Comparto estas pretenciosas crónicas de indias, como aquellas de los curas que sabían leer y escribir de hace cinco siglos, pero más berretas.
A 34 años del Caracazo, la rebelión popular que comenzó a cambiar la historia de la era neoliberal.
Ya no permiten pasar, ni a pie, por la calle que baja al Oeste entre el Palacio de Miraflores y el Cuartel de la Guardia de Honor. Medidas de guerra. Entonces, bajamos a la avenida Lecuna y allí encontramos un restaurante peruano. Lo que valió una siesta mendocina.
Por la noche, recorrida por el Este de La Candelaria, el barrio San Bernardino. Más elegante, con jardines, el hotel Waldorf, restaurantes con más vidrios, guardias de negro por todos lados. El centro comercial Zambil. Un edificio cilíndrico, de siete pisos y cochera en el subsuelo. Descomunal. Un núcleo de escaleras mecánicas que balconean al vacío y locales comerciales con la espalda hacia afuera, sin ventanas, un único espacio con aire acondicionado. Un otro mundo. Ocupado en un cuarto de sus locales, pronto a inaugurar pero ya funcionando. En el último piso, comidas. China, peruana, local, hamburguesas y casi todo pollo. Mucho kichen, burguer, snack y todo eso. Inversiones extranjeras, o franquicias, suponemos.
Ya de regreso a La Candelaria, media hora de caminar, por calles al Norte de avenida Urdaneta, mucha mugre, olor, poca luz.
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En las oficinas de la Cancillería, creo que en la Esquina de la Torre, nos citamos con dos compañeras del “Instituto Simón Bolívar por la Paz y Solidaridad entre los Pueblos”, Carmen Navas y Miralys Viscaya. Además de intercambiar anécdotas y pareceres acerca de asuntos como la necesidad de un registro de los presos políticos, la regionalización en los sistemas judiciales del continente del Ius Cogens y la prevención de la tortura, nos explicaron su concepción de lo que llaman la diplomacia de los pueblos. Una idea, que una vez expresada, parece obvia: los gobiernos tienen relaciones diplomáticas, como siempre, pero eso debe tener una continuidad en las relaciones entre las organizaciones de la sociedad civil de los pueblos. De ese armado pretende formar parte la Coordinadora de los Pueblos.
En ese anochecer tan rápido en estas latitudes, caminando a paso de turista hacia la plaza Bolívar (la que, preguntando a una niña nos dijo “plaza de las palomas”, y para mí era la “plaza de las ardillas”) donde nos sentamos a tomar unos mates, nos cruzamos con gente identificada con camisetas de colores, volviendo de dos manifestaciones: los maestros reclamando aumento salarial y quienes conmemoraron a los caídos en el caracazo.
Luego, a comer arepas rellenas con un montón de cosas riquísimas, en un boliche atendido por un empleado chavista y un patrón gorila.
En la televisión y los diarios, el tema coyuntural es la discusión del proyecto de ley de participación estudiantil. Paradójicamente, la oposición principal se da entre los cuadros directivos de algunas escuelas estatales, no de los colegios y universidades privadas. Se trata de darle institucionalidad, a la vez que incentivar, a la intervención de los estudiantes en los programas curriculares, en las actividades deportivas y artísticas de todas las escuelas, bachilleratos y universidades. Llega a la Asamblea (el Parlamento) luego de más de siete mil asambleas estudiantiles en que se elaboró y discutió en todo el país.
Caracas, 27 de febrero de 2023.
Columnista invitado
Fernando Rule Castro
Referente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos. Ex preso político de la dictadura cívico eclesiástico empresarial militar. Militante político. Escritor.
Fe de erratas para una de las entregas: donde dice Cachao y Cachaíto, debe decir CHACAO y CHACAÍTO (dislalia de mancos que cuando cantan no tartamudean).