Inédito año el que está finalizando, histórico, impredecible, impactante. ¿Irrepetible? Veremos…
La Pandemia nos acompaña hasta el día de hoy, pasaron dos fases y ahora estamos en una versión light aquí en Mendoza, Argentina, pero en el medio de una tercera ola en el hemisferio norte, que obviamente repercutirá en el hemisferio sur. En este mundo globalizado, de comunicaciones continuas y constantes todo está conectado como una cadena llena de eslabones unidos y girando todo el tiempo.
Fueron bastante más que un par de días, el temor, la incertidumbre, la fragilidad latente, el silencio ensordecedor, silencio revelador, silencio aterrador; el encierro, la convivencia 24×24, la soledad de los más solos que nunca, la sensibilidad a flor de piel.
Ejércitos de médicos y científicos, comunicadores de las fake news, continentes separados a millones de años luz, pueblos aislados, fronteras tabicadas, familias escindidas, industrias y comercios quebrados, millares de desocupados, hambre, miseria, desolación, depresión, reflexión, iluminación, cohesión; todas las vertientes en un mismo cóctel planetario.
Nos quemaron la cabeza con términos tales como: COVID-19, aislamiento, confinamiento, cuarentena, encierro, hospitales, médicos, enfermeros, ambulancias, casos positivos, recuperados, neumonías, vacunas, muertes, respiradores, organización mundial de la salud, Bill Gates, nuevo orden mundial, CDS, antenas 5G, satélites, Ellon Musk, George Soros, Donald Trump, terapia intensiva, camas UTI. Demasiada información, son llamas que invaden tu cuerpo y alma.
Un día te ordenaron guardarte en tu casa, cuidar tu salud. El mundo se paraliza, las calles solitarias son una postal mundial. Los animales ganan los mares, las montañas, los valles, los lagos, los cielos y hasta las ciudades. Las aguas se aclaran y los cielos son más celestes y limpios. Hay silencios que aturden y el tiempo no para, hay seres muy cercanos que están muy lejos, las mentes no se detienen, el insomnio se pone de moda, al igual que los libros y surgen nuevos pensadores y poetas de Whatsapp. Todos en casa… ¿Hasta cuándo? La eternidad es mañana, todo es etéreo, es un ¡pufff…!
Hubo una especie de estado inicial ideal, nos volvimos todos reflexivos, solidarios, atentos, conectados. Ayudábamos al vecino, ese mismo al que nunca le habíamos dado pelota. Aplaudíamos a médicos, enfermeros, basureros. Fuimos cuasi docentes de nuestros hijos, hacíamos videollamadas con compañeros de la primaria, llamábamos a tías o tíos que hacía 23 años no contactábamos, veíamos fotos antiguas, diapositivas, ordenábamos placares, limpiábamos rincones insólitos, raparábamos lo irreparable hasta ayer. En familia veíamos series, películas, cocinábamos juntos, escuchábamos música juntos. Desayunos, almuerzos, meriendas, cenas, post cenas, gimnasia, meditación; todo juntos, demasiado juntos, excesivamente juntos… Tal vez si, tal vez no, depende de como nos pegó a cada uno de nosotros esta pandemia.
¿Dónde quedó esa luminosidad inicial? ¿Qué ocurrió con ese temor, esa incertidumbre inicial? ¿Qué pasó? Tal vez esa unidad, esa empatía inicial, ese nado sincronizado colectivo, esa alineación planetaria, de a poquito se volvió tedio. Lo que era muy lindo y quizás nuevo, en muchas familias se volvió muy rutinario y aburrido. ¿Qué pasó con esa conciencia social inicial, en donde reconocimos masivamente que el guardarnos y cuidarnos era lo primordial y lo demás secundario? Tal vez la muy entendible cuestión económica, sobre todo de los no asalariados, de los que viven de su comercio, industria, oficio, profesión, changa y que si no trabajan no tienen ni para pagar sueldos, ni para tener ingresos para su familia. Ni hablar de los que no tienen ni trabajo, ni changa, ni nada. Creo que este aspecto fue central en el cambio de ánimo y predisposición a la situación de aislamiento. Se tornaba insostenible seguir sin ingresos para vivir el día a día. Un segundo aspecto muy importante es el tema de que los seres humanos somos seres sociales, gregarios. Vivimos en comunidad y la imposibilidad del contacto con nuestros seres queridos se tornó en muchos casos insostenible, generó situaciones de desequilibrios emotivos importantes y eso creó situaciones de rechazo constante a las medidas de los gobiernos. Un tercer aspecto muy trascendente fue (es) la manipulación que llevan adelante los medios de comunicación y algunos sectores corporativos y políticos, que han invocado la falta de libertad, autoritarismo y vulneración de leyes y derechos individuales. Todo esto sumado llevó por momentos al riesgo de crisis institucional y política en nuestro país y demás países a lo largo y a lo ancho del mundo.
