que es una belleza quién hizo ese trabajo de vaciado con tanto amor. Luego, le vi un aire al artista extinto, también, el negro blanqueado del hit exitazo de “killer”. ¿Será “El fantasma de Canterville?
Hoy, hablando con Tehia, mi sabia hermana, me dijo que hubo un eclipse de sol el otro día que cerró un ciclo que había comenzado con el otro, meses antes.
Mirando las chapitas de los cartelitos de Puerto Madero que ya ni eran de bronce, diría, me enteré que esas tierras eran de La Marina y Prefectura. Y cuánto valía el metro cuadrado de esos deptos lo supe por mi ex cuñado, tan parecido al inyenieri.
No sé por qué supuse que los dueños de cada uno de esos deptos serían de dichas fuerzas armadas. Y vaya a saber cuántos de sus víctimas y descendientes no reconocidos, ni sikiera tienen el derecho constitucional a la vivienda propia. Como es casi seguro que muchos de los que figuran como propietarios tiene algo flojito de papeles, algún depto habrá para kien le guste ese sitio, provisoriamente, en comodato, cuidándolo y garpando luz, agua, servicios, etc. Como fue el antiguo Hotel de Los Inmigrantes, mientras se decide qué trámites se necesitan para que puedan ejercer sus derechos los que han llegado con las promesas del Bicentenario y aún siguen yirando por aquí o allá, sin conseguir nada más que…
-Espere, sentado, que ya lo llamaremos cuando analicemos esto de la compatiblidad de sus títulos y la equivalencia con…-.
Lo explicaba esa fotocopia de Ausubel que trabajamos con mis alumnos todo un cuatrimestre. No es lo mismo que me digan que tengo derecho a la vivienda digna en el papel de la constitución, a una casa de verdad…
Porque ya se sabe, una de las pocas medidas realmente muy piolas de los K fue cuando la ex ministra Garré declaró a todos los hijos de los integrantes de las FFAA iguales ante la ley, borrando esa línea invisible de los legítimos y los otros, los entenados.
Fue cuando pasaban por la tele esa rápida ojeada al Club Almirante Brown de Madryn, el lugar privilegiado de la Marina. Cómo estaba antes del partido de River cuando tenía que ir a jugar allí… Era algo absolutamente lastimoso. Y cuánto lograron arreglar porque se les venía el partido y los hinchas y periodistas del país…
Seguro allí jugarían muchos de los hijos no reconocidos de marinos y prefectos, supuse. ¿Habrían tenido ese derecho al yatch club y los deportes marinos? Como tal vez tuvieron mis lejanos primos, los hijos de Jorge Pérez Ruedi, casado con la tía Gladys León Barreto, la prima segunda de mamá. Era capitán de fragata o corbeta, cuando era el segundo jefe de Puerto Belgrano, aquella vez que yo conocí el mar, cuando me picó un agua viva y me perdí ese baile de carnaval del Club Universitario de Bahía Blanca del año 1969 o 1970, porque era cuando comenzaba la Universidad.
Era cuando aún creía lo que contaba mamá decía la bisabuela Cándida de la Rocha casada con el bisabuelo Máximo Maximiliano Rivero que los marinos tenían esa mirada de paz que solo puede dar el sentir la naturaleza con toda su energía, frente al océano…Porque solo miran el horizonte, esa línea invisible donde se unen, en la lejanía el cielo y el mar… Así decía la bisabuela Cándida. Un nombre que solo vi otra vez, en ese cuento de García Márquez de la Cándida Eréndida.
Recién el año pasado, lo conté en una de mis anteriores novelas, supuse que podría ser el bisabuelo, tal vez, el almirante Máximo Rivero Kelly, responsable de la salvaje masacre del bombardeo a Plaza de Mayo en el ´55. Porque lo contó, en la tele, el general Balza, con ese aire tan parecido a mi otro tío y padrino, el fallecido Maximiliano Costa, que en esa misma época había sido segundo jefe del ejército en Bahía Blanca.
Me llamó la atención el nombre. Porque en la familia de mamá los varones se llamaban Máximo o Maximiliano mientras las mujeres tenían extraños nombres relacionados con la mitología griega…
…Como la tía Helena Severina Rivero, que fuera dentista en Concordia, Entre Ríos y doctora en Mineralogía a comienzos del siglo XX, con una seriedad científica totalmente antagónica, diría, a quien desató la guerra de Troya por su belleza y por kien le pusieran su nombre, Helena, con hache. Cada vez que le decían, señora, ella aclaraba, señorita Helena Rivero, con ese aire de solo amar la ciencia y jamás haberse distraído con amores.
La recuerdo tanto, siempre, tal vez por eso de haberme casado con el ex, en esa hermosa ceremonia, adentro del tamarisco.
