Soberanía política, independencia económica, justicia social e integración regional 2
(viene de la semana anterior)
El turismo nos ofrece una gran oportunidad, América Latina es un escenario de espectacular riqueza para seguir desarrollando. América Latina tiene una naturaleza increíble, diversidad de paisajes y de climas, ciudades hermosas, pueblos encantadores, enorme riqueza humana, diversidad de etnias, cultura milenaria. Es tierra de paz, es tierra alegre, dispone de una riqueza cultural impresionante, una gastronomía variada y deliciosa, buena infraestructura y equipamiento, adecuada red de comunicaciones, personal capacitado y muy buenos servicios. Es prioritario preservar lo que queda de riqueza natural y de restos arqueológicos. América Latina se podría consolidar como destino natural sin precedentes si logramos acordar políticas, legislaciones comunes de protección del medio ambiente y del patrimonio histórico cultural. Precisamos una planificación estratégica de desarrollo turístico que sea totalmente armónica, eco-sustentable, sostenible. El ideal sería la creación de una red latinoamericana de turismo, en donde se contemple el desarrollo armónico y complementario, con políticas totalmente integradas, con participación de entidades públicas y prestadores privados, que acuerden políticas de planificación, oferta y promoción. Se podría diseñar un plan regional que proponga un mejoramiento de infraestructura y logística ( rutas, aeropuertos, puertos, mar, ríos, senderos, circuitos, señalización, oficinas de informes, seguridad, primeros auxilios, etc); un mejoramiento de la estructura hotelera, gastronómica y de servicios turísticos; un mejoramiento en la capacitación de personal y financiamiento para el desarrollo de las economías locales, regionales (artesanías, comidas típicas, artes, guías locales, etc). Planificar el turismo a escala regional. Somos ya un gran destino internacional, debemos profundizar el intercambio regional. En este siglo se avanzó mucho y esa potencialidad se podría amplificar si hacemos un correcto y profundo abordaje interdisciplinario.
El deporte es una actividad muy desarrollada en la región, se puede articular también un plan de desarrollo del deporte social, barrial, comunitario, de carácter amateur y vocacional, integrador de comunidades, regiones, de carácter federal. El deporte, el turismo, el arte, la educación, la actividad social comunitaria, los foros regionales, son ámbitos de participación que nuclean, que unen, que rompen barreras, que integran. Los pueblos que se conocen, que desarrollan actividades en conjunto van rompiendo esas barreras culturales existentes. Se abandona de a poco el concepto de competencia y va apareciendo el concepto de Patria Grande, de todos somos uno, de solidaridad y de complementariedad. Necesitamos conocernos más, intercambiar experiencias, construir, fortalecernos mutuamente, integrarnos como seres humanos.
El sistema político y las instituciones han quedado en esta etapa relegadas en dar las respuestas que la sociedad demanda. Hoy hay mayor acceso a la información, mejor educación, menos tolerancia y más exigencias. Desde 2014 a la fecha transitamos una crisis política regional. Hay un avance de la derecha retrógrada. Los partidos políticos, el poder ejecutivo, legislativo y judicial están muy devaluados. Hay una crisis de confianza por necesidades insatisfechas. Los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales dominadas por la derecha internacional han manipulado millones de cerebros, han hecho uso y abuso de las fake news para dinamitar la gobernabilidad de los gobiernos populares de esta región. Hoy la democracia se juzga por los resultados. Hay un profundo desencuentro entre la sociedad y las instituciones. Hay que resolver esa grieta con el fortalecimiento de los gobiernos locales, el sistema político debe articular territorialmente, debe haber más cercanía, más empatía, mayor confianza, más dinámica, más ida y vuelta con el pueblo. Generar democracias fuertes y reales, diversas, participativas, plurales. Hay que volver a canalizar las demandas sociales.
Los problemas de nuestras democracias se resuelven con más y mejor democracia, con movilización popular, con ampliación de derechos sociales, con nuevos actores ( mujeres, jóvenes, pueblos originarios, trabajadores, movimientos sociales, referentes de colectivos vulnerables y discriminados como el LGBTQI+). Hay instituciones tradicionales anquilosadas que hay que renovar, necesitamos nuevas formas y nuevos actores. Necesitamos incluir al debate político a sectores históricamente excluidos.
