El cristianismo micénico. Constantino.
Hasta ahora hemos hablado del desarrollo del cristianismo dentro y más allá de los límites del imperio romano. Finalizamos la parte II de este texto con la referencia a la feroz represión de Diocleciano a fines del siglo III e inicios del IV; pero entender el encuentro entre el estado romano y el cristianismo, para que este último llegara a ser finalmente la religión oficial del imperio romano, requiere un previo análisis de los antecedentes del imperio y de su devenir político.
La historia romana estuvo signada por feroces luchas por el poder, tanto durante la república como en el imperio. Durante el siglo III hubo un período de gran anarquía en el que los líderes militares frecuentemente se autoproclamaban emperadores, así en un momento llegó a haber seis coexistiendo y peleando por el poder, los conflictos se resolvían por batallas o por traiciones ya que frecuentemente estos emperadores fueron asesinados por sus propias tropas.
Esta situación de gran inestabilidad no solo era política sino también económica y social, se extendió entre los años 235 y el 284 en que con el ascenso al poder de Diocleciano comenzó un periodo de progresiva estabilidad no exento de guerras.
La doble situación de conflictos sufrida por el imperio, siempre en guerra con pueblos vecinos y con una política expansionista, más la inestabilidad política interna que lo sumía en guerras civiles, llevó también a una crisis en el transporte de los insumos necesarios para la población, esto agravado porque cada emperador que se sucedía pretendía acuñar sus propias monedas que cada vez tenían menos oro o plata según correspondiera y todo este cuadro llevó a una hiperinflación.
Mientras tanto las comunidades cristianas seguían creciendo exponencialmente, sufriendo persecuciones de manera aislada y más por cuenta de algunos gobernadores que por el poder central. A fines del siglo primero había 40 iglesias, y mientras en el año 150 se estimaba que habían alrededor de 40.000 cristianos en el imperio, lo que representaba el 0,07 % de la población, en el año 300 ya eran 6.300.000, representando el 10,5 % de la población de todo el imperio, distribuidos en toda su extensión, aunque con mayor desarrollo en el oriente.
Diocleciano utilizó varias estrategias para estabilizar el imperio, una de ella fue la tetraquía. Consciente de la dificultad de administrar tan vasta superficie, que abarcaba desde Hispania y las islas británicas hasta Irán y el norte de África, decidió nombrar a un co-emperador, Maximiano, y a su vez nombró dos césares, Galerio y Constancio, aunque mantuvo el mayor poder de mando por su parte. En la tetraquía habían dos augustos, los de mayor jerarquía y dos césares por debajo de ellos, que a su vez supuestamente los sucederían; así el imperio fue dividido en diócesis, término que sigue siendo usado por la iglesia hasta la actualidad.
Hacia el año 303, tal vez porque había muchos soldados cristianos y Diocleciano consideraba que tenían, por su creencia, menor aptitud para el combate, o simplemente porque como parte de su política de estabilización necesitaba crear un enemigo interno que cohesionara tras él a la mayoría pagana, desató una cruenta persecución contra los cristianos matando a miles y pretendiendo exterminarlos de sus ejércitos. También sus eternos enemigos, los Persas, habían aceptado a los cristianos como una forma más de estar en contra de Roma; cuando Constantino aceptó a los cristianos los persas comenzaron a perseguirlos.
En el año 305 Diocleciano abdicó y se retiró a la actual Serbia. También renunció Maximiano, por lo que los dos césares, Galerio y Constancio pasaron a ser augustos. En el 306 Constancio murió en Britania y sus soldados aclamaron emperador a su hijo Constantino.
Galerio, que había impulsado y sido partícipe entusiasta de las persecuciones de Diocleciano, decidió que estas habían fracasado en sus objetivos y las dio por finalizadas dictando el edicto de tolerancia de Nicomedia en el 311 y proclamando la libertad religiosa. El edicto fue firmado por él, por Constantino y Licinio. Posteriormente Constantino en el 313 promulgó el edicto de Milán, firmado con Licinio, que ampliaba el anterior devolviendo a los cristianos las propiedades que les hubieran sido confiscadas durante las persecuciones de Diocleciano.
