Éstos últimos días en Argentina han sido muy movidos, muy álgidos, muy mediatizados, muy manipulados, muy tergiversados. Le están queriendo imponer una agenda al Gobierno Nacional, los de siempre, los que alguna vez fueron denominados como el Círculo Rojo, el grupo de empresarios más poderosos de Argentina, los dueños del país. El ala política de soporte de ese grupo está representada por un grupo muy duro, de carácter neo fascista integrado por Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Alfredo Cornejo, Miguel Pichetto, Elisa Carrió; entre las figuras más conocidas. La lista de halcones es muchísimo más extensa entre las segundas, terceras y demás líneas.
Después tenemos a los más blandos (digamos), los llamados dialoguistas, que no dejan de ser grandes lobbystas del poder. Allí están Horacio Rodríguez Larreta, Cristian Ritondo, Gerardo Morales, Jorge Macri, Diego Santilli, María Eugenia Vidal, etc. La agenda que le quieren imponer al Gobierno toca la Justicia, rebaja de impuestos, no pago del impuesto extraordinario a la riqueza, ajuste fiscal, rebaja de retenciones, un acuerdo rápido con el FMI, reducciones de jubilaciones, pensiones y política social; reforma laboral, aumento de tarifas, no al control de precios.
Los voceros de este Círculo Rojo son los medios de comunicación de ellos mismos, con periodistas mercenarios que reciben a diario el libreto recién salido del horno. Alberto Fernández gobierna desde el 10 de diciembre de 2019. Ganó las elecciones el 27 de octubre de 2019 por casi 10 puntos de diferencia y en primera vuelta, es decir, con amplio aval popular. Recibió un país con graves problemas económicos y sociales, en default, con una deuda externa enorme, con enormes desigualdades y asimetrías, con una justicia parcializada, con una mesa judicial que operó todo el tiempo a la Corte Suprema; jueces federales y fiscales afines a los grupos de Poder, que inventaron causas, persiguieron, extorsionaron y encarcelaron, con fuerzas de seguridad adoctrinadas, con una agencia federal de inteligencia volcada a investigar a opositores y extorsionar voluntades, con presos políticos.
Si hablamos de cuál fue la matriz ideológica del gobierno anterior, el de Macri, podríamos hablar de saqueo, cinismo, impunidad, persecución, extorsión, corrupción, todo a flor de piel. Las estrategias fueron diversas, entre ellas la desregulación total del sistema financiero que originó el ingreso de fondos de inversión con miles de millones de dólares para la especulación vía bicicleta financiera y fuga de capitales. Para ello colocaron a CEOS de bancos internacionales en el Ministerio de Hacienda y todas las áreas de control. La desregulación total del mercado de granos permitió que los grandes productores exportadores y las multinacionales liquiden las ventas en el exterior y cuando quieran. Se planificó la destrucción del pequeño y mediano productor agropecuario, de las cooperativas, de las pequeñas y medianas empresas productoras de agroalimentos. Muchas de ellas se fundieron o fueron compradas a precio vil por fondos de inversión de testaferros locales o multinacionales.
Dolarización de las tarifas de luz y gas, apropiación y control mayoritario de los directorios de las empresas productoras de estos servicios por parte de testaferros del poder dominante. Destrucción masiva de la pequeña, mediana empresa nacional en todos los sectores: alimentos, bebidas, textil, calzado, electrodomésticos, autopartistas, metalurgia, plástico, vidrio, juguetes, gráfica. Estas empresas sufrieron las políticas de apertura masiva de la economía, el comercio electrónico, la importación indiscriminada de todo tipo de productos. Destrucción masiva de las economías regionales que también tuvieron que sufrir las políticas de importaciones indiscriminadas y la imposibilidad de financiamiento productivo a tasas razonables. Destrucción de miles de comercios en todo el país que no pudieron soportar los tarifazos, aumento de alquileres, aumento de cargas impositivas, abrupta baja de ventas producto de la recesión absoluta. Salarios, jubilaciones y pensiones devaluadas al máximo. Despido masivo de trabajadores de PYMES, despido masivo y persecución de trabajadores del Estado.
Persecución y en algunos casos encarcelamiento de líderes gremiales. Para ello colocaron en el Ministerio de Trabajo a Jorge Triaca, quién se encargó del apriete, la extorsión y hasta el encarcelamiento de sindicalistas para intervenir sindicatos estratégicos, hacer grandes negocios, sembrar el miedo, eliminar paritarias, intentar una reforma laboral, entre otras barbaridades. Persecución, imputación, procesamiento y prisión para una larga lista de funcionarios de los gobiernos de Néstor y Critina Kirchner. Persecución, extorsión y cárcel para militantes sociales como Milagro Sala. Vaciamiento de empresas estatales, venta masiva de tierras fiscales a precio vil a empresarios amigos. Direccionamiento alevoso de las licitaciones a empresas amigas del poder. Destrucción de la industria cultural, desfinanciamiento total de universidades, desfinanciamiento de ministerios claves como el de Educación, el de Salud; desmantelamiento de áreas claves como Ciencia y Técnica, Deporte, Turismo. Fueron cuatro años verdaderamente horrorosos, macabros. Una suerte de regreso a los nefastos años de la última dictadura militar y sus dictados; a los malditos ’90 del menemato, películas de terror que sembraron miedo, angustia, desesperación, marginación.
