¡Se engalanan las paredes con graffitis ocurrentes!
Coquetean columnas y frentes, plenos de pasacalles que afloran primaverales, compitiendo mano a mano con interminables afiches que tapizan los barrios.
Atruenan en parlantes que amplifican marchas, odas, voces, cumbias y canciones bullangueras, y hasta los artistas de brocha gorda decoran la sórdida oquedad de tanto túnel suburbano.
¡Es tiempo de campañas que hoy nos toca vivir!
Muestran caras sonrientes, desbordantes de salud y dentaduras sin caries, los dueños de una bondad que enternece y aseda hasta al más sarcástico escéptico. Los nuevos políticos, futuros amos y señores de nuestros destinos, disputan lozanos, impecables, convincentes; sabios y búhos por siempre, un melifluo arte de seducción que osa poder convencer hasta al mismísimo Viejo Vizcacha…
Así, comenzaba una nota que escribía en los últimos 80s, cuando la vieja forma de hacer política estaba cambiando. El paso de las décadas pronto pulverizó aquellas ideas de llegar al electorado, haciéndolas añicos en cada triunfo, en cada fracaso. La informática y el ciberespacio cambiaron el mundo conocido, y por conocer, y aquellas técnicas de avanzada de la seducción inducida por los asesores de imagen fueron quedando en el olvido después del abismo del 2001 que, curiosamente, no llegó de la mano del Y2K, sino del FMI y sus cultores.
Unos años antes, habíamos intentado copiar una forma “civilizada”, importada de los países desarrollados del norte, de hacer política televisiva, ese monstruo de la industria del ocio y la propaganda subliminal que devoraba y devora horas, mentes, gentes y fortunas.
Así arribó a estas latitudes esa nueva moda: EL DEBATE TELEVISIVO.
El primero, llegó de la mano de una renacida democracia republicana, representativa, y dicen que federal… y lo puso en práctica la inmediatez de un plebiscito: realizar una consulta popular para aceptar o rechazar el Tratado de Paz y Amistad firmado con Chile para resolver el Conflicto del Canal de Beagle de acuerdo a la mediación del Vaticano que evitó una guerra.
Los rivales fueron los representantes de los dos partidos mayoritarios en ese entonces: La UCR, en el poder, y el PJ principal oposición. Los contrincantes designados, el Canciller Dante Caputo, y el Senador Nacional Vicente Leónidas Saadi.
La expectativa que generó aquel debate, concentró una de las audiencias de mayor rating de la época aquel 15 de noviembre de 1984, y dio por tierra con las aspiraciones de imponer el NO del líder de Intransigencia y Movilización Peronista a manos de un impoluto e imperturbable Canciller, que mirando a cámara en primer plano entre asombro y sonrisas socarronas, incentivó a la población a votar un SÍ rotundo pese a la dialéctica del catamarqueño que vociferaba “¡Basta de cháchara… usted se va por las nubes de Ubeda, joven Canciier!”.
La avidez de triunfo del autodenominado “tercer movimiento histórico” acalló las voces de lo desigual del enfrentamiento, y algunos comparábamos aquella “asesorada” y pobre actuación con la histórica verborragia e ingenio de tanto político de fuste de épocas pasadas. Personalmente, recordé aquel debate por el pacto Roca-Runciman de 1935 que dos meses antes había inmortalizado Pepe Soriano en la película “Asesinato en el Senado de la Nación” de Juan José Jusid, interpretando a Lisandro de la Torre, cuando al ser vilipendiado por el sospechado corrupto Ministro de Hacienda Federico Pinedo (abuelo del actual político del mismo nombre del Pro) al grito de “VIEJO IMPOTENTE”, el santafecino respondió a viva voz: “CONFESIONES DE SU MUJER”.
El hecho, que desencadenó el asesinato del Senador Enzo Bordabehere el 23 de julio de 1935, en plena sesión, a manos de un sicario del ministro, de nombre Ramón Valdes Cora, decantó en un duelo entre Pinedo y De la Torre a pistola. El lance fue satisfecho cuando Pinedo tiró primero, a matar, marrando su disparo. A su turno Lisandro dispuso del suyo apuntando su arma al cielo, en un acto de digna clemencia y caballerosidad que sirve como sostén a una frase: LA NOBLEZA NO SE HEREDA, LA DEFINEN NUESTROS ACTOS.
La modalidad política de esos tiempos no trajo consigo otros plebiscitos, pero sí la posibilidad de otros debates. Uno realizado, varios frustrados.
El realizado sucedió el 27 de agosto de 1987, entre los dos principales candidatos a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires: Antonio Cafiero (Frente Renovador – PJ) y Juan Manuel Casella (UCR).
