(viene de la entrega anterior)
-¿Y? ¿Te parece que puede andar el tema de la educación con un 35% del presupuesto municipal, provincial, nacional?
-Ya te dije que lo único que me interesa es mi caballo.
¡Zampon!¡Zampon! venga y salude que usted es un caballo muy educado.
-Es que el asunto seria que por ejemplo la provincia se haga cargo de los sueldos con su 35% y los municipios de la infraestructura educativa. Un poco para evitar eso de las escuelas hechas sin conocer el sitio. La escuela de aquí enfrente tiene como entrada el baño, por ejemplo.
El que la diseñó ni vino por aquí a ver dónde estaba la ruta.
-Y, hay tantas de esas. Acordate lo que contaban el otro dia. La escuela del sur, frio y nieve hecha con los planos que tenían que ir a Chaco o Formosa, altísimas, mas que frescas, heladas.
-Y si, el tema de la transferencia educativa de nación a provincia y de esta al municipio, era mas o menos arréglense como puedan. Las provincias mas ricas, con regalías petroleras, por ejemplo, mejor, y las otras que se jodan. Tal vez se puede plantear que los municipios infraestructura, la provincia, los sueldos y una tercera parte del presupuesto en salarios docentes, es mucha guita. Y la nación, la repartija de su tercera parte. Mas guita a los que tienen menos.
-Comenzas a hablarme asi, a un nivel utópico que ya empieza a darme sueño.
Llega un momento en que solo escucho un murmullo. “Me gusta cuando callas porque estas como ausente”, decía Neruda. Tan poéticamente para pedirle a la mina que no lo cansara con tanto palabrerío.
Si la UNESCO que es bastante utópica, plantea un 25% para educación, como la OMS otro tanto para salud. ¿Vos pensas en un 35%?.
-Y bueno, un peso mas un peso menos, para la bola que me dan…
Anoche relampagueaba, iluminando la casa. Se había cortado la luz por el viento y nos pusimos en el patio recién regado a mirar el cielo. Ese milagro de los relámpagos que van alumbrando una parte y otra del paisaje.
-Asi van apareciendo recuerdos—pensé—como si un relámpago encendiera la luz de una parte olvidada del pasado. A otras regiones de la mente cae un rayo y la energía de esa zona es tanta que incendia todo.
-Mira esa nube—Dice July—Es el loco. No me digas que no.
–¡Loco, estas!—Los brazos abiertos en el desierto en medio de los relámpagos y rayos. Seguro que tiene los ojos llenos de lagrimas, mira el cielo y medita.
Si no fuera por el vivero, con tantos arboles de pino, que hace de pararrayos natural, me imagino puede caer un rayo o una centella, esas que dicen que corren y dejarlo allí tan flaquito y tan frágil en este campo todo iluminado por la luz.
Hizo todo el dia un calor sofocante. Ya comenzó el otoño, Raitrai hizo en la escuela un collage hermosísimo con hojas doradas del otoño.
Pero el calor es de un verano tardio, sofocante y pesado.
Estoy tirada en la tierra, acostada bajo el cipres, mientras las nenas jegan y comentan los tonos de las nubes rosadas sobre el cielo celeste. Otras son violetas sobre azul. Otras grises en fondo rojo.
El July meditando con los brazos abiertos ante los relámpagos y rayos.
Y yo aun me rio a carcajadas recordando un articulo de Garcia Marquez contndo un dia sofocante en Amsterdam.
Se lo comencé a leer el July, muerta de risa y a el ni una sonrisa.
-Pero comprendes lo que cuenta. Que en Holanda, como en Japon, todo esta automatizado. Con computadoras. Y que un dia de tanto calor, la computadora se vuelve loca y nada funciona. Ni los ascensores. Va suendo con las valijas, maletas lo llama el. A un 5° piso. Y en la habitación que le dan se encuentra a una pareja del mismo sexo. No sabe cual, haciendo el amor. Vuelve a bajar con las valijas por las escaleras y le dan otra y asi horas.
Y se encuentra al final con una y recuerda cuando en el Japon tenia hasta despertador automatico. Un trinar de pajaros. Pero resulta que los pajaros que cantan y cantan, no sabia como pararlos. Y se pasa toda la mañana en el hotel sin saber como hacer callarlos.
Yo me muero de risa pensando como debe haber odiado esos pajaros.
-Escucha a estos pajaritos—Comenta el July—Ahor vienen tres aquí.
Sigo sola releyendo a Garcia Marquez. Y la reflexión final es otra carcajada.
El tipo del hotel lo mira y le dice:
-Supongo que usted no escribirá sobre esto ¿No?
-No, por supuesto—le contesta. Hasta ese momento no se le había ocurrido.
Y me rio porque creo que a muchos les debe pasar lo mismo.
Ahora estoy viendo como hacer para que los únicos personajes seamos nosotros cuatro.
Joden los relámpagos, iluminan partes que uno no quisiera ver.
-Vamos adentro, a acostarnos con las luces apagadas a ver cine—Les digo a las nenas.
Y desde la cama, todo a oscuras, la radio apagada porque es infernal el ruido.
Tal vez de la tormenta eléctrica. El cine.
Hace catorce años del encierro en la U 20. La cárcel manicomio. La cárcel adentro del Borda.
Una vez quise ir a verla. Me meti en el Borda un dia después de ir a terapia al Moyano. Fue tan horribele esa imagen del hospital mugriento, con los nombres terriblemente haraposos, flaquísimos, ojos hundidos, con una especie de taparrabos algunos. Me veian y me estiraban la mano por cigarrillos. Me sentí en medio de los mendigos de la corte de los milagros.
