Cuando era niño mis padres me llevaron en varias oportunidades. Íbamos a buscar plantines para nuestro jardín o para convidar a familiares y vecinos. No recuerdo si había que pagar por esas plantas o si la Provincia las entregaba en forma gratuita. Todo era paz allí, todo era alegría. Sonrisas doquier.
El Vivero del Parque General San Martín, al que se ingresaba desde la segunda rotonda, era uno de esos lugares soñados donde el verde, cuidado y pensado para remplazar plantas heridas de muerte, concitaba buena onda. Esas son algunas de las sensaciones que me quedan de todo aquello. Mis padres amaban las plantas.
Abastecía a los clubes, a la Universidad Nacional de Cuyo, a las escuelas. Pero además se daba cátedra, en los hechos, acerca del cuidado necesario que debe recibir el parque arbóreo en una provincia como la nuestra, enclavada en un desierto del que hemos podido “colonizar” no más del 4 % de su superficie.
Lamentablemente en la actualidad todo está arrumbado, abandonado. Así podés verlo en todas y cada una de las fotografía que me extendió Eduardo Quiroga, concejal de la Municipalidad de Mendoza. Sus destinos ¡oh paradoja! están en manos de un Ingeniero Agrónomo, Guillermo Anzorena.
No debemos olvidar que Mendoza está gobernada por el neoliberalismo, que suele pronunciar algunas pocas palabras, en desmedro de tooodas las demás. Ninguno de los términos que utiliza evoca solidaridad, trabajo mancomunado y, mucho menos, ponen al Estado al servicio de su pueblo. Todo lo contrario.
Se les hace fácil decir “tercerizar”, “privatizar”. Trabajan por ello, ya que luego suelen ser ellos mismos (o sus amigos y cómplices) los dueños de esas empresas que, con fondos públicos, se supone hacen lo que evitan que Estado gestione. El mantenimiento del alumbrado público del Parque, también está en manos privadas.
Estos radicales macristas, poco a poco van desatendiendo lo público para que luego, cuando sea insostenible su nivel de destrucción, hagan aparecer mágicamente a los que vengan por el negoción privatizador. De fondo parece que desean llevar todo a manos de la Municipalidad de Capital.
En ese sentido también aparece lo del Parque Cívico (con el gran negocio diario del estacionamiento medido en las playas de cercanía de Casa de Gobierno, o lo que hacen con la gestión de lo que pomposamente el sobrino Ulpiano Suarez, Intendente de Capital, llama “parque de montaña”, que es otro territorio del Parque.
Entre gallos y media noche, flojos de papeles, se transfirieron varios sitios gestionados por el gobierno provincial al municipal de Capital. Se nota mucho que bien saben que pronto, tarde o temprano, el peronismo puede volver a ganar la Provincia, por lo hay que amarrocar todo lo posible.
Prefieren que casi todo quede en manos de “la Muni S.A.”, como muchos de los propios funcionarios radicales dicen por lo bajo -desde hace años- al referirse a la Municipalidad, que está en manos de gestiones del mismo signo político desde la recuperación democrática en 1983.
Así estamos los mendocinos, en muy malas manos. Los desaprensivos de la idea de gobiernos para pocos, llevan adelante esta y otras tantas aberraciones que no pasarían la más mínima prueba de gestión seria y sustentable. Lo que hacen bien, claro, son sus propios negocios a expensas de los bienes comunes.