Son muchas emociones las que confluyen cuando edito mi diario para vos. Me sumerjo en mundos que evidentemente habito y me habitan. Hay todo tipo de sensaciones sucediéndose desde un atrás en el tiempo, que me hace recordarme de pantalones cortos, charlando con algunos integrantes de mi familia. La vida sucede.
Es probable que hablaran de Berni y yo escuchaba y aprendía. O celebraban algunos hallazgos de ese lugar que aparecía como una catarata de artistas y obras: El Di Tella, con el artículo reclamando, de entrada, cercanía y pertenencia. Debe ser eso parte de lo que siento ahora que vuelvo a todo aquello. Se respira algo especial…
¡Ya sé! Lo que respira en aquellos recuerdos es que todavía no habíamos sido intrusados por la última y más feroz de las dictaduras que hemos padecido. Al mismo tiempo las masas se iban apropiando del peronismo cunando se consagran los amores, que es en el golpe, y con la proscripción de Perón. Imágenes imborrables.
“”Después de la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento económico de los Estados Unidos y la reconstrucción de Europa se reflejaron en una activación económica general, y en la apertura de las economías, que crearon un clima fértil para la creatividad y también los discursos críticos hacia ese nuevo orden”, explicó Andrea Giunta, una de las más prestigiosas investigadoras y curadoras de arte de la Argentina, a Infobae Cultura.
“En ese contexto, el 22 de julio de 1958 surgía la Fundación Di Tella y el ITDT, en el décimo aniversario de la muerte de Torcuato Di Tella, coleccionista de arte y empresario argentino, que había forjado un exitoso complejo industrial que fabricaba heladeras, autos y otros productos de consumo hogareño. Sus hijos, Guido, economista, y Torcuato, sociólogo, fueron quienes comenzaron la iniciativa, sin tener demasiado claro cómo direccionarla, pero con el objetivo de formar una institución de investigación independiente, alejada de las presiones de las universidades, en el campo de las ciencias sociales y el arte.
“Frente de la famosa sede de Florida
“”La investigación en las ciencias sociales como el apoyo a las actividades del arte contemporáneo eran dos esferas de acción cultural que estaban muy desvalidas en la Argentina. Entonces, el instituto al fundarse eligió esos dos campos como áreas prioritarias donde iba a desarrollar su acción”, dijo Enrique Oteiza, director del ITDT entre 1960 y 1970, en una entrevista en el viejo Canal 7.
“El ITDT carecía de fondos propios al ser una institución académica sin fines de lucro, por lo que recibía un subsidio de su propia Fundación -aunque ambas eran dirigidas por diferentes personas y tenían libros contables separados-, y también recibió ayuda de las fundaciones Ford y Rockefeller”.
Antonio Berni
“Delesio Antonio Berni (Rosario, 14 de mayo de 1905 – Buenos Aires, 13 de octubre de 1981) fue un pintor, grabador y muralista argentino. Varias de sus creaciones tienen como memorables protagonistas a personajes como Juanito Laguna y Ramona Montiel, que se han convertido en representantes icónicos de los marginados por la sociedad. Fue nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes.
“Antonio nació en Rosario, provincia de Santa Fe, el 14 de mayo de 1905. Su padre, Napoleón Berni, era un sastre nacido en Italia y fue uno de los tantos inmigrantes europeos que se instalaron en la ciudad durante esos años. Su madre, Margarita Picco, era argentina hija de inmigrantes italianos radicados en Roldán, un pueblo de la provincia de Santa Fe, a 30 km (kilómetros) de Rosario. Berni nació en la calle España 288 (entre Salta y Catamarca). Una placa con bajorrelieve indica el sitio.
“En 1921, ingresó como aprendiz en el taller de vitrales Buxadera y Cía, donde recibió la enseñanza de su fundador, N. Bruxadera, un artesano catalán. Poco tiempo estuvo en este taller ya que entre 1914 y 1915 su padre volvió a Italia, y Berni fue enviado a la casa de sus abuelos en Roldán. A pesar que Antonio se alojó poco tiempo allí, estudió pintura en el Centre Catalá de Rosario con los maestros Eugenio Fornells y Enrique Arian.
“En 1920, a los 15 años, expuso sus cuadros por primera vez en el Salón «Mari». La muestra constó de 17 óleos (paisajes suburbanos y estudio de flores). Expuso nuevamente en 1923, pero esta vez en la Galería Witcomb de Buenos Aires. Ya por ese entonces recibía los halagos de los críticos en varios artículos publicados el 4 de noviembre de 1923 en los diarios La Nación y La Prensa. Sus primeros cuadros respondieron al impresionismo y al paisajismo.
“Se lo vincula al grupo de Florida, conjunto informal de escritores y artistas que se reunía en la Confitería Richmond, grupo contrapuesto al grupo de Boedo; este último publicaba en la Editorial Claridad y se reunía en el Café El Japonés”.
(Texto de Juan Batalla; y selección de la red de redes)