Solsticio de invierno
Otro viaje al fin de la noche
Parte 6
(viene de la edición anterior)
Me gusta ese programa de humor de la noche porque tiene algunos comentaristas muy buenos. Para el stress nada como “La risa, remedio infalible”, decía una sección de Selecciones del Readers Digest que leía antes de saber que era deleznable.
La posibilidad de reír a carcajadas afloja la contractura del abdomen, causa de tantos problemas de salud de la zona digestiva. Pero a veces cuesta conectarse con el humor.
A Barragán se le ocurrió preguntar qué podría hacer con el libro de Gaturro que lo estaría editando Clarín.
-¿Lo kemo?- preguntó el conductor. Con esa paciencia de los oyentes fieles, algunos les dieron propuestas piolas…
-Dejalo, comentalo con él…-.
Pero cuando en el corte mencionaron que era justo el aniversario de la quema de las toneladas de libros del Centro Editor, la indignación me invadió.
Recordaba que allí, en esos libritos y cuadernillos escribieron los que fueron mis profes de la Universidad del Sur. Siguiendo la política de Boris Spivacov cuando estuvo en EUDEBA, la consigna era que los libros de texto tuvieran el valor máximo de un atado de cigarrillos…
Ahora, en la universidad para cada materia hay un pilón de fotocopias, con destino de use y tire… Y en la carrera de Lengua y Comunicación Oral y Escrita de la Universidad del Comahue de San Antonio Oeste, HASTA EL QUIJOTE ESTABA FOTOCOPIADO…
Me superó. Lo único que pude hacer fue ver por tele, primero un excelente documental de Canal Encuentro y luego una peli de Kurosawa que ya había comenzado en la tele pública.
Y me kedé un día mascullando como una vaca qué alternativa piola podría haber… Hasta que me desperté a la medianoche y escuché de la Fundación del Hospital Garraham que pide donación de papel en www.vaporlospibes.com.ar
Y allí comprobé, otra vez, que el cerebro no puede kedarse con un problema. Es como una computadora. Necesita resolver ese problema, sino keda atascado.
Se relaciona con el tema del desapego búdico y del Mahatma Gandhi. Cuántos menos problema concretos del akí y ahora tengamos que resolver, más nos podremos ocupar de los temas realmente importantes.
Es algo que no hemos aprendido. Porque la cultura del video clip justamente es la rapidez. Habría que recuperar los saberes del arte y la cultura que nos enseñan el valor del tiempo y la dedicación a una tarea. Los músicos, que repiten una y otra vez en sus ensayos… Los actores de teatro y acrobacia… Los artesanos…
Vemos que por la Ley Federal de Educación, no casualmente, hicieron desaparecer las horas de la educación artística. Y se borraron, simplemente, las de artesanía y manualidades tan subestimadas por el sistema capitalista como la educación técnica que formó durante años los técnicos que antes fueran un orgullo argentino.
Miré por Canal Encuentro esa maravillosa historia del “Libertablas”, el teatro de títeres del Teatro Nacional Cervantes y allí reconocí que eran los de esa mágica función para los niños de las escuelas que yo vi en Santa Rosa, en el Español.
Escribí varias veces el derecho de los niños a la absoluta belleza del arte luego de esa función en medio de los alumnos con sus maestras. Pero, además, en sus marionetas, estaba el video que yo tuve, en copias totalmente deterioradas de tantas veces pasárselas a mis alumnos, de la historia de América, en una excelente adaptación de “Las venas abiertas América Latina”. Las marionetas corriendo la línea del Tratado de Tordesillas, luego de explicar que se habían dividido el mundo entre los españoles y portugueses por los parentescos con el papa, son absolutamente inolvidables. Y lo supe porque mis alumnos lo recordaban, claramente, cuando las teorías de Piaget explican que la temporalidad recién se adquiere en los últimos años de secundaria. A la edad en que Macri, no casualmente, obvio, kiere kitar las horas de Historia. Cuando está recontraestudiado por los que estudiaron algo de Piaget que recién a los 16 años, aproximadamente, se adquiere la posibilidad de comprender la temporalidad, que es la base de la historia.
