La perla blanca y la perla negra
Con la impotencia de no poder ayudar de otra forma que no sea cuidándome, quiero rendir el merecido y humilde homenaje desde estas líneas, a los profesionales de la salud que se llevan la perla blanca. Digamos, todas las perlas blancas. Cuando nos referimos a los profesionales de la salud estamos incluyendo a médicos, paramédicos, enfermeros, terapistas, radiólogos, técnicos de laboratorio, personal de limpieza, anestesistas, instrumentistas, personal administrativo, de mantenimiento, camilleros, choferes de ambulancias, bioquímicos y toda persona que de cualquier manera presta servicios, y cuyo esfuerzo tiene como destino la salud pública.
Está claro que aunque no haya utilizado lenguaje inclusivo, ellas están en el escalón más alto del podio de este breve agradecimiento. Sabemos que el personal está agotado, saturadísimo de trabajo, y hastiado por la incomprensión de muchos que no se cuidan, por la insensatez de funcionarios públicos que quieren quedar bien con los empresarios aportantes de campaña electoral y permiten la circulación para devolverles favores, por el terrorismo mediático de Canosa que incita a tomar sustancias que lejos de curar, enferman más; por los que convocan a manifestaciones y propician el contagio masivo con el único objetivo de utilizar los muertos políticamente apostando al fracaso de una gestión de gobierno, etcétera.
La perla negra. Mejor dicho, todas las perlas negras que podamos encontrar, son para el intendente de Las Heras. No porque sea el único que se las merece. La lista es grande. Pero el caso de Orozco es patético por su calidad de médico (al que obviamente excluimos del homenaje anterior).
Forma parte del equipo de intendentes placeros y en su calidad de tal sigue colocando cemento por doquier y si se le acaban las ideas, cosa que sucede muy seguido debido a la escasez de las mismas, comienza a romper bloques de cemento para armarlos de nuevo. Es un fundamentalista del cemento. Podríamos decir, un tipo que utiliza el cemento hasta para lavarse la cara. En estos días acaba de destruir hasta la última piedra de la plaza Marcos Burgos que se encuentra frente a la sede municipal.
Ahora utilizará una parte de los recursos de los vecinos de Las Heras para comprar más cemento para reconstruir todo lo que destruyó. Ciento veinte millones de pesos es un valor muy aproximado de los gastos que demandará la obra.
Un auténtico crimen del desmanejo financiero y administrativo de los recursos municipales. Un mínimo de honradez y vergüenza indicaría que habría que hacer una pausa transitoria frente a tanta crisis sanitaria, aunque sea por respeto a sus colegas médicos. Debería detener las obras un par de meses y en vez de comprar cemento, debería comprar insumos para los Centros de Salud o para el Hospital Carrillo, una ambulancia, material descartable, sábanas, algún premio o gratificación para el personal de salud que se desempeña en Las Heras… ¡algo!
Nuevamente los gobernantes neoliberales desplazan al Estado de su rol específico para dejar paso a las reglas del Mercado que no salvan vidas ni curan enfermos. Es mejor si podemos tener plazas en buen estado. Pero hacerlo en esta etapa es una auténtica burla a los trabajadores, a los enfermos, a los familiares de los fallecidos, a los contribuyentes, al Pueblo.
De mi parte, no puedo más que reiterar el agradecimiento a todos trabajadores y trabajadoras del sistema de salud, por la protección que me brindan, a mí y a toda la sociedad.
Osvaldo Vega
MAT. Provincial Mendoza 10.620
MAT. Fral. Tº 132, Fº 438