En esta nota intentaré imaginar la post pandemia global, intentaré hacer un ejercicio de posibles escenarios locales, regionales y globales. La pandemia Covid 19 ha dejado profundas secuelas: más de un millón de personas muertas en todo el mundo, economías paralizadas, pérdida de millones de puestos de trabajo, Estados quebrados por falta de recaudación, secuelas psicológicas por la incertidumbre y las carencias económicas, por el confinamiento y por la falta de contacto con seres queridos, migraciones internas, pueblos abandonados por falta de oportunidades, profundización del hambre y la miseria, etc.
¿Qué imagino para la etapa que viene a partir del año próximo? ¿Qué condiciones imagino para Argentina, la región y el globo? Veo una lenta, pero sostenida recuperación de la economía de nuestro país, debido a políticas tendientes a potenciar el mercado interno, la producción local. Veo sectores claves en recuperación: la construcción, el turismo, el complejo agroindustrial, la pesca, la industria del software, empresas de producción de energía convencional y alternativa. Imagino grandes inversiones en telecomunicaciones, internet, fibra óptica, industria satelital. Imagino grandes inversiones en salud, medicina, laboratorios, investigación tecnológica. Seguramente habrá un gran crecimiento de la industria automotriz, de la industria ligada a la fabricación de maquinaria agrícola, asociado y por consecuencia, una gran recuperación en la metalmecánica, la siderúrgica, metalúrgica. Imagino una nueva matriz en la industria petrolera y de gas. Veo un cambio de táctica, una política tendiente a la recuperación de pozos abandonados y de extracción convencional.
Todas estas actividades tienen gran efecto multiplicador en las economías locales, generan rápidamente miles de puestos de trabajo directos e indirectos. Imagino tres años de generación de miles de puestos de trabajo.
Imagino para Argentina una economía en pesos para los próximos tres años. Imagino una estabilización del precio del dólar, un descenso lento pero sostenido de la inflación, una estabilización en los precios de la economía. Imagino una lenta pero sostenida recuperación de salarios, jubilaciones, pensiones y ayudas sociales en general.
Cuando hablo de una economía en pesos, imagino que la estabilización del precio del dólar generará que varios miles de argentinos transformarán sus dólares a pesos para invertirlos en diferentes sectores de la economía. La renta financiera por estos años será reemplazada por la producción, por la inversión en bienes muebles e inmuebles productivos.
Imagino también que la crisis del sector externo, es decir la crisis por falta de dólares, se va a ir corrigiendo poco a poco, mes a mes. La escasez de dólares ha sido un problema histórico en Argentina. El tema de las reservas del Banco Central es un nudo clásico, muy difícil de resolver para casi todos los gobiernos. Por ello es imperioso diseñar políticas de control y regulación del sistema financiero para evitar la especulación y la fuga de dólares. Por ello es imperioso definir políticas de control de las exportaciones, regular ese mercado y generar reglas claras en la liquidación de las retenciones en dólares. Otra medida muy positiva sería la de establecer un porcentaje máximo de giro de dividendos en dólares para las multinacionales. Otra medida muy beneficiosa sería la implementación de un dólar turista para que los visitantes extranjeros cambien sus dólares en oficinas estatales distribuidas en bancos, aeropuertos, hoteles, agencias de viajes, líneas aéreas, casas de cambio, etc. Para que ese dólar no vaya el mercado negro, debería tener un valor similar al del dólar paralelo o blue. Para el país es más barato pagarle a un turista ese dólar más caro que no tener dólares. Año a año ingresan al país alrededor de $15.000 millones de dólares por turismo receptivo. Se calcula que más de $5.000 millones se pierden en el mercado del dólar paralelo. Es mucho, es una enorme pérdida para el Banco Central. Si se aplican medidas correctivas y de control, veo un aumento muy significativo de reservas en los próximos años.
Quiero aburrirlos ahora con un poco de datos duros y concretos para saber dónde está parada la Argentina. Para saber cómo es la macroeconomía de nuestro país y qué se podría hacer para cambiar esta realidad. Durante 2019 se exportaron $ 65.115 millones de dólares y quisiera detallar un poco los sectores de la economía que aportan esos dólares: agroalimentos $ 32.300 millones, industria automotriz $ 7.025, minería $ 5.093, petróleo y petroquímica $ 5.022, carnes $ 4.915, servicios profesionales $ 3.495, sector frutícola $ 2.303, pesca $ 2.148, software $ 1.814, sector hortícola $ 866, laboratorios $ 864, vitivinicultura $ 763, sector forestal $ 691, sector textil $ 501, sector avícola $ 449, tabaco $ 244, miel $ 151, azúcar $ 158, yerba mate $ 86, té $83.
Debemos agregar aquí el ingreso de $ 14.938 millones de dólares del sector turismo que se consolida como la segunda actividad de mayor generación de dólares para el país.
Tenemos en este listado la radiografía casi actual de la generación de divisas en Argentina.
Lo que visualizo para los próximos tres años es un mayor atesoramiento de dólares del Banco Central, no quizás por un aumento considerable del volumen de exportaciones, sino por una disminución notable de importaciones y por menor volumen de turismo hacia el extranjero.
