Pobreza estructural de Argentina, escenario global y Renta Básica Universal
En Argentina, desde la dictadura militar hasta nuestros días, se ha generado una pobreza estructural enorme que nos duele a todos. Si vemos el proceso histórico, en 1976 Isabel Martínez de Perón dejó su gobierno -derrocada por un Golpe Militar- con un 4,1% de pobreza. La nefasta dictadura le dejó a Raul Alfonsín un 22% de pobreza, Alfonsín le dejó a su sucesor Carlos Saúl Menem una pobreza del 19,6%, mientras que éste entregó el gobierno a Fernando De la Rúa con un 27% de pobreza, y por si fuese poco, éste le dejó al interino Eduardo Duhalde la estruendosa cifra de 49% de pobreza. El cabezón de Lomas de Zamora le entregó a nuestro querido Néstor Kirchner un 48% de pobreza. Néstor a su vez le pasó el mando del país a su amada Cristina con un 26% de pobreza y la querida Cristina le dejó a Macri un 29% de pobreza.
Nuestro actual Presidente Alberto Fernández, luego del nefasto gobierno de Cambiemos recibió el país con 40% de pobreza. Podemos ver claramente que en estos casi 45 años, la pobreza creció en un 36% con picos del 45% hacia el 2002. Son cifras escalofriantes, contundentes, dolorosas. Podemos ver también que salvo los períodos de Alfonsín, Néstor y Cristina, los otros 28 años fueron de neoliberalismo salvaje, políticas de exclusión, endeudamiento exponencial, políticas netamente destructivas para el entramado social, la industria nacional y el mercado interno.
Desde el 20 de marzo de 2020 estamos atravesando una experiencia inédita, una pandemia, un virus que ha matado a casi un millón de personas en todo el mundo, que por momentos paralizó la economía global casi por completo y que aún hoy, que se han flexibilizado las políticas restrictivas en muchos lugares del mundo, sigue teniendo al planeta a niveles mínimos de producción.
Son momentos muy duros para el mundo entero y para nuestro país. Son momentos que nos han permitido reflexionar, más de una vez cada uno de nosotros se habrá planteado con incertidumbre sobre cómo seguirá esta película, qué será de mi vida, que será de mi familia, que será de mis vecinos, amigos, Municipio, Provincia y País. Con qué nuevas reglas tendrá que funcionar la economía global y las actividades humanas en general.
Y el ser humano y su circunstancia de vida ¿qué pasará con nosotros como especie? ¿Cuáles serán las nuevas reglas de este mercado global? ¿Habrá trabajo para todos? ¿Qué será de la vida de los pobres de nuestro país y del mundo? ¿Qué será de la vida de los indigentes, de esas millones de personas que en nuestro país y en el resto del mundo no tienen qué comer, qué vestir ni un techo bajo el cual dormir?
¿Suena muy dramático? Las cifras oficiales nos dicen que en Argentina hay casi 18 millones de pobres, de los cuáles el 53% son niños y casi el 40% son mujeres. Si hacemos una mirada global hay casi 3.400 millones de pobres, casi la mitad de ellos son niños y el 43% son mujeres.
Es muy duro, es muy fuerte. Veamos un poco las cifras de indigencia, en el mundo hay casi 1.300 millones de indigentes. ¿Y por casa cómo andamos? En Argentina hay casi 4 millones de indigentes.
Y si hablamos de trabajo ¿cuál es el número de desocupados en el mundo? Son casi 400 millones, de ellos más de la mitad, el 57% son mujeres y jóvenes y ni hablar de los grupos LGBT que tienen una mínima inserción laboral en todo el planeta. Mirá que vivimos en 2020, Siglo XX cambalache, seguís vigente… lamentablemente. Y aquí en Argentina ¿cómo andamio con el laburo? Se dice que hay un 10,4% de desocupación, más de 2 millones de argentines sin trabajo y para variar las mujeres y les jóvenes les más afectades.
¿Y para qué toda esta tragedia de datos aburridos y tristes, casi deprimentes? Esto es un argumento más para remarcar que este modelo capitalista, de pobreza extrema, de desigualdad, de explotación, de miseria y que tiene al dinero y la especulación como valores centrales, no va más. Sí: NO VA MÁS, LA GRASA DE LAS CAPITALES NO SE AGUANTA MÁS decía Serú NO SE AGUANTA MAS… NO SE AGUANTA MAS…
Volviendo ¿qué hacemos con este maldito quilombo, qué se puede hacer?