Cómo si todo esto fuera poco, en marzo de 2020 se declara una pandemia y el país se tiene que paralizar casi por completo por varios meses y luego de a poco se van generando aperturas de su economía y de su vida social, cultural, educativa, deportiva, turística. Todavía hay muchos sectores cerrados, sin posibilidad alguna de apertura, hay muchos sectores de la sociedad que han quedado al costado del camino, sin cobertura o ayuda estatal. Los sectores informales, de actividad en negro, han sido y serán los más perjudicados.
El daño generado por esta pandemia hoy suma más de un millón de infectados y más de 30.000 muertos. El sistema sanitario ha respondido, gracias al enorme esfuerzo de los trabajadores y a la atinada política del Gobierno Nacional de ampliar la infraestructura sanitaria en todo el país, de manera que no hubiese saturación.
La pobreza aumentó considerablemente, al igual que la desocupación, la caída económica ha sido brutal, se notan en algunos sectores tímidos signos de recuperación, pero en su conjunto Argentina y el resto del planeta han sufrido graves perjuicios de todo tipo y la recuperación será muy lenta. Y entonces, con este mapa del presente y del pasado más próximo ¿qué opciones hay? ¿Qué camino debería adoptar el Gobierno de Alberto Fernández? ¿En qué etapa estamos hoy en Argentina?
Creo que la política sanitaria, la política de otorgamiento de IFE a casi 9 millones de argentines, de ATP a cientos de miles de trabajadores formales, de préstamos a tasa 0 a monotributistas, de créditos productivos a tasas razonables, medicamentos gratuitos a millones de jubilades y pensionades, la incorporación de casi 1 millón de niñes a la AUH, el lanzamiento del PROCREAR, la tarjeta alimentaria para cientos de miles de argentines, la asistencia alimentaria a miles de barrios populares, el plan Potenciar Trabajo, la iniciativa de comenzar a urbanizar los barrios populares registrados en el RENABAP, el lanzamiento de un plan nacional de obras públicas, el lanzamiento de un plan nacional de antenas para acceso a internet gratuita en barrios populares, son todas medidas populares, son medidas progresistas, de cobertura, hay una mirada humanista, hay evidentemente más cercanía con la gente, con el pueblo.
No quiero dejar pasar, porque es central, la excelente negociación del Ministerio de Economía con los tenedores de bonos. Se logró en 6 meses un resultado positivo, que le permitió al país un ahorro de más de 40.000 millones de dólares en intereses y cuatro años de gracia para comenzar a pagar. Ahora le toca al Gobierno Nacional la negociación con el FMI. Lamentablemente este organismo siempre pone condiciones. Te presta quizás un poco más barato que el mercado, pero con condicionamientos, con requisitos que tienen siempre que ver con recorte de gastos, reducción de emisión monetaria, reducción de políticas sociales, recortes a jubilaciones y pensiones; privatizaciones, alineamiento geopolítico. Hoy estamos en una encrucijada jodida y lo planteo así por que somos todos: Gobierno y pueblo, los que nos jugamos el futuro.
Así como alabé decisiones del Gobierno y que no son pocas, por cierto voy a criticar otras. Creo que Alberto Fernández arrancó su mandato con un ferviente afán de cerrar la famosa grieta y para ello se reunió más de una vez con empresarios, iglesias, sindicatos, organizaciones sociales, periodistas y obviamente políticos oficialistas y de la oposición. La pandemia lo unió bastante, quizás en demasía, con Horacio Rodríguez Larreta. Es real que la circunstancia obligaba a trabajar en conjunto y sobre todo en un conglomerado como el AMBA que concentra casi la mitad de habitantes de todo el país, esa circunstancia era atendible. Los meses se fueron sucediendo.
El diálogo con algunos de éstos sectores no rindió los frutos que Fernández hubo imaginado, Rodríguez Larreta ya no es ese amigo que supo ser, los poderosos empresarios que fueron con Daer al acto del 9 de Julio en Olivos, tampoco son lo que Fernández creo imaginó. Son los mismos que presionan el dólar, son los mismos que piden menores impuestos, son los mismos que no liquidan los dólares, son los mismos que piden tirar a Cristina por la ventana, son los mismos que hablan del riesgo de la propiedad privada, son los mismos que boicotean el proyecto de Heller y Máximo de impuesto a la riqueza, son los mismos que boicotearon el proyecto de intervención de Vicentín. Son los mismos que se reúnen primero con Macri y luego con el Gobierno, son los que ponen el pliego de condiciones, son los mismos que siempre boicotean a los gobiernos populares.