Si bien en el debut de 1984 hubo algunos exabruptos que comparados con los de hoy en día serían casi ejemplos de plena civilidad, en ésta oportunidad el lance, moderado acertadamente por la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú, nos brindó un debate impecable. El claro vencedor fue el luego gobernador justicialista, quien desbordó naturalmente a un moderado y “maniatado” e interpretativamente correcto ministro radical. Semanas más tarde, el día de su derrota, Casella aceptó la decisión popular estoicamente, y dialogó con el periodismo de forma tan natural y con una altura política tan marcada, que de haberla tenido “sin coachs” el día de la disputa dialéctico televisiva, seguramente otro habría sido el resultado final.
Este hecho, tal vez, frenó la propuesta. Desde entonces los candidatos a una próxima elección, tomaron mayores recaudos a la hora de aceptar un debate pre-electoral, y la modalidad no volvió a reiterarse por décadas.
En las elecciones generales de 1989, el periodista Bernardo Neustadt apostó a repetir la experiencia entre los dos candidatos ganadores de sus internas de los partidos que monopolizaban la política argentina: Carlos Saúl Menem, peronista, y Eduardo Angeloz, radical. En mayo de 1989, el periodista supo que el luego presidente Menem no asistiría… “iré el próximo martes, cuando sea presidente”. El martes 9 de mayo, el anunciado debate se transmitió, pero con un solo contendiente: Eduardo Angeloz.
El golpe de efecto televisivo-sensacionalista pergeñado por Neustadt fue recordado en el tiempo como “el debate de la silla vacía”. El martes siguiente, Carlos Saúl Menem cumplió su promesa, asistió al programa como presidente electo.
Tal vez como cábala, tal vez basándose en las experiencias de los dos anteriores, en las elecciones posteriores, entre 1989 y hasta 2003, no hubo casi ningún otro debate televisado con candidatos nacionales. Y menos aún con candidatos presidenciales.
“Recién antes de las elecciones generales del año 2003, los partidos políticos que disputaban sus candidaturas, aceptaron realizar un debate entre los candidatos a la Vicepresidencia. Juan Carlos Romero, Daniel Scioli, Melchor Posse, Ricardo Gómez Diez, Gustavo Gutiérrez y Mario Losada debatieron en el programa “A dos Voces”, en la previa a las elecciones en que finalmente triunfó la lista Néstor Kirchner – Daniel Scioli por el Frente para la Victoria.”
En los períodos electorales siguientes los intentos de realizar debates entre candidatos a presidente nuevamente fueron esquivos por distintos políticos. Por norma, quien mejor “calificaba” en las encuestas no daba la oportunidad a un debate televisivo.
Quienes sí se prestaron en varias oportunidades a debatir en días previos a elecciones fueron los candidatos a Jefe de Gobierno de la CABA en los años 1996, 2000, 2003, 2007 y 2015, siempre en el programa “A Dos Voces”.
En 2013, en el programa de la TV Pública UTCQ hubo lugar a un debate entre los candidatos a diputados y senadores Paula Español (FpV), Gabriel Solano (FIT), Gerardo Milman (GEN) e Itaí Hagman (CP).
Finalmente, en 2015 la ONG Argentina Debate, un conglomerado de organizaciones de la sociedad civil, empresas y periodistas, llegó por primera vez al postergado debate presidencial, con esta carta de presentación: “Argentina Debate es una iniciativa impulsada por un grupo de jóvenes empresarios que comparten valores y su compromiso con el bien común, y CIPPEC, una organización independiente y apartidaria que trabaja para mejorar la calidad del debate público.”
Si bien el título de “apartidaria” resulta sugerente al ver sus firmantes, el 4 de octubre de 2015 la ONG pudo organizar el primer debate presidencial televisivo de la historia en Argentina, con la participación de los candidatos Mauricio Macri (Cambiemos), Sergio Massa (UxNA), Nicolás del Caño (FIT), Margarita Stolbizer (Fte. Progresista) y Adolfo Rodríguez Saá (Comp.Federal); no asistiendo Daniel Scioli (FpV).
La primera vuelta dejó en el ballotage a Scioli y Macri, quienes aceptaron medirse el 15 de noviembre de 2015. La técnica del debate televisivo, desarrollada desde el “coaching” y los “asesores” volcó entonces a la clase política a convertirse en miembros activos de “la sociedad del espectáculo”, actuando de la mejor forma posible, entrenados, coucheados y actoralmente capacitados, para ser “los vendedores más grandes del mundo”. Traficantes de ilusiones y enunciados polivalentes in crescendo desde la era de “el fin de las ideologías” en la post caída del Muro de Berlín, las plataformas de gobierno de los partidos políticos se convirtieron en un incierto vodevil de enredos interpretado por las dos personas que podrían tener en breve entre sus manos el destino de todo un país.
