A modo de conclusión general
Cuarta parte
“Se confundió civilización con cultura, como en la escuela se sigue confundiendo instrucción con educación. La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quién abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América, trasplantando el árbol y destruyendo al indígena que podía ser un obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa, y no según América.”
“Ese es el gran problema argentino: es el de la Inteligencia que no quiere entender que son las condiciones locales las que deben determinar el pensamiento político y económico”.
“Somos una Argentina colonial. Queremos ser una Argentina libre”.
“No existe la libertad de prensa, tan sólo es una máscara de la libertad de empresa”
Arturo Martín Jauretche
Ya vimos los tres primeros episodios, ahora nos vamos a adentrar en la CUARTA PARTE, que es la última. Así es como Don Arturo Martín Jauretche (AMJ) [1901-1974] estructuró su obra “Los Profetas del Odio”, editada en el año 1957 y en 1967 la amplió y empezó a salir como “Los … y la Yapa”. Esta porción cuenta con los siguientes apartados: Cap. I El “Status” de la “Intelligentzia”. Cap. II Estrategia por la Lucha de la Liberación Nacional y la Justicia Social”; y finaliza con dos epílogos, el primero denominado “Epílogo Montevideano” (1957) y otro intitulado “Epílogo Porteño” (1967).
En el trabajo inicial de esta serie comentamos la Primera Parte, vimos que el autor era un analista y crítico del sistema educativo y cultural argentino, profundamente europeizado, y por consiguiente rebatía los contenidos y a sus propagadores.
Tuvo cruces, algunos de grueso calibre, aunque no irrespetuosos, con “pensadores” del “establishment y la oligarquía” que hacían gala de su “antiperonismo ilustrado”.
De derecha a izquierda: desde el liberalismo conservador de J. L. Borges por lo expresado en el escrito “La ilusión cómica” -para Jorge Luis la ilusión cómica era, y lo siguió siendo, el peronismo
– pasando por el liberalismo de izquierda de Ezequiel Martínez Estrada por “¿Qué es esto? “; llegando al nacionalismo elitista de Julio Irazusta, por su libro “Perón y la crisis argentina” y haciendo pública la correspondencia con Jorge Sábato con relación al significado del movimiento nacional justicialista y las motivaciones de las masas para darle su apoyo. Borges y Martínez Estrada también la emprendieron contra el “Martín Fierro”; no lo podía dejar pasar y salió en defensa de la poesía gauchesca cumbre de la literatura argentina.
En la Segunda Parte, analiza en profundidad las herramientas, métodos y técnicas que la “camarilla todo poderosa” puso en práctica para llevar a cabo el “coloniaje mental”. Reconocía que los ricos y poderosos habían sido exitosos, toda vez que, a ojos vista, lograron su cometido. Nos da cuenta, mediante pruebas contundentes, las armas de las que se valieron para irse adueñando del método de enseñanza en todas sus etapas y, así obtener el producto buscado: profesionales de distintas disciplinas, artistas, profesores, pensadores, periodistas, historiadores, filósofos, etc. adoctrinados para servir a los dueños y señores del poder real de nuestro país y de los de afuera también.
A la Tercera Parte la tituló “La Superestructura Cultural – Su Instrumental”, que contiene: Cap. I “Los medios de Información y Opinión”, Cap. II “Los Figurones” y Cap. III “La Academia”. Ellos, son los dueños de las palabras. Pero, “Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia” (Eduardo Mignona-Lito Nebbia)
La Cuarta Parte
A partir de la tercera edición, publicada en 1967, aparece con el nombre de “Los profetas del odio y la Yapa” como un texto único y va a ser presentado de esa manera en las sucesivas ediciones. Es importante, y volvemos a señalar, que el texto de marras fue publicado en dos versiones y momentos distintos, la primera en 1957 y la segunda en 1967. Esto ha provocado cierta confusión sobre la época de producción de cada una de las etapas que lo componen, lo que no deja de tener algunas consecuencias para la interpretación histórica o al menos para la aproximación conceptual de lo expresado.
Por entonces, colabora en la salida breve de la revista “La Hipotenusa”, dirigida por Luis Alberto Murray. Vieron la luz solamente catorce números desde el 11 de mayo al 10 de agosto de 1967. AMJ colabora como columnista en la mencionada publicación contemporánea a la salida del volumen que nos ocupa.
En la nota que se incluye en el número 3 hace un comentario sobre el método que utilizó para escribir la pieza y cita a los que considera sus “padrinos intelectuales”: Aldous Leonard Huxley, Gilbert Keith Chesterton, José Rafael Hernández y Leonardo Luis Castellani. [1]
Luego, en el número 6, le hace una aclaración a Silvina Bullrich sobre las características de la literatura argentina contemporánea.
