Noticias que nos llegan desde Toronto, Canadá
Mi intención para esta edición era escribir sobre la esperanza. Me ha estado dando vueltas esa idea en el último tiempo, frente a tanto panorama desafiante y con final incierto o mejor no saberlo. Aun así, hay chispazos de buenas acciones, de prepotencia de la solidaridad.
Muchos de nosotros entendimos la brutalidad de la guerra cuando vimos a una niña vietnamita huir corriendo de una explosión de Napalm que le quemó gran parte del cuerpo. Mucho tiempo después esa imagen aún está fija en mi memoria. La sinrazón de la guerra sigue produciendo secuelas.
Hace unos días atrás un millonario y filántropo piloteó su enorme Boeing 787 para hacer un viaje desde Varsovia hasta Regina, ciudad ubicada en las praderas canadienses, trayendo a familias que huyen de las consecuencias de una guerra en Ucrania. Para el viaje invitó como anfitriona a “la chica de la foto” o “la chica del napalm,” como se la conoció mundialmente. Ella en persona dio la bienvenida al avión que los sacaría de los horrores de la guerra.
Phan Thị Kim Phúc ahora vive en Ajax, Ontario y se ha dedicado a atender victimas que sufren otras guerras, seguramente no tan famosas como ella, retratada hace poco más de medio siglo en esa foto tomada en 1972. En un costado del avión una gigantografía reproduce la laureada fotografía.
Cuando fui a verificar si esta información que me llegó por una de las redes sociales era cierta, me encontré con dos desagradables noticias: no tenía servicio de internet en mi casa. No es la primera vez que este proveedor me deja colgado. Por suerte tenemos telefonía celular con otra compañía, por aquello de no poner todos los huevos en una misma canasta. Pero al seguir el enlace a la red desde mi computador, usando el internet de mi teléfono vino mi segunda frustración: esta noticia no tuvo amplia cobertura ni difusión nacional en Canadá.
Las buenas acciones no venden, no son actos que imitar y si además conllevan una crítica a los conflictos armados en los que nos embarramos cada vez más, mejor que casi nadie se entere.
Pero lo que sí ha tenido amplia difusión esta semana fue una filtración de documentos que muestran las prácticas empresariales de Uber. Parece que es muy importante que todos sepamos lo que ha hecho esa multinacional. Repasemos lo que dice la web: tiene su sede en San Francisco con operaciones en aproximadamente 72 países y 10,500 ciudades (en 2021).
Uber no posee ningún vehículo, pero recibe una comisión por cada reserva. Las tarifas no son fijas, es un modelo dinámico basado en la oferta y la demanda en cada momento y el cliente acuerda o no realizar el viaje. Todo esto manejado por un algoritmo, es decir sin intervención de mano humana. Además de este servicio que opacó a los taxis, tiene otros que se encargan de: entrega de alimentos, entrega de paquetes, mensajería, transporte de carga, alquiler de bicicletas eléctricas y “scooters” y transporte por el rio Támesis en asociación con operadores locales. Desde su creación, en 2009, probaron hacer de todo: autos y camiones que se conducen solos, servicios aéreos, autos compartidos, inteligencia artificial y hasta empleos compartidos. La mayoría de estas ideas o se independizaron o fueron abandonadas definitivamente, como por ejemplo los servicios en China, India y Rusia -muy a tono con el nuevo orden mundial-.
Lo que ha hecho Uber para construir una multimillonaria empresa está plagado del tipo de prácticas e historias que hemos leído y visto en documentales y muchas veces en ficciones de Hollywood, la primera que me viene a la cabeza es Barrio Chino. O sea, nada nuevo. Espero que el próximo WikiLeaks devele algo que sospechamos, pero de lo que no tenemos pruebas. Pero sobre todo que me de esperanza para creer que todavía se puede tener una vida más vivible.
El tono de esta columna tuvo que variar por razones de fuerza mayor: la séptima ola del COVID-19 llegó a mis orillas e inundó mi cotidianeidad. Los gatos quedaron a salvo, al menos por ahora. Cuando trato de rastrear cómo fue que nos contagiamos perdemos certezas. Casi que no tenemos vida social y las salidas de rigor, a por las provisiones, siempre son con las precauciones sugeridas: máscaras y distancia física.
Sin embargo, aquí estamos, padeciendo días de fiebre intensa acompañada por fuertes dolores de cabeza. La sensación de tener la garganta atravesada por un rallador de zanahorias, dolor en cada una de las articulaciones del cuerpo, imaginemos cuánto dolor producen las 360 articulaciones en el cuerpo: 86 se encuentran en el cráneo, 6 en la garganta, 66 en el tórax, 76 en la columna vertebral y la pelvis, 32 en cada una de las extremidades superiores y 31 en cada una de las inferiores. O sea, hay dolor para rato.
