Jubilados, casi 7 años de caída del valor adquisitivo de nuestros ingresos.
Una de las naciones potencialmente mas ricas del planeta, postrada y entregada, sin soberanía ni independencia, al estar conducida por quienes se han mostrado débiles -con los fuertes- y fuertes -con los mas débiles-, retrotrayéndonos a un estado total de indigencia, luego de haber transcurrido por doce años y medio de muy buena calidad de vida, camino al estado pleno de bienestar; nos ha sumergido, a escala de los ’90.
Este panorama infame, se agrava, ante la gran defección de dirigentes sindicales de la CGT, que estuvieron con la dictadura genocida, con el menemismo, con el macrismo y hoy comparten posiciones con el gobierno, en un intento claro de división del pueblo, para favorecer los planes de vaciamiento y entrega, renunciando a la soberanía del país y acrecentando la invasión y el uso de nuestras recursos naturales, de ahora y para siempre. Así se concretará -definitivamente-, la miserable planificación (que viene de lejos), de la Argentina Potencia -para el imperio-, con un pueblo -mas que pobre-, indigente.
No existe derecho alguno, para que quienes ofrendamos nuestra existencia, en pos de que esa misma nación, para unos “tierra de promisión” y -para otros-, “la tierra prometida”, llegara a cumplir su destino de grandeza. Vemos -con tristeza-, como, a la usanza del nazismo, -hoy, en que se ha reavivado su criminal existencia-, cómo se persigue la eliminación de los viejos, de las personas con discapacidad y de los enfermos terminales -también los crónicos-, para que todos los poderosos (un puñado de rufianes, que poseen lo mismo que los más de siete mil millones de habitantes que viven en el mundo), acrecienten su tenencia de divisas, en tanto el resto se debata, entre el hambre y la sed, rumbo a una pronta muerte.
Esto se ha naturalizado y de ello hablan -con desprecio-, no sólo el ministro japonés de economía y la conducción de EE. UU. / FMI -y sus acólitos- la sentencia de muerte expresada por Cristine Lagard, no es de su autoría. Responde a una creencia generalizada, no sólo en ese ámbito, sino -también-, la runfla del anterior gobierno y nuestro actual presidente según sus propias declaraciones: “el envejecimiento de la población es un grave problema, para la economía”.
No es un grave problema que, en tanto, Bolivia, recauda el 100% de la explotación del litio, la Argentina reciba la migaja del 3%. Somos (debiera ser así), “artífices de nuestro destino”. Solo con ese recurso natural -que es nuestro-, ni un solo argentino percibiría menos de los $ 140.000, de la Canasta Básica. Además, si se volviera a poner en práctica el control de los costos de producción, del gas; de la electricidad (servicios públicos y DD. HH.); de los alimentos, de los medicamentos, de todo, no existiría la inflación que nos sofoca, desde hace casi siete años.
Pero estos dos gobiernos últimos -uno endeudando por cien años y fugando y el otro, legitimando el robo, la deuda y la fuga, además de negarse a gobernar, por casi tres años-, nos conducen a la disolución nacional impuesta por el sistema. Se continúa con la flagrante mentira, del principio, cuando el jefe de estado aseveró que incrementaría en 20% las jubilaciones y pensiones, mas el 10% del mes de noviembre 2019 y que terminaría con los bonos y los aumentos no remunerativos. Nuestra real pérdida, es inconmensurable.
Desde su asunción, seguimos perdiendo -mas aún, con la fórmula de actualización, a trimestre vencido-. A ello se suma la permanente alza del costo de la vida, una devaluación encubierta y la inclemente inflación que, este año, puede alcanzar los tres dígitos. El 2015 finalizó con una cuarta parte de tal flagelo. Lo mismo era importante, pero las remuneraciones superaban -ampliamente-, dicha cifra. La ecuación de la brutal decadencia de los últimos casi siete años, en materia económica, nos ha destrozado -textualmente-.
Ante este cuadro de indigencia creciente, decimos que es vital (así, de supervivencia), que se aplique un aumento no inferior a los $ 50.000.=. que no signifique hambre para mañana, ya que debe ser remunerativo. Que, en forma paulatina, pero ya, se comience a recuperar el valor adquisitivo de nuestros haberes y pensiones. Por lo menos hasta lo que percibíamos en el 2014/15, para recuperar condiciones de vida dignas.
“La decisión política está, pero no hay recursos”, es algo que no podemos admitir mas, por falsear la verdad. Debemos estatizar, ya, las concesiones de los servicios públicos (fuga de ganancias y subsidios, ausencia de inversiones y mantenimiento). La nación debe recuperar, ya, el control y la supervisión de los 18 puertos nacionales (pesos, medidas y verificación de lo que se exporta e importa, tal vez, sea hora, de poner en marcha un IAPI, o similar. Recuperación del Paraná y todas nuestras vías navegables. Que el canal Magdalena sea operable, de inmediato.
Y hay cientos de temas mas que tienen que ver con la soberanía y la independencia, pero, además, que se acaben el hambre, la indigencia y la pobreza, ya que nada puede justificar tales condiciones, en una de las naciones -repetimos-, mas ricas del planeta.
Reclamamos y requerimos, asimismo, el respaldo cierto de la Corriente Federal; de las organizaciones que lidera Camioneros; de las CTA y de todo el universo de los gremios, que lucha por brindar condiciones de vida justas y dignas, para todos los trabajadores. Todos unidos podemos recuperar la Patria, la vida y el futuro, dignificando asimismo, no sólo a los trabajadores en actividad, sino a todos los que seguimos teniendo el alma de trabajadores, mas allá de los años.
19 de octubre de 2022
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