Volviendo a la cuarta y última parte, como dijimos, el Cap. II, titulado, “Estrategia de la lucha por la liberación nacional” dice de sí mismo “No soy un literato, como lo habrá percibido el lector y esto es más miscelánea que un trabajo orgánico. Tampoco un filósofo de la historia. Pero, años de trotes me han graduado en la universidad de la vida, que es el mejor libro cuando los otros inducen al error. Lo que he ido señalando a lo largo de estos capítulos es casi la confesión de errores que he profesado, pues también me alimenté de las enseñanzas de los libros y la prensa que denuncio, …” [2] Por lo espesado en la última oración, humildemente, reconoce haberse equivocado.
Y más adelante realiza un análisis de la experiencia del peronismo en el poder. Concentra la crítica poniendo énfasis en el segundo período de gobierno, indicando que la muerte de Evita, la burocratización, la propaganda abusiva y pueril, la falta de preparación de elencos dirigentes, la identificación de doctrina partidaria con doctrina nacional, además se cometió el error de hostilizar a la clase media militante del movimiento provocando que ésta se desplazara hacia el bando opositor; y el sello fuertemente personalista debilitaron la gestión política y llevaron a un enfrentamiento estéril e inútil con la Iglesia Católica, que habilitó el golpe cívico-militar.
El escritor Linqueño no fe uno de esos comentaristas, articulistas, opinólogos –si se me permite el neologismo- analistas, etc.; que saben todo con el diario del lunes. Desde 1951 venía haciendo observaciones, advertencias y reproches a la administración llevada a cabo por el Gral. Perón.
Jauretche participó de los movimientos políticos dominantes del siglo XX que se sucedieron en el suelo argentino. En su juventud se integró al conservadorismo, renunció a la candidatura de diputado para pasar a militar en el yrigoyenismo, y finalmente en el peronismo constituyéndose en un protagonista-testigo de significativa importancia para nuestra historia contemporánea. En el andar tomó parte de la configuración de un espacio de pensamiento original, singular y muy diferente con relación a otras matrices intelectuales, que se habían ido dando y permanecían presentes en la cultura argentina. Es digno destacar y recuperar la especificidad de ese pensamiento que se ha conocido como “nacional-popular”, “nacionalismo democrático” o “pensamiento nacional”, que generó junto a otros pensadores afines. Elaboró una nueva tradición intelectual-pedagógica de nuestro pasado, para analizarlo, reconstruir sus categorías fundamentales, sus supuestos, las fuentes de las que se nutre, las matrices que instala y difunde, las relaciones que establece con las corrientes generadas por pensadores del mundo contemporáneo, las ideas que deja incorporadas al debate político-pedagógico argentino, etc. Ese “modo nacional de ver las cosas” no tiene, hasta el día de hoy, un tratamiento de significación en el mundo académico.
Como lo señalamos en la Segunda Parte en la Universidad Nacional de Lanús, existe una cátedra obligatoria de pensamiento nacional que deben cursar los estudiantes de todas las carreras.
Como es lógico AMJ, con el transcurso del tiempo, va evolucionando en la forma y en el fondo de su trabajo investigativo, y los resultados de la tarea nos la revela mediante: textos, artículos, entrevistas, etc.
– Con el forjismo en los años treinta, ausculta los instrumentos: escuela, textos, universidad, periodismo, y hasta el cine.
– A partir de mediados de los años cincuenta, con “Los profetas del odio”, muestra funcionalidad de la pedagogía colonialista. Denuncia como separan a la escuela de la vida que impide tomar conciencia de lo real y la universidad adecuada al país agro-pastoril y al rol de la intelligentzia que cuenta con figurones, algunos bastante pobres de conocimientos, divorciados de la realidad y que, a su vez, son “maestros de la juventud”.
– En los primeros años de la década de 1960 se incorpora la idea de “aparato” y “superestructura cultural” que amplifica y premia a la intelligentzia y oculta la inteligencia nacional.
– En la segunda mitad de la década de 1960, con la tercera edición de “Los profetas del odio y la yapa”, amplía la primera versión y el título también.
A esta altura categoriza al fenómeno como “colonización pedagógica” y se avanza más en los contenidos transmitidos presentando la arquitectura completa del planteo con lujo de detalles.
