Para despedir este año 2020 he elegido transcribir extractos del memorable y muy valorado libro Cartas a mis amigos, Sobre la Crisis Social y Personal en el Momento actual. Libro escrito por el maestro Mario Luis Rodríguez Cobos, más conocido en todo el mundo como SILO, o simplemente el Negro. Mendocino, gran pensador, escritor, filósofo, fundador del Movimiento Humanista. Este libro fue editado en febrero de 1994 por Centaurus Ediciones. Realmente cuando uno lo lee y lo repasa suena más actual que nunca.
El libro nos plantea entre otras cosas qué pasa con la aceleración del mundo de hoy, qué rumbo llevan los acontecimientos. Se pregunta ¿cómo asumiremos las transformaciones económicas y tecnológicas? ¿Qué haremos frente a los cambios de valores, significados y comportamientos? ¿Significan algo las aspiraciones de las sociedades y los individuos en la mecánica de los acontecimientos actuales?
Son 10 cartas a sus amigos y en cada una de ellas intenta plasmar respuestas claras y contundentes. Las cartas fueron escritas entre febrero de 1991 y diciembre de 1993 y luego compiladas en este trabajo. En este libro no existe un plan general, sino más bien una serie de exposiciones ocasionales que admiten una lectura sin secuencia.
Yo haré hincapié en extractos y frases de la primera carta, que ponen el foco en la realidad que les tocó vivir a los individuos en la década del ’90, en medio de una situación global cada vez más complicada. La desintegración de las instituciones y la crisis de solidaridad. Los nuevos tipos de sensibilidad y comportamientos.
Se trata de un humilde homenaje a Silo, al Movimiento Humanista, a su mirada para la construcción de la Nación Humana Universal. Silo habla de la veloz modificación que se está produciendo en las economías, en las costumbres, en las ideologías, en las creencias. Habla de desorientación y asfixia en los individuos y los pueblos.
Silo nos dice que quienes creemos en la evolución humana no estamos deprimidos por los cambios, sino más bien deseamos un incremento en la aceleración de los acontecimientos mientras tratamos de adaptarnos crecientemente a los nuevos tiempos.
Los “malos” de hoy son personas con muchos problemas y una gran avidez, pero en todo caso incompetentes para orientar procesos históricos que claramente escapan a su voluntad y capacidad de planificación. En general se trata de gente poco estudiosa y de técnicos a su servicio que disponen de recursos parcelados y patéticamente insuficientes.
A pesar de los avances hoy se utiliza el poder y la fuerza económica y tecnológica para asesinar, someter, empobrecer, oprimir a vastas regiones del mundo, destruyendo el futuro de las nuevas generaciones y el equilibrio general de la vida en el planeta.
Un pequeño porcentaje de la humanidad posee grandes riquezas, mientras las mayorías padecen serias necesidades. En algunos lugares hay trabajo y remuneración suficiente, pero en otros la situación es desastrosa. En todas partes los humildes sufre horrores para no morirse de hambre. Hoy, mínimamente, y por el sólo hecho de haber nacido en un medio social todo ser humano requiere adecuada alimentación, sanidad, vivienda, educación, vestido, servicios… Y llegando a cierta edad necesita asegurar su futuro por el tiempo de vida que le quede. Con todo derecho la gente quiere eso para sí y sus hijos, ambicionando que estos puedan vivir mejor. Sin embargo, esas aspiraciones de miles de millones de personas hoy no son satisfechas.
Actualmente se tiende a aplicar un sistema en el que supuestas leyes de mercado regularán automáticamente el progreso social, superando el desastre producido por las anteriores economías “dirigistas”. Según este esquema las guerras, la violencia, la opresión, la desigualdad, la pobreza y la ignorancia, irán retrocediendo sin producirse mayores sobresaltos. Los países se integrarán en mercados regionales hasta llegar a una sociedad mundial sin barreras de ningún tipo. Y así como los sectores más pobres de los puntos más desarrollados irán elevando su nivel de vida, las regiones menos avanzadas recibirán la influencia del progreso. Las mayorías se adaptarán al nuevo esquema que técnicos capacitados, u hombres de negocios, estarán en condiciones de poner en marcha. Si algo falla, no será por las naturales leyes económicas, sino por deficiencias de esos especialistas que, como sucede en una empresa, tendrán que reemplazarse todas las veces que sea necesario. Por otra parte en esa sociedad “libre” será el público quien decida democráticamente entre diferentes opciones de un mismo sistema.
No alcanzamos a comprender algunos aspectos de esta propuesta. Tenemos dificultades para aceptar que cualquier proceso humano y, desde luego el proceso económico, sea del mismo orden que los fenómenos naturales. Creemos, por el contrario, que las actividades humanas son no naturales, son intencionales, sociales, históricas. Son fenómenos que se tratan de intenciones e intereses. Tampoco tenemos por qué suponer que los sectores que detentan el bienestar estén preocupados por superar las dificultades de otros menos favorecidos. La historia nos enseña que los pueblos avanzaron reclamando sus derechos frente a los poderes establecidos. El progreso social no se produjo porque la riqueza acumulada por un sector luego haya desbordado automáticamente “hacia abajo”.
Presentar como modelo a determinados países que operando con esa supuesta economía libre hoy tienen un buen nivel de vida, parece un exceso. Esos países realizaron guerras de expansión sobre otros, impusieron el colonialismo, el neo-colonialismo y la partición de naciones y regiones, recaudaron en base a la discriminación y la violencia y, finalmente absorbieron mano de obra barata e impusieron términos de intercambio desfavorables para las economías más débiles.
Si existe tal economía libre de mercado, o si se trata de proteccionismos y dirigismos encubiertos que de pronto abren determinadas válvulas allí donde se sienten dominando una situación y cierran otras en caso contrario. Si esto es así, todo lo que se agregue como una promesa de avance quedará reservado solo a la explosión y difusión de la ciencia y la tecnología, independientemente del supuesto automatismo de las leyes económicas.
Como ha sucedido hasta hoy, cuando sea necesario se reemplazará el esquema vigente por otro que “corrija” los defectos del modelo anterior. De ese modo y, paso a paso, continuará concentrándose la riqueza en manos de una minoría cada vez más poderosa. Es claro que esa evolución no se detendrá, ni tampoco las legítimas aspiraciones de los pueblos. Así es que en poco tiempo serán barridas las últimas ingenuidades que aseguran el fin de las ideologías, las confrontaciones, las guerras, las crisis económicas, los desbordes sociales. Desde luego que tanto las soluciones como los conflictos se mundializarán porque ya no quedarán puntos desconectados entre sí. También hay algo seguro: ni los esquemas de dominación actuales podrán sostenerse, ni tampoco las fórmulas de lucha que han tenido vigencia hasta el día de hoy.
Daniel Musso
Miembro de la Red Humanista de Renta Básica. Estudió para Guía Superior en Turismo de la Universidad Champagnat. Miembro fundador de la Asamblea de Vecinos de Godoy Cruz entre 2001 y 2003. Miembro fundador de la Red de Asambleas Populares del Gran Mendoza 2001-2003. Miembro fundador del Modecco (Movimiento de Ciudadanos Comunes) 2003-2005. Afiliado al Partido Humanista en 2006, peronista de corazón, miembro fundador de la Organización Social Bolivianos Unidos 2019-2020.