Para analizar la historia es indispensable analizar fuentes diferentes sobre ese tema. Para entender el hoy, solo hay que ver qué dicen los diferentes medios de comunicación. Pero aquí solo hay algunos. Imposible entender qué pasa en el país. Parece que en las primeras internas, en Neuquén y Misiones, la lista K ocupó el 5° y 4° lugar, dijeron por alguna radio.
No puedo escuchar el programa de Magdalena, ni por la computadora. Anda internet, pero algo impide escuchar el audio. De las radios nacionales, solo se oye Radio Nacional que parece ignora ese tema.
No se prepara a sus oyentes. Parecen los tiempos de la Guerrra de Malvinas.
-¡Vamos ganándoles a los piratas! ¡Dios es criollo!-. Y como parece que solo se gana como en el fútbol, jamás preparan a su gente para lo que podría ser perder la mayoría absoluta. Y después vienen los destrozos de los hinchas…
Allí se siente la censura tecnológica. Ya sabemos que estamos en los tiempos del Gran Hermano de Orwell. Pero es muy interesante ver cómo justo para el asesinato de Ángeles no había, parece, ninguna de las famosas video-cámaras que están vendiendo para “seguridad”.
Como ya sabemos que las venden los servicios de inteligencia, justamente cuando haya implicados algunos de ellos, no andarán las famosas mini camaritas… Será, como siempre, “zona liberada” para conocidos y amigos. Algo de esa onda se siente en el tema de Ángeles.
Ya vemos cómo Figuretti y sus amigos van en onda camaleónica, mutando para otro lado, dejando la mayoría de los que confiaron en sus promesas, totalmente en banda.
Y entonces, pareciera que la industria nacional es la textil DEL USE Y TIRE de La Salada. Y los autos, de las multinacionales… Total los trenes los compramos a China, millonadas de dólares gastadas en sus trenes use y tire. Y chau los sueños de reactivación de MATERFER, los FFCC uniendo todo el país, con mano de de obra local en absolutamente todas las piezas, para reactivación de la industria y posibilidad de exportarlos y otros sueños setentistas. Hay, parece, una simple variante de lo que decía Martínez de Hoz: “ES LO MISMO PRODUCIR ACERO QUE CARAMELOS”. ESE ES EL MODELO A DEFINIR. Cualquiera sea quiénes ganen o pierdan.
Basta con analizar el florecimiento de La Salada… Trabajo esclavo de sol a sol, de indocumentados sin derecho alguno… Venta en negro en medio de una zona donde los asaltos a los incautos son muy sabidos. ¿Y ese es el modelo a exportar?
Porque no es política de salud solo destinar 40 millones de dólares al calendario de vacunación obligatoria, uno de los más altos del mundo. Mientras las viviendas de las villas sigan siendo ranchos con techo de nylon sin gas y solo kema de plásticos para calefacción. POR MAS VACUNAS QUE LES PONGAN SEGUIRÁN MURIÉNDOSE LOS NIÑOS DE GRIPE “A”, “B” o “Z” si no cambia el “modelo”.
EL MODELO, IMPERANTE HOY, ES ESE TRÍPODE ARMAS-DROGAS-PETRÓLEO. SIEMPRE SE ACABAN Y SE NECESITAN MÁS… EL SUMMUN DEL CAPITALISMO SALVAJE.
EL OTRO, ES EL PARADIGMA DE LOS VERDES ECOLOGISTAS, LAS ENERGÍAS BLANDAS, DEL VIENTO, EL SOL, LOS DDHH DE TODOS, HASTA DE LOS ANIMALES Y LAS PLANTAS DE LA PERMACULTURA.
Otra de las medidas realmente importantes, es la ley de emplead@s doméstic@s. Por akÍ nadie sabe bien si pierden o no el salario familiar, que en un trabajo de tanta inestabilidad es muchas veces el principal ingreso.
