¡Los apellidos son una porquería! Vea por qué…
Si usted tiene apellido italiano, le aconsejamos que no deje de leer su despectivo origen. Alguno de sus ancestros fue algo de esto:
Barbieri, Barberi, Barbera, Barbé, Barberis, Labarbera, Barberirini: son parte de los apellidos italianos mas frecuentes, el oficio de barbero en tiempos pasados se ejercía haciendo trabajos de sangrías y cirugía menor. El femenino Barbiera, equivalía a prostituta o mujer poco honesta. Barile, Barili (y su versión Barale… en fin…); Barrile, Barrili, Labarile, Bariletti, Barleta, Barillari, Barlaro, Barlatti, etc.: difundido en toda Italia. Se origina por el apodo barril y se le aplicaba a personas con notorio sobrepeso (no es mi caso… ejem…). Bassi, Basso, Bascio, De Bassis, Lobasso, Lobascio, Basseti, Bassoti: apodo devenido en apellido que se refiere a personas de notoria baja estatura.
Bertoni, Bertone: rufián, explotador de mujeres. Borgna, Bornia, Borgnino, Borgnolo: tuerto. Bosio, Boselli, Bosseti, Bosini, Bosotti, Bosero, Bosani, Bosé: originado en el germánico bos, aplicado con intención despectiva, refiriéndose a una persona hostíl, malvada o enemiga.
Botticelli: otro apelativo devenido en apellido referido a una persona de pequeña estatura y gorda (barrilito). Bregante: bandido Capelletti, Capelli, Capelini Capielo, Cappelari: apellido difundido en toda Italia y se refiere al oficio de fabricar sombreros. Capone: cabezón. Ciano: granuja, bribón. Cinquemani: cinco manos (amigo de lo ajeno). Cipolla: cebolla. Cipolletti: cebollón. Conti: condes. Covelli, Covello, Coviello, Covella, Covino,
Covone: hipocorístico meridional de Iacobo (Santiago, Jaime, Jacobo). En Nápoles, “coviello” (que sigue siendo un hipocorístico de Iacobo) es un sobrenombre despectivo y burlón, equivalente a “extraño, malicioso” o “cornudo”. Curcio, Cursi, Lo Cursio, Lo Curzio, Curcione: sobrenombre despectivo del sur, donde curcio y curciu es “vulva”. También puede considerárselo una deformación de curto (corto, de baja estatura). Curto, Curti, De curtis, Lo Curto: apellido meridional alusivo a personas de baja estatura.
Espósito, Spósito, Esposto, Esposti, Degli Esposti: típico del sur, ocupa el primer lugar entre los apellidos de Nápoles. La denominación surgió de la costumbre del padre (y mas frecuentemente de la madre) de abandonar a los recién nacidos y dejarlos “expuestos” en la calle, frente a una casa o una iglesia, que a su vez origina nuevos apelativos. Casadei, (casa de Dios o iglesia), Ignoti: (desconocido), Innocenti: (inocente), Proietto, Proietti: (arrojado), Trovato, Trovati: (encontrado).
Fassano, Fasano: el que hace cosas. Fumagalli: apellido lombardo, de evidentes connotaciones despectivas que describen a quien “esfuma los gallos”, es decir un ladrón de gallinas. Todas las variantes con Giam- (Juan): Giampaoletti, Giampietri. Gambarutta o Gambarotta: pierna rota. Gobbo, Gobbi: gorobado. Grassi, Grossi, Grazia, Di Grazia, Grazziani, Grazian: se origina del sobrenombre grasso, por gordo.
Guerzoni: sobrenombre ofensivo (cornudo). Guerzi, Guercio, Guercia, Guerzi, Sguerzi, Del guercio, Loguercio, Laguercia, Guercini, Ghersini, Ghersani: sobrenombre ofensivo, se refiere a la persona que le falta un ojo, o el bizco, sus variantes dependen de los dialectos. Guinclani, Cinclani, Ciclani: calificativo o sobrenombre burlón que se le aplicaba a una persona que hubiera perdido por lo menos uno de sus testículos.
Groppa, Gropi: sobrenombre satírico originado en el aspecto voluminoso de ciertas asentaderas (grupa) culón. Gutusso, Gotusso, Uttusu: procedente de un sobrenombre calabrés y siciliano (gotoso) alusivo a la enfermedad de la gota, y en sentido traslaticio, “intratable, melancólico, enojado”.
Lamónaca: la monja. Lamorte: la muerte. Langelotto: el angelote. Lavecchia: la vieja. Lepri, Lepre, Lépore, Lépori, Léveri, Légori, Leprati, Leprotti, Leproni, Leporini, Leporati, Levorini, Levrino, Levrini, Levoratti: se basa en sobrenombres burlones aplicados a personas que compartían con la liebre, la rapidez, el miedo, la timidez o la cobardía, según el caso.
Logiúdice: el juez. Lomónaco: el monje. Longobucco: agujero grande. Lopapa: el Papa. Lopilato: el Pilatos. Lopérfido: el traidor. Machiavelli, Machiavello: difundido en la Liguria, la Emilia y la Toscana, responde a un sobrenombre masculino irónico y polémico, latinizado ya en el siglo XII (Malclavelus) y en el siglo XIV (Malusclavus), “clavo malo o mal clavo”, referido a varones con sus funciones sexuales disminuidas o pequeños en el tamaño del falo.
