Apuntes autobiográficos sobre la izquierda cristiana, parte 5
Con la entrega anterior de esta serie (1) empezamos a dar a conocer parcialmente el epistolario con monseñor Jaime De Nevares, que allá por el ’73 empezaba a subir de tono, no por las disidencias, sino más bien por mi rebeldía juvenil mal canalizada, y por la violencia que acompañó el regreso de Perón al poder. Finalizaba la nota con una carta de puño y letra del mismo Jaime del 27 de marzo de 1983, donde se anunciaban algunos cortocircuitos sobre los que, a distancia, debo hacer “mea culpa”.
Era entonces casi una curiosidad antropológica que un sacerdote de familia rica se pusiera del lado de los pobres, que siendo salesiano y teniendo el mandato de evangelizar a los mapuches, se dejó evangelizar por ellos, y que además hacía serias advertencias (aunque pareciera que hablaba en joda) sobre los errores de la militancia.
Parece ser (no conservo copia) que le sugerí que escribiera un libro, a lo que me contestó, el 7 de junio, diciéndome que yo era iluso, “porque sería aburrido, porque apenas tengo tiempo para abrir la correspondencia… “me encuentro a mi regreso (de las giras por la diócesis) con un centenar de cartas nuevas. Así que, como carnicería de barrio con la mortadela, tengo que cortar mis tiempos en rajas finísimas, para que alcance para todos”.
Sobre mi insistencia en la necesidad de “tomar partido por los partidos políticos”, me respondió que “puedo ver buenos programas o plataformas y malos hombres, y viceversa”. Luego viene el primer palo respecto de una carta mía donde le pido armar algún movimiento político, o le pregunto si está trabajando en eso. Le dije: “El Sherlok Holmes que habría en vos esta vez erró la pista: no soy pro ni anti ningún partido (…) Tomar partido divide, si es por la justicia, la verdad, el amor, sí: hay que afrontarlo pero no por una agrupación sectorial (…) quien no ha sido llamado a la lid propiamente política. Era el tiempo en que mi postura en el Partido Revolucionario Cristiano de Horacio Sueldo estaba haciendo crisis.
Doy fe, te juro, que el escritorio de Jaime era un caos total, como él mismo describe. Un quilombo, vamos a decirlo con los términos correctos. La correspondencia se apilaba desordenadamente y lo que más resaltada detrás de su desordenada mesa de trabajo era una foto de él mismo con el cineasta Jorge Prelorán (¿te acordás de ”Araucanos de Ruca Choroy”?). Eso lo vimos en la luna de miel de 1974, y volvimos a verlo, sin cambios, en nuestra última visita de febrero de 1991, cuando íbamos en misión espeleológica camino a Las Lajas… y nos dio alojamiento en la casa construida detrás de la catedral.
Nota aparte: en 1974 nos quedamos sin plata y pedimos armar la carpa en ese lugar, entonces descampado, pero nos dijo que no, porque no podía contradecirse a sí mismo: había ordenado no dejar acampar a nadie, y no podía darle una contraorden al cura párroco a cargo. Así que entonces nos regaló un billete de 10.000 pesos (de esos que se habían resellado para convertirlos en Pesos Ley 18.188), de aquella época, el colorado que llevaba la imagen de San Martín y O´Higgins abrazándome tras la batalla de Maipú. Con eso pagamos el camping y hasta nos quedó un dinero para una visita “turística” a la villa de El Chocón… visita que sólo se podía hacer dentro de un auto y en caravana, con prohibición de bajar del vehículo. Así que nos sumamos a un auto y nos tocó ir al final de la fila, lo que nos permitió, en una curva, bajar del auto en movimiento para seguir la visita a pie. En plena luna de miel no estaba mal la travesura.
Fue ardua la caminata, porque yo estaba con un forúnculo en una pierna, enorme grano infectado que Jaime rebautizó “forunpierna”, para no decir “culo”, y luego reírse de sí mismo diciendo que “no deben decirse malas palabras, aunque en realidad las palabras no son malas”.
Pero volvamos al año anterior, a cuando aún no conocíamos personalmente al “obispo rojo”.
En su carta Jaime decía, en otras palabras, que partidizar la política era convertirla en un “Boca-River”, y el palo del final: me cuenta que ha leído el último número de la revista “Camilo” (mayo del ’73) que le había mandado: “sólo espero que no hayas escrito el último artículo porque le falta rigor histórico; le sobra parcialidad”, cosa que me enojaría mucho entonces, a pesar de que encabeza su carta con una Post Data (que debería ir al final en realidad), donde dice que “mis cartas son a un amigo. No escribiría lo mismo a un desconocido. Por eso no debe llegar a un desconocido”.
