En un intento por aportar al debate cultural acerca de lo que se denomina “Lenguaje Inclusivo”, es que me dispuse a escribir estas palabras. Y como de palabras se trata, la primera distinción a trazar es la de que “existen” palabras cuya historia, o sea su etimología, nos hablan de que sus orígenes están inscriptos en contextos geo-culturales. O sea, que “nacieron” como “palabras masculinas” o “palabras femeninas”. Esto es… “la” Tierra, “el” Sol, “el” agua, “el” fuego, “el” aire, “ea” naturaleza, “la” galaxia… “la” vida.
Por ende, espero que no haya controversia cultural para cambiar los nombrados ejemplos por algo así como “el Tierra, “la” agua”, “la” aire o “el” vida.
Afortunadamente partimos del hecho de que las palabras pueden tener -por sí mismas-, un origen milenario en las que sus raíces remitan o estén inscriptas históricamente como “masculinas” o “femeninas”.
Dicho esto, el título de este escrito debería precisarse como “Hacia un lenguaje… ‘cotidiano’… des-generizado”. Es decir, no podemos desechar la construcción y el uso ancestral de una gran parte de las palabras que hoy usamos.
Entonces focalicemos en aquellas palabras que sí pueden ser dichas o escritas acompañadas de artículos “masculinos” y/o “femeninos”; “El” o “La”. (Entre paréntesis, en otro escrito hice un canto de alabanza al artículo neutro “Lo”. Ese bello e inclusivo artículo nos resuelve en gran parte, pero no en su totalidad, la cuestión de la construcción de una cultura cuyo uso cotidiano de la lengua no excluya a nadie).
En general no se presentan problemas cuando nos referimos a “objetos”. “La” piedra. “La” mesa. “El” vidrio. “El” tenedor.
Lo que viene a interpelar el llamado “Lenguaje Inclusivo”, es el uso de palabras que excluyen en su descripción/construcción del mundo a uno de los artículos, y con ello, a uno de los géneros humanes. Por ejemplo, el “hombre” llegó a la luna. O… Dios es padre, o sea, es “el” padre. Según estas expresiones, la hembra humana no llegó a la luna, Y el Dios Único del monoteísmo es “hombre”, varón. La “hembra” de la especie… ¡Afuera…! La mujer… queda excluida.
Por esto también es importante comenzar a dejar de utilizar el vocablo “hombre”, porque se co-responde con el femenino “hembra” y no con el de “mujer”. Con las costumbres de uso se entendieron como “complementarios”: “macho-hembra”, cuando en realidad sería “hembra-hombre”.
Lo que se propone entonces es usar como expresión complementaria “mujer”- “varón”, y dejar en desuso el vocablo “hombre”, que además, como ya vimos, se utilizó para “nombrar” incorrectamente a toda la especie. O sea, “hombre”… como generalizador o eenérico de la especie humana.
Sería constructivo comenzar a decir a diario: la “especie humana” logró llegar a la luna. O volver a las creencias enmarcadas en el politeísmo en donde se reconocía la “existencia” de diosas y dioses.
Quienes prefieran o crean en el monoteísmo, podrían decir “la divinidad” nos creó mujer y varón. Ambos, seres humanes por Igual. Diferentes… pero Iguales en tanto humanes.
Y aquí apareció “la astilla”… de “la costilla” del varón: apareció la amada u odiada “E”.
¿Por qué nombramos a la especie como “los” humanos?.. si “la” hembra humana es… “humana”? Un terrícola es “un” terrícola, pero una terrícola es “una” terrícola!…
El vocablo “humano” viene de “humus”, que significa tierra. “El” ser humano viene de la tierra. Les seres divines vienen del cielo. Pero en “la” especie humana nacen los especímenes machos y las especímenes hembras. Así desde “el inicio de los tiempos”.
Los machos y las hembras. ¿Entonces cómo englobar a los machos y las hembras de la especie humana…?
La expresión… “les seres humanes”… podría dar cuenta de “lo plural” que esta presente desde el origen de la especie. Es decir, aquí la “E”… nos da la oportunidad de resguardar lo que se denomina “economía del lenguaje”. Que, básicamente, se define como aquellas expresiones lingüísticas que nos permiten usar menos palabras para “decir” o expresar o describir un mismo hecho, o un mismo acontecimiento. “Lo que sucede”.
En este marco es que el uso de la letra “E” nos sirve en el lenguaje cotidiano para expresar el plural. En vez de tener que usar tantas palabras para incluir a los géneros tradicionales y a los no tradicionales… diciendo: los humanos, las humanas y las diversidades genéricas conformamos “la” especie humana, podríamos “economizar” palabras y tiempo y decir… la especie humana está conformada por les humanes. La “E” sólo da cuenta de “lo” plural, y por lo tanto, de “lo” Diverso… de nuestra especie.
