Nos costó terminar el capítulo anterior porque nos topamos de frente con algo difícil de controlar: los sentimientos. Encima sentimientos encontrados, ya que estábamos llegando al contradictorio 1º de mayo de 1974, cuando Perón dio un discurso memorable ante la Asamblea Legislativa en el que ponía en el centro la cuestión ambiental (discurso olvidado por completo hasta el presente en que se abrió un debate muy fuerte puertas adentro), pero rato después se vaciaría la Plaza de Mayo de jóvenes: los militantes daban puñetazos a la foto de Perón al grito de “¡no nos podés hacer esto!”
En los últimos días han circulado muchas notas firmadas-por o referidas-a los Montoneros, en donde se reclama una reivindicación de aquellos compañeros que literalmente habían dado la vida por un líder que los dejó solos. Por ejemplo, en la Agencia Paco Urondo hay una nota de Roberto Baschetti y un reportaje de Felipe Pigna de lectura imprescindible.
Sostiene “El Sapu”, que en estos días cumple un año en este emprendimiento de locos, que el artículo anterior nos va a enemistar a ambos con la dirigencia del PJ. Nos importa un bledo: Perón, el peronismo y el PJ son cosas distintas y esa la tenemos clara. También está claro que “la Historia se vale de instrumentos impuros para lograr objetivos puros” dicen que dijo alguien que citó apresuradamente a Aristóteles. Perón fue impuro, el destino del pueblo argentino no lo es; el PJ es una herramienta vieja y oxidada. Es la verdad y no veo por qué no decirlo. El peronismo sigue vigente aunque cambie de nombre. Algo de esa juventud que se negó a dejar los ideales colgados en la puerta creemos descubrir en Héctor Rosendo Chaves, en la entrevista que nos ocupa.
Habíamos quedado en la intervención de Cassia en la CGT de General Alvear, la cual anunciaba lo que ocurriría luego de 1983, con el peronismo ya descafeinado. La lobotomía colectiva iniciada con la Triple A y profundizada por los militares surtiría efecto. Al menos en la Argentina visible, y por veinte años más.
“El partido pasó a ser de la derecha peronista, por eso dejamos el partido; si no, no hubiera sucedido lo que sucedió. La contradicción entre Montoneros y Perón no pude verla con claridad en ese momento… después se ha podido ver con claridad que la Triple A no nació de un repollo; si bien no la habrá creado Perón, es imposible que él no supiera. Probablemente él en vida no hubiera dejado las atrocidades que se hicieron, es probable, pero en el terreno de las conjeturas. Pero que él desató la represión, no cabe ninguna duda”, dispara Chaves a quemarropa.
En aquel tiempo fue noticia en algunos diarios una reunión mantenida por Perón con dirigentes de casi todos los partidos políticos, quienes lo visitaron para pedir por el fin de la represión, lo que indica que no hay dudas de que “Perón sabía”. Recuerdo perfectamente que en el círculo íntimo de Horacio Sueldo (Partido Revolucionario Cristiano – PRC) se comentaba que Envar El Kadri (1941-1998), de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), había pedido en privado a Sueldo que conversara del tema con Perón. Sueldo prefirió convocar a los otros partidos, y así la reunión iba a tener más peso. Se hizo la reunión, pero fracasó.
“El 1º de Mayo de 1974 ya estaba claro; yo ya estaba en la Plaza y me fui; el que dice que Perón hizo que se fuera la gente está equivocado, es mentira; yo en ese momento era dirigente montonero, y me fui como cualquier otro; fue una reacción espontánea de los militantes. Una desilusión muy grande. Nos juntamos en la Facultad de Derecho y era como si estuviéramos en un velorio, nadie hablaba. Cuando algunos gritaban “no queremos carnaval” cuando coronaban a la reina del trabajo, era una provocación estúpida, pero merecida. Salir ahora a averiguar quién empezó primero es medio difícil; yo creo que hubo un error garrafal de conducción; nosotros, en ese momento cuestionando al gobierno elegido por el pueblo argentino era una torpeza histórica incalificable, más allá de que a nosotros no nos gustara y de que nos hubiera defraudado. Por eso es que hoy en día soy un fanático de la democracia, aunque gane Cobos con su voto; porque, si se genera una discusión política, que ya se ha generado y creo que no va a parar (¡año 2008!, N. del A.), habrá que disputar en el terreno de las ideas, el terreno de las propuestas y el terreno de la militancia. Yo no tengo ninguna intención de convencer a una señora de las cacerolas de teflón, pero sí tengo interés en discutir en Mendoza cuál es el proyecto político, económico y social que incluya a todos los mendocinos”… Caramba, una autocrítica que la derecha (peronista o antiperonista, es lo mismo) nunca hizo.
