“El pastor Miguel Brun me contó que hace algunos años estuvo con los indios
del Chaco paraguayo. Él formaba parte de una misión evangelizadora. Los
misioneros visitaron a un cacique que tenía prestigio de muy sabio. El cacique, un gordo quieto y callado, escuchó sin pestañear la propaganda religiosa que le leyeron en lengua de los indios. Cuando la lectura terminó, los misioneros se quedaron esperando.
El cacique se tomó su tiempo. Después, opinó:
—Eso rasca. Y rasca mucho, y rasca muy bien.
Y sentenció:
—Pero rasca donde no pica.” (a)
1) Algo de historia reciente: se quiso rascar donde no picaba
El diciembre de 2019 en Mendoza será muy recordado, porque en él se produjo un hecho histórico: la movilización más grande de la que se tenga registro, que logró hacer retroceder una decisión política que ya se había convertido en Ley.
Quienes somos oriundos del Departamento de San Carlos, desde donde salió la caminata el domingo 22 que llegó a la ciudad de Mendoza en la mañana del lunes 23 -luego de 24 horas y 100 kilómetros recorridos-, le llamamos orgullosamente “el parientazo” a ese movimiento, porque quienes no son sancarlinos/as dicen que nosotros/as acostumbramos a llamarnos “pariente” entre amigos/as, vecinos/as, etc.
Lo real, es que no hay registro histórico de una marcha que haya surgido del
interior de la provincia, que haya recorrido a pie tantos kilómetros, y que haya
llegado a casa de Gobierno siendo tantos de miles unidos por una causa
pacífica y muy clara: el cuidado y protección del agua.
Durante todo el recorrido fueron miles las muestras de que la gran mayoría del pueblo apoyaba la causa, y que estábamos hermanados/as los/as diversos/as en un grito plural y profundo que exigía a nuestros/as representantes dar marcha atrás a la decisión que modificaba nuestra querida Ley 7722.
El viernes 20 de diciembre, senadores en la mañana y diputados por la tarde,
con amplia mayoría, habían decidido modificar una Ley que la gran mayoría de los y las ciudadanas consideramos guardiana del agua frente a la voracidad de las mineras trasnacionales.
Ese viernes 20 de diciembre la mayoría de nuestros legisladores habían
decidido acompañar la Ley que el Gobernador Suárez había propuesto, habían decidido “rascar donde no pica”.
Pude vivir ese proceso desde adentro, como militante social y político, pero
sobre todo como un ciudadano que estaba recibiendo en tiempo real una gran lección de los nuevos tiempos: la población de Mendoza tiene conciencia de la necesidad de cuidar y proteger el agua, y que no se necesita de grandes líderes visibles cuando la causa es justa y está apropiada por el pueblo.
“Muchos han despreciado el ingenio y el poder del pueblo, pero a largo plazo
han pagado caro su error. Los pueblos siguen la táctica del agua; las
oligarquías, la de los diques que la contienen, encauzan y explotan. El agua
aprisionada se agita, acumula caudal y presión, pugna por desbordar; si no lo
consigue, trabaja lentamente sobre la fundación, mirándolos y buscando
filtrarse por debajo; si puede, rodea. Si nada de esto logra, termina en el tiempo por romper el dique y lanzarse en torrente. Son los aluviones. Pero el agua pasa siempre, torrencial y tumultuosamente, cuando la compuerta es impotente para regularla” (b).
Solo unas palabras más que a mi modo de ver permitieron el triunfo de quienes defendemos la 7722, supimos utilizar mejor que Suárez el principio de la economía de fuerzas. “El principio de la economía de fuerzas establece, como condición fundamental para vencer en la lucha política, que es necesario ser más fuerte en la acción en un momento y en un lugar, que es donde se produce la decisión”.