Tampoco parece “asertivo”, el uso de la letra “X” en remplazo de la “E”, ni el símbolo de “arroba”, puesto que usando esas letras o símbolos, no es posible “leer” un texto sino sólo “suponer” lo que se quiere “decir”. Y mucho menos pronunciar fonéticamente las palabras que se intentaron expresar.
Para quienes odian el uso de la “E”… quizás expresarse con el artículo neutro, podría ser una opción: todo lo referido a la especie humana… podría expresarse como… “lo humano”. “Nada de lo humano me es ajeno”, expresión atribuida a Miguel De Unamuno pero que fue dicha por Terencio, Dramaturgo al que se reconocía como un exquisito en el uso oral y escrito del Latín, en la Roma del año 165 a. C. Es decir, hace por lo menos 2.200 años. El artículo neutro resulta de gran utilidad a la hora de ser precisos en el uso del lenguaje. Precisos e Inclusivos. O mejor dicho… precisos, justamente por no excluir a nadie en una descripción de los sucesos.
Narrar es describir “sucesos”. Describir, explicar, comunicar lo que “sucede”.
Pero las epistemologías “constructivistas” contemporáneas ya nos enseñaron que quien observa, describe, explica y comunica un “suceso”, construye -a veces en forma extra consciente- pero siempre en forma inevitable… “una” realidad, “una” versión, “una” visión, “un” recorte… de una totalidad de hechos y sucesos que nunca son accesibles como “el hecho en si”… como “una verdad absoluta y única”. Toda narración, toda descripción, toda explicación sobre el acontecer en el mundo… es una construcción inevitablemente subjetiva realizada por el observador/narrador.
Ahora bien, vamos a las palabras más usadas en la cotidianeidad en nuestra cultura.
Por ejemplo, “mañana tengo turno con “el” médico”. ¿Y si la profesional es mujer?… ¿cómo deberíamos decirle?…
Hoy está mayoritariamente aceptado decir… “voy a mi Médica”.
Pero en el Congreso de la Nación Argentina, en la última década se ha librado toda una “batalla”… sobre si llamar presidenta o presidente a quienes presiden las cámaras de senadores y diputados. Hay dos posturas: sea un varón o una mujer quien logre presidir la cámara, lo que corresponde es decir presidente. Nombrando “el” presidente si es varón, y “la” presidente, si es mujer. Perooo… ¿qué fundamento tiene esta postura?
Si incluso lo correcto es preguntar… ¿quien ejerce “la” presidencia de la cámara o de la nación?. O sea, “La” presidencia esta pre-definida como “femenina” aunque la ejerza un varón.
¿Por qué, si o si, sostener que hay que nombrarla con la palabra presidente… con un tácito artículo “masculino”… si quien ejerce “la” presidencia es mujer?… ¿Por qué…?
¿Será por usos y costumbres de las épocas en las que las mujeres no podían participar en política e incluso… ni siquiera votar?
¿Y por qué no ocurre lo mismo con las señoritas maestras…? ¿y por qué si hay un uno por ciento de varones en la docencia de nivel primario… a ellos… sí se los puede y debe llamar Maestros…?
¿Distinta vara… para el Poder Legislativo y para el maravilloso oficio profesión de enseñar a leer y escribir a nuestros niños y niñas en las escuelas?
Sí se puede y sí se debe decir maestra si es mujer. ¿Pero no se debe decir Sra. Diputada o Sra. Presidenta de la Cámara o Presidenta de la Nación si quien ejerce el cargo es mujer?…
¿Que hay detrás de esta doble vara cultural…?
Esta diferencia en que se funda la doble vara por géneros, según sea la actividad, oficio o profesión es lo que denominamos “estigmas”. Hay roles sociales estigmatizados. Hay roles o funciones “marcados” para “la” mujer y otros para “los varones”. Filósofos y economistas clásicos hablan de estos roles estigmatizados entre varones y mujeres como la primera y fundamental división formal del trabajo en las sociedades pre-modernas. Otros autores, se remiten hasta las épocas primitivas de “la pre-historia” para justificar y naturalizar las tareas “dentro de casa” para la mujer… de las tareas “fuera de casa” para los varones.
