“Las Cenizas del Volcán” es un relato para ayudar a encontrar la identidad a los hijos y nietos robados en la dictadura, contado desde la historia novelada de mi familia, buceando en los ancestros y la propia identidad, sabiendo que somos como somos por las constelaciones familiares que nos precedieron.
Las Grutas, 2012
Las cenizas del volcán
Decimoprimera entrega
Entonces hubo esa siniestra conspiración de hacer desaparecer a todos los que no fueran como ellos. Uno a uno los hicieron desaparecer… En la dictadura, Malvinas, Embajada de Israel, AMIA, Río Tercero, Cromagnon… En las muertes infames de madres por violencia familiar o en la de esos nenes con el filicidio atroz de la miseria. En el gatillo fácil, en las muertes por unas zapatillas de peleas entre patotas del paco.
Pero fundamentalmente en la desaparición de esa Argentina, la de antes. La de Mafalda y los nenes caminando piolas por la calle. Esa calle donde las parejas de viejitos también iban tranqui. Hasta podían ir en su autito de vacaciones y regresar sin sobresaltos a su depto con plantitas.
¿Por qué desaparecieron la educación y la salud pública que tuvimos entonces? En aquellos años de la presidencia de Illia, el presupuesto era del 20 o 25 % para salud y lo mismo para educación porque así lo planteaba la UNESCO: un presupuesto digno, tan lejos del mísere nobis 6% para educación y otro tanto para salud actual.
Basta con preguntar a cualquier pibe con la remera del Che.
-¿Sabés de dónde era?
-Sí, cubano.
-¿Y qué hacía?
-Era guerrillero.
-Pero ¿sabés que era argentino y médico?
Los pibes me miran con aire de esta vieja qué va a saber…
-¿Y Evita que hizo?
-Nos dio a las mujeres el voto.
-Sí. Pero ¿sabés lo que eran las casas en la época de Evita? ¿Y los hospitales?
A mis alumnos les pasaba los videos de Felipe Pigna, con su aire de presidente de Independiente y su excelente colección de Historia Argentina, hecha con alumnos del Carlos Pellegrini, donde se veía, ahí, en documentos visuales, cómo eran esos tiempos. Mostraban imágenes de las primeras vacaciones en colonias para niños en la playa de Chapadmalal. También aparecía La Ciudad de Los Niños, cerca de La Plata, en la estancia expropiada que me enseñara papá. Era una ciudad en miniatura donde había incluso un Parlamento Infantil para discutir futuras leyes que luego se elevaban al de los mayores.
Recuerdo que les preguntaba a mis alumnos:
-¿Les parece que con Evita y el Che, médico humanista, hubiéramos tenido estos índices de mortalidad infantil por hambre que tenemos hoy?
Pienso en esos buracos en el conocimiento de quien les diera a los estudiantes de Medicina ese discurso, en Cuba:
“La obligación, más bien el deber de todo estudiante de medicina revolucionario es ser el mejor estudiante. Porque su estudio se los paga el pueblo que tal vez nunca haya podido estudiar como ustedes, Por eso su estudio debe regresar al pueblo, luego…”
*****
Planificaron meticulosamente el exterminio de cualquier posible Evita o el Che… Buscaron a cada uno y les lavaron el bocho con drogas infames para luego llegar a ese egresado de Medicina de la UBA como dijera el ex rector, con un promedio orillando el cuatro. O al candidato a un cargo nacional que sólo cuenta con un lastimoso promedio de abogado y un currículum flojito de papeles como auto de gitanos. Con la multiplicación de universidades privadas de “tanto garpás, tal promedio tenés” en carreritas rápidas superficiales, a distancia o INTERNET, donde los pibes se pasan las respuestas de trabajos prácticos desde “El rincón del vago” y otros similares. Según el diario Río Negro, los profes de Informática de la universidad chilena, develaron esta “avivada” y diseñaron un software que detecta plagios.
Por eso cuando la presi dijo “ES DE BIEN NACIDO SER AGRADECIDO” recordé que la ministra Nilda Garré había dicho que en las Fuerzas Armadas y de Seguridad “TODOS LOS HIJOS SON IGUALES ANTE LA LEY”.
