Carta del General San Martín a los habitantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata
“Un año más tarde, antes de embarcarse en la expedición para dar libertad al Perú, San Martín se dirige a los habitantes de las Provincias Unidas en proclama del 22 de julio de 1820: “Compatriotas: voy a emprender la grande obra de dar libertad al Perú, mas antes de mi partida quiero deciros algunas verdades que sentiría las acabaseis de conocer por experiencia. (…) Vuestra situación no admite disimulo; diez años de constantes sacrificios sirven hoy de trofeo a la anarquía; la gloria de haberlos hecho es mi pesar actual cuando se considera su poco fruto. Habéis trabajado un precipicio con vuestras propias manos y acostumbrados a su vista, ninguna sensación de horror es capaz de deteneros.
“Compatriotas: yo os hablo con la franqueza de un soldado. Si dóciles a la experiencia de diez años de conflictos no dais a vuestros deseos una dirección más prudente, temo que cansados de la anarquía suspiréis al fin por la opresión y recibáis el yugo del primer aventurero feliz que se presente, quien lejos de fijar vuestros destinos, no hará más que prolongar vuestra incertidumbre. (…)
“Yo servía en el ejército español en 1811. Veinte años de honrados servicios me habían atraído alguna consideración, sin embargo de ser americano; supe de la revolución de mi país, y al abandonar mi fortuna y mis esperanzas, sólo sentía no tener más que sacrificar al deseo de contribuir a la libertad de mi patria; llegué a Buenos Aires a principios de 1812 y desde entonces me consagré a la causa de América: sus enemigos podrán decir si mis servicios han sido útiles.
“Compatriotas: yo os dejo con el profundo sentimiento que causa la perspectiva de vuestra desgracia; vosotros me habéis acriminado aun de no haber contribuido a aumentarlas, porque éste habría sido el resultado si yo hubiese tomado parte activa en la guerra contra los federalistas (…) En tal caso era preciso renunciar a la empresa de libertar al Perú, y suponiendo que la suerte de las armas me hubiera sido favorable en la guerra civil, yo habría tenido que llorar la victoria con los mismos vencidos. No, el general San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas y sólo desenvainará la espada contra los enemigos de la independencia de Sudamérica. (…)
“¡Provincias del Río de la Plata! El día más célebre de vuestra revolución está próximo a amanecer. Voy a dar la última respuesta a mis calumniadores: yo no puedo menos que comprometer mi existencia y mi honor por la causa de mi país; y sea cual fuere mi suerte en la campaña del Perú, probaré que desde que volví a mi patria, su independencia ha sido el único pensamiento que me ha ocupado y que no he tenido más ambición que la de merecer el odio de los ingratos y el aprecio de los hombres virtuosos.”
Texto perteneciente a “Escritos de San Martín” de Felipe Pigna
Publicado en “La palabra precisa”, Nº 64, Buenos Aires 2015
El texto de esta carta, que no es más que una reflexión de José de San Martín, fue muchas veces citada por historiadores y dirigentes políticos. Sobre todo en lo referente a su expresión: “No, el general San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas y solo desenvainará la espada contra los enemigos de la independencia de Sudamérica”. Esta expresión exalta la personalidad del prócer, pero además nos obliga a traer al presente esa concepción política. Porque corresponde aclarar que San Martín hizo la Campaña Libertadora, no por hacer Historia nomás, sino porque puso en práctica sus ideas políticas emancipadoras. Aún tiene vigencia: toda acción política debería encausarse en ese sentido. Y bien podríamos agregar que coincidimos con él y que por lo tanto en el presente de la Argentina es la conducta que debe predominar en la dirigencia política.