AMJ reconoce que los que forjaron la “colonia intelecto cultural” fueron, y son, tesoneros -como vimos- empezaron la tarea con B. Rivadavia, siguieron con B. Mitre, D. F. Sarmiento, J. B. Alberdi y todo el armado que perdura en nuestros días.
Para los pertenecientes a esta “selecta clase” todo lo popular, argentino, el criollaje, y los que no pensaban y piensan como ellos son execrados lisa y llanamente. Desde muy antiguo vienen usando los mismos métodos.
Primero demonizan a los “bárbaros”. Luego los “salvajes” pasan a ser el “enemigos”. El tercer paso es “invisibilizarlos”. Después se ocupan de “hacer desaparecer” el mal encarnado en los “bárbaros-salvajes-brutos” devenidos en “enemigos”. Y, si el “déspota totalitario” persiste en su accionar pasa a la categoría de “tirano”. Y los beneficiados por el “avasallador”, según pasa el tiempo, fueron y son denominados: “Analfabetos, antidemocráticos, autoritarios, burócratas, cabecitas, cáncer, corruptos, delincuentes, demagogos, dictatoriales, energúmenos, fachos, facinerosos, forajidos, grasas, incultos, ignorantes, intolerantes, mafiosos, matones, nazis, negros brutos, populistas, subversivos, terroristas, vagos, xenófobos” [3] y últimamente choripaneros, planeros, etc.
Hecha la primera limpieza, empieza una nueva etapa que es destruir todo lo que el “cacique opresor” hizo en favor de los desclasados.
Mientras que los que luchan por preservar la soberanía nacional, sacar del pozo a los indigentes, a los pobres procurando una justa distribución de la riqueza es un demagogo, manipulador, etc. Y si el que asume la tarea de “justiciero” pertenece a la “clase principal”, para ellos, es un “traidor”, “infiel”, “desleal”, etc.
A Don Bartolo y al Maestro Inmortal no les tembló la mano para llevar a cabo el genocidio de entre 16.000 y 20.000 federales entre los que se cuentan mujeres y niños.
Sus herederos, tampoco dudaron en atropellar hasta voltear a H. Yrigoyen, quien no había cambiado la estructura económica del país, pero fue suficiente que recibiera a los trabajadores en la Casa Rosada, y ni que hablar de la furia por las conquistas sociales alcanzadas, la neutralidad en la Primera Guerra Mundial y la defensa de la soberanía nacional, entre otros aciertos del “Peludo”. Don Hipólito tuvo que pagar un muy alto precio por lo que hizo.
Y vamos llegando al 1953 la historia nos cuenta que el 15 de abril de ese año, varios radicales y un socialista pusieron bombas en un acto peronista en Plaza de Mayo, mientras el General Perón hablaba contra el agio y la especulación:
– Una bomba de treinta cartuchos de gelignita arrancó de cuajo las cortinas metálicas y destrozó las ventanas y la vidriera de la confitería del Hotel Mayo.
– Instantes después, desde la boca del subterráneo de la línea “A” ubicada a un lado de la Plaza de Mayo, emergió una espesa columna de humo provocada por el estallido de un segundo artefacto explosivo, éste de cien cartuchos, que había sido colocado en el andén, debajo de un tablero eléctrico y que provocó severos daños.
– Un tercer elemento, armado con cincuenta cartuchos de gelignita, fue colocado en el octavo piso del Nuevo Banco Italiano, pero por defectos del mecanismo de relojería, no alcanzó a estallar.
Consecuencias de las explosiones:
Muertos: 5 a saber, Mario Pérez, León David Roumeaux, Osvaldo Moché, Santa Festigiata de D`Amico y Salvador Manes pasaron en ese momento a la inmortalidad.
Heridos: 93 manifestantes y transeúntes sufrieron heridas de diversa gravedad.
Lisiados en forma permanente: 19 quedaron discapacitados para toda la vida.
Identificación de los terroristas:
- a) Carlos Alberto González Dogliotti, tras su liberación no se tienen mayores referencias de la suerte corrida por él, dicho de otro modo, desapareció en la noche de los tiempos.
- b) Arturo Mathov, tuvo cierta notoriedad pública al llegar a ser diputado nacional.
- c) Roque Guillermo Carranza. En junio de 1955, en el marco de una amplia amnistía política, recuperó su libertad. Durante la presidencia del Dr. Arturo Illia ocupó la secretaría General del Consejo Nacional de Desarrollo, ente más conocido como CONADE. Posteriormente, tras la caída del gobierno de Illia, actuó como planificador en el seno de la Organización de las Naciones Unidas. Con la vuelta de la democracia el 10 de diciembre de 1983, en el gobierno del Dr. Raúl Alfonsín, ocupó la cartera del Ministerio de Obras Públicas que abandonó el 25 de Mayo de 1985 para pasar a ser el titular del Ministerio de Defensa. Pocos meses después, el sábado 8 de febrero de 1986, falleció en circunstancias nunca aclaradas mientras nadaba en la pileta de su residencia oficial, en Campo de Mayo, luego de almorzar con un grupo de amigos y correligionarios de su partido.
