Si bien ya escribí sobre este particular, que tiene muy inquietos a cientos de miles de militantes nacionales y populares, creo necesario volver sobre el particular a la luz de una corriente de opinión que evidentemente se encuentra alimentada con gran cantidad de recursos, una vez más en detrimento de quien sigue reuniendo en torno de sí millones de argentinos y argentinas dispuestos a volver a votarla. Estamos, entonces, ante la única figura pública que ocupa con claridad ese sitial, mal que le pese a buena parte del “fuego amigo”.
Que Roberto Navarro, desde su emprendimiento comunicacional tan transitado por la oposición de a pie -me refiero a Eldestapeweb.com- construya un mundo de palabras tratando de vendernos lo contrario, lo que evidencia amplio pautado de recursos bonaerenses, no quiere decir que tal cosa verdaderamente ocurra. Por ello es que veremos que Horacio Verbitsty suele referirse a su tarea como la de un propagandista, sayo que le pone desde hace, al menos, lo que sigue a la caída en desgracia del ex ministro de Salud Ginés Gonzáles García.
Pero antes de continuar -recuerdo aquello que decíamos en radio Nihuil hace muchos años “antes de comenzar a hablar quisiera decir unas palabras”, je- refiramos los hechos tal cual fueron. Frente la inminencia de las elecciones internas dentro del Partido Justicialista en el orden nacional, el Gobernador Axel Kicillof se permitió ponerse en el lugar de prescindente de semejante disputa. No solamente declinó manifestarse con claridad a favor de la ex Presidenta en su intentona de hacerse cargo de las riendas del principal instrumento electoral opositor.
En paralelo, y si bien el mandatario bonaerense se hacía el equidistante, tomaba estado público que recolectaba avales para su colega de La Rioja, Ricardo Quintela, quien si bien hubiera manifestado oportunamente declinar su postulación en tanto la lideresa decidiese emprender ese camino, algo que luego desechara por aquello que indica que a las palabras se las lleva el viento. Es decir que, aunque hoy quieran contarla al revés, así fueron los hechos, muy lejos de disputas pedestres e intrigas palaciegas que, claro, siempre tendrían una única culpable.
Dejame que te diga, también, puesto que hay muchos que por un cargo son capaces de venderte hasta su madre y con un moñito, que estoy tratando un tema de fondo que hace a la conducción política, tales las palabras de uno de los opúsculos del ex Presidente Juan Domingo Perón, tan citado como poco leído por buena parte de estos farsantes. Y como aquí no se trata de una “peleíta que se puede arreglar luego de una estudiantina, entre dos jovencitos en escaramuzas”, pongamos las cosas en su lugar en este tiempo preelectoral.
Como me ha ocurrido en otras ocasiones, no te enojés -“no mates al mensajero”- por señalar lo que está pasando, al tiempo que aporto mi perspectiva. Yo no fui el que decidió desconocer la autoridad, ampliamente ganada, de la mujer que ejerció en dos oportunidades la primera magistratura nacional. Ella sí sumó en serio a la generación de “Los días más felices”, al margen que en este caso también me refiera al título de uno de los envíos de Guillermo “0,9 %” Moreno, propalado a cargo -y autodesignado- del propietario del peronómetro de época.
Ojo que sé que me meto en camisa de once varas, porque si bien “no nos estamos peleando sino que nos estamos reproduciendo”, como bien señalaba uno de los asertos de otros tiempos, estoy harto de advertir la larga mano del enemigo tergiversando los hechos al extremo de mentir en forma descarada, como una de las tantas forma de tratar de alejar a Cristina de su pueblo, algo que hasta el momento no han logrado. Pero a muchos de los entusiastas del “albertismo residual” les va la vida en este propósito imperial. Me parece…
(continuará)


