Han cambiado muchas cosas en estas últimas décadas, al tiempo que la intensidad y el ritmo de los cambios se acelera geométricamente, tal vez con la misma rapidez que la crisis del capitalismo deviene terminal. Son las leyes del consumismo. Se advierte en todas las áreas. Sería un tema en sí mismo a desarrollar.
Hasta no hace mucho tiempo, cualquier publicación que se preciaba tenía un servicio único e intransferible: el Correo de Lectores. Una puerta abierta de las publicaciones escritas, fundamentalmente, que servía para atender los requerimientos de los consumidores (lectores). Era una sección muy importante en cada medio.
Hoy en día el concepto «correo de lectores» está subsumido en casi todo lo que tiene que ver con la red de redes. que es mas bien un «diálogo» permanente entre las partes. Pero esa huella de la que luego tomaran forma muchos otros soportes y formatos virtuales, titulada con tan sólo tres palabras, es un buen resabio democrático.
Tengo el honor y el orgullo que mi amigo y compañero Hugo Robert sea un frecuente lector de estas páginas virtuales que «garabateo» todos los días. Vos también, como él, por algún designio vital insondable estás allí, del otro lado, formando parte del conjunto de lectores que me acompaña todos los días. Estamos juntos en esto.
Hugo y yo peinamos alguna que otra cana. Quizás nos quedamos enganchados en giros discursivos de otras épocas, en las que los medios gráficos se abrían a quienes los leían, generando un espacio al que llamaban «correo de lectores». Hoy, debajo de cada nota de esta página vos podés escribir lo que quieras, cuando quieras.
De esa manera el autor de un nota, es decir yo o cualquiera de los valiosos y sesudos columnistas invitados que me acompañan en esta aventura, podemos recibir tus inquietudes, preguntas, críticas y sugerencias. Pero desde hoy, mi página tendrá dos correos: el del final de cada nota y la sección Correo de Lectores. ¡Voy con todo!
Supongo, sospecho, quiero creer que si llegaste hasta aquí charlando conmigo acerca de lo que hace añares también llamábamos intercambio epistolar, me vas a ayudar a engrosar esta sección nueva. Le daremos volumen juntos, en la construcción democrática de una comunicación amigable, donde fluya el periodismo.
«Estimado Marcelo:
«Buenos días.
«Como todas las jornadas me encuentro viendo la página y me tomo la libertad de copiar una frase del artículo en el que te explayás sobre la muerte del sindicalista de ATM. Allí escribís:
«Pero no debe ser así: si están gobernando, ¡que lo hagan!
«Bueno, difícil que el chancho chifle. Allá lejos y hace tiempo, en Clarín, le hicieron un reportaje in extenso a un politólogo-escritor-periodista norteamericano del cual no recuerdo el nombre. Hasta no hace mucho tiempo tuve guardado el artículo, pero en una limpieza cometí el error de eliminarlo.
«Al susodicho especialista el preguntaron sobre el peronismo. El hombre se explayó primero sobre el radicalismo y dijo que eran inútiles gobernando porque nunca los habían dejado gobernar los conservadores. Entonces en lo único que tenían experiencia era en el “fragote” (golpe) y cuando les tocó gobernar no sabían hacerlo.
«No saben hacerlo. Pruebas al canto dijo y citó a Frondizi, Illia y Alfonsín. Todavía no había llegado De la Rúa. Es más, hacía referencia a la actitud abandónica que tienen hacía el poder cuando lo ejercen.
«Y luego analizaba al peronismo. Decía que era la contracara. Es el producto de un militar hacedor y los peronistas han heredado esta cualidad. Y agregaba “hasta el intendente peronista de la más humilde localidad HACE, CONSTRUYE”.
«Bueno y como dice el historiador y escritor Norberto Galasso, desde que Alvear los dejó entrar al Jockey Club por el portón del fondo para pasar a ser toalleros de la oligarquía, ni hablar. Eso de toalleros lo digo yo, Galasso lo expresa de otra forma. Él dice que los conformaron con el puestito público en la justicia, la educación, la policía, etc., etc.
«Te mando un gran abrazo.
«Hugo Robert».