En cualquier caso, a lo largo de toda la historia desde que “bajamos de los árboles” existió durante todo el proceso de transformación de las sociedades humanas, esta “naturalización” de roles, funciones, oficios y lugares en los rituales religiosos. En términos de la modernidad, incluso estaban pre-determinados los derechos civiles diferenciados para mujeres y varones. Recién muchos años después de fundadas “las repúblicas”… las mujeres consiguieron la igualdad con el varón en cuanto a su derecho a sufragar…
Así las cosas, durante siglos estos “estigmas” delimitaron funciones, oficios y derechos para ambos géneros tradicionales. Estas reflexiones son necesarias para fundamentar en términos sociológicos el por qué se “encasilla” a las mujeres en algunos roles sociales y se las excluye de otros roles sociales, religiosos, deportivos o políticos.
Esto hizo, claramente por la impronta propia de la cultura patriarcal, y el pre-dominio estructural del varón sobre la mujer que esto implicó; que La Lengua y el Lenguaje cotidiano de nuestras culturas de la modernidad, se “moldearan” a los Usos y “las buenas costumbres” que los varones de la Real Academia Española definieran como correctas o incorrectas. Es Lógico, las instituciones van evolucionando con el uso del lenguaje que las sociedades van imponiendo en el tiempo. Claro que, también es sabido, que “el tiempo” que les lleva a las instituciones aceptar el cambio de “Lo instituido”, es mucho “más lento” que el tiempo “veloz” de las épocas “revolucionarias”… y su impulso por parir lo nuevo… “Lo instituyente”.
Y aquí llegamos a lo que hoy se denomina “Lenguaje inclusivo”. Y a lo que creo debemos comenzar a construir… que sería el proceso de “Des-Generizar nuestro hablar y escribir cotidianos”. Y cómo podría hacerse tal cosa?…
Bueno… desde ya que es un proceso complejo que llevaría años… pero entiendo que debería centrarse en un eje conceptual “medular”.
Ese eje conceptual medular sería que tendamos a englobar a todes les seres humanes de nuestra “EspecieAutoconciente”, con el vocablo “personas”. Cada función, oficio, profesión o deporte que realice no será nombrado en función del género de ese espécimen. Sino que se definirá y nombrará exclusivamente por lo que esa “Persona” realice. Por lo que haga. Por “sus acciones”, sin ser referido a su sexo-género.
Así como en los últimos años se está intentando instalar la idea “de que se evite hacer referencia a las diversas formas y características generales de los cuerpos de las personas”, del mismo modo… la propuesta de hoy sería… no hacer referencia nunca al sexo-género de las personas de las que hablemos al pronunciarnos sobre cualquier asunto.
Esto es, podríamos por ejemplo decir, mañana tengo consulta odontológica en el hospital. Sin que importe en lo más mínimo si quien realice esa práctica sea mujer o varón. Los vocablos Odontólogo, Odontóloga, Ingeniero, Ingeniera, Médico, Médica… caerían en des-uso en nuestra lengua cotidiana.
Nos referiríamos siempre a “personas que hacen algo”. “Las personas que cocinan en este Restó Bar son extraordinarias. Todo lo que cocinan es exquisito.”
“El Equipo que construyó nuestra casa es extremadamente prolijo y eficiente”.
“Las personas que atienden en la tienda nueva de ropa son fantásticas”.
“El personal nuevo de la carnicería de la esquina es muy atento y respetuoso”.
“Las personas de la Cátedra de Bromatología son de excelencia”.
Y cuando esto se complique, o se quiera “personificar”, se podrá decir… “El” nuevo” Rector… o “La” nueva “Rectora”… decidió dar asueto el jueves. Puesto que nos estamos refiriendo específicamente a “una” persona singular en particular.
Esto último no significa que volvamos al principio del problema del “lenguaje inclusivo”. Cuando haya que englobar a “rectores” y “rectoras”, tendremos que renunciar a la “economía del lenguaje”… y expresarnos explayándonos con la frase “Las Rectoras y Los Rectores de las Universidades Nacionales decidieron…”. Todo es cuestión de que podamos como personas, dejar de PensarActuarDecir… “Todo” en “Blanco o Negro”. Quizás alcance con que “Aceptemos” que “Las otras” (Personas), Hablen y Escriban como quieran y puedan. Así como en cada región se habla con “Tonadas” diferentes. O incluso, que podamos comprender cabalmente por qué tantas y tantos compatriotas, escriben con errores ortográficos. A elles, sí se les puede “enseñar” con amor y respeto la “correcta ortografía”; lo que es y sería un horror humano es “prohibirles” hablar y escribir como pueden hacerlo. Como alguien les enseñó o les dejó de enseñar cómo es eso “del Buen Hablar y del Bien Escribir”.