Habría que revisar todo y dar de nuevo, barajar, como en el truco, barajar… y dar de nuevo, pero esta vez intentando llegar a todos y todes…
Hay una realidad que nos dice hoy que 8 personas tienen más riqueza que 3600 millones juntos. Sí, leíste bien, no tenés los lentes empañados. Hay una realidad económica, política y social totalmente divorciada del relato del establishment, del status quo. Si las personas no tienen asegurado el derecho a la existencia, no son sujetos de derecho. Si el grueso de la propiedad está distribuida entre un puñado de magnates, ¿cuál es el derecho a la libertad, a la igualdad, a la subsistencia? ¿Qué se preserva para el resto? Hoy y desde hace por lo menos 4 décadas, las corporaciones condicionan la agenda económica y las decisiones políticas de las naciones.
Democracia o riqueza concentrada. No son posibles ambas cosas a la vez, dijo un Fulano alguna vez.
Creo que habría que pasar a un modelo de existencia material garantizada, de una postura social de intentar ser libres e iguales, habría que pasar a una realidad que brinde contención real a los colectivos más castigados: niñes, mujeres, ancianos y LGBT. Sólo el 45% de la población mundial tiene algún amparo de protección social. Más de 2.500 millones de personas carecen de servicios financieros, el 75% de los pobres carecen de cuenta bancaria. Más de 2.100 millones en el mundo carecen de agua potable. En Argentina casi 7 millones de personas carecen de agua potable. Casi 1.600 millones de personas habitan casas precarias, asentamientos. En Argentina unas 800 mil personas viven en asentamientos.
Es muy crudo todo esto, sí, es así, y hay más datos que generan ruido, inestabilidad, preocupación, incertidumbre. En nuestro país hay una población activa de unas 21 millones de personas, de ellas unos 12 millones trabajan en blanco, 7 millones en negro y hay más de 2 millones de desocupados.
¿Y luego de la pandemia qué ocurriría? Se habla de la pérdida de empleo de más de 800 mil personas. Obviamente, los índices actuales de pobreza, indigencia y trabajo en negro (precario) seguirán creciendo. ¿Suena muy pesimista?
¿Y en el resto del planeta que se proyecta?
Se proyecta pérdida de unos 200 millones de puestos de trabajo, una retracción de más del 5% de la economía; retracción de casi un 15% de las exportaciones mundiales; se proyecta un aumento de la economía informal, del trabajo precario; un aumento de la robotización y de la inteligencia artificial, el reemplazo de personas por robots en los trabajos mecanizado; cierre masivo de tiendas de venta y auge del comercio electrónico. Además se avizora una mayor concentración de la riqueza, los más ricos serán aún más ricos y los más pobres, mucho más pobres y postergados. No serán buenos tiempos en el plano laboral y social.
Los estados recaudarán menos y si siguen con las políticas monetarias actuales, obviamente las prestaciones sociales de cobertura también se contraerán. En el plano humano individual, esta crisis profundizará la crisis interna, psíquica y física de los seres humanos, habrá probablemente aumento de enfermedades psíquicas y físicas. La incertidumbre, la pobreza, la miseria, el fracaso, la falta de libertad y de cosntrucción de sueños, de realizaciones, enferman a la sociedad. La sociedad planetaria, muy probablemente caerá en una crisis social, económica y existencial.
¿Y entonces qué se podría hacer? ¿Qué tipo de políticas globales, regionales y nacionales se podrían implementar para ir corrigiendo esta desdicha histórica?
Si se calcula que hay unos 106 billones de dólares circulando entre cuentas bancarias declaradas y paraísos fiscales, es imperioso imponer un impuesto global a la riqueza, impuesto que debe ser permanente. Se calcula que si se estableciese además un impuesto global de unos 50 centavos de dólar por cada transacción financiera de todo tipo, sobre cada 100 dólares, se podrían sostener herramientas sociales para otorgar una vida digna a todos los habitantes del planeta.
Creo que este tipo de impuesto a la riqueza debería ser planteado en todos los países en forma simultánea y de este modo generar un fondo de asistencia social global, administrado por un ente que dispongan las autoridades de los países reunidos en Asamblea Mundial. Por otro lado, cada país en forma independiente, deberá articular todas aquellas políticas tendientes a reforzar la cobertura social, previsional, educativa, sanitaria, económica.
La economía del mundo deberá estar al servicio del ser humano. Las grandes fortunas se han generado gracias al trabajo y a la explotación de los pueblos. Se debería además crear un impuesto al comercio electrónico, otro impuesto a las empresas contaminantes, a todas aquellas empresas que siguen produciendo en base a combustibles fósiles. Aumentar las tasas impositivas a actividades altamente destructivas del ecosistema como es la minería, la producción de hidrocarburos y sus derivados.