La pregunta es: ¿está bueno cerrar acuerdos con estos tipos? Rodríguez Larreta es el mismo que está atornillado al Gobierno de la Ciudad desde el 2007, es el amigo de Macri, es el que no urbanizó villas, el que desfinancia la salud y la educación pública, es el mismo de los negocios inmobiliarios en tierras fiscales, es el mismo que invierte miles de millones de pesos en medios de comunicación para blindarse, es el mismo tipo que armó con Alberto, Massa, Solá, De Narváez el frente que le ganó las elecciones a Néstor en 2009.
A su vez Alberto es el mismo que creó el Frente Renovador con Massa y Solá y que le allanó el camino a Macri en la segunda vuelta del 2015. ¡Qué quilombo, qué cambalache, pero fue y es así. Alberto también fue el jefe de campaña de Randazzo en 2017 ¿se acuerdan? el que le quitó los votos a Cristina, en esa alianza fugaz con Emilio Pérsico y el Chino Navarro. Alberto es también el que Cristina eligió para que fuera el candidato a Presidente en 2019. Es compleja la historia ¿no? Y sí, es compleja, pero hay momentos en la historia, en los gobiernos, en los que hay definir el rumbo y la hoja de ruta.
El Frente de Todes está integrado por 16 partídos, con diferentes puntos de vista, criterios, formas. Cuando se discuten temas centrales me parece que se deberían sentar todos los referentes, plantear, discutir, definir cuál sería el mejor camino, las mejores políticas, deben intervenir todas las voces, por algo se creó el Frente. Debo ser honesto y plantear que veo un Gobierno que ha centralizado la toma de decisiones en pocas personas y la gran mayoría muy cercanas a Alberto Fernández. Creo que Santiago Cafiero, Sergio Massa, Felipe Solá, Vilma Ibarra, Gustavo Béliz, Marcela Losardo, Martín Guzmán, Cecilia Todesca, Matías Kulfas, Daniel Arroyo, Claudio Moroni, Chino Navarro, Emilio Pérsico, María Eugenia Bielsa, Miguel Pesce, Gabriel Katopodis, Mario Meoni, Claudio Ambrosini son la primera línea del Gobierno y son los que llevan adelante las principales políticas de Estado y todes son de la línea de Alberto y de Sergio Massa, es decir que hay un claro predominio de 2 de las 16 fuerzas del Frente.
Seguramente sea lo acordado, pero el 48% de la población votó un frente plural, diverso, heterogéneo, de diálogo. Quisiera más apertura, más reuniones con la CTA, el F21, con las organizaciones sociales, con los curas villeros, con todos los partidos integrantes del frente y desearía menos reuniones con la CGT y la AEA. Quisiera que no se gaste tanto dinero en pauta para el grupo Clarin, de enero a junio de 2020 el Estado nacional pautó por casi 300 millones de pesos en el grupo Clarín, el mismo grupo que cascotea al gobierno todo el tiempo.
Quisiera que las charlas con el FMI de este mes sean más abiertas, que se exponga todo lo que se permita, quisiera que nos expliquen sobre el recorte de 14% del presupuesto 2021 en política social, quisiera que nos expliquen porqué se siguen autorizando aumentos a las petroleras y a las empresas de gas y luz, quisiera que nos expliquen de qué se trata el otorgamiento de $28.000 millones de pesos en el presupuesto de 2021 a las energéticas, quisiera que nos expliquen porqué eliminarán el IFE y el porqué de no apostaron a una Renta Básica Universal e Incondicional para todes.
Quisiera que nos expliquen porqué sólo se destinaron $8.000 millones de pesos para urbanizar barrios populares. Con la crisis de tierra y vivienda que existe ¿porqué no hay una apuesta más holgada y generosa? ¿Qué es lo que está pasando? ¿Ya se ha acordado un plan de ajuste y el pueblo no lo sabe? Son preguntas… ¿Porqué los proyectos presentados por el kirchnerismo como el de Vicentín y el Aporte Extraordinario de los Dueños del País no avanzan? ¿El Círculo Rojo nos hizo la hoja de ruta y la gilada todavía no se entera? Son preguntas… Quisiera que nos expliquen el voto en contra de Venezuela, las explicaciones de Solá fueron muy pobres. Quisiera que nos expliquen ¿porqué no se restituyen las moratorias para que se jubilen amas y amos de casa? Quisiera que nos expliquen ¿porqué seguimos subsidiando la Vaca Muerta de Rocca? Quizás mi mirada sea un poco excéptica pero es lo que siento. Quizás haya hoy una meseta, un freno, una estrategia de no mostrar todas las cartas por la negociación con este FMI (¿humanizado????) y quizás en los próximos meses veamos más política inclusiva, popular, libre y soberana. Ojalá, por el bien de todes.
Daniel Musso
Miembro de la Red Humanista por la Renta Básica Universal