Era mágico ese atardecer del ranchón pampeano, con el sol ocultándose, iluminando a los chicos que estuvieron allí, trepados como pájaros multicolores, en la copa centenaria, supuse, del árbol. Aunque varias veces me explicaron que el tamarisco era solo un arbusto, aún no sé cuál es la diferencia.
El bajón fue la anulación del casorio, que había anotado en el libraco del juzgado Nury, la dueña de una famosa librería, cuando era Jueza de Paz suplente. Cuando la ex del que te jedi, lo llamó por teléfono explicándole que si no hacía la anulación de todo, era posible un juicio por bigamia.
Fue un verdadero papelón, entonces. Tuvimos que ir a ver a la Jueza de Paz titular, que arrancó, simplemente, la hoja del libro.
-No se puede hacer eso- le expliqué, inútilmente, entonces, mientras la sra me miraba con aire de… y qué me va a decir a mí, usted, con esa facha, esa ropa… A kién se le ocurre eso de un casamiento con flores y frutos adentro de un árbol en medio del campo…
-Lo sé porque mi abuelo materno, Horacio Costa, fue Juez de Paz de Concordia, Entre Ríos, tal vez el primero…-.
-Seguro lo eligieron porque era socialista y totalmente ético- me contaba mamá.
Aunque papá, tan escéptico, me daba, luego, la otra explicación:
-Vos ya sabés, hija mía, que en la familia de tu madre, se repartían los cargos… Estudiaban para abogados o médicos, entraban al Jockey Club y la Sociedad Rural. No era para cualquiera, hija.
El único tiempo de encuentro de charlas madre e hija, en nuestro familión de seis hermanos, era después de la merienda y antes de la cena, cuando mamá se ponía a coser o tejer. Yo la ayudaba sacándoles los hilvanes o pasando los hilitos al revés.
-Sabés que papá me dijo que el abuelo habría tenido ese cargo de Juez de Paz porque era de la familia de los Costa-.
-Tu padre ignora que era diferente al resto. Solo era como el abuelo Horacio, tu tía Dora Costa, que fue diputada socialista de Entre Ríos, cuando impulsaba las leyes que serían todas rechazadas, sin analizarlas siquiera-.
Los diálogos con papá eran los domingos al mediodía cuando escuchábamos “El clásico del Domingo” por Radio Nacional. A los demás hermanos no les gustaba, me parece. Se encontrarían con papá para ir a ver el partido de fútbol.
Papá contaba cuándo había escrito Verdi esa ópera y las diferencias con Wagner, por ejemplo. En algún momento, seguía la continuidad de las conversaciones para intentar saber qué era verdad y qué mentira.
-¿Conociste a la tía de mamá, que fue diputada socialista?-.
-Por supuesto, hija. En la década infame y luego de la proscripción del peronismo, los socialistas hicieron esas alianzas espúreas con cualquiera.
La posibilidad de entender cómo podría haber sido esa historia, era en los viajes, visitando a los abuelos.
Una llamada de Telefónica para una encuesta es exactamente la antítesis.
-¿En dos minutos, puede usted responder solamente sí o no?-.
-En los últimos 30 días ha recibido una intimación de cobro por parte de… Responda con su voz si o no-.
-No-.
Es imposible explicar algo con esos monosílabos. Porque en realidad recibí una infame intimación pero fue antes, creo. Cuando ya había pagado toda la deuda. Y era de… Pero la historia viene de lejos. Cuando hice en el Banco Patagonia de San Antonio Oeste la autorización de débito automático para mi celu. No llegó a Movistar. Jamás supieron informarme en el banco cómo podía ser si estaba la constancia en mi poder y le saqué fotocopias varias veces para reclamarlo. Reclamé por teléfono, la única manera que tienen estos chabones de atender. Miserables, con toda la guita que ganan, será posible que no pongan una oficina decente, con personas, para poder reclamarle a algo que no sea una máquina que pide sí o no. Implicaría la posibilidad de trabajo decente, con toda la cobertura social y horarios como tenía la vieja ENTEL, para evitar hipoacusia por enfermedad laboral de los call centers… Como lo solicité varias veces y…
-Señora, la comprendo. Pero solo soy una empleada que puede derivarla a la sección correspondiente-. Y cuando comienza la musiquita se corta la comunicación.
SI O NO…
Y es una tortura atroz intentar explicar que yo no soy ni soltera ni casada ni nada, como la canción de Leo Dan que también cantaba Palito Ortega, cada vez que me preguntan estado civil.
Lo recordé el día en que estaba el programa de Lanata pero yo me kedé mirando, vaya a saber por qué “Bendita”. Estaba Palito Ortega, con ese parecido a Nelson Castro y Alfaro, el periodista que no se por qué, algo me recordó al ex.