Fue homenajeado en forma muy particular -más que indignante- A la estación del subte “D”, Inaugurada el 29 de diciembre de 1987, autoridades de Subterráneos de Buenos Aires le sustituyeron al nombre elegido en primer lugar, General Savio, por el de “Ministro Carranza”, aunque Ud. no lo crea.
Pero, por iniciativa de los diputados Claudio Heredia, Silvia Gottero, María Rosa Muiños y Santiago Roberto a partir del año 2018 la estación de marras se denomina “Ministro Carranza – Miguel Abuelo”, ¡peronistas tenían que ser!
El lector se preguntará qué tiene que ver todo esto con el padre de “Los Profetas… y la Yapa”, ahí va: “Llamaron jueces a los sicarios; policías, a los matones; virtud, al entreguismo; desfiguraron todo, anatematizaron lo argentino, exaltaron lo extranjero, llamaron valentía al asesinato impune, y cobardía a la resistencia popular. Volvieron a desfigurar la historia, exaltando al cipayo y al vendepatria y denostando al patriota de verdad. Y eso lo dieron por el periódico, por la radio, por el libro, por la universidad, por la escuela. Y lo dieron en dosis masivas, en dosis para adultos, se dormían oyendo la palabra mentirosa del locutor y despertaron oyendo la palabra mentirosa del locutor”. [4]
“La repetición, el uso descontextualizado y la superficialidad de algunos de sus usos actuales han llevado a la banalización del andamiaje conceptual de Jauretche y hacen necesario un estudio histórico del marco en el que nacieron esas ideas y un análisis más minucioso y crítico de sus propuestas. En este caso, las que refieren al campo de la educación.” [5]
Tal como lo expusimos, al comentar la Primera y la Segunda Parte de “Los Profetas del …” don AMJ [1901-1974]; nació en Lincoln, provincia de Buenos Aires. Vivió, hablando en términos matemáticos, las tres primeras cuartas partes del siglo XX. Es importante tener en cuenta “el espacio” y “el tiempo” en que suceden los hechos, y, por ende, los estudios que se hacen sobre los mismos, con el fin de no descontextualizarlos históricamente, pero cabe aclarar, que todo su pensamiento sigue vigente, debido a que seguimos siendo una “semicolonia” y en algunos casos, tan solo, una “factoría”. tal como lo destacó “En 1947 es convocado por el Centro Universitario Argentino, presidido por Ricardo Guardo, para dar una conferencia que titula “Progresismo nacional o de factoría”. [6]
Existe un documento que refleja la posición política de Jauretche para junio de 1973. Los dichos surgen de una grabación realizada el mismo día que “El Tirano depuesto” recuperó el poder. Luego publicado en la revista “Cuestionario” titulado “Reflexiones sobre la victoria” En ellas llama a los “viejos peronistas” a no ponerse en “viudos tristes”; a acompañar el proceso revolucionario; a comprender las posiciones juveniles; a la vez que sigue reivindicando el accionar nacional-terceristas y enfatizando que el socialismo como proyecto para ser auténtico tiene que ser nacional, o sea enraizado en las tradiciones políticas e ideológicas locales y vinculado con lo regional latinoamericano.
No defendía la lucha armada. Desde hacía años venía señalando distancias con el “vanguardismo” y el uso de la violencia. Repetía la frase de su amigo oriental, Alberto Methol Ferré: “La política de la muerte es la muerte de la política”. Esto lo remontaba a dos momentos de su vida: el alzamiento de Paso de los Libres –del cual decía haber aprendido– y la época de la “resistencia” y sus disidencias con la estrategia de Perón y John W. Cooke.
Más tarde, ya en medio de la polémica entre tendencias en el interior del peronismo, en una encuesta sobre la conformidad con la gestión de gobierno AMJ declara: “El pueblo está conforme, yo estoy conforme. Las líneas del movimiento justicialista que son las mismas del gobierno, se han ido cumpliendo cronológicamente. El pueblo ha podido apreciar un paulatino bienestar, encontrando el apoyo del gobierno. A la vez, no solo el general actúa para adentro, digamos. También lo hace para afuera con su política futurista pero real, posible, concreta, expuesta y apoyada en todos los países de América Latina”.