En mi respuesta (de esa sí ya conservo copia) le pregunto si eso de los desconocidos incluye a Marta, mi compañera, y le explico que su letra es difícil y que Marta era especialista en leer letras difíciles y que, por lo tanto, leía nuestra correspondencia. También le pido explicaciones por lo de la “falta de rigor histórico” en nuestra revistita. “Le aclaro que no tengo muy claro todavía lo que es, o lo QUE DEBE SER el rigor histórico”, y le anuncio nuestro casamiento en febrero del ´74 y que lo visitaríamos en nuestra luna de miel de mochileros. La carta es del 18 de junio de 1973, dos días antes de la Masacre de Ezeiza, hecho infame del cual fuimos testigos presenciales.
De mi parte me explayé más en lo de los partidos políticos y el sectarismo, y al releerlo no puedo creer que alguna vez haya dicho tantas pavadas juntas. Pero la paciencia de Don Jaime era infinita.
Su respuesta empieza con un encabezado insistente sobre un tema… a modo de chicana burlesca me dice “¿no le van a cambiar el sugestivo número a tu casa” (Ingeniero Brian 1955 – Haedo), y me confiesa, luego de leer mis exabruptos “temo entrar en un diálogo de sordos o más bien en sucesivos monólogos”. Critica sobre todo el artículo del pasquín CAMILO (2) “Izquierda cristiana y tercera posición” y dice que hay cosas que es mejor hablarlas personalmente pero agrega, siempre en tono burlón, “lo malo es que cuando pases por aquí en febrero del ’74 estarás tan “enmielado”, que las elucubraciones intelecto-socio-político-económico-religiosas ya habrán pasado, seguro, a segundo plano”. Forma muy elegante de decirme que la corte con mis pendejadas.
Mi respuesta del 31 de agosto ya es el colmo de la soberbia (de mi parte, obvio): “No he cambiado el “sugestivo número” de mi casa; pero estoy buscando un departamento en Capital, para mudarme. Además, el “sugestivo número” no tendría por qué cambiarlo, pues no representa nada. 1955 es, a mi criterio, un número y una fecha que no dice mucho. Si nos referimos a la historia política, ahora me doy cuenta que 1955 no significó derrota o triunfo para ningún grupo; ahora están todos mezclados demostrando con hechos que los enfrentamientos que tanto derramamiento de sangre provocaron, eran inducidos. Concretamente murió mucha gente, por ejemplo, defendiendo a Perón y atacando a la Revolución Libertadora, sin ver que ambos bandos representaban a lo mismo: un sistema de explotación y de engaño, con matices diferentes, pero con una filosofía idéntica. Eso es lo que demuestran los últimos hechos”. Definitivamente, Nicolás Del Caño no lo hubiera dicho mejor, modestia aparte.
Era 31 de agosto, con Marta habíamos estado el 20 de junio en Ezeiza, todavía era “presidente” Raúl Lastiri, y me salió el pesimismo de adentro. Estaba descargando mi furia contra mi amigo Jaime, que no se burlaba de mí, sino de mi estupidez.
Mirá, esto da para largo. Creo que van a ser muchos los artículos para recordar a Don Jaime. Cuando releo sus cartas y mis respuestas, estoy reconstruyendo mi propia historia, en un tiempo de crisis personal con mi padre y de crisis social, y el comienzo de mi relación con la mejor mujer del mundo, mi compañera de 52 años de vida, que murió en mis brazos el día de la Inmaculada Concepción de 2022.
Algunas cosas las puedo comentar, o transcribir, otras debo ponerlas tal cual. Reconstruyo mi historia personal, y mi testimonio de distintas épocas históricas por las que transité con mi compañera. Ambos ya no están, y debo ser yo quien rinda este homenaje en soledad. Es una forma de mantenerlos vivos.
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, docente jubilado y presidente de la Federación Argentina de Espeleología. Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua. Agrupación Luis Barahona, Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares, Malargüe.
Notas
- https://marcelosapunar.com/2023/06/12/jaime-de-nevares-el-obispo-del-pueblo-mapuche-por-carlos-benedetto/
- https://marcelosapunar.com/2023/05/07/creeme-conoci-a-horacio-sueldo-parte-1-por-carlos-benedetto/