Esa desmemoria visual es la causa de algunos de mis insomnios cada vez que llega el día, fatídico, del padre, que este año coincidió, justamente con esa luna, inmensa y bellísima del solsticio de invierno. ¿Cuántos hermanos tendrán mis hijas?… ¿Conocerán esas historias de sus tías abuelas?, ¿sabrán de sus primos viviendo en lugares extraños?
Será, tal vez porque añoro aún esos largos viajes a Concordia, para visitar a los abuelos cada año, de Nochebuena a Reyes. Y de paso, ir de visita a ver a los otros tíos del lado de mamá.
Eran unos viajes muy largos por ese extraño nomadismo de papá y nosotros un familión de seis hermanos. Lo más lindo era cuando al llegar a un pueblo, íbamos a visitar algún familiar y comer, seguro, unos tallarines para todos. Mientras nosotros jugábamos con los primos y mamá hablaba con la tía de algún tema femenino mientras tejía algo.
Después, mamá nos contaba la historia de esos tíos… Que la tía se había casado con… Después de conocerlo a…
Como yo siempre sólo leía, obsesivamente, cualquier libro de cualquier tema, me perdía partes de la historia que sí recordarían, luego, los hermanos.
Hasta la dictadura, donde perdí toda la memoria por ese extraño tratamiento en la cárcel dentro del Borda, con la obligación de tomar una determinada cantidad de pastillas psikiátricas, a la mañana, cuando era el cambio de guardia y me abrían la puerta para sacarme el colchón y la frazada.
Entraba un doctor, me pedía me kitara la ropa para ver si tenía otra golpiza como la que me dieran aquella otra vez. Me kedaba en bombacha y corpiño, con frío, para tomar el mate cocido, comer el pan y esperar otra vez el turno de “la medicación”, al mediodía, con la comida; luego eran las pastillitas de la tarde, con otro mate cocido medio aguadón, jamás leche y el otro pancito y luego, a la noche, las otras pastillitas, de distintos colores, con la cena y al retirar el plato, venía el colchón con la frazada.
Ese fue todo “el tratamiento” para borrarme absolutamente toda la memoria en solo tres meses. Y dejarme en ese estado de piltrafa humana, cuando me hacía pis encima, temblándome todo, las rodillas, las manos, los brazos, en un temblequeo imparable, que regresa cuando algo me avisa del terror que siento porque algo vaya saber qué, despierta otra vez la angustia.
Como si pese a los años sin tomar ningún tipo de medicación y así, supongo, poder ir recobrando, de a poco, la memoria perdida, hubiera algo, que solo el pánico me recuerda… Es cuando otra vez siento el miedo, en el tembleque de atrás de mis rodillas… Como si hubiera algo muy importante que olvidaba decir o escribir.
Es cuando algo, una noticia leída en el diario o un simple comentario me lleva a sentir, otra vez, la persecuta.
Como esa noticia del terremoto en Nepal, la destrucción de un templo tesoro de la Humanidad para la UNESCO, miles de muertos, exiliados, aterrorizados. Y esa espantosa sensación de que unos misiles atómicos aire-tierra apuntaron contra Nepal porque en el Informe Kliksberg había escuchado que era uno de los países donde sus habitantes tenían algo así como un altísimo índice de felicidad. Entonces, del complejo militar del mundo decidieron, apunten, tiren, ¡fuego! Y chau. Con el yuppie filmando las imágenes del terror. Como la extraña bocanada de fumarola del volcán chileno. Otra vez… Qué raro que no haya sido prevista la erupción por los sismólogos y vulcanólogos del otro lado de la cordillera… ¿No habrá sido una prueba nuclear en el cráter del volcán, condición sine qua non para esa venta de material atómico a los países del mundo?
Sin saber por qué, es cuando solo siento que si me pongo, otra vez, a escribir en la compu, tal vez recuerde eso, muy importante, que solo depende de mí, recordar.
Porque parece que hoy todo ha cambiado… Como si el futuro de algunos niños sea solo de las luchas de unos contra otros como barras bravas de clubes de fútbol rivales…
Supongo que lo mismo es para los niños descendientes de víctimas o victimarios de la dictadura o de los ex soldados conscriptos de Malvinas. ¿Tienen ese derecho a los deportes de nieve, como algunos…? Porque supongo que también frente a las grandes montañas se siente la magnificiencia de la naturaleza. Y el deber de cuidar el agua dulce de los glaciares. Porque el contacto con la naturaleza nos conecta con esa energía primaria.
Los que hemos vivido en el desierto sabemos el valor de cada gota de agua que se pierde con una gotera. Pero también lo podemos aprender llegando a las altas cumbres y mirando la belleza de las alturas y compararlo con las montañas de basura que dicen se ve desde el espacio cuando en los primeros viajes a la luna solo se veía la Gran Muralla China y ahora es mayor la montaña de basura de Nueva York multiplicada en cada ciudad del mundo.