Visionario y profeta
En el año 1956 fue editado “El Plan Prebisch, el retorno al coloniaje”, todavía faltaban 33 años para que Carlos Saúl Menem asumiera la presidencia de la nación y comenzara con el remate de las empresas nacionales, también llamadas las joyas de la abuela, con que contaba nuestra querida Argentina. Los mencionados activos ya estaban hipotecados como garantía de préstamos y otras obligaciones contraídas.
Una treintena de años antes Jauretche nos los advertía de la siguiente manera
“Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida de todos los días. Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada y conscientemente provocada (…) No habrá entonces más remedio que contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente nuestro porvenir. Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como los ferrocarriles, la flota mercante o las usinas”.
Conclusión
Don Arturo tuvo aciertos y desaciertos, virtudes y defectos como todo ser humano y mucho más propensos están los que toman la iniciativa y se embarcan en tareas como en las que Él se embarcó. En lo que no se equivocó nunca fue en señalar con pelos y señales a los “cipayos”, a los “vende patria” y a los “enemigos de pueblo”. Entonces:
En el año 2004, el día 13 de noviembre fue establecido como Día del Pensamiento Nacional en su honor.
Columnista invitado
Amadeo Hugo Robert Gilaberte
Contador por la Universidad Católica Argentina. Magister en Energía por la UNCuyo, Facultad de Ingeniería. Obtuvo la graduación de Magister habiendo desarrollado la tesis en la disciplina “Análisis y Gestión de Riesgos Tecnológicos”. Diplomados en UNCuyo, Facultad de Ingeniería: en Análisis y Diseño Energético; en Administración Energética; en Planeamiento Energético. Curso de Eficiencia Energética por la Fundación Pro-ambiente. En la Fundación de Alta Dirección recibió las siguientes capacitaciones: Curso Negociación Avanzada. Diplomado en Programación Integral de Management 2003. Diplomado en Administración de Empresas 2000. Resolución de Problemas y Toma de Decisiones. Seminario Internacional de Marketing Estratégico. Estilos y Estrategias del Nuevo Management por la Extensión School Harvard University. Seminario de Logística Universidad Gentulio Vargas Brasil. Inició su carrera laboral en la Gerencia de Ingeniería de Obras de Y.P.F. Oficina de Planeamiento. Continuó en Gas del Estado desempeñándose en la Administración Comercial. Permaneció con el mismo cargo en la Distribuidora de Gas Cuyana en la Gerencia Comercial. Luego pasó a Gerencia Administrativa Financiera, de la mencionada empresa, hasta su jubilación. También se desempeñó como Perito de la Corte Suprema de Justicia de Mendoza en juicios comerciales, civiles y laborales. Hizo los aportes, que a continuación se detallan, en el Boletín del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Mendoza: “Calidad”, Boletín del CPCE Mza., May. / 08; con E. Bustamante, “Clusters”, Boletín del CPCE Mza., Oct. – Nov / 07; “Trazabilidad-Del campo a la mesa”, Boletín del CPCE Mza, Jul / 07. Exposiciones realizadas: “Monóxido de Carbono – El asesino silencioso” – Jornadas Internacionales de Energía. 16-17 de abril/10 – Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ingeniería; “Matriz Energética Nacional y Provincial – Diagnostico y Propuestas” Conferencia Debate en la Universidad Tecnológica Nacional de Mendoza – 15-05-2017.
Notas
[1] JAURETCHE A. M. Los Profetas del Odio y la Yapa, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 2004, pág. 7.
[2] JAURETCHE A. M. Los Profetas del Odio y la Yapa, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 2004, pág. 224.
[3] DIAZ, C. Diario de Guerra – Clarín el gran engaño argentino”. Buenos Aires. De los Cuatro Vientos Editorial. Pág. 13.
[4] JAURETCHE A. M. (1958 –b) “La mentira de la prensa libre”, Revista Qué, N 173. Extraído de Arturo Jauretche (2007) Forjando una nación, Scalabrini Ortiz y Jauretche en la revista Qué sucedió en siete días, EDUNLA, Buenos Aires. P 192.
[5] http://biblioteca.clacso.edu.ar/Argentina/unipe/20200622032025/La-colonizacion-pedagogica.pdf
[6] JAURETCHE, A. M. «Progresismo nacional o de factoría», en Tribuna de la revolución. Conferencias, Buenos Aires, Ediciones Nueva Argentina-Centro Universitario Argentino, pp. 241-269