Cuando la periodista le pregunta a Héctor sobre las particularidades de Montoneros en la provincia de Mendoza, Chaves cuenta que “por haber sido abogado y haber organizado jurídicamente el Partido Auténtico en las tres provincias cuyanas, tenía una visión de la zona… diría que el montonerismo de esas provincias era tan liberal, que a lo sumo nos podríamos calificar como una agrupación”.
Chaves minimiza entonces el “poder de fuego” del montonerismo en estas provincias del “interior”, pero también entiende que al enemigo poco le importaba si uno portaba o no armas; lo malo era portar ideas de cambio y estar dispuestos a poner el cuerpo en la lucha. Liberal quería decir que “todos nos conocíamos entre todos y que nadie tomaba las medidas que había que tomar como montoneros, como la clandestinidad: porque no había habido enfrentamientos, no había habido lucha; no había nada que clandestinizar… a menos que se clandestinice la política, uno de los grandes desaciertos históricos de la Argentina”. Pasa que los planes de exterminio de los militares eran anteriores al surgimiento de la lucha popular armada, y eso es lo que los argentinos nos negamos aún a admitir: esos planes habían sido diseñados mucho antes, en el exterior y en el marco del olvido inducido de la Constitución del ’49 más el bombardeo a la Plaza de Mayo.
El Partido Peronista Auténtico fue creado en 1975 y feneció en 1977. Su principal referente era Oscar Bidegain, y estaba enfrentado a la conducción oficial del PJ. Martínez Baca era el referente mendocino y Jorge Cepernic, el maestro político de Néstor Kirchner, lo era en Santa Cruz. Cámpora no formaba parte de ese partido a pesar de haber sido expulsado del PJ en 1975. Por acciones legales del PJ, debió retirar de su nombre la palabra “peronista”. Pero el peronismo verdadero, el de la Resistencia, estaba allí.
Especulación personal: Isabel Perón fue derrocada a pesar de que se disponía a llamar a elecciones ¿o debido a eso mismo? De haber habido elecciones, no descartemos que el Partido Auténtico hubiera ganado las elecciones. Quizás eso haya acelerado el golpe de Estado: los enemigos del país necesitaban un estado de guerra para justificar la posterior masacre de militantes gremiales y estudiantiles, la cual estaba previamente planificada. La Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) eran las tres armas, las tres fuerzas armadas. Es un razonamiento lógico: ¿alguien sabe de algún caso de un “militante” que la Triple A haya desaparecido o haya torturado luego del 24 de marzo de 1976? Claro que no, porque la Dictadura fue la continuidad de la Triple A más el terrorismo de Estado.
Al morir Perón… “yo también estuve acá en Buenos Aires. Las imponentes colas de gente en el velorio eran elocuentes. La mayoría del pueblo argentino lo vivió como una gran pérdida, sólo comparable con la muerte de Yrigoyen. Ya en ese momento era claro que cuando se muriera Perón esto iba barranca abajo”. Osvaldo Bayer lo diría más adelante: La Patagonia Rebelde debió ser filmada a las apuradas antes del 1º de julio ¡o no se terminaba de rodar!. Y así fue que la película fue proscripta a los pocos días de morir Perón.
