Última parte de las crónicas de indias, de las conclusiones obtenidas, las posibles consecuencias, de cómo estos viajeros reflexionaron en volver y de la nunca lograda intención de conocer Barquisimeto donde disque hacen cuatros. Todo ello al modo de, etcétera.
Desde ayer nos estamos despidiendo de Caracas, de su alegría, de su música y su admiración por Argentina (todos aquí saben mucho de nuestro país), como nos despidiéramos de unos primos lejanos con que hubiéramos pasado unas vacaciones. Tomamos unos últimos cafés en la Plaza de los Venezolanos, un café instalado en una casa muy antigua con arcos de ladrillos largos y muy finos. Allí nos citamos con dos empleados de comercio con los que nos vinculamos en la calle.
Les propusimos tomarnos un café y charlar unos quince minutos a modo de despedida. Gente muy lectora, empezamos (obviamente) a charlar de historia y política, así por arriba, no más. Nos levantamos de la mesa cinco horas después… Dos tipos fenomenales y divertidos. Hablaron, hablaron, hablaron y hablaron. Nos reímos con cada anécdota, algunas muy creíbles, otras… se non é vero, é ben trovato.
Chismes del ambiente político, de ahora y de hace más de cincuenta años. Presunciones electorales, opiniones, de todo. Historias increíbles, como “la verdá” acerca del asesinato de Trujillo, el dictador dominicano y cosas por el estilo. Según ellos, hay tres posibles candidatos para las próximas elecciones: Nicolás Maduro, Carmen Meléndez, que es la actual alcaldesa de Caracas y la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Veremos. La derecha está dividida y creen que no vuelven nunca más. Veremos.
Imposible repetir en estos papeles la cantidad de relatos, chismes, fantasías populares acerca de los políticos vivos y muertos, críticas a los que ostentan su posición de poder con actitudes y cosas materiales. Nada distinto de las historias -de oficialistas y opositores- en cualquier país latinoamericano, cómicas, trágicas, semiverdaderas, trágicas, truculentas; pero en clave caribeña, tremendas, barrocas. Que si tal era homosexual, que a aquel lo mataron cuando se dirigía a visitar a una de sus tantas amantes, que tal otro era un tremendo puto (mujeriego), que un muerto no era tal porque lo estaba ya desde hacía más de dos meses, y que tuvieron que poner un muñeco en el féretro, que la hija de este otro se aprovechaba del poder de su papá y se la pasaba viajando a Miami en jet privado y comiendo langosta con champán, que a no sé quién todos le temían por tener fama de echar cuatro tiros sin pensarlo dos veces, que unos brillantes intelectuales vinculados a la izquierda y a los santeros murieron en muy extrañas circunstancias… Nos acompañaron hasta el hotel, caminando las diez cuadras, ya muy de noche y sin parar de contar historias. Como en todo el mundo, pero aquí, en Caracas, más.
Esta mañana, otra vuelta por el centro de la ciudad, nos despedimos de las chicas de la panadería del trabajo post penitenciario, almorzamos con una amiga y vuelta al hotel. Terminan nuestros veintitrés días caraqueños y nos invade una mezcla de gozoso sentimiento y anticipada nostalgia. Tenemos ganas de pedirle al insoportable predicador testigo de vayasaberquién el megáfono, pararnos en el medio de la Plaza Bolívar y gritar GRACIAS VENEZUELA… pero somos argentinos, más, mendocinos, y nos supera el terror al kisch y al ridículo.
Caracas, 16 de marzo 2023
Columnista invitado
Fernando Rule Castro
Referente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos. Ex preso político de la dictadura cívico eclesiástico empresarial militar. Militante político. Escritor.