Reforma judicial
La “reforma”, entre comillas, de la Justicia Federal se reduce casi esencialmente a la mera creación de más Tribunales y Fiscalías en CABA y algunas provincias. Es lo más importante de la “reforma”. Las otras cuestiones son tan intrascendentes como innecesarias. Si hoy unifican los fueros correccionales y criminales federales, mañana los van desunir de nuevo. A eso estamos acostumbrados y como ejemplo tenemos a nuestra provincia que arma y desarma, unifica y divide, hace y deshace inútilmente sin ideas ni rumbo. Desde hace muchos años y sin la menor coherencia por parte de los burócratas y jerarcas acomodados de la Corte y el Ministerio Publico, quienes para implementar estos desmanejos cuentan con la complicidad del Colegio de Abogados que juega para el gobierno de turno.
Vamos al grano. La Justicia Federal Penal y el Ministerio Público en CABA están copados por jueces mafiosos y corruptos. Irurzum, el extinto Bonadío, Stornelli, Lorenzetti, Rosenkrantz, Rosatti, Casanello, Lijo, Casal, etcétera. Esta banda, entre tanta mugre, maneja la mafia de los sorteos de causas. El ejemplo paradigmático es el de la Vicepresidenta, que de once o doce causas, diez ingresaron en el Juzgado de Bonadío, su fundamentalista persecutor. Estadísticamente hay más posibilidades de sacarse la lotería a que se sorteen doce causas entre doce jueces y diez causas caigan en el mismo juez. Es un aparato judicial mafioso que por razones de materia y lugar tienen jurisdicción para entender en todas la causas de corrupción que se generen en CABA y como la sede del gobierno nacional está en esta ciudad capital de la República, todas las denuncias penales contra los miembros del Ejecutivo Nacional y el Congreso, sus colaboradores y figuras políticas fundamentales, caen en sus juzgados. Probablemente al supremo Rosatti le quepa el beneficio de la duda. Sin embargo no está de más mencionarlo por su visceral anticomunismo y macartismo, y con relación a este particular comparte ideología con Bullrich, Macri, Dujovne, Carrió, etc.
Casi la totalidad de estos doce jueces, salvo Raffecas o alguna otra excepción, y la gran mayoría de los integrantes del Ministerio Público, juegan para el PRO y los intereses empresariales de las corporaciones mediáticas – industriales – sojeras. Desde allí se organizan las grandes operaciones mediático – judiciales, se filtra información a los multimedios y al terrorismo periodístico, Morales Solá, Majul, Lanata, Leuco, Bonelli, Longobardi, Canosa, etc.
No es fácil terminar con este antro. Los cargos de los jueces no son renovables. Para destituirlos hay procedimientos especiales muy complejos en el Concejo de la Magistratura que es otra cueva de corrupción que nunca los va a tocar y que manejan ellos mismos. Además, comprobar que desde los Juzgados y Fiscalías le filtran información al periodismo mercenario, que se manipula el sistema de sorteos y que se cometen otros crímenes, es absolutamente imposible.
Para penetrar tibiamente este aparato, el oficialismo se plantea incrementar el número de juzgados, diversificar la calidad humana y profesional de lo que hay y repartir un poco el poder con otra calidad de jueces que esperamos se cumpla.
La “reforma” es una lágrima, pero necesaria. En otras oportunidades ya hemos dicho que la magistratura debe concursarse permanentemente a través de concursos de idoneidad, que para la designación de jueces debería existir alguna forma de consulta o participación popular, que hay que crear tribunales constitucionales, que habría que incrementar el número de jueces de la Corte, etcétera, y recién en este caso podríamos comenzar a pensar en una reforma judicial.
Por ahora no da para más y está bien avanzar en algo para limar el poder mediático – judicial de Comodoro Py.
Desde los multimedios pretenden instalar que con esta reforma lo que se quiere es quitarle las causas del Kirchnerismo a los jueces que ya las tienen y pasárselas a los nuevos jueces amigos. Miente, miente que algo queda decía el aparato de propaganda nazi a través de su ministro de Ilustración Pública y Propaganda Joseph Goebbels. La gente escucha y mira todo el día pero no lee el artículo 23 del proyecto de ley de reforma judicial que dice expresamente que esto no sucederá y que las causas que ya están radicadas no serán sacadas de sus juzgados para “repartirlas” en los nuevos juzgados.
Ahora bien, la “fuga” de causas de sus jueces naturales hacia los nuevos juzgados sucede todos los días y nunca fue noticia. Sin ir más lejos, y para dar solo un ejemplo, en nuestra provincia desde hace muchos años todos los días se fugan causas de los juzgados de familia de Mitre y Montevideo a los juzgados de familia departamentales que se van creando con el transcurso del tiempo. Esto no es noticia y la Suprema Corte de la Provincia cambia las reglas de la competencia establecidas por Ley, a través de Acordadas o Resoluciones inconstitucionales permanentemente. Si se crearan juzgados de familia en otra circunscripción judicial podríamos decir que por razones de competencia territorial podría haber una fuga de causas. Pero estamos hablando de juzgados de la misma materia y dentro de la misma circunscripción judicial. Nunca debería repartirse las causas, de la misma manera en que el proyecto de reforma judicial a través de su artículo 23 establece que no se remitirán las causas ya radicadas hacia los nuevos juzgados. O bien, si es moneda corriente que las causas ya radicadas se fuguen a los nuevos juzgados ¿porqué hay tanto problema si ese criterio se aplica ahora con las causas de Cristina?
De nuevo la doble moral y la doble vara hace estragos con la democracia y el sistema republicano de gobierno.
Osvaldo Vega
MAT. Provincial 10.620
MAT. Fral. Tº 132, Fº 438