“La muerte de Perón no fue tomada para nada como un hecho auspicioso. Poco tiempo después Montoneros pasa a la clandestinidad y eso fue un terrible error político, al menos en Mendoza; en el resto del país no estoy habilitado para opinar; pero en Mendoza fue un error. La mayoría de los militantes eran militantes sociales y políticos; además todos nos conocíamos entre si, salvo que uno viniera escapando de algún lado. Fue achicar terriblemente el espacio, sin ningún beneficio”, se lamenta Chaves.
Respecto de la Triple A: “En Mendoza por suerte no tuvo vigencia; hubo alcahuetes y soplones, los hubo; y hubo civiles colaborando con los militares, sólo que no los hemos podido descubrir. En Mendoza Santuccione y Menéndez crearon el Comando Libertadores de América. Pero los actos más notorios de Santuccione fueron castigar prostitutas; hubo desaparecidos también”.
En la época de esta entrevista Chaves ya estaba trabajando para el armado de los primeros juicios por crímenes de lesa humanidad, que tuvieron lugar en la ciudad de San Rafael en el año 2010: Expediente n° 93002704/2010. En esa y en las causas siguientes en la ciudad sureña, Chaves fue (sigue siendo, hay una causa en curso aún) querellante y patrocinante a la vez. Eso prueba que la represión había sido muy severa. Represión que él había sufrido en carne propia.
Al momento de semblantear un poco a los personajes que menciona Chaves, diremos que el comodoro Julio César Santuccione había sido un conocido represor en Mendoza, que luego pasaría a los negocios turbios del fútbol (C.A. Independiente de Avellaneda) con apoyo del inolvidable Julio Grondona. En Mendoza fue jefe de Policía desde el mismo momento en que se iniciaba el “Operativo Independencia” en Tucumán. Era antisemita, le decían “el loco” y había creado el Comando Pío XII que se ocupaba de asesinar prostitutas y homosexuales.
Por su parte, Luciano Benjamín Menéndez (1927-2018) estuvo a cargo del III Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba pero con jurisdicción, al menos hasta 1979, sobre las provincias de Córdoba, Catamarca, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Luis, San Juan, Santiago del Estero y Tucumán. Si se repasa esa lista veremos que, excepto Buenos Aires, allí están las provincias en las que más atrocidades políticas se cometieron desde el regreso de Perón a la Argentina.
Era sobrino de Benjamín Andrés Menendez (1885-1975), autor del intento de golpe contra Perón en 1951, por lo que fue preso pero luego liberado en 1955 por la Revolución Fusiladora. Su muerte fue por suicidio. Un hijo de Luciano Benjamín fue en su momento, no hace mucho tiempo, procesado por narcotraficante.
El golpe del ’51… El mismo que motivó que Evita comprara armas para repartir en la CGT, armas que Perón le quitó. En recuerdo de eso, los jóvenes de la plaza del 1º de mayo de 1974, demasiado lúcidos para intranquilidad de la derecha, coreaban aquello de “si Evita viviera sería montonera”, o “si Evita viviera Isabel sería copera”; “¿qué pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular?”. No era que portaran armas, la mayoría no sabía ni manejar una honda. ¡La inmensa mayoría! Portaban ideas. Los pibes de la “gloriosa JP” no comían vidrio y estaban re-ligados a sus raíces históricas. Por eso el genocidio fue acompañado de un genocidio cultural: volver a des-ligar a los argentinos de sus raíces históricas.
Un capítulo doloroso de la entrevista está referido a cómo vivió la familia de Chaves su militancia política: “Para la familia la militancia era la militancia social; yo era lo que se llama un jetón; no era un militante clandestino, no podía serlo; yo había sido defensor de presos políticos del ’70 al ’72, abogado de la CGT de los Argentinos y de la otra CGT al mismo tiempo; las contradicciones insalvables que podían darse en Buenos Aires, en Mendoza no se daban, y menos en General Alvear y San Rafael”. Pero la cosa no se agota ahí… Chaves fue detenido el 15 de marzo de 1976, 9 días antes del golpe…
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, docente jubilado y presidente de la Federación Argentina de Espeleología. Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua. Agrupación Luis Barahona, Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares, Malargüe.