Los domingos, bien temprano, es fácil hallar la mesa ideal. Desde ella se puede ver bien buena parte del hermoso e histórico espacio verde que separa el bar del Cementerio de La Recoleta. Estás en uno de los barrios bacanes de la megalópolis. Es enorme, muy luminoso y con mesas y sillas sólidas, señoriales, de buena madera.
Antes pasá por un quiosco de revistas y comprá un par de diarios. O llegá munido de un libro, porque es un espacio que invita a la lectura. Pero también a la charla y el intercambio de ideas, con amigos o con personas que estés conociendo para llevar adelante un proyecto. Se trata de uno de los Bares Notables de Buenos Aires.
Tiene sus propios códigos, que irás descubriendo con el paso de los minutos. Cuando querás acordar, entre un café con leche con tres mediaslunas y un cortado mediano, será hora de almorzar. Seguí recreando la vista y volvé a pedir la carta. O tal ves estés muy enfrascado en la lectura y las horas, entonces, pasarán volando.
“Su nombre actual procede de los años 1950, cuando en Argentina hubo un auge del automovilismo entre la clase alta y la clase media, que duró hasta fines de los años 1970. El nombre evoca a una biela de automóvil, acorde a la jerga “tuerca” (automovilística argentina) de ese momento.
“Este bar pertenece al selecto grupo de «bares notables» de la Ciudad de Buenos Aires, un grupo cuya principal característica es contarse entre los más representativos de la ciudad y estar oficialmente apoyados por programas oficiales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
“El salón del bar tiene capacidad para 400 personas sentadas. Se ubica en lo alto de una barranca parquizada en la esquina de la avenida Quintana y la calle Roberto Marcelino Ortiz; desde allí se tiene una amplia vista hacia los alrededores de las avenidas Quintana y parte de la Avenida Alvear y el extremo nororiental de la Avenida Pueyrredón, por lo que se pueden observar desde las mesas ubicadas en la esquina teorías o vistas del cementerio de La Recoleta, la Iglesia del Pilar, el Centro Cultural Recoleta, el antiguo Asilo de Ancianos, la Plaza Francia, la Plaza Alvear, el Palais de Glace, el Museo Nacional de Bellas Artes, etc.
“Algunos de los detalles del decorado son las antiguas fotos en blanco y negro de campeones de carreras automovilísticas, junto con una variedad de souvenires o elementos “tuercas” que incluyen parrillas de radiador, bielas, lámparas y bocinas que decoran las paredes del ya tradicional interior, que tiene paneles de madera (boiseries) y lujosas cortinas en las amplios ventanales.
“Detrás de la barra hay fotografías tomadas por el escritor argentino Adolfo Bioy Casares , quien era uno de los habitués. Es decir, de los que solían frecuentar el café, y lo hacía junto a su amigo y escritor Jorge Luis Borges.
“El artista plástico y escenógrafo, Fernando Pugliese, propuso evocar a Jorge Luis Borges y a Adolfo Bioy Casares de esta creativa manera: al entrar los turistas y habitués al tradicional café, se encuentran con dos parroquianos, de figura familiar, sentados en una de las mesas ubicadas junto a la puerta de ingreso principal.
“Historia
“A mediados del siglo XIX, La Recoleta era una zona de tierras de cultivo y en el sitio que hoy ocupa el café era un almacén de ramos generales. Cuando abrió sus puertas como terraza de un café pequeño en 1850, fue bautizado “La Veredita” por su propietario español, pero más tarde cambió su nombre a la barra del Aero (club), debido a su popularidad entre los miembros de las cercana Asociación Civil de Pilotos Argentinos (liderada a inicios del siglo XX por Jorge Newbery).
“Durante muchos años, el “Aero” fue muy concurrido por los políticos, escritores, artistas, actores y celebridades de los medios. La Biela adquirió su actual nombre en 1950, en el inicio de la moda “tuerca” (es decir, de aficionados al automovilismo) cuando se convirtió en un lugar de encuentro para las carreras de campeones de automóviles y para los amantes de aquel deporte. Entre ellos, el “Chueco” Juan Manuel Fangio, quien fuera el pentacampeón o cinco veces campeón del mundo en Fórmula 1 (hasta que tras su muerte fue, casi medio siglo después, superado por Michael Schumacher), y todos los amantes de este deporte.
“En 1999, el Café La Biela fue declarado Lugar de Interés Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. La Biela, como la Confitería Richmond, han sido de los sitios de reunión culinaria de la gente más elegante del Cono Sur.
“Visitantes notables
“Juan Manuel Fangio, José Froilán González, Juan Gálvez, Emerson Fittipaldi, Jackie Stewart, Robert Duvall, Francis Ford Coppola, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sabato, Pablo Plavnick, Daniel Sonzini y Mina Mazzini entre otros. Armando Catalano, Guy Williams -el actor de la popular serie televisiva “El Zorro”-, mientras vivió (hasta su muerte) en Buenos Aires, se encontraba también dentro de los asiduos visitantes de La Biela”.