Malagamba: mala pata. Malatesta: mala cabeza. Malfatti: mal hecho. Malvestito, Malvestiti: mal vestido. Mangione: comilón. Mangiacani: come perros. Mangialardo: come grasas. Mangialavore: come trabajos (se los quita a otros). Mangiaterra: come tierra (algún desposeído). Todas las versiones de Mastro- (Maestro): Mastr-ángelo, Mastrolorenzo, etc. Mezzamico: medio amigo.
Pavone, Pavoni, Pavón, Paone, Paonessa, Pavonesa: se origina en paone o pavone (pavo real) se aplicaba en todas sus formas a personas vanidosas. Pelagalli, Pelagalo, Pelacani, Pelagatti, Pellagata: apellido muy despectivo aplicado a gente vulgar, que roba esa clase de animales para alimentarse.
Pelosi, Peluso, Piluso, Pelosini, Pelóne, Pelón, Pelosin: difundido en toda Italia en sus variantes dialectales y aplicado a la persona de mucho vello. Petrosino, Petrosini, Petrosili, Pertosilini, Prezzolini: (perejil) se solía aplicar el sobrenombre a personas muy entrometidas. Pietrafaccia: cara de piedra.
Porcetto: chanchito. Quatrocchi: cuatro ojos. Quatropani: cuatro panes. Saccardi, Saccardo: el primero es un apellido de Toscana y el segundo de Venecia. El término se aplicaba a quien llevaba los sacos o las bolsas de víveres de ejército, quienes eran los mejor alimentados a costa de los demás. En el sentido ofensivo, se lo identificó como “aprovechado, ladrón”.
Scorza, Scorcia, Scordiello, Scorzelli, Scorziello, Scorsone, Scorzatti: alude a individuos dedicados a robar animales y despellejarlos para vender luego su carne o su cuero. Tafani, Tavani, Tavan: sobrenombre aplicado a personas muy molestas y fastidiosas, partiendo de tafano (tábano), un insecto de picadura dolorosa.
Tagliafico, Tagliafichi: sobrenombre injurioso aplicado a personas que robaban higos de los árboles de sus vecinos. Zappa, Zappi, Zappetti, Zapettini, Zapellini, Zappini: sobrenombre despectivo que se aplicaba a los campesinos que trabajaban con la zappa (azadón). En general aplicado a las personas incultas cuyo equivalente mas aproximado es “destripaterrones”.
Zochi, Zocco, Zocca, Zóccoli, Zoccone: difundido en Venecia y Emilia-Romagna, quiere decir “tronco de árbol” y se aplicaba a personas torpes de andar y entender. Zucchi, Zucco, Zucca, Zuccini, Zucchini, Zúcoli, Zuccolini, Zuccotti, Zucconi: aparece como apellido burlón sobre la base zucca (zapallo, melón) referido a personas de escasa inteligencia.
Para cerrar agregaremos estos: Pappo: buche, Testone: testarudo, Trogio, Troglio: tartamudo, Zannuto: dientudo, Pappalardo: goloso, hipócrita, Cane, Canello: perro, perrito, Cornichelli, Cornelli: cornudo.
Mejor, que le digan Carlitos… porque lo que son los apellidos…
Columnista invitado
Jorge Andrés Barale Álvarez
(Montevideo, 7 de octubre de 1956) Es un humorista, periodista, guionista y escritor uruguayo. Es hijo del dramaturgo uruguayo Washington Barale, quien por razones políticas debió emigrar con su familia desde su país natal a la Argentina en el año 1975. Comenzó su carrera de lingüista en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1976, egresando en 1983. Desde el año 1980 comenzó a publicar en diversos medios gráficos, entre los cuales se destaca El Porteño, con dirección de Gabriel Levinas (donde tuvo como compañeros a los periodistas Eduardo Aliverti y Jorge Lanata, entre otros) y en 1981 publicó su primera nota en la prestigiosa revista Humor, de Ediciones de la Urraca y dirigida por Andrés Cascioli. En esta revista escribió diversos guiones ilustrados por las plumas de Alfredo Grondona White, Tabaré, Maicas, Ceo y otros artistas. En el año 1989, junto a Aquiles Fabregat (Fabre) y Julio Parissi dirigió un suplemento de humor llamado BERP! para el matutino uruguayo La República, dirigido por Federico Fassano. En 1997 se hizo cargo de la revista SexHumor, bajo su dirección editorial. También se desempeñó como libretista del programa televisivo HiperHumor junto con Andrés Redondo, Julio Parissi y Eduardo D´Angelo. Fue fundador de varios emprendimientos y publicaciones de humor como Pingüinos (2004), HumorSA (2003) y otras. También creó y dio forma a la Agencia del Humor, única agencia de noticias de contenidos humorísticos conocida. Actualmente dirige publicaciones en De pe a Pa Editora y también es docente en Lengua y Literatura, Historia y Filosofía. Barale es partidario de un nuevo concepto educativo donde propone agregar dos elementos: el uso pedagógico del humor y la utilización del celular en clase como herramienta de aprendizaje. En la actividad docente ha desarrollado varios programas informáticos con la lengua castellana que aún no han sido probados en la actividad de la enseñanza, como Lector Doctor (un lector inteligente que interpreta textos automáticamente) y Corrector Juvenil (un programa para redactar textos desde cero).