FMI, BANCO MUNDIAL, OCDE, OMC, ONU Y OEA son los instrumentos de regulación, control y dominación de Estados Unidos y el resto del G7 ( Canadá, Alemania, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido). Obviamente China, Rusia y el Mundo Árabe juegan su papel en el mapa de dominio geopolítico. Lo mismo ocurre con Israel, India y el Sudeste Asiático. Esta es la estructura político-institucional-comercial-bélica-tecnológica que domina el planeta hoy. Nosotros como región deberemos consolidar un bloque, con estrategias propias que interactúe de la mejor manera con estos grupos de poder, con autonomía, en libertad, con legislación y reglas consensuadas e iguales para sus miembros. Enfrentar este mundo de forma aislada es suicida, no tenemos espalda suficiente, no es lo mismo integrando un bloque de 33 Países que hacerlo de forma individual.
Las empresas multinacionales marcan la agenda comercial del planeta. Los gobiernos conservadores trabajan para esas corporaciones, agravan las crisis, aumentan la desigualdad, congelan salarios, flexibilizan empleos, retraen derechos laborales, abren las economías y deterioran los aparatos productivos locales. Desregulan el mercado financiero, endeudan a los países con bancos y fondos de inversión extranjeros. Los países pierden la soberanía política, monetaria, fiscal y la independencia económica y obviamente abandonan las políticas sociales de redistribución de la renta nacional. He aquí el estado de situación. Cómo queremos seguir? Qué queremos construir? Queremos autonomía, independencia, libertad? Queremos ser soberanos? Queremos Justicia Social para nuestros Pueblos?
La desaceleración de la economía global entre 2007 y 2011 nos mostró cuan vulnerables somos como región. Bajó el precio internacional de las commodities y América Latina entró en crisis. El estado de bienestar de nuestros países depende básicamente de los recursos obtenidos por exportaciones primarias (petróleo, minería y del sector agrícola). No podemos continuar dependiendo de exportar productos primarios. Los estados, ante estas restricciones no pudieron profundizar las políticas sociales. Las limitaciones financieras de los estados, el estancamiento de las condiciones sociales, el retroceso en términos de pobreza y desigualdad, el empobrecimiento de las clases medias, permitieron el avance de los partidos neo-conservadores y cipayos de la región que llegaron al poder entre 2015 y 2019 con el aval y apoyo de los Estados Unidos, con el apoyo de los medios de comunicación, de los grupos corporativos. Llegaron por voto popular (Argentina, Ecuador, Uruguay), por golpes blandos en base a fake news y law fare (Brasil) o por golpes duros con participación del Ejército, mercenarios civiles, policía amotinada, con violencia, represión y muerte (Bolivia).
Si queremos seguir construyendo gobiernos populares fuertes, que desarrollen modelos de inclusión en la región, tenemos que mirar hacia atrás y rescatar todo lo bueno que se hizo, tenemos que mirar hacia adelante y plantearnos el diseño de un nuevo modelo de desarrollo integral regional que tenga como objetivo políticas nacionales y regionales alternativas al neoliberalismo, que prioricen el progreso social, la redistribución de la riqueza, la paz y el equilibrio ecológico y el desarrollo integral de los seres humanos. Hay que crear una alternativa latinoamericana por fuera de la hegemonía monetaria, financiera, tecnológica y geopolítica de Estados Unidos y el G7.
Sería muy beneficioso explotar nuestro comercio intraregional, América Latina tiene una población aproximada de 650 millones de habitantes. Debemos desarrollar las industrias de capital nacional, priorizar el apoyo a la pequeña y mediana empresa local, la economía popular. Fortalecer el mercado interno de cada uno de los países de la región. El comercio internacional a escala global crece mucho menos que la demanda interna.