Y parece que hay algunos que no la oyeron. Y que otros habrían cambiado los frasquitos de sangre… Y que…
-UNA MEADA Y UN CORTE DE UÑAS, akí, rápido… Me despertó la voz imperativa de no sé quién… ¿K? tan parecido al dr Mastandrea, siquiatra jefe del Hospital de Día del Borda.
Fueron las bisabuelas, las ancianas de los dos clanes antagónicos las que se juntaron allá, en el cielo, dicen unos. En el espacio, dicen otros. La bisabuela Cándida de la Rocha de Rivero esposa de un alto oficial de la marina y abuela de otros. Y seguramente Mama Thai, guaraní. Yo la soñé con el bisabuelo dándole latigazos a lonjazos con su cinturón con hebilla, tal vez de ejército o policía provincial de los territorios, lo ignoro. La abuela Lucía Aurora, ordenaba a sus hijos y los hijos de sus hijos
-De rodillas, delante de la Virgen.
Se los decía con ese aire imperativo de abuela que delante de San Cayetano, en la capillita, hacia arrodillar a los que luego fueran comandantes de ejército y gendarmería. Papá hubiera sido de la marina, compañero de Massera si no lo hubieran rechazado con el vil cuento de que no le daba la caja torácica para el examen de ingreso.
-No era de familia de la oficialidad marina-, contaba mamá, que sabía cómo venía la mano.
-LA VERDAD- les ordenaba abuela. -Uds. saben quién y cómo, dónde y cuándo… Cada uno de los niños, cada hijo descendiente de Mama Thai es bien nacido, hijo de los pueblos originarios de la tierra.
La bisabuela Cándida, solamente lloraba. Lloraba y callaba. En silencio tal vez imaginaba que el bisabuelo le habría sido infiel… Y sus lágrimas y las de las mujeres de sus hijas y nietas eran perlas, auténticas perlas, todas diferentes que tenían ese color rojo de la lágrima de la Paloma de la Paz de Picasso que habían pintado en Chile en la dictadura de Pinochet en un paredón. Un símbolo de Resistencia por el Arte. La inmensa reproducción de esa estilizada paloma de la paz del artista que se negara a que una sola de sus obras estuviera en España mientras siguiera la dictadura del “Generalísimo” Franco. Pero quien pintó ese mural, tenía una única y silenciosa lágrima roja. Como las de esas mujeres que ignoraban que el amor de su vida les había sido infiel y había sembrado de otros hijos, ilegítimos, bastardos; la tierra.
Es que alguno había ignorado la orden de la ministra Garré: TODOS LOS HIJOS SON IGUALES ANTE LA LEY.
¿Y éste? Nadie sabe nada, ni quién es su padre, ni siquiera quién es la hija de puta que lo abandonó… Porque tampoco sabían del robo de bebés los de esa puteada. No vieron “La historia oficial”, ni leyeron el NUNCA MÁS.
Peor aún. Ignoran que los opuestos se atraen como el imán. Que los hombres, milenariamente han sido polígamos y bisexuales y pueden tener hijos hasta los ochenta años o más, como Chaplin. Y que a las mujeres nos han hecho el verso del AMOR HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE, únicamente para tener el harem de las otras. Nosotras. Las que no somos ni solteras ni casadas ni nada. Pero vaya si mis hijas son bien nacidas… Hijas de madre que las ha concebido con amor, en partos hermosos.
¿Cuántos pibes habrán leído “El asesinato de Cristo” de Wilhelm Reich, el mejor alegato para elegir cuando ser madre? Porque tal vez, tampoco, habrán conocido la historia de Jesús y ese embarazo de María antes de la boda… Y que no sería de José sino de un ángel o el Espíritu Santo… Andá a otro con el verso ese, habrán dicho los viejos vinagre de esos tiempos. Porque el dogma de la Inmaculada Concepción de María es de fines del siglo XIX, del Pío Nono.
Pero qué mejor educación que la de Jesús con sus padres… Cuando José le enseñaba a ser carpintero, dándole para lijar esa maderita que seguramente se convertiría en un camello para que juegue el nene. María le habría dado un pedacito de la masa del pan para modelar.
Como el nene de la capillita del pueblo, cuando hice el taller de modelado con masa de sal.
-Yo quiero hacer un camello- me dijo-. ¿Cómo es?
Nunca había visto uno.