¿Cuáles fueron los antecedentes de estas conductas por parte de Constantino?
Hay evidencias de que su madre, Helena, ‘Santa Elena’ para el santoral católico, era cristiana. Constantino era de religión mitraísta. Por otra parte se sabe que durante las persecuciones ordenadas por Diocleciano, estas se cumplieron en oriente, pero en occidente Constantino no las acató. También está la referencia de la batalla del Puente Milvio en donde las tropas de Constantino se enfrentaron con las tropas de Majencio en el marco de las nuevas guerras civiles en la tetrarquía. Cuenta la leyenda o la historia según se mire, que antes del combate Constantino y sus tropas vieron en el cielo una señal. Según Lactancio, Constantino tuvo una visión mientras soñaba durante la noche anterior a la batalla en la que se le aconsejaba «marcar el signo divino de dios en los escudos de sus soldados». Siguió el consejo y los marcó con el símbolo de Cristo, que no es otra cosa que el crismón. Las letras iniciales en griego de la palabra Cristo. Una cruz en forma de X atravesada por una P. Eusebio de Cesarea en su “Vida de Constantino” cuenta que antes de la batalla, Constantino y sus hombres vieron por encima del sol una cruz luminosa con las palabras en griego “con este signo vencerás”, luego soñó la noche anterior al combate que Cristo le repetía este mensaje. Constantino entonces hizo pintar sobre sus escudos el crismón. Lo cierto es que venció a Majencio, que tenía el doble de tropas que él, pero presentó un mal plan de batalla, puso sus tropas de espaldas al río Tíber y con los embates de las tropas de Constantino muchos cayeron al río y se ahogaron. Majencio presentó combate a campo abierto porque desconfiaba de la posibilidad de soportar un asedio ya que la población romana demostraba estar en su contra, concretamente Constantino fue recibido en triunfo a su entrada a Roma.
Algunos historiadores creen que Constantino comenzó a ser cristiano a partir de este momento, pero él siguió acuñando moneda con su rostro y el sol invictus de la religión romana en el reverso. En 315 mandó construir el Arco de Constantino para glorificar sus triunfos con imágenes de Diana, Apolo y Hércules y ningún símbolo cristiano. Sin embargo, poco después de la victoria del puente Milvio entregó al papa Melquíades y a Silvestre I, su sucesor, un palacio que fue de Diocleciano para la construcción de una basílica de culto cristiano. Dicha basílica consagrada en principio al salvador, fue luego San Juan de Letrán. También, en el 324 Constantino hizo construir otra basílica en Roma, sobre el lugar en donde se consideraba que había sido martirizado San Pedro, la Colina Vaticana. Esta basílica, la de San Pedro, paso a ser el centro de la iglesia católica después de los papas de Avignon hasta la actualidad, antes lo había sido San Juan de Letrán.
Dado que los cristianos gozando de libertad para practicar su culto comenzaron a hacer públicas sus diferencias, denominadas por algunos, herejías; Constantino organizó en Nicea, en 325, un concilio, el primero ecuménico, con la invitación a 1000 obispos de oriente y 800 de occidente y costas a cargo del estado romano, con el propósito de realizar los adecuados ajustes doctrinarios. Finalmente asistieron aproximadamente 300 obispos, Constantino inauguró el concilio y luego observó.
Pensemos entonces en algunos de los elementos objetivos que posiblemente haya valorado Constantino para tomar sus decisiones además de la evolución personal de sus creencias.
- El cristianismo estaba más desarrollado en oriente que en occidente, como que allí había nacido. No es casual que invitara 1000 obispos de oriente y 800 de occidente.
- En oriente es donde había fracasado Diocleciano con sus persecuciones para exterminar al cristianismo y no lo había logrado. Recordemos que Constantino siendo augusto de occidente no cumplió las persecuciones.
- El número de cristianos, superior a los seis millones de creyentes era realmente imponente, no tanto por su número sino por lo exponencial de su crecimiento.