Debemos apoyar a los movimientos sociales, las cooperativas, articular leyes de acceso a la tierra en todo el continente, avanzar en una legislación regional de arraigo rural de manera que la población de zonas rurales no se traslade a las ciudades. El 35% del empleo en Argentina es informal, es empleo en negro. En América Latina el 52% del empleo es informal, es empleo en negro. Hay que revertir de manera urgente esta realidad. Hay que formalizar el empleo y robustecer el sistema previsional. El 80% de la población de América Latina vive en ciudades. Hay que generar trabajo en el campo, hay que hacer un desarrollo social integral en zonas rurales, hay que apoyar el desarrollo de la agricultura familiar, fortalecer a los movimientos campesinos, fortalecer las ferias y los mercados populares, luchar contra los monopolios de comercialización de alimentos y generar ámbitos de comercialización bajo el formato productor-consumidor, sin intermediarios. Debemos lograr la soberanía alimentaria. Diseñar desarrollos regionales, con producción local, generar microregiones productivas en radios de no más de 150 km2 para abaratar la logística y desarrollar polos productivos. Es totalmente improductivo trasladar 1.000 o más kilómetros productos que se pueden producir en cada región. Hay que generar planes continentales de producción y comercialización de productos orgánicos. Los productos orgánicos son y serán muy demandados en todo el planeta. América Latina se podría transformar en el principal productor de alimentos orgánicos del mundo. Para ello, entre otras medidas tenemos que trabajar en disminuir progresivamente el uso de semillas transgénicas y agrotóxicos. Hay un negocio multimillonario de las corporaciones agroexportadoras con este tema. La tendencia global será la disminución del consumo de productos transgénicos y nuestra región es la mayor productora de transgénicos del planeta. Hay que iniciar de manera urgente una transición y volver a las fuentes.
La integración regional será fundamental frente al nuevo mundo.
Habrá que abandonar definitivamente la financierización de nuestras economías e ir a un modelo de desarrollo económico y social en donde el ser humano y sus derechos ocupe el lugar central.
Habrá que darle sustentabilidad ecológica a este desarrollo, el extractivismo desmesurado, el saqueo sin límites a la naturaleza de nuestra región debe tener un límite real. Habrá que legislar sobre este tema unificando los criterios. El ideal sería una misma legislación a nivel regional. Resultaría no conveniente que determinados países legislaran restricciones ecológicas más flexibles o menores tasas impositivas para atraer inversiones de ese modo. De esa manera se estaría priorizando una ganancia a corto plazo y una hipoteca ecológica y humana en ese territorio.
Deberíamos configurar un esquema impositivo regional para las multinacionales extractivistas que contemplaran altas tasas de tributación. Hay que diseñar un nuevo sistema tributario que grave fuertemente la renta financiera, la renta inmobiliaria, las actividades contaminantes, el comercio electrónico, la industria del juego y las apuestas online, las tabacaleras, la importación de bienes suntuarios, etc.
Deberíamos legislar a nivel regional sobre el avance del agronegocio sobre el monte natural, las selvas, los bosques nativos. Hay que poner un límite. El ecosistema ha sido sistemáticamente vulnerado y las consecuencias están a la vista.
Deberíamos legislar sobre el uso de agrotóxicos, poner límites regionales. Están agotando nuestros suelos por el uso excesivo de estas sustancias, contaminando las napas y el agua superficial, la atmósfera. Están poniendo en peligro la salud de las poblaciones cercanas a los núcleos productivos. Hay que volver al abono orgánico. Crear mecanismos de financiación que generen la transformación. Necesitamos una explotación saludable. Debemos declarar a Latinoamérica libre de agrotóxicos.
Deberíamos legislar a nivel regional sobre minería a cielo abierto. Limitar el uso de sustancias tóxicas que contaminen nuestros suelos, nuestra atmósfera, nuestras napas, ríos, lagos, cultivos y pongan en peligro la vida de los habitantes del continente y por otro lado limitar el uso excesivo del agua que es un bien escaso y no renovable. El agua es vida. La legislación debería ser nacional y continental, de manera de declarar a Latinoamérica libre de minería contaminante.
Deberíamos legislar a nivel regional sobre el recambio energético, sobre políticas integrales y regionales, construir fideicomisos regionales que generen inversiones en nuevas formas de energía ( solar, eólica, hidrógeno, aceites vegetales combustibles, litio, etc). Es indispensable desarrollar un plan a 30 años que ponga límites al uso de combustibles fósiles para el transporte y la industria.
Hay que legislar en forma urgente sobre el fracking a nivel región. Es altamente contaminante y destructivo, se fractura roca en zonas sísmicas, utiliza millones y millones de litros de agua, es muy costoso en dólares para economías bimonetarias como las nuestras. No podemos sostener por mucho más tiempo esta actividad. Hay que diseñar de manera urgente una nueva matriz energética. Hay que declarar a Latinoamérica libre de fracking.