-No te preocupes- le contesté- todos los animalitos fueron al pesebre. ¿Qué te gustaría hacer? Modeló una vaca paciendo, hermosa, que me regaló y tuve añares en mis pesebres.
-Pero yo quiero hacer un camello-, me dijo.
-Pues mirá los pesebres de los negocios, las fotos en los libros de la biblioteca… le dije tratando de alentarlo en su inspiración.
Y en la clase siguiente apareció con un hermoso camello que los demás chicos miraban admirados y que luego les enseñó a modelar con las monjitas ese mes de diciembre.
Una monjita brasileña amasaba, con esa energía de quien sabe dar de comer a muchos, mientras me contaba que, en Brasil, había todo el año un taller para la Navidad. Las chicas aprendían a hacer unas muñecas grandes, bellísimas, artesanales, estilo country, supuse, con trajes regionales, cada año con un diseño diferente. Aprendían así, los secretos de la costura, el bordado y el tejido. Una de las muñecas era para quien las hacía. Y las otras se vendían, carísimas, en las iglesias más ricas, porque eran de colección y sabían, con certeza, que el dinero recaudado regresaría en las colectas para las obras de las comunidades de base. Y no se la patinarían como el obispo de Cáritas, luego de la solidaria colecta “Más por menos”, con una amiga de siempre en hoteles cinco estrellas. Seguro les pagarían el valor de un plan de capacitación y educación porque Lula ganó por goleada en aquel entonces.
-Los varones hacían unos autos de colección en madera, así de grandes- la monjita mostraba la altura de la mesa- cada año hacían un modelo diferente. Igualitos a los Roll Royce, al viejo Ford A de la tía abuela, imaginé, donde no sólo usaban los recortes de madera sino que reciclaban las latas para los detalles brillantes.
Podían lograr tales maravillas con un plan de capacitación en oficios, recuperando el placer de hacer los juguetes que seguro tuvieron de niños. Sanando al niño interior. Completando sus estudios, seguro. Como ese famoso plan Proyecto Joven del Ministerio de Trabajo del que akí ignoraban su existencia. Era un mix del Plan FINES pero con la posibilidad de rendir una sola materia por vez. Ofrecía clases diarias y un examen bimestral, para garantizar el aprendizaje. Y profes garpados decentemente por el Estado, como corresponde, no únicamente voluntarios gratarola. Los alumnos tenían una beca y de acuerdo a la asistencia, un plus por presentismo, más otros pesos por cada materia aprobada y por asistencia al taller de oficios. ESTE PLAN FUE NINGUNEADO TOTALMENTE POR LOS DIRIGENTES DEL ACARREO DE ADLÁTERES PARA LA MARCHA A VER KIÉN LA TIENE MÁS LARGA.
-Estos quieren apiolar la gilada- le indica con la mirada Ratatouille al yuppie… Ambos de la rama de la Cándida bisabuela. -Para los nuestros, solamente-.
Chofitol, descendiente de Mama Thai está en otra. Guiando a las Evitas que, como ella, tienen la energía del ninguneo del padre. Porque la historia de la infancia de Evita es absolutamente triste. Por eso luchó tanto por LOS CARASUCIAS, porque ella lo fue, seguro.
AKÍ, LOS ÚNICOS PRIVILEGIADOS SON LOS ANCIANOS Y LOS NIÑOS, decía Evita. Quien habría tenido, dicen, un aborto en pésimas condiciones cuando se fue de su pueblo. Y por eso jamás pudo tener el hijo del General al que amaba tanto y que él habría tenido ese hijo con otra. Únicamente la canción de María Elena Walsh a Evita, cantada por la tana Rinaldi, la describe como la sentimos absolutamente todas las militantes. Aunque solo el 1°de mayo, deslizaron, por Radio Nacional, la Radio Pública, que su discurso del “Renunciamiento” lo habría dado solamente por radio. Por eso se murió. De pena. Ninguneada por su gran amor. Porque mirando la peli de Evita con Esther Goris, lloré de pena… Y lo muestran los videos de Felipe Pigna del Carlos Pellegrini… El pueblo pidiendo que sea vicepresidenta de Perón, ante la exigencia de NI EN PEDO, de los que tienen la sartén por el mango y el mango también. Cómo no sentir ese amor en las compañeras que coreaban:
No rompan más las bolas,
Evita fue una sola.