La propuesta del “parientazo” que implicaba caminar más de 100 kilómetros y
llegar siendo multitud, fue una estrategia que nos hizo fuertes a los defensores de la 7722, en un momento donde el Gobierno y sus aliados estaban débiles, porque ya se habían dado por ganadores y bajaron la guardia.
2) El presente y nada más: interpretar la picazón
Mauro Queirolo es un politólogo joven y mendocino al que recomiendo leer. Él aporta una sentencia muy clara, sencilla y contundente que aquí tomo
prestada: “El agua es vital para el ser humano, la necesita para poder vivir,
producir y desarrollarse. Esta sencilla verdad hace inferir que el recurso hídrico es una fuente de vida, de riquezas y de poder. Por ello las luchas por el agua son luchas por la preeminencia y la supervivencia. Defender el agua es defender la vida, es defender un interés vital” (c).
Esta cita inicial ayuda a plantear el punto del problema en el que estamos, con un grado de realismo que evita las divagaciones o análisis pintorescos que siguen dilatando las acciones necesarias.
Tenemos que entender que las discusiones acerca del desarrollo de grandes
proyectos mineros a cielo abierto, o de la continuidad o no de las prácticas de
Fracking para extracción de petróleo no convencional, se deben dar en el
marco de la situación de escasez del recurso hídrico en Mendoza, y en la
mirada futura de la importancia de este bien común para la geopolítica mundial.
Los manifestantes a favor de la 7722 lo tenemos bien claro, y espero que la
clase dirigencial también lo haya considerado así después de las masivas
movilizaciones y manifestaciones a favor de proteger nuestro recurso vital.
“Los alimentos, la energía y el agua son denominados los tres ejes geopolíticos del Siglo XXI” (d) y es por ello que nuestro análisis no puede ser ingenuo ni romántico cuando miramos las luchas políticas actuales y futuras acerca de los recursos naturales o bienes comunes que nos permiten tener y administrar el agua, distribuir o concentrar la tierra, y afianzar o cambiar el modelo de producción de energías.
Un aporte más del mencionado Mauro Queirolo le da aún más seriedad a esta mirada: “Se entiende por guerra por recursos cuando el motivo del conflicto es por la posesión, explotación y/o usufructo de un recurso natural estratégico” (e) .
La invitación es a mirar al agua de Mendoza como un recurso clave y
estratégico para la generación de riquezas en la provincia, y para comprender la gravedad y el riesgo de no proteger ese recurso y dejarlo en manos de grandes empresas de capitales trasnacionales.
La ciudadanía mendocina y su dirigencia política, empresarial y social debe
comprender que este debate tiene la obligación de entender nuestra actualidad enmarcada en la única guerra posible y real a la que estamos expuestos: la guerra por recursos.
Hay quienes piensan que esta mirada es exagerada, pero suelen creer y
aceptar como posibles las ideas extranjeras de guerra contra el narcotráfico o
guerra contra el terrorismo, siendo que en América Latina la amenaza real es
por la colonización y aprovechamiento de nuestros recursos en manos de
potencias extranjeras.
Un último aporte de un actor importante para la geopolítica mundial, el Papa
Francisco: “yo me pregunto si en medio de esta Tercera Guerra Mundial a
pedacitos que estamos viviendo, no estamos en camino hacia la gran guerra
mundial por el agua” (f).
Debemos mirar críticamente el entramado entre algunos grupos empresariales, corporaciones y sectores políticos, que forman parte de esa jugada de potencias extranjeras de poner nuestros principales recursos estratégicos bajo al administración de privados que prioricen sus intereses económicos antes que el interés común para el cual ha sido creado el Estado.
3) El futuro inmediato: diseñar políticas que rasquen donde si pica
El problema ambiental, la discusión de la matriz productiva y el cuidado y
protección de nuestros recursos, deben abandonar el paraíso de las
discusiones acerca de lo deseable y lo perfecto, y bajar al aquí y ahora, y
diseñar sin más pérdida de tiempo, políticas públicas que le permitan a la
provincia desarrollarse con un horizonte de sostenibilidad, de agregado de
valor y de cuidado de su agua, principalmente.
