La libertad es un tesoro que guardamos todos en un lugar muy preciado. Cada uno le otorga un valor que difiere, de persona en persona. Muchas veces, incluso en contexto de encierro, hay quienes se sienten libres y se les nota en esa sonrisa permanente que dejan aflorar.
Se trata de algo mucho mayor que un condicionamiento físico de cualquier orden. Es como las hojas del árbol, que juegan la danza del aire tantas veces como les toca en suerte. Pero cuando arremete el viento, todo se pone en duda, hasta la existencia misma. “De la nada a la nada” como escribe Liana.
Los límites también suelen estar muy dentro, abigarrados bajo el genérico término “cultura”. Debiéramos hablar de “costumbres”, para quitarle fuerza a este intento de denominación. A este intento de dominación. Queda un largo trecho para transitar. La existencia humana aún no logra correrse de etiquetas y ataduras.
La jaula
La vida cotidiana vacía tu alma.
Es un viaje intermitente de la nada a la nada.
Lo cotidiano se queda a vivir en los huesos,
empalidece las mejillas y llena las manos
de profundos senderos que las desvían
de su destino a otra piel.
Es hora de escuchar el vuelo de mariposa.
Es hora de detener la cascada,
de cambiar las baldosas del patio,
de borrar los restos de luna de la vereda.
Es hora de abrir la puerta de la jaula.
Columnista invitada
Liana Castaño
Maestra, integrante del taller de poesía “Más allá de las palabras”, publicó en las antologías: “Fuego en las manos”; “Mujeres de palabra”, “Luz de luna” (IV Concurso Internacional de Poesía, España). Su más reciente publicación “Más allá de los poemas”, poemario colectivo del Grupo de Poesía “Más allá de las palabras” que coordina Diana Starkman, será presentado en la Feria del Libro de Mendoza 2020
Fotos: Adriana Martinetti y Rocío Méndez Castaño