- Seguramente el edicto de Caracalla, con la Constitución Antoniniana del año 212 d.C. que estableció que todos los hombres libres que vivían dentro de las fronteras del imperio tenían la dignidad de ciudadanos romanos, también favoreció el crecimiento del cristianismo.
- El imperio persa sasánida, tradicional enemigo de Roma, había sido tolerante con los cristianos porque los consideraba enemigos de Roma. ¿Por qué regalarles a los persas un potencial aliado que vivía dentro del imperio romano?
- Sus tropas habían vencido en la batalla del puente Milvio a un ejército que los doblaba en número siguiendo un estandarte que identificaba a los cristianos, con lo cual, a la vez de tener un triunfo, había capitalizado un símbolo.
No sabemos si Constantino a esa fecha se sentía cristiano o no, los historiadores no están de acuerdo al respecto; hizo en 315 un Arco con imágenes del panteón romano, acuñó monedas con el sol invictus hasta el 324, fue catecúmeno y se bautizó pocos días antes de morir en el 337. Como dato de color, en el concilio de Nicea fueron anatemizados y excomulgados los arrianos con la aprobación de Constantino, pero fue bautizado por un obispo arriano, Eusebio de Nicomedia.
Hasta ahora hemos reflexionado sobre la conducta del poder romano ante los cristianos. Corresponde entonces analizar que pasó con los cristianos, cómo enfrentaron ese poder y cómo resistieron las persecuciones de las que fueron objeto.
- Su mensaje de solidaridad y esperanza llegaba a las mayorías desposeídas con notable facilidad, pasando de judíos a gentiles y generando un crecimiento exponencial que incluía a ciudadanos romanos, incluso a algunos de ellos que ostentaban posiciones de poder.
- Como consecuencia de ese crecimiento, cada obispo representaba al dirigente de una comunidad cristiana. Surgieron entonces controversias doctrinarias derivadas de la interpretación del mensaje evangélico y la interacción con otras creencias. Estas diferencias generaron conflictos entre posiciones de poder que a veces dieron lugar a situaciones violentas. Esto operó como una de las justificaciones por las que Constantino organizó el Concilio de Nicea.
- Después del edicto de Milán del 313 que garantizaba la libertad religiosa, particularmente para los cristianos, comenzaron a producirse ataques a los paganos por parte de grupos cristianos, que llegaron hasta el incendio de templos y el asesinato de sus sacerdotes.
- Desde el 313 y hasta el concilio de Nicea, la jerarquía cristiana fue progresivamente acercándose al poder y participando de su espacio. Una religión de pobres que cuestionaba la riqueza y el homicidio, comenzó a participar del la riqueza y del homicidio conformando en Roma la capital del cristianismo coincidente con la capital del imperio romano.
- El concilio de Nicea ordenó la quema de todos los libros que expresaran el pensamiento arriano, la herejía en contra del pensamiento trinitario, y la excomunión y el destierro de sus defensores.
- Como colofón de este proceso, a la muerte de Constantino y con la asunción de Graciano el joven, este renunció al cargo de Pontifex maximus, o sea sumo pontífice, que era el jefe de la religión romana y este cargo fue asumido por el obispo de Roma, el papa. El cargo de Pontífex maximus databa desde la antigüedad romana y desde Augusto había sido ejercido por los emperadores, el registro más antiguo es el del pontificado de Cayo Papirio en el 509 antes de Cristo y representaba el puente con la divinidad.
- Finalmente en el año 380 d.C. el emperador Teodosio el grande, por el edicto de Tesalónica estableció al cristianismo como religión oficial del imperio romano.
Siglos después otros imperios han intentado establecer su propia Pax, quizá remedando la Pax romana aunque sin reconocer ciudadanía, hasta hay uno que se considera heredero del Águila imperial aunque no lo reconozca de manera explícita.
Columnista invitado
Daniel Pina
Militante. Ex-preso político. Médico especialista en Terapia Intensiva. Jefe de Terapia Intensiva del Hospital Milstein. Psicoterapeuta dedicado al tratamiento de Trastornos post- traumáticos.