En resumen, este enorme sacudón que fue y es la Pandemia, generó en cada uno de nosotros diferentes conductas en cada una de las etapas, en este proceso que aún no culmina. Estamos supuestamente en las vísperas de una tercera ola global, en las vísperas también del comienzo de la aplicación de las diferentes vacunas. Estamos viviendo, al menos aquí en Argentina una fase de normalidad limitada, casi todas las actividades han encendido los motores, algunas más que otras, pero de a poco vamos volviendo al ruedo. Lo peor ya quedó atrás? Sinceramente, quién puede afirmar que es así?. Iremos viendo, seguiremos aprendiendo, somos generaciones enteras que nunca habían vivido un fenómeno social de estas características. Es realmente algo muy fuerte y creo que sería una enorme picardía no aprovechar y aprender de esta circunstancia. Creo que es un fenómeno humano, social, cultural, científico y educativo espectacular, que nos debe alentar a reflexionar a todos por igual: Estados y Personas. Sacar conclusiones, compartir experiencias, generar espacios individuales y colectivos de profundo estudio y reflexión.
Desde este lugar, desde este espacio que semana a semana me ofrece Marcelo Sapunar y que valoro mucho, invito a cada uno de ustedes a pensar este año. Lo que fue y lo que es. A pensar en como se imaginan el futuro inmediato y mediato. A reflexionar un poco en los aprendizajes que nos deja la Pandemia. A imaginarnos que tipo de planeta, región, país, provincia, barrio, familia y relaciones sociales proyectamos. Vayamos unos meses hacia atrás en nuestras mentes, repasemos los momentos vividos en familia, con los vecinos, amigos. Revivamos esos pensamientos positivos, de reflexión, en dónde dábamos lugar a pensar que esta Pandemia iba a generar un mundo mejor. Se acuerdan de eso? Yo creo que varios de ustedes lo pensaron, estoy casi seguro de ello. Esa unión, esa empatía, esa solidaridad, esa hermandad, ese yo soy, si vos sos. Creo que todo eso no debe perderse, es más quisiera que reaparezca, que abandonemos la postura individualista que está reapareciendo a medida que se va normalizando de a poco esta nueva realidad, ojalá desterremos esos pensamientos negativos y antisociales, el sálvese quien pueda y vayamos a un proceso superador, armónico, inclusivo, igualitario.
Veníamos de un mundo muy castigado y desigual, la Pandemia profundizó todo. En todos mis escritos de este año he reflexionado un poco sobre la situación social, la pobreza, la marginalidad, la enorme desigualdad, las enormes asimetrías, el rol del estado, la ayuda social, le Renta Básica Universal como herramienta de profundo cambio social, la situación macro global y local, etc, etc
Quiero cerrar esta nota repitiendo que me resulta inhumano e insostenible el estado de situación del planeta en lo que respecta a ecología y desigualdad social. Es imposible pensar en un planeta mejor si seguimos desangrando y contaminando de diversas formas a nuestra Pacha Mama y si seguimos avalando un sistema económico híper concentrado, monopólico, perverso que deja a miles de millones de personas al costado del camino. Los Estados deben volver a ser poderosos, deben volver a ser el motor, deben volver a ser el control, deben volver a ser los reguladores, deben volver a poner al ser humano como valor central, deben volver a invertir masiva y generosamente en educación y salud pública; en ciencia, en tecnología, en desarrollo de industrias locales.
El Estado debe estar al servicio del ser humano y brindarle todas las herramientas necesarias para que tenga una vida digna en todas sus etapas. La actividad privada debe ser libre, pero en todas sus etapas regulada y apoyada por el Estado. Las asimetrías sociales a nivel global se reducirán a medida que los que más ganen, más impuestos paguen. Abogo por el punto final de la evasión fiscal masiva, a los paraísos fiscales y a las cuentas offshore. Abogo por los Estados libres y soberanos, con políticas económicas expansivas y teoría monetaria moderna. Deseo países hermanados, el fin de los nacionalismos, el fin de los sectarismos y de las diversas formas de racismo y discriminación. Imagino regiones unidas, el fin de las fronteras, políticas comunes y complementarias, el nacimiento de la nación humana universal.
Que así sea.
Daniel Musso
Miembro de la Red Humanista de Renta Básica. Estudió para Guía Superior en Turismo de la Universidad Champagnat. Miembro fundador de la Asamblea de Vecinos de Godoy Cruz entre 2001 y 2003. Miembro fundador de la Red de Asambleas Populares del Gran Mendoza 2001-2003. Miembro fundador del Modecco (Movimiento de Ciudadanos Comunes) 2003-2005. Afiliado al Partido Humanista en 2006, peronista de corazón, miembro fundador de la Organización Social Bolivianos Unidos 2019-2020.