Parece que ni sikiera las mujeres del Frente para la Victoria saben la importancia que tiene esta ley, tan onda Evita, que la tomó de las feministas que lucharon por ella mucho antes… Porque incorpora a niñeras, asistentes personales, cuidadoras de enfermos, jardineros, etc., con derecho a jubilación, obra social, seguro, indeminización por despido, vacaciones, etc, etc. El plazo vence y ni en la Ansés saben si perderían o no el indispensable salario familiar que es la gran conquista k…
Peor aún es la resistencia de los trabajadores a entrar en un sistema como este. Como diciendo, más o menos, ahora van a chusmearme estos del gobierno. Yo solo kiero ser libre y que no me jodan.
Una subestimación total y absoluta del sistema de Gran Hermano en que estamos inmersos. Porque ya lo escribí creo, hace un año y medio. Fue cuando lo escuché en un programa de María O’ Donnell.
Era diciembre, recuerdo, cuando le hicieron esa entrevista a Ariel Garbarz, ingeniero en sistemas, me parece, que es un bocho en los temas de computación. Porque leía apasionadamente sus artículos de Página 12 intentando entender algo mientras ni siquiera podía manejar el mousse, hasta el curso de computación para docentes.
Compartimos la compu en ese curso con mi gran amiga, la ex directora de la escuela 110, “la madre de la princesa” en mi denostada “Antón pirulero”, entonces, su hija era la novia del pibe que tenía un olorcito a marihuana…
Ahora ella terminó su universidad, hizo un postgrado en el extranjero y es doctora del CONICET, casada con otro pibe idem. Pero el bloqueo me impide recordar su nombre. Las vi a ambas pibas con sus parejas en Buenos Aires antes de la operación de cáncer de riñón de María Inés.
Solo supe de su post operatorio, cuando la llamé por celu, ya aki. Le extirparon un riñón pero se perdieron los estudios… No lo supe, entonces, por que tuve, recién allí, en Bs As, mi primera gripe en añares. Entonces no pude volver a visitarla.
Hubiera sido atroz… Me imagino la desorientación de esas dos cándidas miradas de confianza en la medicina y la ciencia, de los becarios CONICET… La certeza que llegaron y se jugaron por el país, pese a las advertencias como las nuestras, amargas y escépticas docentes jubiladas, militantes feministas setentistas, ese día que nos encontramos, antes de su operaciòn…
No le dije, tampoco, que tal vez le vendieron ese riñón canceroso para ponérselo a ese pibe de la colecta de todo el país… Que por la tele habían mostrado cómo…
Con mi gran amiga fue cuando tomé por primera vez champagne, se lo dije y nos reímos a carcajadas. Sabía que solo si reía mucho se descontracturaría esa zona, indispensable para una operación del riñón. Antes que llegara el dorima con su aire corta onda. Vaya a saber por qué…
Volví a llamarla cuando fueron las inundaciones de La Plata, donde tenía su casita.
-¿Te pasó algo con la inundación, María Inés?-.
-Si supieras lo que fue… El agua se llevaba todo, la casa está en Tolosa. Un día entero arriba de una mesa, por mi operación. El Negro intentaba salvar algo… Los libros nadaban, el agua se llevaba las fotos, los recuerdos… Los muebles de mamá…
-¿Les llegó la ayuda que akí contaban por la radio que organizaban los pibes de la Universidad?-.
-Los únicos que nos ayudaron fueron los pibes del barrio, que es una mierda, llena de milicos y narcos. Y podés creer, que esos pibes narcos fueron los únicos que nos salvaron porque tenían unos botes…
Solo cuando estaba la hiki y vi esa delenzable peli bajo presupuesto del yuppie, supuse que esas tomas, los pibes en botes, el agua que inundaba todo era para filmar esa toma y me deliré, por supu.
-Querida amiga, ya nos salvamos de tantas… Un abrazo y a ver cuándo te venís por akí y nos contamos esas viejas historias de tiempos pasados-.
Otra amiga ya había terminado Psicología en la Universidad de la Plata y solo tenía la posibilidad de laburo ad honorem en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo.
Quise mandarle la novela anterior sobre el vil ataque al Hospital Borda para que pudieran reconstruirlo solidariamente haciendo una peli. Pero no pude. Se borró, desapareció de la web antes de poder hacerlo.
