A Massa lo elegimos nosotros, los que nunca estuvimos de acuerdo con él, pero aceptamos que nos proscribieran.
Así es fácil, pero inmensamente cobarde. Que lo haga la CGT, o algunos movimientos sociales -que están en otra-, es una cosa, porque hace 30 años que hacen su negocio y viven de espaldas al pueblo. Hoy apoyan, porque les conviene, después de hablar con Rodríguez Larreta, por si acaso, aunque diga que habrá reforma laboral y derogación de las indemnizaciones por despido, entre mil en contra de los trabajadores y jubilados.
No olvidamos que sus representantes en el Congreso, votaron -con las dos manos-, cualquier cosa; por ejemplo, la reforma previsional, mientras nos cagaban a palos y metían presos a mayores de ochenta años (nosotros). Claro, esos viejos (nosotros), no traicionamos, ni curramos, con nada.
Todo tiene que ver con todo. La Confederación General de todos los Jubilados del país (también, nosotros), no descansa, en su defensa del sector, pero -asimismo-, de los trabajadores. No solo porque son nuestros hijos y nietos, sino porque son aportantes (cuando están registrados y no media, en contra, el empresariado y los gobiernos de estos últimos ocho años).
Solo con los aportes y determinados tributos, podemos seguir cobrando nuestras retribuciones. Especular con las rebajas y la eximición de derechos, que permiten la subsistencia del Estado y del Sistema Previsional Argentino (y del FGS), es querer quebrar al Estado, aunque no se diga.
Porque los jubilados (especialmente los mas longevos), “son un riesgo enorme para la economía de un país” (opinión, entre muchos, del presidente actual, del anterior, de la oposición y de algunos propios), pero no es un riesgo la ausencia del Estado en los puertos; en el Paraná y en las vías navegables (incluida la demora en habilitar el Canal de Magdalena), que supone -según los estudios, entre ellos el de Alcira Argumedo-, la pérdida de derechos de exportación por 40 mil millones de dólares -por año-, es decir de 160 mil millones de dólares, solo en el curso de este gobierno (el macrismo es la mayor expresión del crimen organizado -en el mundo-, ¿pero puede asegurar nuestro presidente, solo por esto, que no es corrupto?).
El recule en la expropiación de Vicentín, fue -real y efectivamente-, la primera muestra de lo que sucedería luego (siniestro y brutal: la legalización y naturalización de un préstamo -nulo de nulidad absoluta- y de todo lo que fue “tierra arrasada”, ¿o no?). Mas -volviendo al principio-, no hicimos nada -efectivo y permanente-, para terminar con la proscripción, aunque nos hubieran proscripto a los 47 millones de argentinos, lo cual ha impedido la decisión del pueblo, de todo nuestro territorio, de volver a vivir y volver a ser, eligiendo a Cristina, por tercera vez (ella dio todo, por nosotros -propios y extraños-; los extraños mafia y crimen organizado, como la propia justicia y los medios, apretaron el gatillo, la munición no salió y el magnicidio no pudo consumarse; pero se consumó, de otra manera).
La felicidad, manifestada en los gestos de ellos y de los que se dicen “nuestros”, pero son unos canallas, fue el resultado. Ellos nos sepultaron, pero nosotros no actuamos -en consonancia con la gravedad de los hechos, que nos convertían en muertos civiles-. Es mas fácil y mas cómodo, criticar a los otros, por lo que nosotros no tuvimos la inteligencia, o el coraje, de hacer.
Por eso estamos donde estamos; no hay otra razón, ni de texto, ni de contexto. Estamos muy cabreros, con lo que nos pasa, pero no analizamos, ni aceptamos, el hecho de ser culpables. Nosotros, no otro u otras. Ahora, ¿de nuevo la resistencia?. No, ahora debe ser el control permanente y activo, para que el nuevo gobierno, no claudique, no se manque, no recule y cumpla con el mandato popular, razón fundamental de la democracia.
Y que cada uno cumpla su parte, porque hay que lograr lo que solo se puede lograr con Cristina y obligar su cumplimiento. Los dichos y las promesas, han fenecido. Somos hijos de los hechos y las realizaciones.
Demasiado tarde para lágrimas, para los argentinos, la suerte (que no fue tal sino la entrega de unos pocos, con el acompañamiento de un pueblo, doce años y medio) no llamó tres veces.
De ahora en más pensemos en San Martín y en Perón (que será pensar por nosotros) y actuemos en consecuencia.
29 de junio de 2023
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.