Éstos impuestos deberían ser globales, para desarticular la trampa de destruir la ecología y la salud humana de aquellos países que ofrecen descuentos impositivos para atraer la radicación de estas empresas. Tender a una legislación global sobre estos temas impositivos y de defensa de la ecología, la vida humana. Otro impuesto a grabar a nivel global sería al tabaco, a las bebidas alcohólicas y al juego en todas sus formas. Toda esa masa de dinero dispuesto para la defensa de la ecología, la vida humana y el desarrollo personal y social de los pueblos, cambiaría sustancialmente la realidad actual.
Como herramienta de cambio social, está tomando mucha fuerza desde hace unos 15 años la Renta Básica Universal. En la historia se habla de Renta Básica desde el Imperio Romano, Tomás Moro en Inglaterra hacia el 1.500, Thomas Paine hacia 1800, Milton Friedman hacia 1960, Martin Luther King habló del tema en su momento, en Canadá se aplicó en Ontario en la década del 70, lo mismo en Gales, en Kenia, en Irán, en Finlandia, en Noruega. En el estado de Alaska desde 1982 se otorgan 2.000 dólares anuales a cada residente. Se creó un fondo derivado de las regalías petroleras, ese fondo hoy supera los 50.000 millones de dólares y se utiliza en política social entre ellas la Renta Básica Universal. Por el momento no hay, ni hubo ningún país que haya implementado esta herramienta para toda su población.
¿Qué es la Renta Básica Universal?
Es una asignación monetaria otorgada por el Estado a cada residente en ese país. Es Universal porque se otorga a todas y cada una de las personas, es Individual porque es personal, es Incondicional porque no se debe cumplir ningún requisito para recibirla, ninguna contraprestación, es Suficiente porque debe cubrir como mínimo las necesidades básicas, es Permanente porque se otorga hasta el fallecimiento de la persona.
Desde la década del 90, diversas organizaciones han intensificado su militancia, se destacan Inglaterra y España. La Red Humanista por la Renta Básica que ha llegado a todos los continentes con su militancia.
La gran diferencia de la Renta Básica Universal con los subsidios, es que éstos últimos son condicionados, burocráticos, se deben cumplir una serie de requisitos socioeconómicos o discapacidades físicas o mentales para recibirlos y además son insuficientes y muy caros en su complicada administración y control. No son universales, son insuficientes, son limitados, en muchos casos temporales. No sacan a las personas de la pobreza, ya que no cubren el mínimo indispensable para superar la línea de pobreza. Además, para poder mantenerlos, la gente tiene que estar sin trabajo en blanco, eso genera la famosa trampa de la pobreza, la gente no busca trabajo para mantener el cobro de estos subsidios, se fomenta entonces el trabajo en negro, la precariedad. Son además estigmatizantes, discriminatorios, a quienes cobran estos subsidios se los considera zánganos, vividores del Estado, “planeros”, etc.
La Renta Básica Universal es para toda la sociedad: niños, jóvenes, trabajadores activos, desempleados, jubilados, pensionados, pobres, ricos, ocupados y desocupados; para toda la sociedad.
Lamentablemente en muchos países, en Argentina también, hay una serie de subsidios que nunca llegan al monto de un salario mínimo y que nunca sacan a la persona de la situación de pobreza. Éstos subsidios podrían ser reemplazados por la Renta Básica Universal, se otorgaría un monto mensual a todos los argentinos y residentes permanentes; equivalente a un sueldo mínimo vital y móvil. De este modo el sistema de asignaciones del Estado Nacional se resumiría a las Jubilaciones, Pensiones, y Renta Básica Universal y se eliminaría esa docena de subsidios condicionados que hoy existen y que son inferiores en su monto a la Renta Básica Universal. Además se ajustaría por el mismo índice de ajuste que las Jubilaciones y Pensiones.
La financiación provendría de los impuestos antes detallados y de una ampliación presupuestaria vía Tesoro Nacional.
Es importante destacar para finalizar, que los estados nacionales deberían tener en todos los casos, la independencia económica y política que les permitiese emitir a través de sus Bancos Centrales, los fondos suficientes para reforzar las arcas de las Cajas Previsionales que financiarían este tipo de instrumentos de política de cobertura social.
Daniel Musso
Miembro de la Red Humanista de Renta Básica Universal