Es el consuelo para los hinchas de Independiente que se fueron, indignados, al descenso de la “B”, me digo… Que se imaginen cuánto puede lograr una hinchada solidaria que recorra el país para darle una mano solidaria a los pibes que así, a lo mejor, logran les mejoren sus canchas, los baños, la calefacción. Como si fuese una patriada onda, Made in Lanús nacional.
Porque justamente pude reconciliarme con el fútbol solo porque escuché, por la radio local Éxito, la repetidora de Radio Nacional, el excelente cuento de Fontanarrosa “El viejo”, donde compara a los futbolistas con una escultura, una pintura… Fue justo cuando estaba en el kiosco el libro de Galeano sobre fútbol…
Me había alejado del deporte cuando vivencié, otra vez localmente, la extrema violencia contra la mujer aki. Parecía que no hubiera pasado nada más que el tiempo. Salvaje violación de la China hace dos años. Casi asesinato del Ruso a Ivanna… Y todo sigue igual…
Pero hay momentos en que hasta las mejores propuestas solidarias de fair play se van a la mierda cuando, por ejemplo, a la medianoche del aniversario de la quema de 24 toneladas de libros de la editorial del Centro Editor de América Latina, escuché a Barragán, el conductor del programa de Radio Nacional, muy parecido a la del periodista de “6,7,8” de la tele pública. Aunque yo sentí que así sería mi primo Claudio Briones, el hijo del que sería el General Briones, jefe de Intendencia, responsable de la bazofia que comieron los soldaditos y esos borcegos totalmente inapropiados para la nieve y que tienen, en pleno verano los policías que recorren las playas. Aunque en unos programas de la policía de Miami tienen uniforme apropiado para los calorones de 40°. Y siguen con los horarios rotativos que en el libro “El pulso silencioso” que estudiamos en la Multiversidad de MUTANTIA, hace más de 30 años, A FINES DE LA DICTADURA, SUPIMOS QUE ES PARA ENLOQUECER A CUALQUIERA TENER ESOS HORARIOS ROTATIVOS, PORQUE NI SIKIERA DEJAN QUE LOS BÚHOS NOCTÁMBULOS O LAS ALONDRAS MADRUGADORAS ELIJAN QUÉ HORARIO ESCOGER. Lo estudiamos con kiénes fueron de la dirigencia política del alfonsinismo, luego del menemismo y ahora K. NO ES QUE LO IGNORAN, LO HAN ESTIPULADO PARA SOLAMENTE FABRICAR UN PAÍS DE LOCOS.
(continuará)
Columnista invitada
Lucía Isabel Briones Costa
“Mi pecado fue terrible: quise llenar de estrellas el corazón de los hombres” decía el poeta… Desde los lejanos años de estudiante del profesorado en Historia en la Universidad Nacional del Sur, dediqué mi vida a la educación. En los tiempos previos a la dictadura de 1976 enseñaba en una vieja aula de la Facultad de Agronomía el bachillerato de adultos, tarea compartida con los compañeros, casi todos presos políticos después en Bahía Blanca. Cuando era rector Remus Tetu se hizo una razzia contra docentes, no docentes y estudiantes, especialmente contra los alumnos de Humanidades, Sociología y Economía. Estaba terminando mi carrera, cursando las últimas materias cuando fui detenida y puesta a disposición del PEN, el Poder Ejecutivo de la Nación, durante tres años y tres meses, hasta diciembre de 1978. Estuve en las cárceles de Villa Floresta, Olmos, Devoto y los tres últimos meses en la U20, la cárcel dentro del Hospital Borda, donde un prolijo tratamiento con drogas psiquiátricas hizo borrar totalmente mi memoria. Así me dejaron en libertad, diciéndole a mi padre: “Su hija es irrecuperable, será un vegetal hasta el día de su muerte. Que Dios les de la Santa Resignación”. Gracias a haber encontrado la ayuda adecuada pude recuperar, poco a poco, la razón perdida. Y me fui a La Pampa, donde fui docente de escuelas primarias y secundarias en la pequeña localidad de 25 de Mayo y en el Terciario de Formación Docente de Catriel, Río Negro. Recién en 1997, pude terminar mi profesorado en la Universidad del Comahue, para cuando mis compañeras de promoción de la Universidad del Sur ya estaban por jubilarse. Luego comencé la maestría en Historia Latinoamericana de los siglos XIX y XX, la cual se interrumpió cuando la Universidad no podía pagar a los docentes, varios doctores en Historia. En ese tiempo de docente rural comencé a escribir narrativa, tarea que continué al jubilarme en el bello mar de Las Grutas, en Río Negro. Seguí escribiendo con la alegría de dar un legado en su educación a mis hijas: la mayor psicóloga y la menor, maestra y profesora de Historia, ambas egresadas también de la Universidad del Comahue.