Veamos un poco ahora la radiografía de las importaciones argentinas. El año pasado 2019 se importaron $ 49.124 millones de dólares. De ese total el 18% corresponde a la industria automotriz, 12% químicos y medicamentos, el 4% telefonía celular, 3,7% refinado de petróleo, 3,2% importación de gas, 2,8% insumos de electrónica, 2% aviones y helicópteros, 2% alimentos, 1,9% bombas de aire, centrífugas y válvulas, 1,8% máquinas industriales y repuestos, 1,4% computadoras, 1% máquinas agrícolas y tractores, 0,83% máquinas para la construcción, 0,45% petróleo crudo, 0,43% grupos electrógenos, 0,19% herramientas eléctricas, entre otras. Debemos agregar aquí los $ 5.681 millones de dólares que salieron del país por turismo al exterior.
Se calcula que con políticas de fomento a la industrialización en el país, de muchos de los productos que hasta el día de hoy se importan y la reducción de los porcentajes de importación de otros, se podrían ahorrar entre un 13% y un 15% promedio por año, es decir entre $ 6.500 y $ 8.000 millones de dólares anuales.
Por otra parte si se reduce el turismo al exterior, tendríamos un ahorro adicional de unos $ 2000 millones de dólares. Argentina entonces podría llegar a tener una balanza comercial positiva en dólares de unos $ 25.000 millones de dólares por año y de este modo año a año puede ir corrigiendo el problema histórico de su cuenta externa.
En resumen imagino un mercado interno fuerte, con obra pública, construcción, reindustrialización y sustitución de importaciones; turismo interno y turismo receptivo fuertes, con aumento de exportaciones, control de fuga de capitales, control del mercado exportador, regulación estricta de liquidación de retenciones por exportaciones, control de giro de dividendos al exterior y regulación de importaciones.
En lo regional, imagino una nueva alianza estratégica con los países del Mercosur. Brasil seguirá siendo nuestro principal socio, imagino acuerdos bilaterales que permitan un equilibrio comercial. Veo a Argentina ocupando nuevamente un rol preponderante en la región. Veo mucho diálogo y acuerdos políticos y comerciales, veo complementariedad, veo menos conflicto y más acuerdo. En lo que respecta a la producción de litio, imagino una alianza en materia energética con Bolivia, Chile y Perú que garantizaría que las reservas de litio, que entre los cuatro países equivalen a más del 50% de las mundiales, pudieran ser industrializadas a mediano plazo y exportadas a Asia, Europa y Estados Unidos entre otros destinos. Este desarrollo garantizaría un enorme ingreso de divisas al país a mediano plazo.
Veo además que el Mercosur y la Unasur a mediano plazo se verán fortalecidos y que tienen una inmensa oportunidad de crecimiento e intercambio. Es un bloque de más de 400 millones de habitantes. Si a lo largo de los años se pudiese ampliar ese bloque hasta Méjico, incluyendo Centro América y Caribe estamos hablando de casi 650 millones de personas. Creo que el futuro de las naciones estará más ligado a la conformación de nuevos bloques político-comerciales, de políticas comunes, complementarias, solidarias, de intercambios justos, en donde se basará la defensa de los intereses comunes y particulares de cada unos de los países que los conformen. Hay que estar muy atentos al nuevo bloque de comercio Asia- Pacífico que acaba de conformarse. Son 15 países liderados por China, conforman un bloque de unos 2.200 millones de habitantes. India por el momento no se ha sumado al acuerdo, permanece como socio observador, si también se sumase con sus 1.400 millones de habitantes, estaríamos hablando de un bloque de 3.600 millones de habitantes. Muy fuerte.
Habrá que ver que rol ocuparán Europa y Estados Unidos en esta nueva etapa. Será un desafío muy grande ya que veo que China en pandemia ha movido el tablero y ya ha asegurado, con el Acuerdo de Hanoi, un bloque político y comercial enorme. Es todo un reto para el nuevo gobierno de Estados Unidos y para las grandes potencias europeas Rusia, Alemania, Francia. Allí en el medio quedamos América Latina y África que deberemos intercambiar, negociar, defender nuestros intereses políticos y comerciales y evitar ser cooptados y sometidos con acuerdos de libre comercio que perjudiquen a nuestros productores locales.
Estamos en las vísperas de un nuevo gran desafío para la humanidad. Ojalá la pandemia global, esta gran crisis sanitaria, social y económica, nos sirva para reflexionar profundamente y asumir que el nuevo mundo podrá construirse si anteponemos a los intereses geopolíticos comerciales, los derechos humanos, la igualdad, la solidaridad, la complementariedad, la vocación por un planeta más justo, equilibrado, de inclusión social, de defensa del medioambiente; con menos armas, sin guerras, sin migraciones por hambre, con la meta puesta en el respeto a la soberanía política de los pueblos, bajo el lema de que las cosas marcharán bien si lo hacemos en conjunto. De este modo nacerá la nueva nación humana universal.
Si la Justicia existe, tiene que ser para todes, nadie puede quedar excluide, de lo contrario ya no será justicia.
Que así sea.
Daniel Musso
Miembro de la Red Humanista por la Renta Básica Universal