Quasimodo y la gitana.
Rápido di la vuelta al sentir como me miraban.
Apenas entre y Sali.
Al que conoci mas fue el Moyano. Como iba a consultorio externo, al comienzo casi todos los días con mama. Después tres veces por semana, dos, creo que quede luego en un dia solo.
-Sabes que me contaron en el pueblo, que en el Moyano hay tres enfermeras para 1.400 enfermos.
-Lo que se es que las enfermeras que conoci, salvo honrosas excepciones, eran terribles.
Mas que enfermeras eran carceleras.
-¿Y que les podes pedir?¿vos sabes lo que es tener semejante responsabilidad?
Acaso podrían tres maestras atender 1.400 alumnos?,¿Y sabes lo que es atender a un loco? Mira que nosotras somos solamente dos. Imaginate 1.390 mas.
-Por eso te digo que hay dos trabajos, dos carreras donde surga la vocación de servicio: magisterio y enfermería. Es imprescindible apuntar a ellas. Pero tiene que ser la juventud sensible la que se vuelque. Niños y enfermos siempre habrá.
El July se va a trabajar con los ojos brillantísimos. Tiene tanta luz en la mirada que siento cuando estaba mas cerca del arpa que de la guitarra.
El lunes cuando volvi del trabajo estaba palido.
-Tengo que pasar a retirar las fotocopias de la huerta organica. Le pido.
-Apurate que estoy con una puntada aquí, en el hígado, que no doy mas.
Baje rápido y le digo:
-Vamos al hospital.
-¿A?
-Que se yo, hacerte un estudio, ver que es.
-Aquí esta el hígado. O el páncreas. Vamos a casa y mañana te digo. A lo mejor es el matambre que comimos todo el fin de semana. O cuando fuimos a apoyar a la huelga docente y de cuatrocientos maestros había solo veinte. ¿No ves que el pueblo esta en otra?
Esta en paz. Y le van quitando todo, le van sacando todo lo que es de el, su salud, su educación, su jubilación después de toda una vida de laburo y no hace nada. No esta dormido. Esta cansado, hatiado, escéptico. No cree en nada ni en nadie. Como yo. Ya no creo mas en el hombre. Solo en Dios. ¿Puedo creer en el hombre que primero me mata mis gallinas y después mata mi perro?
¿Cuántos perros me mato?¿Tres?
-Si, la Yany, después Mendieta y ahora Nahuel.
-Lo único que me queda es decirle ¿Qué mas queres matarme?¿Matarme a mi? Al único que no vas a matar es al loco. ¿Cuándo se te va acabar esa sed de sangre?
¿Cuándo?. Y se me hace tarde, pero lo único que quiero decirte es que para lograr la paz la tenes que tener aca, adentro. Yo escucho tus lecturas y siento que le falta la paz.
Esa paz que solo de Dios. Agradecerle a Dios todo y a cada instante.
Y se va en auto con la mirada tan luminosa, los ojos tan, pero tan brillantes que lo miro y recuerdo esa talla de San Francisco con esos ojos asi, brillantes. Y recuerdo esa, su mirada, cuando estuvo mas cerca del arpa que de la guitarra.
(continuará)
Columnista invitada
Lucía Isabel Briones Costa
“Mi pecado fue terrible: quise llenar de estrellas el corazón de los hombres” decía el poeta… Desde los lejanos años de estudiante del profesorado en Historia en la Universidad Nacional del Sur, dediqué mi vida a la educación. En los tiempos previos a la dictadura de 1976 enseñaba en una vieja aula de la Facultad de Agronomía el bachillerato de adultos, tarea compartida con los compañeros, casi todos presos políticos después en Bahía Blanca. Cuando era rector Remus Tetu se hizo una razzia contra docentes, no docentes y estudiantes, especialmente contra los alumnos de Humanidades, Sociología y Economía. Estaba terminando mi carrera, cursando las últimas materias cuando fui detenida y puesta a disposición del PEN, el Poder Ejecutivo de la Nación, durante tres años y tres meses, hasta diciembre de 1978. Estuve en las cárceles de Villa Floresta, Olmos, Devoto y los tres últimos meses en la U20, la cárcel dentro del Hospital Borda, donde un prolijo tratamiento con drogas psiquiátricas hizo borrar totalmente mi memoria. Así me dejaron en libertad, diciéndole a mi padre: “Su hija es irrecuperable, será un vegetal hasta el día de su muerte. Que Dios les de la Santa Resignación”. Gracias a haber encontrado la ayuda adecuada pude recuperar, poco a poco, la razón perdida. Y me fui a La Pampa, donde fui docente de escuelas primarias y secundarias en la pequeña localidad de 25 de Mayo y en el Terciario de Formación Docente de Catriel, Río Negro. Recién en 1997, pude terminar mi profesorado en la Universidad del Comahue, para cuando mis compañeras de promoción de la Universidad del Sur ya estaban por jubilarse. Luego comencé la maestría en Historia Latinoamericana de los siglos XIX y XX, la cual se interrumpió cuando la Universidad no podía pagar a los docentes, varios doctores en Historia. En ese tiempo de docente rural comencé a escribir narrativa, tarea que continué al jubilarme en el bello mar de Las Grutas, en Río Negro. Seguí escribiendo con la alegría de dar un legado en su educación a mis hijas: la mayor psicóloga y la menor, maestra y profesora de Historia, ambas egresadas también de la Universidad del Comahue.
(Cuadros de Emilia Bertolé)