Porque esto va y viene, como las olas y el viento. Cuando uno cree que ha pasado lo más intenso, viene la segunda tanda. Por suerte, las vacunas han hecho su trabajo y estamos aun en casa y escribiendo esta columna. El resto viene de las personas amigas que sostienen vía mensaje de texto con palabras de aliento, algunas ideas para aliviar este o aquel síntoma y la amiga solidaria que golpea la puerta con una caja repleta de provisiones que trae del supermercado. Mi hermana -desde la Patagonia argentina- sumó una idea más para entender como paliar los efectos de esta enfermedad que aún necesita que le pongamos atención.
Si no hubiéramos tenido las dosis de vacunas sugeridas y disponibles, quizás no podría estar escribiendo esta historia. Es necesario que cada persona revise su propia historia de vacunas disponibles colocadas y revise cuál le falta. Fernando Rouaux ha escrito una nota para ayudarnos a entender esto de las dosis, que se puede leer aquí.
En esta edición de Línea Uno, Luis Carrillos nos hace vivir su viaje en el transporte público y de cómo en ese ámbito también es posible encontrar espacios de fraternidad y acompañamiento para con quienes más lo necesitan. Nos quedamos con las ganas de saber de qué habló con su entrañable amigo en el café, pan dulce de por medio. Las viñetas completas se pueden leer aquí.
En los últimos días me tocó llevar a personas que viajaban al Aeropuerto Pearson, una práctica muy común que hago siempre con mucho agrado, la sola cercanía con los aviones ya me lleva a volar. Viajar, devorar kilómetros, reencontrar lugares conocidos o descubrir nuevos es una de las fascinaciones que me acompañan desde la niñez. Por tierra he recorrido de este a oeste y de norte a sur mi país, un par de veces. En avión casi que he volado alrededor de la esfera que llamamos planeta, como si fuera plana nuestra Tierra.
Estaba ya en el camino de regreso, a velocidad de turista, cuando por teléfono me avisan que les habían pospuesto el vuelo por al menos cuatro horas. Un contratiempo que, leyendo la nota que ha preparado Edna Amador me da la tranquilidad, por aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”. Como hemos dicho ya antes, saber las razones nos da entendimiento y eso nos ayuda a sobrellevar la molestia. La nota completa se puede leer aquí.
Es pertinente la nota que ha preparado Carmen Delia Cruz donde aborda la violencia intrafamiliar o doméstica. Nunca son suficientes las palabras que se escriban para ayudar a tomar conciencia sobre este flagelo social. Está arraigado y atraviesa a toda la comunidad. Aprender a reconocerlo nos ayudará a erradicarlo. Invito a leer la nota completa en este enlace.
Mientras trataba de ordenar las ideas para antes de escribir escuchaba las noticias que semana a semana nos acerca Sandra Farias en el espacio radial de Línea Uno, que se sintoniza todos los martes de 08,00 a 08.30 AM en Ondasfm.ca. La entrevista a Lida Velásquez es una guía completa del tipo de servicios que brinda diariamente el Consejo de Desarrollo Hispano.
Hay muchas otras organizaciones que hacen lo suyo para acompañar a la resolución de los desafíos de nuestra comunidad. Contáctenos para ser parte de este espacio.
Columnista invitado
Rodrigo Briones
Nació en Córdoba, Argentina en 1955 y empezó a rondar el periodismo a los quince años. Estudió Psicopedagogía y Psicología Social en los ’80. Hace 35 años dejó esa carrera para dedicarse de lleno a la producción de radio. Como locutor, productor y guionista recorrió diversas radios de la Argentina y Canadá. Sus producciones ganaron docenas de premios nacionales. Fue panelista en congresos y simposios de radio. A mediados de los ’90 realizó un postgrado de la Radio y Televisión de España. Ya en el 2000 enseñó radio y producción en escuelas de periodismo de América Central. Se radicó en Canadá hace veinte años. Allí fue uno de los fundadores de CHHA 1610 AM Radio Voces Latinas en el 2003, siendo su director por más de seis años. Desde hace diez años trabaja acompañando a las personas mayores a mejorar su calidad de vida. Como facilitador de talleres, locutor y animador sociocultural desarrolló un programa comunitario junto a Family Service de Toronto, para proteger del abuso y el aislamiento a personas mayores de diferentes comunidades culturales y lingüísticas. En la actualidad y en su escaso tiempo libre se dedica a escribir, oficio por el cual ha sido reconocido con la publicación de varios cuentos y decenas de columnas. Es padre de dos hijos, tiene ya varios nietos y vive con su pareja por los últimos 28 años, en compañía de tres gatos hermanos.