¿Cómo pudimos dejarnos proscribir, otra vez? Es cierto que los medios no incidían y la justicia mafiosa, tampoco.
Pareciera que el imperio y las directivas de Churchill (no hay que permitir que la Argentina sea la gran potencia -que es-, porque se liberará y liderará a la región, sentenció, en 1947), se están cumpliendo. No otra cosa es la proscripción y amenaza de muerte (intento fallido de magnicidio) y las acciones desarrolladas por las mafias mediática, judicial mas la economía concentrada y la oposición, a las órdenes del Departamento de Estado y la embajada.
Sí, es cierto que nunca existieron tantos cipayos, mercenarios y sicarios (lo cual se manifiesta -crudamente-, en la Patria Grande y en la Europa colonizada, en toda su extensión). Quien conoce nuestra historia, plena de grandeza, sabe que, en 1806 y 1807, la gesta mas relevante de nuestra soberanía, la defensa y la reconquista de Buenos Aires (hoy negada u olvidada), tuvo como protagonista al pueblo; a las mujeres y los niños, sus -hijos-, quienes, junto a Liniers, Saavedra, Rivadavia y otros patriotas, derrotaron a “Los Invencibles” piratas ingleses, que nos pretendieron conquistar.
En 1933, ocuparon nuestras Malvinas, con un solo navío -la fragata Clío-, no intentándose su recuperación inmediata, con la victoriosa Flota de Buenos Aires, creada por el Almirante Brown (nada debe olvidarse, ni encubrirse, para evitar que terminen de reversionar y negar la historia y la gloria eterna, aunque se pretende sepultarla, respondiendo -reitero-, a las directivas del Eje del Mal y azote del mundo todo.
¿Cómo, los descendientes de esa dignidad inconmensurable, toleramos ser proscriptos?. Cómo permitimos que se nos prohibiera votar a la mayor estadista contemporánea (también a nivel del planeta)?. Cristina no será Presidenta, porque la proscribieron, proscribiéndonos a los 47 millones de habitantes (mas allá de a quien hubieran votado).
Porque la proscripción nos alcanza a todos; a propios y ajenos, argentinos y hermanos, todos. Perdimos todos. A medida que el ’55 quedó atrás, fueron comprendiendo, todos los ciudadanos y compatriotas, que habíamos perdido todos, porque la revolución tronchada, era para que todos creciéramos, con justicia, soberanía e independencia.
La mas completa continuadora de esa historia y de toda la historia, en su profundidad, fue -como su pueblo, en su totalidad-, amenazada, mancillada, calumniada, injuriada e intentaron matarla, aunque sepan -y les duela-, que los inmortales crecen, ante la traición y el magnicidio, que no fue, porque la mano de Dios y de la historia, lo impidieron y el disparo no salió.
Queda claro, pues, que no pudo ser, o nos faltó coraje; ese coraje que nos consagró, como nueva y gloriosa nación, en el decir de Vicente López y Planes, que nos legó la mas maravillosa y épica oda, nuestro Himno, que es el de toda Latinoamérica y el Caribe (prohibido, desde hace décadas, pese a la inmensidad de sus valores, como lo es la Reconquista y otras gestas heroicas).
De cualquier manera, el próximo gobierno deberá tener su impronta y quien sea su elegido -y el de pueblo-, no deberá olvidarlo y deberá respetar y cumplir, el mandato de la hora, que es el mandato de la historia. Si los argentinos avanzamos -unidos-, jamás seremos vencidos. San Martín nos mira.
10 de agosto de 2023
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