Obviamente nosotras, éramos las teóricas del contexto… Que su viaje a ver a Franco y al Papa permitió la ruta de las ratas, la guita del oro nazi, facilitando la fuga de los jerarcas escondidos en conventos para llegar a América. Mientras morían millones en los campos de concentración del Holocausto. Que seguro ella ni idea, lo harían otros de su comitiva, dejándola a ella con sus ilusiones, mientras acordarían con los banqueros del Vaticano el fifty-fifty.
Pero se siente el mensaje de Evita: “VOLVERÉ Y SERÉ MILLONES”. Millones de mujeres aprendiendo de ella. Y del Che, con sus amores apasionados a tantas mujeres que luego habrán cantado “No habrá ninguno igual, no habrá ninguno…”
Mama Thai consuela a los suyos, contándoles que Perón era mestizo, que tendría origen mapuche y tehuelche por la mitad de sus genes. Como también Ceferino Namuncurá. Porque todos los pueblos originarios eran como primos, de diferentes etnias, un lugar para ir de visita intercambiando regalos. Seguramente el general San Martín pudo cruzar los Andes únicamente porque, como asegura Chumbita, el historiador pampeano, la madre del Libertador fue Rosa Guarú, india guaraní, a quien le habrían quitado su hijo de pibe. Ella, seguro, guiaba a los soldados que lo acompañaban. A ver si a un general como Alvear, atildado, algún mapuche le iba a indicar cómo llegar a Chile… Con el mapa, buscando el Paso de Uspallata, que aquí está, señalaría desenrollando el mapa. ¿Dónde queda? Frente a la cordillera… Cara impasible de los indios como coreano o chino de supermercado cuando una pide la boleta. Gesto de No entiendo…
Porque cuando los porteños quieren desorientar te mandan por cualquier lado, como cantando: “Ahí viene “Chapita” queriendo cruzar la vía”. Es allí, siga, dos cuadras para allá… Y luego a… ningún lado. Hasta descubrir la Guía Peuser, el librito de los mapitas, subtes y bondis…
En el interior, a los porteños, gesto de “¿Yo? No sé nada. No soy botón ni buchón de la cana. gratis”.
Por eso San Martín tenía ese gesto imperativo, de firmeza. Al general Dorrego con cargadas al general Belgrano aire decir “Es un maricón”… Rapapolvo al machote. A ver si algún oficial sanmartiniano se iba a quedar con algún vuelto de la guita de las campañas… Era pragmático y eficiente a la enésima. Porque se tuvo que bancar ser mirado como sudaka morenito en Europa. No era como el iluso y utópico Belgrano, educado en los ideales de las universidades europeas, donando ante la Virgen de la Merced con fe en Tucumán:
-A vos, Señora Mía- de rodillas ante la virgencita de la Merced-. Gracias a Vos que nos habéis dado la Victoria de la Batalla de Tucumán. Todo lo que me corresponde será para fundar las cuatro escuelas indispensables aquí, para educar a…
Y los porteños, al recibir las noticias, dirían…
-Hay cada gilastrún… Ja, ja, ja, a ver, contame qué dice la carta… Respóndale amablemente que sí, que lo felicitamos por el gesto.
Y al edecán:
-Ud. ya sabe a qué destinara esa suma… Armas berretas, baratas, por supu, para el batallón donde me manda a los más revoltosos, a los negros, mestizos y zambos, al frente de combate.
Como en la guerra de Malvinas, por supu. -Y para nos-, la oficialidad y comandancia de soldaditos de juguete en un mapa…- comestible y bebestible de buen contrabando, inglés o francés-.