Hombres perfectamente entrenados para decir “lo que el pueblo quiere escuchar”, a fin de lograr coronar sus ambiciones, y la de sus partidos, con la simple habilidad de su poder de convencimiento.
Como Caputo en 1994, y Cafiero en 1997, esta vez fue el habilidoso trolero Mauricio quien logró como por arte de birlibirloque ganar la voluntad del “público” y dejar pasmado a su rival con una frase fatídica: ¿En qué te han convertido Daniel? Desde ese día, hasta llegar al fatídico 10 de diciembre de 2015, y por cuatro años, el destino del país tuvo un ente oscuro rigiendo su destino, merced a un debate fallido…
En noviembre de 2016 el Debate Presidencial se convirtió en obligatorio por ley. En 2019 según lo reglamentado, un primer debate previo a las elecciones generales debía realizarse obligatoriamente. Alberto Fernández (FdT), Mauricio Macri (JxC), Roberto Lavagna (CF), Nicolás del Caño (FIU), J.J. Gómez Centurión (NOS) y José Luis Espert (Fte. Despertar) fueron los candidatos. Las encuestas realizadas luego, dieron por ganador por un margen amplio al candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, contrapesado gracias a la potencia electoral de su compañera de fórmula Cristina Fernández de Kirchner. El balotage trajo consigo un nuevo debate entre Fernández y Macri, pero la suerte ya estaba echada.
El 10 de diciembre de 2019 los candidatos Fernández – Fernández asumieron el gobierno del país, cargando en sus mochilas el peso de 45 mil millones de dólares de deuda al FMI, parte férrea de una deuda total de poco más de 300 mil millones de esa moneda.
Hoy, cuatro años más tarde, los debates televisivos en que participaron los diversos candidatos a presidente, vice, y otros cargos en vísperas de las PASO, y a vicepresidente en la previa a estas elecciones generales, han pasado de ser una plataforma para la exposición de ideas e ideales de gobierno, y de formas de gestión para el bien del país, donde la utilización de la inteligencia, la oratoria, el carisma y la formación política eran las llaves a la puerta de la victoria, a convertirse en una cuasi batalla campal mediática, donde quien denosta con mayor saña y chicanas falaces a sus adversarios, si es posible a grito pelado, tiende a ser el “ganador virtual” a ojos vista de los asistentes televisivos, radiales u on-line a éstos neo-coliseos virtuales.
Esta noche, 1 de octubre de 2023, en un debate presidencial previo a las Elecciones Nacionales en que tal vez, y solo tal vez, uno o dos contendientes esbocen algo parecido a una plataforma de gobierno, se podría decidir el voto de cientos de miles de ciudadanos que en pocos días elegirán si quieren seguir siendo humanos y solidarios, o simplemente contentarse en ser “vecinos” o “la gente”… esas personas con aspiraciones a “pertenecer” a ese estrato intangible de ser “gente como uno”.
15/11/1984 Debate Canciller Dante Caputo con Senador Vicente Leónidas Saadi, Diferendo con Chile por el Beagle
“Las nubes de úbeda”
27/08/87 Debaten Antonio Cafiero (P. J.) y Juan Manuel Casella (U. C. R.), por la Provincia de Buenos Aires
“El debate impecable”
Mayo de 1989 Debaten Carlos Saúl Menem (P.J.) que no asistió y Eduardo Angeloz (U.C.R.) candidatos a la Presidencia de la Nación
“Hay una silla vacía”
15/11/2015 Debaten Daniel Sciolo (Frente para la Victoria) y Maruricio Macri (Juntos por el Cambio) para Presidente
“¿En qué te han convertido, Daniel?”
Columnista invitado
Juan Rozz
Historietista, guionista, cuentista, escritor. Columnista en Revista TUHUMOR, edición digital, colaborador en NAC & POP Red Nacional y Popular de Noticias. Autor del libro “Historias de Desaparecidos y Aparecidos”, Acercándonos Ediciones. Creador de “El Caburé Peña de Historietistas” y “El Caburé – Cooperativa Editorial”. Creador, productor radial y columnista de “Gorilas en La Plaza” – EfeEmeUnydos. Colaborador en “Rebrote de la Historieta Argentina”. Colaborador en “Web Guerrillero” – Periódico Digital Internacional. Colaborador en “Museo de la Palabra” – Fundación César Egidio Serrano.