Deberíamos planificar la explotación del litio de un modo ecológicamente sustentable, con condiciones de trabajo adecuadas y que resulte económicamente redituable para los estados. Para ello deberíamos desarrollar todo el valor agregado industrial a esta materia prima. Chile, Bolivia, Perú y Argentina tienen en conjunto la mayor reserva del oro blanco del planeta. Es una gran oportunidad de divisas, es prioritario que los cuatro países se pongan de acuerdo en un plan de explotación regional, con las mismas reglas de juego, las mismas cargas impositivas, deberemos diseñar escalas productivas de valor agregado que otorguen a cada uno de los países recursos y empleo genuino.
Otro sector a desarrollar es el de la pesca. Nuestros países contienen miles de kilómetros de ríos y mares que desde hace décadas están siendo saqueados por compañías de pesca de todo el mundo que se llevan nuestra riqueza y en la mayoría de los casos lo hacen de modo furtivo y con métodos depredatorios y contaminantes. Hay que generar mecanismos de control, regular las temporadas y los métodos de pesca y contemplar altas tasas impositivas. Además de articular todos estas herramientas de control es preciso desarrollar la actividad pesquera para que sea parte de un nuevo esquema de soberanía alimentaria. Es inaudito que millones de toneladas de peces y mariscos sean extraídos de manera ilegal sin dejar un centavo en el país y tengamos sin desarrollar la industria pesquera nacional . Nuestro País tiene astilleros con infraestructura y personal altamente capacitado que podrían ser parte de un plan de construcción de una flota nacional que abastezca las necesidades de la industria pesquera nacional, que genere una flota de bandera nacional de barcos de carga que opere en los ríos y puertos de exportación de cereales y que abastezca a la prefectura naval para sus tareas de control. Se podrían construir además barcos de uso turístico. Tendríamos aquí otra fuente de ingresos de moneda extranjera si exportamos barcos.
Las leyes laborales deberían ser unificadas en la región. No es solidario y armónico que hayan países hermanos que en base a salvajes flexibilizaciones laborales atraigan inversiones. Hay que unificar criterios y poner como prioridad las condiciones laborales, las condiciones salariales, la salud de los trabajadores por sobre los intereses económicos corporativos.
Lamentablemente en nuestros países hay alta desocupación, altos índices de pobreza y desigualdad. Los salarios son bajos, las pensiones y subsidios o planes sociales son insuficientes, las jubilaciones están en el casi 80% de los casos por debajo de la línea de pobreza. La pensiones están al nivel de la linea de indigencia. Los subsidios por desempleo son muy limitados en montos y cobertura temporal. Hay que reforzar los ingresos de las poblaciones y simplificar el modelo de subsidios. Hay que tender a un modelo simplificado que contenga una Renta Básica Universal, Pensiones, Jubilaciones, y Subsidios por Desempleo. Otorgar una renta básica universal, individual, incondicional y suficiente para toda la ciudadanía que otorgue ingresos mínimos a las personas durante toda su vida y que reemplace a todos los planes asistenciales actuales que son burocráticos, condicionados, insuficientes y focalizados. Seguir otorgando las pensiones no contributivas a aquellas personas que lo requieran ( viudas, discapacitados, etc). Reforzar los planes de subsidios por desempleo. Hay que crear un sistema previsional estatal, solidario de cobertura universal de manera que cuando las personas lleguen a la edad jubilatoria puedan acceder a este derecho con un trámite simple, con moratorias disponibles para las, los y les personas que no tengan los 30 años de aportes. Debemos crear un nuevo estado de bienestar regional para minimizar los desequilibrios que acontecen hoy, con migraciones forzadas de millones de personas que deben abandonar sus países por no encontrar las condiciones mínimas de de cobertura social y de vida.
Si no hacemos profundas transformaciones en lo político, social, cultural, económico y ecológico, nuestra región estará en peligro permanente de saqueo y destrucción. Este saqueo comenzó en el siglo 15 y perdura hasta hoy. Debemos salir de esta trampa histórica de una vez y para siempre. La autonomía, la integración, la consolidación histórica de gobiernos populares, las políticas sociales redistributivas, la economía al servicio del ser humano y la producción, la protección del medioambiente y el otorgamiento de más y mejores derechos a los habitantes de América Latina serán las llaves de salida de esta trampa histórica, imperial y colonial.
Columnista invitado
Daniel Musso
Miembro de la Red Humanista por la Renta Básica Universal