La escritora menciona al ombligo y invita a sentirlo como centro, como centralidad inexorable. Todo está allí, a la vista nuestra y de los demás, peor aún: desnuda frente a nuestra mismidad. Viajamos hacia el interior que no se deja gobernar por la realidad que percibimos. Muy pocos llegan a destino.
Viajamos lo más lejos posible o vamos a la vuelta de la esquina. En ambos casos somos las mismas personas sólo que en movimiento. Nada cambia, aparentemente. La mochila vital no cambió, es la misma. Iguales los miedos como así las emociones inolvidablemente hermosas de aquellas veces en que nos sentimos amados; los sueños y la dura realidad. La conciencia de finitud y el tiempo perdido. El ombligo es una caverna.
Nos estamos viajando la vida entera, nos viajamos todo. Los proyectos son expediciones a lugares cuyo paisaje final se supone desconocemos. El encuentro en el bar, la ida al médico. Todas son excusas para cambiar de espacio físico, como si esa fuera la garantía de hallar el camino a la felicidad.
El espeleólogo
Como un espeleólogo que desciende a mi ombligo
llegas a Cuzco
Hay piedra y adobe
Señales rupestres
Las Vírgenes
más veloces que las águilas
galopan atentas en el trono de los Incas
Te zambulles como el domador de caballos
Recorres amapolas
calles empedradas
La Venecia sin máscaras
Odiseo funda Lisboa
Con un casco invisible dejas harinas y miel en el bosque
El centinela huye de la ciudad que lo fatiga
Una moneda cae en el aire
Almas muertas preparan el verano
No trates de atraparme
Sigue la ruta de los volcanes
Hay códices y manuscritos
Petroglifos
Curvas peligrosas
Algunas quebradas
Agua
Lodo y totora
Uxmal tres veces edificada
corta el Ecuador a través de sus planos
Baja a la Ciudad Templo de puertos y fronteras
a la Metrópolis de la selva
de viejos barrios pantanos y lagunas
Allí la Niña se hace ver en tus ojos
El espeleólogo se detiene
apoyado en la rama de algarrobo que agita el manantial
Desde las cavernas
las Brujas nocturnas lo llamaban dando voces cautivas
En el agua
la Encantada peinaba sus cabellos
ondulando sus hombros
Un viento del oeste la sostuvo
por arenas y cascadas
El deseo acomodó su cuerpo
Columnista invitada
Adelina Lo Bue S.
Egresada de la FCM – UNCuyo. Obra publicada: Línea de Fuego (Editorial Marymar, Buenos Aires, 1985), Mapas (Ediciones Culturales de Mendoza, 1995), Poema del Universo (Ediciones Cuadernos del Cuyum, Mendoza, 1999), Elegías (Ediciones Cuadernos del Cuyum, Mendoza, 1999), Señales Rupestres (Nuevohacer, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 2009). Participa en la Antología Oral -poetas mendocinos- que publicó la St Thomas University, Frédéricton de Canadá; y de la Antología Oral de la Poesía Argentina, Centro Cultural General San Martín de Buenos Aires. Co-Fundadora del Grupo Poético “Octacordio”; de la Revista Literaria de Crítica y Creación “Aleph” y del Grupo Literario “Aconcagua”. Ha recibido los premios, en poesía, de la Subsecretaría de Cultura de Mendoza en 1985 y Mención Honorífica, en 1998 por su libro Poema del universo -poesía inédita-. Concurso de Literatura Ciudad Autónoma de Buenos Aires Bienio 1992/1993 del Premio Municipal en Poesía de la CABA. Ha participado en varias antologías poéticas, entre ellas: Poesía Argentina de Fin de Siglo, Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, estudio preliminar de Cristina Piña,1994; y en 20 Voces Destacadas de la Poesía Argentina: Nueva Generación, 1996, selección y estudio por Ruth Fernández. Participó en la Revista Proa de marzo/abril de 1996. Recibió un comentario del gran León Benarós, por su libro Mapas. Ha sido traducida al francés por Chantal Enright y Elina Cohen y publicada en Voix d’Argentine, Cahier Bleus, París (eté 2006). Actualmente pertenece al grupo literario Más allá de la Palabras, dirigido por la Mg. Diana Starkman. Recibió premios de la Subsecretaría de Cultura de Mendoza y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.