Me miro en mi niñez y me hallo frente al aparato enorme, ese mueble de madera, pesado, con teclas grandes y duras, mientras el grupo de personitas dibujadas se las arregla para que no pueda quitarle los ojos de encima. En parte porque mis viejos y mis hermanos hacen lo mismo. En parte porque mis amiguitos también.
Sigo observando la escena, desde este hombre de más de cinco décadas bien vividas, y me gana el entusiasmo de saber que en breve aparecerá Larguirucho con alguna de esas frases que van de lo tarambana a lo amiguero. O el malo-malo del Profesor Neurus, a quien siempre acompaña un Pucho al que no le da ni para malo.
La tribu se afianza junto con la historia con el paso de los minutos. El final me dejará con gusto a poco. En mi cabeza recreaba una nueva jugada para extender el disfrute. Cuando la cortinita de despedida comenzaba a sonar, buscaba las caras de mis familiares para corroborar que mañana volvería a ocurrir todo de nuevo.
“En 1947, tras la guerra civil, la familia hubo de emigrar a la República Argentina debido a la afiliación al PCE y UGT de su padre y la hostilidad hacia su persona. Su marcha motivó la pérdida de la nacionalidad española para todos. Manuel la recuperó en 1996.
“Se inició trabajando en agencias de publicidad mientras cursaba estudios en la facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.
“En 1952, su personaje Pi-Pío, que vivía en “Villa Leoncia”, donde Oaky e Hijitus aparecieron entre otras creaciones que se volverían populares, se publicó en la Revista Billiken.
“La revista Antifaz apareció en 1968, con las aventuras del inspector Antifaz acompañado por su ayudante Zanzíbar Joe. Editó la revista infantil Anteojito durante más de 30 años, lanzando entre 250 y 300 mil ejemplares semanales en su mejor época, durante los años setenta y ochenta. Entre 1970 y 2000, esta revista junto a Billiken fueron las publicaciones infantiles con mayor tirada en Argentina.
“Para la televisión estrenó en 1967 la serie Hijitus, dibujos animados que se emitieron en el Canal 13 hasta 1974, siendo la primera serie de dibujos animados en la televisión Argentina, y también la que tuvo más audiencia en América Latina. Sus personajes marcaron a cuatro generaciones de argentinos, al igual que sus películas para niños como Trapito, Ico, el caballito valiente, Manuelita, Mil intentos y un invento, o Corazón, las alegrías de Pantriste”.
“Trapito: un espantapájaros, muy querido, con rostro de paño blanco, pies de madera, un sombrero de punta anaranjado, un saco de color fucsia, pantalones azules y una cuerda como cinturón. Un personaje triste, sin ilusiones que, con ayuda de Larguirucho y el gorrión Salapín, consiguió su felicidad”.
Las Aventuras de Hijitus: El Primo Kechum
(Serie dedicada a Carlos Meineri, gran amigo y “odontólogo de cabecera”)