No sé kién puede ser el intendente de la Plata. Pero lo escuché por la radio:
-LES PIDO PERDÓN A MIS QUERIDOS PLATENSES…-. O algo así.
Solo sé que escribí algunas de esas parrafadas perdidas…
-¿Kién será ese salame? ¿Me podés decir, hija, si no es que lo pusieron allí, los de la contra para hundirnos, simplemente? Nosotros hubiéramos buscado los mejores profesionales del mundo para una patriada, para formar a los nuestros y así fue que tuvimos, entonces…
Eso me decía papá en el sueño. Mientras, con los dedos tamborilleaba en la mesa. Estábamos en su oficina de FYA, Forestal y Agroindustrial de la calle Donado 22, creo, de Bahía Blanca. Yo estaba como entonces, en el año ’69, empleada para ordenar sus recortes de diario, de esos temas de forestación y temas afines. Como tenía que ordenarlos por fecha y tema, los iba leyendo y comentando. Papá me pagaba una mensualidad para organizar mis gastos. Soñaba que alguna vez tendría una gran empresa donde trabajáramos todos nosotros.
Pero me exigía un horario, supongo que le rayaría mi absoluto despelote crónico y ese aire de intratable y antipática que tenía entonces. Y ahora, supongo.
Habrán sido las charlas con mamá, que intentaba encontrar soluciones prácticas a los problemas de cada uno de sus seis hijos… Cada hijo, un problema… Y supongo que el resto de su familia se preguntaría cómo se les habrá ocurrido tener tantos…
Como entonces, sigo siendo una analfabestia digital. Mi gran amiga no podía creer que ni siquiera podía usar el Word.
-Es como una máquina de escribir- me dijo.
Allí entendí el por qué emocional de mi bloqueo. La celadora Febrero, de la cárcel de Villa Floresta, enseñaba dactilografía en una de esas máquinas grandotas, pesadas, negras, como tenía aquel ayudante del doctor Bernardi, el juez que me tomó la declaración en el sótano del edificio frente a Rentas cuando le entregué al Juez las tres carpetas de todos los antecedentes reclamando la urgente atención psi.
Porque había declarado como testigo de la salvaje violación grupal a la China y después fue el extraño suicidio de Pablito. La hiki terminaba su carrera de maestra akí y se iría lejos, seguro. Demasiado stress todo junto.
-El secretario le tomará la declaración- dijo el juez.
Lo seguí. Era ese lugar, en la esquina frente a Rentas, con una chapa que dice algo de Justicia y una banderita argentina, a una cuadra de la plaza de San Antonio Oeste.
Al bajar por esas escaleras de mármol, sentí que estaba en un indudable sitio de detención clandestina, por las ventanitas muy angostas, altas y enrejadas. Recuerdo la opresión del pecho. No podía respirar siquiera. Cada vez hablaba más fuerte, preguntando qué habría sido, antes, ese lugar… Suponiendo que así alguien me escucharía. Porque me imaginé, de pronto, desaparecida, dejada allí, olvidada por todos.
Imaginaba convertidas en papel picado las tres carpetas de papeles de antecedentes de por qué insistía, con mis recursos de amparo, exigiendo atención digna. Una de las carpetas era de mis estudios y cursos asistidos y dictados en La Pampa y Río Negro. Otra carpeta, fotocopias de los recursos de amparo y respuestas negativas de diferentes jueces, todas ordenadas por fecha y numeradas por folio. Y la otra, todos los estudios médicos y psi del diagnóstico del stress post traumático doblemente agravado por haber sido presa política y madre de mi hija abusada de niña a adolescente por quién fuera mi pareja durante 17 años y compañero de militancia en las diferentes variantes de ese frente de izquierda del pueblo. No podía comprender nada cuando lo supe. Y sabía de la agudización de mi stress cuando algo supera el límite de lo que podía superar.
El secretario del juez hablaba como policía de pueblo mientras escribía en ese mamotreto ideal para museo, como se lo dije. No tienen ni computadoras, pensé. Mientras, yo le preguntaba por ese sitio tan opresivo.
-¿Qué hubo antes, akí?-.