El meollo del asunto… es vivir y dejar vivir. Y nada más. Qué Dijo después de muchos años la Real Academia Española acerca “del Haya Y del Aiga”…?… Finalmente dictaminó: Pueden usarse indistintamente ambos vocablos. Punto.
O sea, el asunto sería que cada “Persona” respete como pueden, logran, o incluso “Quieren” expresarse las “otras” Personas. Y es imprescindible agregar aquí: Las Personas que comparten un “TerritorioPatriaNación” debemos respetar también por Deber Cívico entre pares Compatriotas, como “otra persona” quiere ser “Nombrada”, “Denominada”, “Distinguida”, “Reconocida”. Sobre todo esto último es de Vital y Fundamental importancia: “Ser Reconocida”… como Ella (La Persona)… quiere ser Re-conocida.
O sea… si algún día, la mayoría vota a una mujer para ocupar La Presidencia de la Nación, y esa mujer solicita ser Nombrada como “La” “Presidente”, pues solo habrá que respetar su preferencia y decisión. Y punto. Parece ser que solo se podría tratar de evitar fundamentalismos totalitarios en donde “unos” y “otras” quieran imponer a “Todas Las Personas”… “SU” forma de pensar, sentir, decir y votar. Y una vez más, podríamos tomar la “jurisprudencia”… del “caso” “Haya y Aiga”, sobre el cual dictaminó la Real Academia Española. Ambas formas de expresarnos y comunicarnos, son legítimas y “No-Excluyentes”.
Solo se trata de renunciar para siempre, a esa imposible noción del “Pensamiento Único”… o eso de que “La única verdad es ‘la realidad’. Cual Realidad… La Suya o la mía?…
Para bien o para mal, para “unas” y “otros”… Solo hay Diversidad en “Todo Universo”. Esto es, todo Universo es Diverso. Todo “lo vivo”, es Unidad-En-La-Diversidad. El “UnitasMultiplex” del que habló el epistemólogo Edgar Morín.
En palabras del Maestro Paulo Freire… cada cual puede y tiene derecho a pronunciar el mundo como “Lo sienta”. Y para no citar solo maestros de la América Latina, mencionemos al Maestro Noam Chomsky, quien pocos años antes de morir dijo en una entrevista acerca del Lenguaje Inclusivo: “Solo se trata de reconocer y respetar ‘la sensibilidad’ de cada persona”.
Lo que sí significa lo dicho en los últimos párrafos, es que la transformación del Lenguaje que co-construyamos todas las personas que habitamos esta Nación, sólo será posible con aptitudes y actitudes de “flexibilidades” mentales y Cívicas; y con empáticas posiciones de civismo que nos permitan respetar a todas “las personas” con las que compartimos una Lengua Ancestral y que nos otorga gran parte de nuestra identidad individual, nacional y regional. Pero a la vez, es fundamental comprender y aceptar que las “Lenguas vivas”… están vivas – y por lo tanto- se encuentran permanentemente en procesos de construcción, deconstrucción y reconstrucción. Todo el tiempo… por los siglos de los siglos.
Mientras que esto ocurra, Nuestra Bella y Maravillosa Lengua Viva… seguirá buscando los caminos que la lleven a ser la herramienta para sentirnos, pensarnos y acompañarnos como… “Personas”… contemporáneas de esta partecita de tiempo que nos toca vivir… en el Macro-Eco-Bio-Sistema de la “Eterna” historia de “lo humano”. Siempre en el Meta-Contexto de todo “Lo vivo”, en un Uni-Multi-Verso… aún en expansión.
Columnista invitado
Javier Vaquér
Licenciado en Psicología, Universidad del Aconcagua, 1992. Psicólogo especializado en Atención Primaria en Salud Mental. Psicólogo Comunitario formado en Enfoque de Redes. Miembro del Movimiento Nacional hacia un Sistema Integral de Salud, filial Mendoza. Psicólogo Asesor en Salud Mental Comunitaria, en la Coordinadora de Entidades Intermedias del Barrio La Gloria, presidida por el ‘Cura’ Jorge Contreras. Ex asesor del Dr. Roberto Chediack, concejal socialista de Godoy Cruz. Director de Redacción de la Revista ‘Construyendo Redes Sociales Solidarias’, editada y diseñada por el escritor y poeta Luis Villalba. Ex Director del C.A.P.S. Nro. 30, Centro de Salud cabecera de Godoy Cruz. Ex Director de Cultura de la Municipalidad de Godoy Cruz. Autor de decenas de artículos de opinión sobre Salud Mental, Cultura de la Inclusión y análisis políticos de orden provincial, nacional e internacional, publicados en diarios y revistas de Mendoza desde 1995 a la fecha.