Por ser docente y por ser militante soy optimista, aunque a veces cueste, y veo en este momento histórico un punto de inflexión propicio para comenzar a desarrollar con convicción, decisión y compromiso, una serie de acciones
políticas tendientes a transformar las desigualdades que en Mendoza nos están atrasando.
Debemos aprovechar esta ola de conciencia y politización para concretar
políticas, para afianzar la huella de una Mendoza pujante, inteligente, cuidada e inclusiva, antes de que las olas conservadoras vuelvan a taparnos y poner a nuestro pueblo nuevamente a la merced de intereses mezquinos.
Algunas de las aristas que creo debemos comenzar a cambiar, modificar o
mejorar, para empezar a rascar donde pica:
– Las concepciones y las acciones individuales.
En tiempos donde el feminismo ha sabido ganar espacios de agenda y
todos/as los/as ciudadanos/as de bien estamos desandando caminos y
dándonos a uno proceso de deconstrucción y formación en temas y
perspectivas de género, es necesario hacer lo mismo con la relación que
tenemos con el medio ambiente en general y con el resto de los seres
humanos.
Debemos necesariamente generar acciones que ayuden a tomar conciencia
para modificar nuestras prácticas. Necesitamos terminar con la relación
“extractivista” propia del capitalismo salvaje, que tenemos con la naturaleza y
con los demás seres humanos.
Debemos dejar de ver a nuestra “casa común” como una cosa a la que siempre estamos explotando, y debemos abandonar las ideas de que las personas tienen dueños/as o que son un recurso al que explotar constantemente.
Es tarea de la educación, de la cultura, de los medios de comunicación y de
todos/as los/as ciudadanos/as que trabajamos con lo simbólico.
– Políticas públicas para el agua, los alimentos, y las energías
Es urgente que los espacios donde se toman decisiones, tengan la conciencia de que debemos generar un plan para el agua de Mendoza, donde protejamos ese bien común, y donde decidamos ponerlo al servicio de un desarrollo integral y justo, para evitar las amenazas y para que no siga siendo un privilegio del que gozan algunos/as.
Es necesario decidir sobre la tierra, las formas de acceder a ella, evitando la
concentración en pocas manos, y generando políticas que sean reglas claras
acerca de los usos que se permiten y aquellos que se prohíben en
determinadas zonas.
La producción de alimentos sanos debe ser la prioridad número uno,
complementada con agregado de valor en origen. Es el camino que alguna vez hizo grande a Mendoza y es a su vez, el principal generador de trabajo y
oportunidades de desarrollo para muchas zonas de la provincia.
Otro debate que no puede esperar, es de la empresa provincial de energías,
con una mirada de protección de nuestros recursos y de generación de
energías renovables, con lógicas de sustentabilidad y no solo de rentabilidad.
– Poner el conocimiento al servicio del desarrollo: las ideas innovadoras y la
industria del conocimiento.
Mendoza tiene muchas instituciones educativas, científicas, y muchos actores y actrices que producen conocimiento, y debemos generar los mecanismos para que esos saberes se encuentren con las prácticas productivas, para mejorar la competitividad y generar nuevos bienes y servicios que afiancen el desarrollo provincial.
Ni siquiera hace falta dinero, ni endeudarse, ni es a tan largo plazo. Con
voluntad, articulación y convenios, estaríamos haciendo rodar este círculo
virtuoso que tenemos como pueblo.
– El Banco Provincial
Debemos recuperar o crear un ente estatal para el sistema financiero, que
apunte a otorgar créditos a los nuevos desarrollos, a las pymes, cooperativas y mutuales. Si el capital sigue manejado solo con la mirada obtusa de obtener mayor rentabilidad a cualquier costo, las decisiones acerca del desarrollo de la provincia la seguirán teniendo los dueños de esos capitales, que son en su mayoría bancas internacionales.