Al igual que Belgrano que murió pobre y olvidado, en Paraguay murió pobre y olvidado también Artigas, el caudillo de la reforma agraria. Olvidado por todos, menos por el pueblo heroico del Paraguay, que ha seguido contando esas historias de madres a hijos, de cuando quemaron los archivos históricos en la infame Guerra de la Triple Alianza, mejor bautizada de la Triple Infamia no recuerdo por quién. En la tele pública, Encuentro o INCAA TV, pasaron “Solano López”, donde está clarísimo. Llegó la historia por ese antepasado que resistiera heroicamente en Curupaití o…
Papá era quien sabía. Porque era descendiente del niño que luchó, como todo su pueblo, por la libertad del país más avanzado de Sudamérica. Paraguay tenía su ferrocarril, el primero de toda la América del Sud, que vendía sus textiles a todos sus vecinos y que competían con los textiles ingleses, baratos y berretas. Alguien que haya visto esas telas paraguayas, entendería la envidia de los ingleses. Indudablemente estaban bordadas a mano, como lo hacía la artesana de Neuquén en aquella la helada mañana del Parque Central. Recuerdo que hacía esos puntos minúsculos, mientras vendía los bolsos del aguayo de telar industrial. Era imposible igualarlos. Y de esas historias, trasmitidas de madres a hijos, son las madres paraguayas con hijos del presi, el ex obispo Lugo, “El Padre de la Patria”, le dicen los chistes paraguas. Aún sin ese, su primer derecho, A LA IDENTIDAD.
-Aquí- exige abuela,-ustedes, mis hijos, darán las órdenes para que absolutamente ninguno de los nuestros sea maltratado por esos, los otros… Así hablaba, con inmensa sabiduría, orgullosa de su apenas segundo grado. Alegre, fuerte, firme, una mirada lejana, nomás. Y cuando decía Este no me gusta, che. Yo miraba y le preguntaba. Y abuela no decía nada… Algún hijo del abuelo con las “chinitas”, las sirvientas de la piecita del fondo que ella sacaba a escobazos y que, si no aceptaban los requerimientos, tal vez, tampoco tendrían trabajo…
Los opuestos se atraen como el imán… El abuelo, casado con la abuela, casi analfabeta… Él, amante de las óperas de Verdi, por libertario, me contaba, explicando el argumento. Y de Chopin que recorría, tuberculoso, todos los países llevando sus partituras y sus polonesas, el canto por la libertad de su país, rápidas, veloces, alegres, porque la libertad es así. Entre sus toses cavernosas, tapando con un pañuelito finamente bordado y con puntillitas bellísimas, sus esputos sanguinolentos. Mientras le quedara un hálito de vida, seguiría… Y entre las notas del piano, llevaba sus mensajes…
(Continuará)
Columnista invitada
Lucía Isabel Briones Costa
“Mi pecado fue terrible: quise llenar de estrellas el corazón de los hombres” decía el poeta… Desde los lejanos años de estudiante del profesorado en Historia en la Universidad Nacional del Sur, dediqué mi vida a la educación. En los tiempos previos a la dictadura de 1976 enseñaba en una vieja aula de la Facultad de Agronomía el bachillerato de adultos, tarea compartida con los compañeros, casi todos presos políticos después en Bahía Blanca. Cuando era rector Remus Tetu se hizo una razzia contra docentes, no docentes y estudiantes, especialmente contra los alumnos de Humanidades, Sociología y Economía. Estaba terminando mi carrera, cursando las últimas materias cuando fui detenida y puesta a disposición del PEN, el Poder Ejecutivo de la Nación, durante tres años y tres meses, hasta diciembre de 1978. Estuve en las cárceles de Villa Floresta, Olmos, Devoto y los tres últimos meses en la U20, la cárcel dentro del Hospital Borda, donde un prolijo tratamiento con drogas psiquiátricas hizo borrar totalmente mi memoria. Así me dejaron en libertad, diciéndole a mi padre: “Su hija es irrecuperable, será un vegetal hasta el día de su muerte. Que Dios les de la Santa Resignación”. Gracias a haber encontrado la ayuda adecuada pude recuperar, poco a poco, la razón perdida. Y me fui a La Pampa, donde fui docente de escuelas primarias y secundarias en la pequeña localidad de 25 de Mayo y en el Terciario de Formación Docente de Catriel, Río Negro. Recién en 1997, pude terminar mi profesorado en la Universidad del Comahue, para cuando mis compañeras de promoción de la Universidad del Sur ya estaban por jubilarse. Luego comencé la maestría en Historia Latinoamericana de los siglos XIX y XX, la cual se interrumpió cuando la Universidad no podía pagar a los docentes, varios doctores en Historia. En ese tiempo de docente rural comencé a escribir narrativa, tarea que continué al jubilarme en el bello mar de Las Grutas, en Río Negro. Seguí escribiendo con la alegría de dar un legado en su educación a mis hijas: la mayor psicóloga y la menor, maestra y profesora de Historia, ambas egresadas también de la Universidad del Comahue.
1 comentario