Hoy es un momento crucial, donde las decisiones del presente impactarán en los años venideros, o sea en los que ahora jóvenes o niños, serán adultos en poco tiempo. Parece increíble que el impuesto del 2% a las fortunas mayores de 200 millones de pesos (9000 personas), tenga una tenaz oposición en el Congreso Nacional, cuando la maquinaria de producción e inversiones de estas personas le permitirán recuperar el monto del impuesto en un corto lapso. Impuesto que fue aplicado en todo el mundo, más en particular en los países con alto producto bruto interno (PBI). O sea los más desarrollados. Este ingreso, por única vez (acá y en todo el mundo), auxiliará a la recaudación fiscal en su afán de asistir a la población carenciada que es la más perjudicada por la pandemia del coronavirus. Otra tarea que enfrenta el gobierno nacional es la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Según parece esta institución simuló un cambio de rostro, pero fueron simples apariencias.
Es el mismo FMI de siempre, que quiere cobrar toda la deuda y pronto, indicándole en este caso a nuestro gobierno dónde tiene que ahorrar para que haya fondos para ellos. Como siempre lo han hecho, miran donde hay recursos acumulados: el Fondo de Garantías de Sustentabilidad de las jubilaciones, los sueldos y gastos corrientes de la administración pública (salud, educación, justicia, defensa, infraestructura). O sea que si se les hace caso tendremos reducción de empleados públicos, precarización de la salud, la educación y la justicia , achicamiento de las Fuerzas Armadas, limitación o anulación de proyectos tecnológicos, suspensión o no realización de obras públicas. En definitiva, pérdida de la soberanía integral del país, empobrecimiento (aún más) de la población. Por eso es conveniente la advertencia del bloque de senadores nacionales del Frente de Todos que reclama responsabilidad al FMI, la que no tuvo al otorgarle un préstamo a la Argentina gobernada por Macri, en 2018, sabiendo que eran fondos destinados a pagar letras (Lebacs y Lelics) y que luego saldrían del país, creando una absoluta insolvencia. Eran movimientos que correspondían a lo que popularmente llamamos “timba financiera”, bonos con altas tasas de interés (80-84%) de rendición semanal que el gobierno no podía pagar y por eso tomaba deuda externa.
La Argentina había alcanzado un bajo nivel de endeudamiento , decreciente en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner hasta 2015. Lo que convirtió a nuestro país en un “coto de caza” para el capital financiero, en particular el de Wall Street (Nueva York). El gobierno de Macri, neoliberal, irresponsable, antipatriótico y antipopular fue una gran oportunidad para ellos. Los hechos particulares ya quedan como anecdóticos, aunque deben ser investigados. Lo trascendente es que lograron su fin: endeudar a la Argentina, un país con gran capacidad productiva y abundantes recursos naturales.
Por eso hoy es el momento de decisiones fundamentales para el futuro de nuestra Patria y volvemos al mandato de San Martín, unirnos contra los enemigos de nuestra Independencia. Lo triste es que muchos de esos enemigos están adentro de nuestro país, los que fugaron y fugan divisas, los que se desinteresan del nivel de vida del pueblo, los “cipayos”, o sea los que piensan como extranjeros a pesar de ser argentinos, sean dirigentes políticos o periodistas.
Siempre la conclusión nos lleva a pensar en la potencialidad del pueblo argentino, en su capacidad para superar la adversidad: si pudo superar la explotación del trabajo de “sol a sol” del siglo XIX, que alcanzó el sufragio universal con Yrigoyen, la dignidad laboral de la sindicalización organizada con Perón, la plenitud de derechos (estado de derecho) con la democracia. ¿Cómo no va a poder alcanzar la soberanía como pueblo y como país en el marco de la construcción de la Patria Grande Latinoamericana? Así como pudo San Martín con aquellos gauchos y mulatos que lo acompañaron, podremos con la ayuda del tiempo el que inexorable, más temprano que tarde, hará predominar la voluntad de ser libres y vivir una existencia digna y no la de esclavos sumisos.
Alfredo Caferatta
Docente jubilado. Integrante de Carta Abierta. Militante social y político