Los pibes “bian” tiraban manteca al techo en los amplios salones del Jockey Club de Buenos Aires. Era el entretenimiento de época de los hijos de la oligarquía. Esos muchachones jugaban así con la fortuna de su familia… y de su futuro. Antes del advenimiento del peronismo, la oligarquía había podido dividir al radicalismo.
Eran los dueños de una Argentina para pocos que Hipólito Yrigoyen había desafiado. Pero echaron mano a algún que otro golpe de Estado, para poder perjudicar más al pueblo, a punto tal que se recuerdan aquellos años como Década Infame. Pero hay mucho más en el contexto de sutilezas y aciertos de la Directora, de La Bemberg.
Trasncurre una historia de costumbres, de poder voluminoso y de poco apego al sentido profundo de su existencia, que está basada en la fortuna amasada en la pampa húmeda. Pero es mucho más, son pinceladas de un cambio de época. Porque el pueblo iba de un hartazgo a otro. Hasta las familias ricas estaban en crisis.
“Sin duda, todas las películas de María Luisa contienen rasgos autobiográficos. Pero acaso sea en Yo, la peor de todas (1990), donde lo individual se manifiesta más nítidamente. La vida de Sor Juana que, según la propia cineasta, “fue la primera feminista del continente americano”, no podía sino fascinarla. Rebelde, por momentos iracunda, con un enorme afán de conocimiento y un profundo sentido de la independencia, son cualidades con las que puede definirse tanto a María Luisa como a la monja. Bemberg eligió contar la historia de Sor Juana Inés de la Cruz, inspirada en un ensayo de Octavio Paz, mostrando los celos y envidias que despierta un espíritu libertario tanto como las pujas entre los poderes constituidos. Lo hizo con un estilo despojado, ascético, casi alegórico, con un distanciamiento que le dio a ese retrato profundidad, riqueza y trascendencia. Por ello fue premiada en Chicago, Cartagena, Venecia y La Habana.
“El último filme de María Luisa fue De eso no se habla (1994). Si bien conserva el sello Bemberg, hay un notorio cambio de registro en esta narración sobre los amores de un extranjero con una enana. Deja aquí la narración literal y opta por la vía de la metáfora, lo onírico, la sátira, dentro de un cuadro costumbrista magistralmente recreado.
“Nunca dejó de ser una trabajadora infatigable. Ya enferma, encontró la energía suficiente para dar forma a su último guión, El impostor, cuya realización no pudo llegar a ver.
“Dos meses antes de su deceso, ocurrido el 7 de abril de 1995, María Luisa Bemberg tuvo un gesto de enorme generosidad: entregar al Museo Nacional de Bellas Artes su pinacoteca personal -donación concretada a través de sus hijos-. La colección de veintisiete obras de maestros rioplatenses, elegida con amor y sabiduría a lo largo de los años, muestra la misma sensibilidad, la misma exquisitez, la misma excelencia que siempre reflejó en su producción cinematográfica”.
“Miss Mary”, de María Luisa Bemberg
Es una película argentina de 1986, dirigida por María Luisa Bemberg y protagonizada por Julie Christie, Nacha Guevara, Luisina Brando, Eduardo Pavlovsky, Gerardo Romano e Iris Marga. Se estrenó el 31 de julio de 1986. La acción se desarrolla en una inmensa estancia argentina y se inicia en el verano de 1938. Es el relato de una familia, símbolo de la oligarquía, que durante más de 50 años manejó el país como si fuera su propia estancia. Sus integrantes, alejados de la realidad que se aproxima, sordos a los rumores de un mundo que va cambiando sus estructuras, e indiferentes a todo lo que no sea ellos mismos y un poco a la manera de los personajes de Chejov, sueñan un sueño del que despertarán abruptamente con la llegada de Juan Domingo Perón en 1945. Todas estas circunstancias, transcurridas entre 1938 y 1945 (en coincidencia con la Década Infame, 1930-1943), son recordadas por una singular mujer, la institutriz inglesa Miss Mary, personaje representado por Julie Christie.
(Biografía de Leonor Calvera)