Ayer por la tarde noche se dio a conocer la muerte accidental de Jorge Brito, importante banquero argentino y dueño del Banco Macro. Canales de televisión, radios y medios gráficos, se referían al tema casi con veneración, como suelen reaccionar algunos frente a la finitud, que funciona como un borrador de los hechos de la vida.
Pero un amigo me hizo llegar el breve texto que sigue a la foto del empresario y que, en el fárrago de noticias pude conocer oportunamente. Allí, brevemente y con claridad meridiana se da a conocer la calaña de este hombre público que, no sólo hizo grande negocios con la dictadura.
Desde 1983 a la fecha, su nombre trepaba a la tapa de los diarios, en ocasión de corridas bancarias, devaluaciones y todo tipo de maniobras con las que fue acrecentando su fortuna. En definitiva, esa mentira de la meritocracia una vez más puesta en duda. Connivencia con los gobiernos de turno y mafias, a la orden del día.
Jorge Brito, la dictadura y los desaparecidos
“Brito empezó su carrera en 1978 como agente de bolsa. Su ingreso en la actividad se produjo entre 1975 y 1976, cuando fundó junto a su cuñado Delfín Jorge Ezequiel Carballo la compañía financiera Hamburgo, después renombrada Anglia, con una inversión inicial de 10.000 dólares. A través de la compañía se dedicaría a ‘blanquear’ los bienes incautados a detenidos desaparecidos por el régimen militar pasando a hacerse con un total de 73 propiedades por más de 127 millones de dólares entre 1979 y 1981”.
ArgenPapers
Santiago O’Donnell y Tomás Lukin
Esta síntesis es muy clara y aporta una gran cantidad de datos para hacer un análisis más profundo acerca del personaje en cuestión. Para el final creo que sirven enormemente las palabras del gran poeta y escritor uruguayo Mario Benedetti, cuyo poema profundo y descarnado, no conoce las medias tintas.
Obituario con hurras
Vamos a festejarlo
Vengan todos
Los inocentes
Los damnificados
Los que gritan de noche
Los que sufren de día
Los que sienten el cuerpo
Los que alojan fantasmas
Los que pisan descalzos
Los que blasfeman y arden
Los pobres congelados
Los que quieren a alguien
Los que nunca se olvidan
vamos a festejarlo
vengan todos
el crápula se ha muerto
se acabó el alma negra
el ladrón
el cochino
se acabó para siempre
hurra
que vengan todos
vamos a festejarlo
a no decir
la muerte
siempre lo borra todo
todo lo purifica
cualquier día
la muerte
no borra nada
quedan
siempre las cicatrices
hurra
murió el cretino
vamos a festejarlo
a no llorar de vicio
que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas
se acabó el monstruo prócer
se acabó para siempre
vamos a festejarlo
a no ponernos tibios
a no creer que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto de mierda.
Mario Benedetti
Marcelo Sapunar
Sábado 21 de noviembre de 2020