-Fue un boliche bailable- me dijo el que escribía-. -Antes fue el Registro Civil-.
-Pero ¿ve esas ventanitas, allí, arriba? Las presas políticas les decíamos buzón. Son inconfundibles. Rejas altas, ventanitas chiquitas para evitar las fugas. ¿No sabe kiénes habrán estado aquí?
Fue justo antes de terminar de firmar esa declaración y pedirle copia de por qué pedía atención psi interdisciplinaria para víctimas del terrorismo de Estado y ex soldados de Malvinas.
Entonces me llamó el Juez, imperativo y comenzó a hacer esas preguntas carcelarias como si yo fuera una loca.
-Usted dice que no tiene atención psi… Pero akí, consta que usted tiene el IPROSS-.
-En papeles, doctor, porque aún no me llegó nada, absolutamente nada. Solo papeles.
-Usted entonces, niega que la Justicia…-.
-¿Cómo voy a negar la Justicia con tantos recursos de amparo? Los presenté al Juzgado de Paz, porque mi abuelo…-.
-Akí soy yo kién pregunta…
Allí comencé a los gritos, con esa conciencia de que, al menos, estaba cerca de las pibas de Justicia. Alguna sabrá contarles a mis hijas si…
-¡Yo a usted la voy a hacer encerrar en alguna institución psikiátrica!- me gritó el Juez, el dr. Bernardi, queriendo amedrentarme.
-Doctor, usted debe ignorar que tengo la jubilación porque mi psikiatra era el dr Rosen, de la Clìnica San Agustìn, de Neuquèn, que junto al dr Cohen prepararon la Ley de Salud Mental de esta provincia, mucho antes que fuera dictada por unanimidad la Ley Nacional de desmanicomialización. ¡NO EXISTE MÁS LA INTERNACIÓN COHERCITIVA!, ¿LO IGNORA, DR?
-Puede retirarse. Ya le informaremos-.
Era sabido, no pasó nada más que el tiempo.
Todo cambió en la cárcel de Villa Floresta, Bahía Blanca, ese enero del ‘76 cuando la celadora “La Febrero”, fue a hacer un curso, que supongo era la preparación para la dictadura. Y se acabaron esas clases de dactilografía. Todo fueron órdenes de ACATE Y OBEDEZCA.
No recuerdo si ya habían liberado a las tres presas de la huelga grande de HIPASAM de Sierra Grande. Muchas veces pregunté por ellas, porque una era menor de edad, otra era médica pediatra y de la tercera solo recuerdo que era alta y flaca.
Supe por Graciela Diamante, ex presa política de la misma cárcel de Villa Floresta, Bahía Blanca, también presa del ’75, que vive en Beltrán y nos reencontramos en una Feria del Libro, que una de las presas era la hija del gerente del Banco Naciòn de Sierra Grande. Y si fue gracias a las gestiones de Monseñor Hesayne, obispo de Rìo Negro entonces, o que el drepa aportó con vaya a saber qué suma cuantiosa, lo cierto es que, milagrosamente, pudieron salir en libertad poco antes de la dictadura.
Tal vez puedan avisarles a ellas, las dos periodistas presas, entonces, con nosotras. Una se llamaba Laura y era parecida a una periodista neuquina que estaba los sábados a la mañana en un programa muy bueno de los años noventa, cuando compramos la tele y solo se veían dos canales, uno, ese de Neuquén y otro más. Solo para estupidizar a los chicos con la Su y Tinelli, porque era lo único que podían ver entonces.
En el programa de Laura, un milagro de excelente periodismo, mostraron la salvaje represión a los docentes echándoles chorros de agua en el invierno helado a todos, los docentes sus hijos y vecinos, los padres, los chicos y hasta a Melani, el obispo neuquino sucesor de monseñor de Nevares.
Vaya a saber si algunos de los chicos ultraviolentos de hoy no serán los que eran allí bebés, padeciendo tanto solo por el reclamo del salario digno para los docentes, que siguen aún hoy solicitándolo.
La otra periodista era María Emilia Salto, que había estado detenida en la dictadura anterior. Había sido una de las presas liberadas en Devoto con el camporismo y escribe en el diario Río Negro unas columnas periódicamente.
