Hoy, en que -para muchos-, tiene vigencia -como nunca-, Enrique Santos Discépolo y -especialmente-, su tango “Cambalache”, resulta imprescindible aclarar las mentes, obnubiladas, ante una continuidad de la falacia perversa.
Hoy, en que, en la tierra de los alimentos, los grandes y l@s niños, mueren por desnutrición, en tanto un gobierno gandul, no gobierna; un hambriento es encarcelado, por hurtar un trozo de pan y 400 medios mafiosos lo apestillan, durante las 24 horas, como si se tratara de un hampón, con cien crímenes y asaltos.
Hoy, en que los verdaderos delincuentes (asesinos, narcotraficantes, tratantes de personas, prostibularios; corruptos y ladrones de la mas alta gama), hacen gala de su impunidad, protegidos por la embajada y un presidente sin dignidad. Presidente sin dignidad, que, en dos años y ocho meses, no movió un dedo, para que el mas grande delincuente, de la Argentina y el mundo, pague -con cárcel-, sus delitos, que en la casa de los amos de ambos, son penados con mil años de prisión efectiva (¿?) y trabajos forzados.
Claro, este no es el caso, porque se trata de un mafioso, de rancia estirpe, que ha servido (y lo continúa haciendo, al imperio). Lo he dicho cientos de veces, los argentinos estamos presos, de jueces -de los mas infames y miserables-; de medios incalificables y escribientes rastreros, en su mayoría reprimidos sexuales, morales e infrahumanos.
De genocidas ramplones, de la DEA, de la CIA, de la OTAN (porque el Atlántico Norte, baña las playas de todos los países del planeta -¿?-). De un inmenso rufianaje, de cipayos, lacayos, mercenarios y sicarios. Si algún historiador afirma que hubo tiempos iguales, de personajes de esta laya, miente y lo hace descaradamente.
Es cierto que Menem marcó esta senda, en el seno de un pueblo sin memoria y con lavadores de cerebro, pero, lo de Macri, casi desde que nació, no encuentra parangón. En manos de ellos está nuestro destino, si es que no nos decidimos a ser su arquitecto y moldearlo en conciencia, para no caer -con dolor-, en el molde que la ciega fatalidad nos de.
Muchos me dicen profeta y maestro, inmerecidamente. Lo que ocurre es que, a los 85 años, de una vida de duros avatares, uno debe decir lo que debe, sin ataduras, fines inconfesables, ni reservas mentales. Sé que, en estos tiempos, en que trasciende solamente lo que sirve a la mafia y a EE. UU. -que es decir lo mismo-, la palabra y la conducta de quienes servimos al otro -porque la Patria es el otro-, seguramente, llegue a no muchos, ya que solo los de vuelo bajo, tiro corto y trocha angosta, tienen difusión.
Se que, la mayoría de quienes me leen, son propios y no necesitan ser adoctrinados, pero no está demás, siempre hay que forjar en caliente. Estamos desandando un rumbo tan sinuoso y viscoso, que, la casi totalidad de los actores centrales de esta suerte de política -sin política, ideas, ni propuestas- es de una indigencia mental incalculable.
De un régimen nefasto, de vaciamiento, entrega y fuga además de autoritarismo y dictadura, pasamos a un período de estado de excepción. Ni la demoledora pandemia, ni el bla bla bla, ni una guerra a miles de kilómetros, que aplauden todos los amanuenses, que se friegan las manos, ante las pingues ganancias (los que privan de alimentos, a los propios argentinos), con el respaldo de toda esta miseria humana, de la oposición y los funcionarios de turno (que solo funcionan, para el enemigo).
En esto se ha transformado la Argentina. Tenemos el deber de rescatarla. Mi mas íntimo deseo, es que sea ya. porque quisiera verlo y mi partida está a la vista. Y que se haga la luz, en todas las mentes, de todos los sectores.
Nadie debe desconocer -ni hacer caso omiso-, sobre lo ocurrido, en este siglo XXI. No deben permitir que una prédica mendaz y difundida; ni un relato de odio y de amnesia, les haga olvidar, rechazar o ignorar, cuándo y quienes, sirvieron, al Pueblo y a la Patria y nos dieron -con nuestra propia participación-, una justa y digna calidad de vida, al borde del estado de bienestar, durante mas de doce años y lo que ocurrió, en seis años y ocho meses.
Pensémoslo -sin la tutela de nadie- y actuemos, luego, inteligentemente y en consecuencia. Y entendamos que los conductores y los estadistas, ni se improvisan, ni surgen por generación espontánea. Si necesitan proscribir, una vez mas, para poder ganar elecciones, todo está dicho.
Decidamos ya -todos los argentinos- y terminemos con tanta impunidad, con esta justicia corrupta y corruptora; con esta miserable Corte Suprema de Justicia de la Nación; con tanta rapacidad y mendacidad. Marchemos unidos hasta la victoria siempre.
18 de agosto de 2022 (acordémonos de San Martín -su pensamiento y su obra- todos los días)
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