– La logística
Punto geopolítico estratégico por el corredor bioceánico y la proximidad con el Océano Pacífico, nuestra provincia tiene un potencial extraordinario para
desarrollarse como base logística clave para el comercio mundial. Otra
oportunidad que estamos desaprovechando.
– Las industrias de los residuos o economía circular
Reciclar, reutilizar, volver productivo algo que se considera desecho, es una de las líneas en las que se están moviendo aquellas sociedades que miran al
futuro, y que tienen plena conciencia del calentamiento global y sus
consecuencias.
– El asociativismo
Este ha sido un pilar de nuestra historia, escondido y perseguido con el
propósito de mostrar que la única forma de producir es bajo la mirada de la
competencia feroz que propone el capitalismo salvaje.
Tenemos buenas experiencias, tenemos historia, y tenemos la obligación de
apostar fuertemente a la cooperación entre sujetos económicos y sociales para desarrollar la provincia y generar riquezas que se distribuyen justamente.
-El arraigo y las oportunidades en todo el territorio
Nuestros pueblos del interior sufren hoy un alto nivel de éxodo, ya que las
jóvenes generaciones encuentran oportunidades poco atrayentes en sus
lugares de origen, y emigran a ciudades buscando mejores suertes.
Debemos revertir este proceso, fortalecer el arraigo con oportunidades en los
diferentes pueblos del interior mendocino, con mirada federal e inclusiva.
Si la picazón nos marca las necesidades del pueblo en este tiempo, y las
políticas públicas son las herramientas para quitar esa picazón, tenemos que
conducir el debate hacia esos puntos de encuentro, donde las acciones
apunten con precisión a la solución de problemáticas actuales con mirada y
enfoque en el futuro, buscando ir consiguiendo paulatinamente la puesta en
marcha de la provincia que alguna vez fuimos, y que la concentración
económica en oligopolios poderosos e influyentes están frenando en favor de
sus intereses.
Es la tarea de este tiempo, romper con los espejismos que esos grupos
económicos concentrados nos ofrecen constantemente, y redescubrir ese
interés común que une a las grandes mayorías del pueblo.
Diciembre de 2019 ha sido un nuevo amanecer, y con la claridad que aportó el horizonte sustentable se asoma con fuerzas y es aún más visible. Ahora hay que echar a andar las acciones, caminando en marcha consciente hasta ese punto del abrazo donde nos encuentre el destino común de felicidad y
bienestar para las actuales y futuras generaciones.
Juani Jofré
Profesor en Ciencias de la Educación, egresado de la Universidad Nacional de San Luis. Ejerce la docencia en nivel medio y superior desde el año 2007. Militante social en clubes de su pueblo, fue formador en divisiones inferiores, DT en primera división y después dirigente, incluso presidente del Club de Eugenio Bustos. Participó en Asociaciones vinculadas a la cultura y la Educación coordinando acciones de educación popular. Militante político. Fue Concejal de San Carlos desde 2014 hasta 2018, precandidato a Diputado Nacional en 2017 y Asesor del Senado de la Nación Argentina. Oriundo de San Carlos y militante en defensa de los bienes comunes desde
siempre.
(a) Galeano, Eduardo. “La función del arte 2” en “El libro de los abrazos”. Ed. Siglo XXI (1989).
(b) Perón, Juan Domingo. “Lucha contra los pueblos”. Diario Democracia. Julio de 1952.
(c) Queirolo, Mauro. “El agua como interés vital”. 1º ed. Las Heras, Mendoza. Fundación Pedemonte, 2019.
(d) Jalife-Rahme, A. “Geopolítica del AGUA – Alimentos_Energia”Juegos de Poder/Dominio Mundial. Tabasco. Mexico. 2018.
(e) Queirolo, M. Op cit, pag 31.
(f) Papa Francisco, 23/02/2017