Alguna vez me pareció sentirle el aura de mi ex psi, Nora Boubier. Pero si lo fuera, me decía, me lo hubiera dicho, suponía, porque compartimos, además, la cárcel de Olmos, la Plata. Devoto no, porque estuvo en otros pabellones.
Ya me fui del tema de “La Febrero”, como le decíamos a esa celadora que enseñaba dactilografía hasta ese enero del curso. Que fue la vicha que me robó mi colcha tejida al crochet durante tres años, porque hasta iba a las clases de la universidad tejiéndola. Era cuando todos me hacían los chistes de que parecía Penélope, porque tejía hasta en las clases de la Universidad.
Allí estaba y sigue aún, supongo, la traba emocional de lo mal que escribo en la compu, pese al curso de “Computación para docentes”, cuando el profe me enseñó a usar el mousse jugando al solitario. Un método genial para poder mover el aparatito que se iba donde quería. Era entonces cuando leía a Ariel Garbarz que era un bocho decodificando temas obtusos de macro web.
Lo recordé cuando describió, en el programa de hace un año y medio, en diciembre, en una entrevista con María O´Donnell qué implicaba que le incorporaran a internet otros ceros. Kería decir que absolutamente todo se unificaba en un código de barras como los paquetes de fideos del supermercado. ABSOLUTAMENTE TODO, documentos, tarjetas de crédito y débito, celus, compras de supermercado, estudios médicos, google earth, face, mails, etc. ABSOLUTAMENTE TODO ERA CHUSMEADO EN TODO EL MUNDO.
Entonces, esas famosas declaraciones de WikiLeaks son una gilada para incautos. Porque internet es piramidal. Yo tenía, por ejemplo, un servicio de internet por cable, de SAO. Podían desde allí, localmente digamos, chusmear qué escribía y a kiénes les mandaba mis face. Pero ese servicio de cable depende de otro servidor, que sería de kién depende ese cable de fibra óptica. Y así a lo largo de todo el recorrido. Vaya a saber cuántos pueden chusmear, los que trabajan en Google, en las compañías criollas de los celus con internet, en cada call center. Sin entrar en esas otras máquinas, las supercomputadoras que simplemente analizan los datos de todo el mundo y cuando algo les interesa darán una orden de kién, cómo, dónde… INTERNET ES CREACIÓN DE LA CIA, LO SABE CUALQUIERA.
El tema es la subestimación de la gilada que lo ignora. Nosotros, los de abajo. Los que únicamente podremos saber qué pasa en realidad si hablamos por teléfono y escuchamos la voz de los seres keridos lejanos. Y mucho más si nos encontramos face to face, tomando un café en un bar porteño o unos mates en la playa. IGUAL NOS ESTARÁN JUNANDO, pero al menos para nosotros será más piola.
Por eso, supongo, es que miramos qué pasa con el asesinato de Ángeles. ¿CÓMO NADA SE SABE AÚN? Los únicos que podremos intentar saber somos los que nos preocupamos por nuestras hijas, sobrinas, amigas, etc. Como de cualquiera de los femicidios de nuestro país donde mueren tantas mujeres por año. Que aún haya tantas muertes de recién nacidos aquí es para imaginar vaya a saber qué tráfico de niños, venta de óvulos para fertilización in vitro, extrañas donaciones de órganos y vaya a saber qué más.
Entonces, los que tienen la imagen de la peli “Kamchatka” en el coco, creen que estarán seguros solo cambiando de facha, onda Figuretti… Akí es Juan Pérez; allá, una viejita con bastón; acullá, una femme fatal, solo hacen giladas para el hazmereír de los servicios de inteligencia del mundo. Y el llanto desconsolado de sus hijos el día del padre, frente a la tumba, llevando unas florcitas.
Pero lo más absolutamente triste es la cantidad de indocumentados, con DNI truchos para que los jefes los tengan de che pibe, con laburos infames sin ninguna cobertura social de los derechos del laburante.
