Se vieron en un vagón, en medio del calor chirriante y los vahos de metal trajinado por el subte. La sonrisa floreció en sus caras casi de inmediato y al unísono. Sorprendidos por el deseo que comenzaba a crecer el ellos, decidieron acercarse y cruzar unas palabras.
La tarde de cerrado cielo gris anoticiaba -por definición- que una tormenta haría de las suyas. Pero también era posible que la sudestada fuera encausada hacia otro rincón de la ciudad. Después de todo, el río se encarga de decirnos que hasta las lluvias son improbables en Buenos Aires.
Ya en la superficie, ante las primeras gotas, ingresaron al barcito ese de la esquina. Nada veían, nada advertían de lo que ocurría. Comenzaban a enamorarse y el resto del mundo no existía. Sólo fueron descubriendo que habían ingresado al Bar Lavalle, cuando el sabor del café les recordó eso que tiene de templo y de encuentro.
“El Bar Lavalle se encuentra ubicado a escasas quince cuadras de la Plaza de Mayo, en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires, en uno de los barrios más antiguos, el de San Nicolás. Este barrio tomó su nombre de la iglesia del mismo nombre que se levantó desde 1773 hasta la década del treinta del siglo XX, en los terrenos del actual Obelisco. En la iglesia de San Nicolás se izó, por primera vez en Buenos Aires, la bandera nacional.
“El solar en el cual se erige el Bar Lavalle, Lavalle 1693 esquina Rodríguez Peña fue habitado desde los viejos tiempos de la colonia, cuando la calle Lavalle se llamaba Santa Teresa y Rodríguez Peña, de las Garantías. Hacia 1820, Bernardino Rivadavia consideró como circunvalación de la ciudad el Camino de las Tunas, actual Avenida Callao. Hacia fines de siglo XIX se instaló al final de este camino, sobre el río el famoso Parque Japonés.
“Hacia mediados de siglo XIX en el terreno del actual Bar Lavalle, se levantaba la casa de una familia de la sociedad porteña, los Campos Escobar. Y los Campos López, terreno donde hoy se erige el bar y el edificio al que pertenece, era parte de la casa solariega que se encontraba allí.
“En el predio que ocupa actualmente el Teatro Colón se hallaba la estación del Parque, de la que partió en el año 1857 el primer tren de la Argentina arrastrado por la famosa locomotora La Porteña. El recorrido torcía hacia Lavalle y pasaba frente a la actual ubicación del Bar Lavalle camino a su parada final en la estación de Floresta.
“El 21 de agosto de 1891, nace en Lavalle al 1693, casa de sus abuelos maternos, el pintor Florencio Molina Campos. El pequeño será bautizado en la iglesia de San Nicolás y asistirá a los colegios de las cercanías: Lasalle, del Salvador y Nacional Buenos Aires.
“Entre 1909 y 1912 funciona en el mismo solar de nuestro bar, la recién creada Escuela Normal N° 6 anexo de la Escuela Normal N° 1 de Profesoras de la Capital, colegio que ya funcionaba en Córdoba al 1951.
“Hacia 1925 se demuele el edificio antiguo y antes de 1930 se construye la actual edificación de cinco pisos y un local destinado a bar y almacén en la planta baja.
“Desde entonces el Bar Lavalle, este tradicional café porteño, ha funcionado en forma ininterrumpida hasta nuestros días convirtiéndose en testigo de la vida ciudadana y de los sucesos históricos más importantes de la Argentina del siglo XX. Y actualmente, del siglo XXI”.