Hasta los documentos de cambio de sexo son una absoluta gilada para los servicios de inteligencia del mundo. Lo deduje por esa explicación del ingeniero en sistemas, el sr Ariel Garbarz, que escribía en Página 12 cuando yo tenía la primera compu y solo había llegado a dominar el mousse jugando al solitario.
Ese tema me super angustió para el día del padre. Cuántos habrán hecho ese cambio y dejado a sus otros hijos en banda, se pusieron a cantar “Presente, el presente es lo único que hay”.
Y cuántos hijos habrán ido a llevarles florcitas al cementerio de kien está bailando salsa, con su nueva pareja del matrimonio igualitario…
Tal vez alguien les haya hecho olvidar su pasado con algunas de esas droguillas raras que se pasan en el mercado negro o será víctima de algún tratamiento raro de pastillitas psi. Como las que le daban al Ruso… para que intentara asesinar a Ivanna que sólo lo amaba… O las que me dieron a mí en esos tres meses de borrarme todo recuerdo del bocho.
Y la psi queriendo que yo tome medicación… Cuando solo pude ir recuperando la memoria, de a poco, por negarme a tomar medicación, ni aspirinas sikiera. Excepto en situaciones de extrema gravedad. Por dudar de todo…
Cómo no desconfiar con esas historias de viles negociados de la obra social de los bancarios con medicación trucha de HIV, cáncer y hemofilia… Es como poner paranoico a cualquiera que lea esas noticias…
Y me salta la chiripioca cuando me imagino que podría haber sido alguien como ese médico que está en el canal de la Tele Pública, a la mañana, tan asombrosamente parecido al gerente del Banco Patagonia de San Antonio Oeste…
Y la periodista se rayó cuando dijo que para la garganta inflamada había que hacer lo que solo les haría mierda las cuerdas vocales. Fue el otro día… Creo que lo anoté… Pero como tantas veces se borra lo escrito, que justamente dijera eso, me sonaba a…
(continuará)
Columnista invitada
Lucía Isabel Briones Costa
“Mi pecado fue terrible: quise llenar de estrellas el corazón de los hombres” decía el poeta… Desde los lejanos años de estudiante del profesorado en Historia en la Universidad Nacional del Sur, dediqué mi vida a la educación. En los tiempos previos a la dictadura de 1976 enseñaba en una vieja aula de la Facultad de Agronomía el bachillerato de adultos, tarea compartida con los compañeros, casi todos presos políticos después en Bahía Blanca. Cuando era rector Remus Tetu se hizo una razzia contra docentes, no docentes y estudiantes, especialmente contra los alumnos de Humanidades, Sociología y Economía. Estaba terminando mi carrera, cursando las últimas materias cuando fui detenida y puesta a disposición del PEN, el Poder Ejecutivo de la Nación, durante tres años y tres meses, hasta diciembre de 1978. Estuve en las cárceles de Villa Floresta, Olmos, Devoto y los tres últimos meses en la U20, la cárcel dentro del Hospital Borda, donde un prolijo tratamiento con drogas psiquiátricas hizo borrar totalmente mi memoria. Así me dejaron en libertad, diciéndole a mi padre: “Su hija es irrecuperable, será un vegetal hasta el día de su muerte. Que Dios les de la Santa Resignación”. Gracias a haber encontrado la ayuda adecuada pude recuperar, poco a poco, la razón perdida. Y me fui a La Pampa, donde fui docente de escuelas primarias y secundarias en la pequeña localidad de 25 de Mayo y en el Terciario de Formación Docente de Catriel, Río Negro. Recién en 1997, pude terminar mi profesorado en la Universidad del Comahue, para cuando mis compañeras de promoción de la Universidad del Sur ya estaban por jubilarse. Luego comencé la maestría en Historia Latinoamericana de los siglos XIX y XX, la cual se interrumpió cuando la Universidad no podía pagar a los docentes, varios doctores en Historia. En ese tiempo de docente rural comencé a escribir narrativa, tarea que continué al jubilarme en el bello mar de Las Grutas, en Río Negro. Seguí escribiendo con la alegría de dar un legado en su educación a mis hijas: la mayor psicóloga y la menor, maestra y profesora de Historia, ambas egresadas también de la Universidad del Comahue.
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